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domingo, 22 de junio de 2025

¡Qué nadie se llame a engaños!

 

¡Qué nadie se llame a engaños!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En su columna de El Tiempo del 19 de junio, Alfredo Rangel puso el dedo en la llaga, diciendo lo que muchos pensamos: el atentado contra Miguel Uribe es un ataque contra el Centro Democrático, más específicamente, contra su aspiración de llegar al poder en 2026 y poner en ejecución su proyecto político que incluye, como estrategia fundamental, la lucha frontal contra el crimen organizado que controla todas las etapas del narcotráfico y otras economías ilegales, lucha abandonada por Santos en su claudicación ante las Farc.

El área cultivada de coca y la producción potencial de cocaína han crecido de forma exponencial mientras que las incautaciones, como fracción de la producción potencial, declinan aceleradamente. El aérea cultivada se multiplicó por 6, pasando de 50 mil hectáreas, hacia 2013, a más de 300 mil en 2024. La producción potencial de cocaína se multiplicó 8,5 veces, al pasar de 312 toneladas a 2652, en ese mismo lapso; finalmente, los decomisos cayeron de 40% de la producción potencial a poco más de 25%. Las bandas criminales (Clan del Golfo, ELN, Disidencias Farc, Segunda Marquetalia, Comandos de Frontera, Herederos AUC/EPL, etc.) que controlan el narcotráfico y otras economías ilegales, aunque eventualmente se asesinan entre ellas, están adelantando sus negocios en completa libertad y tienen presencia en 455 de los 1.103 municipios del País, una extensión equivalente por lo menos a 35% del territorio nacional.  En este contexto se produce el atentado contra Miguel Uribe.

Por acción y omisión la situación de la criminalidad desbordada con amplio control territorial es creación del gobierno del Pacto Histórico razón por la cual lo que más pueden desear las bandas es la continuación en el poder de Petro o sus secuaces: “bolívares”, “pizarras” o “royes”.  Por otra parte, ni los “gavirias”, ni los “fajardos”, ni las “claudias”, ni los “danieles”, ni ningún otro de los integrantes de la variopinta franja política que afirma no ser ni de izquierda ni derecha sino todo lo contrario representa mayor amenaza contra la actividad del crimen organizado. Todos ellos, en medio de sus imperceptibles diferencias, comparten la teoría de las “causas objetivas” de la criminalidad que condujo al estado claudicante con la delincuencia implantado por Santos y llevado a su máxima expresión por Petro.

Por doctrina y por historia, el Centro Democrático es la única amenaza cierta para las actividades de las bandas criminales. Estamos en una situación semejante a la de 2002 cuando las Farc, entonces franquicia predominante en el mundo criminal, trataron de impedir con 14 atentados la elección de Álvaro Uribe como presidente de los colombianos.

Hoy la principal amenaza contra la democracia colombiana, específicamente, contra la realización de elecciones libres en 2026, la constituyen el accionar de las bandas criminales, dispuestas a cualquier cosa por preservar sus negocios, y la incapacidad del gobierno Petro de garantizar la seguridad de los partidos y candidatos decididos a combatirlas desde el poder. Todo lo demás – reformas, asambleas, consultas, etc. – es parafernalia distractora.

¡Qué nadie se llame a engaños!

LGVA

Junio de 2025.

 

martes, 17 de junio de 2025

Miguel

 

Miguel

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Siempre he tenido una especie de fascinación proustiana por nombres de lugares y personas muchos de los cuales, en razón de su sonoridad o de otras circunstancias tan diversas como arbitrarias, se presentan en mi mente con potentes cargas semánticas que trascienden su significado corriente. Miguel es uno de ellos.

En la escuela Carlos Franco de Belén Vicuña tuve un compañero que estaba siempre alegre y sonriente, excelente estudiante y, sobre todo, sorprendente jugador de futbol que con sus pies descalzos pateaba con fuerza y determinación un trajinado baloncillo en una cancha polvorienta y llena de guijarros que herían despiadadamente los pies de cualquiera que no fuese Miguel Sanchez.

Por ello, fortaleza, determinación y serena alegría eran los atributos que para mí se escondían en el nombre “Miguel” y que esperaba encontrar en cualquiera que lo portara. Miguel Uribe Turbay no me decepcionó: los tenía en abundancia, además de la inteligencia en la mente y la bondad en el corazón. Todo ello le auguraba grandes éxitos en la política que siguiendo la tradición familiar había elegido como su actividad vital.



Ha pasado ya más de una semana del atentado que tiene a Miguel debatiéndose entre la vida y la muerte. Sabemos que fue ejecutado por un despiadado sicario que obró con frialdad absoluta valiéndose de una pistola Glock semiautomática de 9 milímetros. No se trató pues de un muchacho atolondrado que disparó un trabuco casero alentado por el discurso de odio de Petro. Fue un intento de asesinato en regla rigurosamente planeado y ejecutado con toda precisión apuntando a la cabeza desde cortísima distancia. Hay toda una estructura criminal tras ese atentado y la única pregunta que debe ocuparse de resolver la Fiscalía y el Gobierno Nacional es saber quién está al mando de esa estructura, quién dio la orden de asesinar a Miguel, ¿quién fue?

Cualquiera sea el resultado de las investigaciones tendientes a establecer la responsabilidad penal, es clara la responsabilidad política que le cabe Petro por su permanente incitación a la violencia contra la oposición en general y contra Miguel en particular. A Miguel le enrostró los supuestos crímenes cometidos por su abuelo Julio Cesar Turbay Ayala.

El odio de Petro contra Turbay Ayala es claramente comprensible como quiera que éste le infringió al M -19 contundentes derrotas al punto de que al final de su mandato tenía bajo rejas a toda su cúpula directiva. Desgraciadamente, a Turbay Ayala lo sucedió Belisario Betancur que los sacó de la cárcel recibiendo como pago por su buenismo la sangrienta toma del Palacio de Justicia de cuyas consecuencias aún no se repone el País.

El Centro Democrático debe sobreponerse al dolor y reafirmar su compromiso con la defensa de la democracia, la libertad y sus valores fundacionales. No es momento de retroceder, sino de reorganizarse, escuchar a la ciudadanía y reanudar con determinación su lucha contra el régimen de Petro. La responsabilidad histórica del partido exige unidad, claridad de propósito y, sobre todo, la valentía que mostrara siempre Miguel. 

LGVA

Junio de 2025.