Costos
económicos y sociales de la deficiente prestación de los servicios de agua
potable y saneamiento en ciudades emergentes
El
caso de Tegucigalpa[1]
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Docente Universidad EAFIT
I.
Introducción
El propósito de esta
conferencia es compartir algunas reflexiones sobre la problemática de la
prestación de los servicios de agua potable y saneamiento en ciudades
emergentes. Inicialmente, se insiste en el hecho, no por sabido menos
importante de resaltar, de que vivimos en un mundo predominantemente urbano.
Posteriormente se presentan los indicadores de prosperidad de las ciudades
desarrollado por UNHABITAT, con referencia al caso de Tegucigalpa. Más
adelante, se resumen los resultados de un estudio de estimación de costos
económicos de la deficiente prestación de los servicios de agua y saneamiento
en Tegucigalpa, realizado por Luz María Gonzalez hace 3 años. Se termina con un
par de conclusiones.
II.
Un
mundo urbano
Vivimos en un mundo
predominantemente y crecientemente urbano. Ya en 2008, la tasa de urbanización
mundial llegó al 50% y se espera que para 2030 alcance el 60%. El fenómeno de
la urbanización es particularmente acentuado en los países en desarrollo donde
se estima que más del 90% del crecimiento poblacional está teniendo lugar en
las ciudades. Algunos países de América Latina – como Argentina (93), Chile
(90), Brasil (85), México (79) y Colombia (76) – han alcanzado tasas de
urbanización similares a las del mundo desarrollado. Para el conjunto de la
región a América Latina y el Caribe, la tasa de urbanización habría ya superado
el 80% en 2012.
Gráfica
1
Todos los países
centroamericanos, con excepción de Belice, ya superaron el umbral de 50%.
Honduras está en 53%, según cifras del Banco Mundial
Gráfica
2
La definición
estadística de la tasa de urbanización varía de un país a otro, pero
típicamente se define como el porcentaje de la población que habita en
localidades con 25.000 o más habitantes. Dentro del conjunto de población
urbana es preciso definir un subconjunto correspondiente a la población que
habita en las grandes aglomeraciones urbanas, que la UNHABITAT define como
aquellas que en 2009 tenían una población igual o superior a los 750.000
habitantes. De éstas habría en el mundo cerca de 600 que albergan 1.600
millones de personas. Finalmente, dentro de este subconjunto de las
aglomeraciones urbanas hay otro, el conformado por las ciudades o
aglomeraciones emergentes, que en su mayor parte están en los países en
desarrollo y cuyo proceso de urbanización se intensifica desde mediados del
siglo XX. En esta última categoría está Tegucigalpa y las demás capitales
centroamericanas, con excepción de Belmopán. Nótese que Tegucigalpa en 10 años
dobló su población. A futuro, la tasa de crecimiento poblacional se reduce,
pero es aún bastante elevada, según las estimaciones de UNHABITAT.
Tabla
1
Lo expuesto indica de
forma ostensible que el bienestar económico de los países está estrechamente
vinculado con la prosperidad de sus ciudades.
III.
La
prosperidad de las ciudades: ¿en dónde está Tegucigalpa?
En su último reporte
sobre el estado de las ciudades del mundo, UNHABITAT desarrolla un nuevo
indicador para medir la prosperidad de las ciudades. Se denomina Índice de
Prosperidad de la Ciudades (IPC), en el cual se agregan cinco indicadores
correspondientes a otras tantas dimensiones de la prosperidad.
Prosperidad significa éxito,
riqueza, bienestar, en fin, oportunidades. Una ciudad próspera es productiva lo
cual significa que contribuye al crecimiento económico generando oportunidades
de empleo e ingreso para sus habitantes. En segundo lugar, una ciudad próspera
cuenta con la infraestructura adecuada de los servicios públicos – acueducto,
alcantarillado, vías, energía, comunicaciones, etc. – necesaria para el
bienestar de la población y el desarrollo de las actividades económicas. En
tercer lugar, una ciudad próspera cuenta con la infraestructura y los medios
para proveer a sus habitantes con los servicios de seguridad, salud, educación,
recreación, etc. Finalmente, no podría considerarse como próspera una ciudad
aquejada por la pobreza y la desigualdad y cuyo desarrollo no sea
ambientalmente sostenible. Naturalmente todas estas dimensiones están
relacionadas entre ellas y con la política pública y la acción de los gobiernos
local y nacional. Esta articulación se expresa en lo que UNHABITAT denomina la
rueda de la prosperidad urbana.
Gráfica
3
Se tienen pues cinco dimensiones de prosperidad con
su respectivos índices, a saber:
·
Índice
de Productividad (IP). La productividad es la capacidad de
la ciudad de generar empleo e ingreso para sus pobladores y de posibilitar
innovaciones y transformaciones económicas. Se mide por el total de bienes y
servicios producidos por los habitantes de la ciudad en período de tiempo dado.
