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martes, 28 de octubre de 2025

Austeridad expansiva

 

Austeridad expansiva

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

El editorial de La República del 25/10/25 comienza así: “Colombia es un país donde muy pocos pagan un puñado de impuestos…”. Más adelante se refiere a: “…el raquítico sistema tributario…”

Esas afirmaciones son falsas:

En Colombia todo mundo paga impuestos, pues, excepción hecha de unos cuantos ítems de la canasta familiar, todo está gravado con el IVA y es imposible encontrar a alguien que no compre nada. Esto sin mencionar el problema de la real incidencia del impuesto que está determinada por el poder de mercado de algunos agentes económicos que les permite trasladar su carga tributaria a sus demandantes o a sus proveedores. Finalmente, los gravámenes sobre los combustibles y la energía, insumos de todos los bienes y servicios, inciden en todo el sistema de precios.

La carga tributaria total se acerca ya al 32% del PIB: 19% de impuestos nacionales, 6% de impuestos territoriales, 3% parafiscales de nómina, 0,8% parafiscales de servicios públicos y transferencias del sector eléctrico, aportes patronales a la seguridad social por 2,5% y regalías minero energéticas 1%.

Esto está lejos de ser una carga tributaria “raquítica” para un país con un PIB per cápita de US$ 7.000 anuales y que para eliminar la pobreza extrema y reducir sustancialmente la desigualdad necesita crecer al 5% anual durante muchos años.

Ese crecimiento solo es posible de forma sostenida si el País alcanza un coeficiente de ahorro de 30% para lo cual es preciso impulsar la inversión con una drástica reducción de la carga tributaria a las empresas.

La tributación no puede ser vista exclusivamente como el medio de conseguir dinero para financiar el siempre creciente gasto del gobierno, sin considerar las condiciones económicas generales y sus efectos sobre la conducta de las personas.   En la concepción prevaleciente en Colombia, que llamaré colbertiana, la imposición se considera exclusivamente como el medio de encontrar dinero para financiar el gasto del gobierno, siempre creciente – ley de Wagner. Se parte de un gasto por financiar definido por inercia – tanto para burocracia, tanto para gasto social, etc. – y el problema es cómo obtener esa suma provocando el menor descontento. O como decía Colbert, cómo desplumar el ganso provocando el menor número de alaridos.

La otra concepción, completamente olvidada, parte, en primer lugar, del tipo de sociedad que se quiere y, en segundo lugar, de las condiciones económicas totales prevalecientes y deseadas. Aquí la imposición deja de estar regida exclusivamente por las consideraciones financieras del estado y tiene en cuenta sus efectos la conducta de las personas y las empresas, es decir, los incentivos al ahorro, a la acumulación, al trabajo.



Por eso, contrariamente la vulgata social-keynesiana dominante en la academia y en consultoría económica colombiana, se trata de estimular la economía no incrementando el gasto público sino reduciéndolo para dejar dinero en las tesorerías de las empresas y los bolsillos del consumidor para impulsar la demanda de inversión y el consumo privado. Austeridad expansiva es la base de la estrategia de crecimiento de largo plazo de la MEGA 2040 de María Fernanda Cabal.

LGVA

Octubre 2025

sábado, 25 de octubre de 2025

La máquina deseante del Palacio de Nariño

 

La máquina deseante del Palacio de Nariño

(Para Farley Macias, Concejal de Medellín)

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

“Le désir n’est pas asocial, il est au contraire le moteur de la production sociale. Mais il ne coïncide pas avec la loi ni avec le pouvoir : il s’en distingue radicalement. C’est pourquoi le pouvoir a toujours intérêt à réprimer le désir, à le canaliser, à le faire passer par les formes de la représentation”.
— Gilles Deleuze & Félix Guattari, L’Anti-Œdipe: Capitalisme et schizophrénie (1972)

 

La entrevista que Daniel Coronel le hizo al presidente Petro —y el análisis de la misma compartido con Julio Sánchez Cristo— dejaron al desnudo algo más que las tensiones de un gobierno fracasado. Lo que vimos fue el retrato de un hombre atravesado por flujos de deseo y de obsesiones sin límite, una especie de máquina política que respira, arde y se contradice al mismo tiempo. En el lenguaje de Deleuze y Guattari, Petro es una máquina deseante: una fuerza que produce sin sentido y caos sin detenerse y que se pierde en el laberinto de su propio discurso. Evocación del presidente Schreber, el más célebre de los sicóticos, cuyas memorias fascinaron a Freud, Lacan, Canetti, Deleuze y Guattari.

