EPM: rumbo a la crisis financiera
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Desde un principio estuve convencido de que Quintero
Calle le haría gran daño a EPM, pero confiaba en que la solidez de la Empresa y
las capacidades de sus profesionales y directivos le permitirían superar esta desastrosa
alcaldía y salir, aunque algo lesionada, indemne, en lo fundamental. Hoy creo
haber subestimado la capacidad destructiva de Quintero Calle, su gerente de
pacotilla y sus ignaros directivos, obsedidos por los contratos, y la
impasibilidad cómplice de la Junta Directiva.
Hidroituango no entrará oportunamente en operación
comercial y AFINIA marcha rumbo al fracaso por cuenta de las arbitrarias y
caprichosas – y tal vez dolosas – intervenciones de Quintero Calle. Por el
fracaso con Hidroituango, EPM tendrá que pagar US$ 180 por garantías y dejará
de recibir pagos de confiabilidad por US$ 500 millones en 20 años.
Si Quintero consigue que Petro Urrego le tuerza el
brazo a la GREG y logra que se amplie el plazo, la reputación comercial de EPM
quedará por el suelo, la seriedad de la institucionalidad del sector eléctrico
profundamente lesionada y Medellín y EPM convertidas en rehenes del gobierno
nacional, mientras dure su mandato o el de alguno de sus compinches.
La situación de AFINIA no puede ser más grave: está
incumpliendo con las metas de calidad y pérdidas a las que está obligada con la
CREG, su gerente Lastra Fuscaldo está acusado de corrupción por el alcalde de
Cartagena quien anuncia un boicot y, como si fuera poco, Quintero Calle está
denunciado en la Fiscalía por haber supuestamente vendido la gerencia a un
“inversionista experto en contratación”.
Todos esos desastres empiezan a gravitar sobre la
situación financiera de EPM ya profundamente debilitada por el ordeño
inclemente al que la ha sometido la alcaldía con la extracción de excedentes.
Otro factor de debilitamiento financiero de EPM proviene
del prepago del crédito BID por US$ 450 millones, exigido por la Entidad ante
el desbarajuste causado por el alcalde con su desatinada demanda contra los
contratistas de Hidroituango, para lo cual la Empresa tuvo que realizar una
desinversión en títulos de renta fija en dólares. Al tipo de cambio de hoy, ese
prepago le dejó a la Empresa un hueco de liquidez de $ 2.250.000 millones.
En fin, a todo esto, siguen los menores ingresos que
recibirá la Empresa por cuenta de la reducción de tarifas en aplicación del
llamado “Pacto de Justicia Tarifaria”, estimados en $ 340.000 millones en un
año.
Así las cosas, el hueco de liquidez provocado por las
absurdas decisiones de Quintero Calle, avaladas por su servil junta directiva,
supera los 5.2 billones de pesos, considerando solo los excedentes
extraordinarios y dos años de pérdida de cargo de confiabilidad.
EL huequito equivale nada más ni nada menos que al 28%
de la deuda financiera de EPM: es difícil imaginar peor momento que el actual
para recurrir al mercado financiero para llenarlo.
Los bonos son la principal fuente de financiación de
EPM, 71%. Actualmente, con la crisis provocada por el gobierno de Petro Urrego,
los bonos de la Nación se están negociando en el mercado secundario con 15% de
descuento sobre su valor a la par. Salir en esas condiciones a colocar bonos de
EPM sería una locura financiera.
Lo expuesto pone en evidencia, una vez más, la
fragilidad de los arreglos institucionales en torno a EPM, que permiten que el
patrimonio de la Ciudad pueda quedar en las manos irresponsables de un personaje como
Quintero Calle.
¡Qué Dios perdone a quienes votaron por él y también a
los miembros de la Junta Directiva que están incumpliendo sus deberes
fiduciarios y sus responsabilidades con la ciudadanía!
LGVA
Octubre de 2022.