No es otra cosa que el valor agregado de la contabilidad social.
·
Índice
de Infraestructura. (II). En este se combinan dos índices; el
de la dotación de infraestructura colectiva propiamente dicha y el de dotación
de viviendas apropiadas.
·
Índice
de Calidad de Vida. (ICV). Está compuesto por tres
dimensiones: educación, salud y espacio público.
·
Índice
de Equidad e Inclusión. (IEI). Incluye las medidas
habituales de desigualdad en ingreso y consumo (coeficiente de GINI) y medidas
de acceso a los servicios sociales y a la infraestructura colectiva.
·
Índice
de Sostenibilidad Ambiental. (ISA). Comprende la calidad
del aire, las emisiones contaminantes y la contaminación interior en las
edificaciones.
Por construcción, cada
uno de estos índices tiene un valor entre cero y uno. A partir de ellos, se
calculas dos índices compuestos de prosperidad: el IPC 5, que es el promedio
aritmético simple de todos ellos, y el IPC 4, del cual se excluye en índice de
equidad.
De acuerdo con el valor
de IPC, cuya cercanía a la unidad indica mayor prosperidad, se forman las
siguientes categorías:
·
Ciudades
con muy sólidos factores de prosperidad. Son las que
tienen un IPC igual o superior a 0,9. En este grupo clasifican ciudades como
Viena, Estocolmo, París, Toronto, Nueva York, etc.
·
Ciudades
con sólidos factores de prosperidad – Categoría 1. Tienen
un IPC entre 0,800 y 0,899. Aquí están Moscú, Atenas, Shanghai y dos
latinoamericanas: México y Sao Paulo.
·
Ciudades
con sólidos factores de prosperidad – Categoría 2. Con
un IPC entre 0,700 y 0,799. El Cairo, Manila y Pekín son algunas de las que
hacen parte de este grupo.
·
Ciudades
con factores de prosperidad moderados. Son ciudades con IPC
entre 0,6 y 0,699. En este grupo está Tegucigalpa al lado de Ciudad de
Guatemala, Nairobi y Nueva Delhi.
·
Ciudades
con factores de prosperidad débiles. Tienen un IPC entre 0,5
y 0,599. Aquí están Dakar, Accra, Lagos y La Paz.
·
Ciudades
con factores de prosperidad muy débiles. Son las que
tienen un IPC inferior a 0,5. Monrovia, Niamey y Bamako están en esta
categoría.
Es su reporte de 2012,
UNHABITAT estimó el índice de prosperidad de 68 ciudades, entre las cuales está
Tegucigalpa, que ocupa el lugar 44 con un IPC 4 de 0,694 y un IPC 5 de 0,652. Se
sitúa, como ya se indicó, en la categoría de ciudades con factores de
prosperidad moderados. En la gráfica 4 se visualiza la situación de Tegucigalpa
con relación a la ciudad mejor calificada, Viena, y a la peor, Monrovia.
Gráfica
4
Además de Tegucigalpa,
el estudio de UNHABITAT incluyó otras 4 ciudades de América Latina: Sao Paulo,
México DF, Ciudad de Guatemala y La Paz. La Tabla 2 y la Gráfica 5 muestran los
índices de este grupo.
Tabla
2
Gráfica
5
IV.
El
costo de la carencias
Naturalmente está por
fuera del alcance de esta conferencia analizar el valor alcanzado por los
diferentes índices en el caso de Tegucigalpa. Se considera exclusivamente el
índice de infraestructura y dentro de éste lo que tiene que ver con los
servicios de agua y saneamiento. El estado de estos servicios en la Ciudad es
bien conocido. Por esa razón se pasa directamente a considerar el costo
económico y social de unos niveles de servicio insuficientes en cobertura y
calidad.
La literatura sobre el
tema es bastante extensa. En general todos los estudios coinciden en señalar
impactos sobre la salud (morbilidad y mortalidad infantil, desnutrición,
enfermedades hídricas, etc.); la educación (inasistencia por enfermedades o por
tiempo dedicado al acarreo de agua, bajo desempeño escolar por enfermedad,
etc.); y la discriminación de género (las tasas de deserción e inasistencia
escolar suelen ser mayores en las niñas que en los niños). Todos estos impactos
disminuyen la esperanza de vida, limitan la acumulación de capital humano por
parte de las familias más pobres y reducen las posibilidades de mejorar su
productividad laboral en el futuro. Se perpetúa de esta forma el círculo
vicioso de la pobreza.
Ahora bien, estos
impactos son más fáciles de señalar que de medir. La dificultad estriba en que
buena parte de los costos las deficiencias en los servicios no tienen una
expresión directa en el mercado. Entre los métodos de estimación más empleados
están el de los costos evitados, el de los precios hedónicos y el de valoración
contingente o disposición a pagar.
El método de los costos
evitados es usual en la evaluación económica de proyectos. Así por ejemplo, un
proyecto de inversión que amplíe la cobertura de agua potable debe reducir la
incidencia de enfermedades de origen hídrico evitando a las familias y al
sistema de salud los gastos de su tratamiento. Otro costo evitado es el de los
días de trabajo y estudio perdidos por enfermedad. Finalmente, las familias
beneficiadas se evitarían los costos de formas alternativas de proveerse de
agua: acarreo, almacenamiento, agua embotellada, etc.
El método de los
precios hedónicos se basa en la idea según la cual un el precio de un bien –
típicamente un vivienda o un inmueble de cualquier naturaleza – del conjunto de
atributos que determinan su capacidad para satisfacer las necesidades humanas.
Así, el precio de una vivienda dependerá del área total y construida, de los
materiales, de su localización, de las conexiones de servicios públicos
domiciliarios, etc. Dos viviendas que sean semejantes en todos los atributos,
con la excepción de que una de ellas cuenta con conexiones de agua potable y
alcantarillado, tendrán diferentes precios de mercado. La diferencia de precios
es el precio hedónico de esas conexiones.
Finalmente el método de
la valoración contingente o de disposición a pagar se basa en la estimación del
valor que el consumidor atribuye a un bien o servicio del cual carece – o del
que dispone en cantidad o calidad insuficiente – enfrentado a la situación
hipotética de disponer de él. Se basa en el supuesto de que el consumidor
racional sólo está dispuesto a pagar una suma equivalente al valor que atribuye
al consumo o uso del bien o servicio en cuestión. Las estimaciones de esa
disposición a pagar se hacen aplicando encuestas a grupos de consumidores
seleccionados.
Utilizando estas metodologías, Luz María Gonzalez,
consultora colombiana, estimó hace algunos años el costo económico de la
deficiente prestación de los servicios de agua potable y saneamiento en
Tegucigalpa.
Para estimar los costos de la prestación deficiente
del servicio de agua potable consideró dos aspectos: los impactos para la salud
y el costo de racionamiento. En el primer caso empleó la metodología de la valoración
contingente usando los resultados de las encuestas realizadas en 2005 por ESA
Consultores Internacionales, ajustándolos a precios de 2010. Para estimar el
costo de racionamiento recurrió al método de los costos evitados, estimado el
costo unitario (Lempiras/m3) que asumen los habitantes de la ciudad para suplir
con formas alternativas (acarreo, almacenamiento, pozos, agua embotellada,
etc.) el suministro insuficiente de la red pública. Estimó el racionamiento
como la diferencia entre la cantidad que se demandaría en el caso de un
servicio suficiente y la que se demanda en las condiciones del servicio actual.
En caso del servicio de alcantarillado empleó el método de los precios
hedónicos y para el tratamiento de aguas residuales la disponibilidad a pagar. Para
el servicio de aseo empleó el costo de recolección y transporte y lo aplicó a
la población no servida. En disposición final empleó la disposición a pagar.
Los resultados se resumen en la Tabla 3.
Tabla 3
V.
Observaciones
finales.
Los resultados del
estudio de UNHABITAT son muy importantes y conviene profundizar en ellos. Sería
conveniente revisar a fondo la metodología empleada y reestimar los índices. En
todo caso, independientemente de los valores que tengan los índices, la
conceptualización de la prosperidad y de la articulación de las variables que
la determinan es un instrumento especialmente poderoso para la formulación de
las políticas públicas y la definición de prioridades. El estudio de Gonzalez
continúa teniendo gran validez y deberían dedicarse algún esfuerzo a su
actualización. Personalmente creo que los costos económicos están subestimados,
especialmente en lo referente a los impactos sobre la salud y la educación. A
fin de cuentas, hoy y siempre, la riqueza no es otra cosa que el producto del
trabajo y las carencias en salud y educación minan de forma duradera la
productividad de la población más pobre imponiendo límites su capacidad de
generar ingresos.
Bibliografía.
Ducci, Jorge. (2007) “Acceso
al agua potable, saneamiento y pobreza” Foro
social de Sao Paulo 2009. www.corporacionesescenarios.org
Ferro, Logares, Roitman
(2009). “Water, health and social cost/benefit analysis” MPRA Paper No 16618.
Gonzalez, Luz María
(2011). Análisis económico y financiero de la situación actual de los servicios
públicos en Tegucigalpa. Consultoría para el Banco Mundial.
Hutton y Haller (2004).
“Evaluation of the cost an benefits of wáter and sanitation improvements at the
global level” OMS, Ginebra.
UN-HABITAT. (2012).
State of the world´s cities report
2012/2013.
LGVA
Tegucigalpa, Octubre de
2014.
[1] Texto de la
conferencia dictada en la celebración del Día del AGUA. Tegucigalpa, octubre de
2014.