El presidente no quería hablar, es decir, no quería hablar conmigo – comenta Coronel - quería hablar consigo mismo, quería escucharse fascinado por su propio flujo de conciencia, una especie de Molly Bloom. Encantamiento de la inteligencia por el lenguaje o esquizofrenia, definió Wittgenstein 

En El Anti-Edipo, Deleuze y Guattari escribieron que el deseo no es una pulsión privada sino el verdadero motor de la producción social. El deseo, dicen, fabrica historia, revoluciones, sueños colectivos. Pero también advierten que el poder —cualquier poder— tiende a reprimirlo, a canalizarlo en formas de representación: partidos, instituciones, rituales, discursos. Esa tensión se siente cada vez que el presidente habla. Petro no gobierna desde el cálculo sino desde la intensidad; no administra el deseo, lo invoca. Y en ese gesto busca mantener encendida la supuesta energía social que lo llevó al Palacio de Nariño.

Sin embargo, el deseo que no se organiza termina devorando su propio impulso. Lo que comenzó como un proyecto de liberación, siente Petro, corre el riesgo de volverse aparato, burocracia y corrupción. Deleuze y Guattari llamaron a esa figura el líder paranoico: el gran jefe que quiere organizarlo todo a su alrededor, que convierte el flujo del deseo en la unidad de su propio nombre.

Su narrativa se alimenta de la sospecha y del combate: los medios lo tergiversan, las élites lo bloquean, la historia lo persigue. En ese universo, toda crítica parece conspiración y toda diferencia se lee como traición. No se trata de locura —ni mucho menos— sino de un modo particular de existencia política: la del líder que se siente simultáneamente víctima y centro del mundo.

Petro encarna así la tensión deleuzoguattariana entre el deseo y el poder. Es un presidente que intenta liberar los supuestos flujos del cambio, pero siente que el Estado, con su maquinaria lenta y normativa, los reprime. En ese forcejeo el deseo se convierte en discurso y el discurso en delirio.

Quizás por eso, más que juzgarlo en el registro moral, habría que leer a Petro en el registro sicótico: como un ser político atravesado por obsesiones y errores convertidos en su mente en dogmas inalterables. Petro cree que su discurso ilumina cuando en realidad es una llama que, dada la magnitud del poder presidencial en Colombia y el apasionamiento de sus partidarios, armados y desarmados, amenaza con incendiarlo todo a su alrededor.

Los 24.883.200 segundos que queda de su mandato durarán una eternidad y cada uno de ellos entraña inmenso riesgo.

¡Que Dios nos ampare!

 LGVA

Octubre de 2025




 

jueves, 23 de octubre de 2025

Schumpeter y los premios nobel de economía de 2025

 

Schumpeter y los premios nobel de economía de 2025

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Con los premios de 2025 otorgados a los economistas Philippe Aghion y Peter Howitt y al historiador económico Joel Mokyr, la Real Academia de Ciencias Sueca vuelca la atención de la profesión sobre los determinantes del desarrollo económico y, de contera, sobre la grande y un tanto olvidada contribución de Joseph Alois Schumpeter al más importante tema de estudio de la economía, en realidad la razón de ser de la misma desde Adam Smith.



Basta con recordar el título completo de la obra fundacional de la disciplina – Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones - para percatarse de que el propósito de Adam Smith era exponer lo que hoy llamaríamos una teoría del desarrollo; teoría esa en el marco de la cual la división del trabajo o la especialización aparece como el principal determinante del crecimiento económico.

También la obra de David Ricardo – Principios de economía política y tributación --puede leerse como una teoría del crecimiento en la cual el principal determinante de este es la tasa de ganancia. Toda la investigación sobre la distribución está orientada a establecer el impacto de las variaciones de la renta del suelo y el salario real sobre la tasa de ganancia y, a fortiori, sobre la acumulación de capital y el crecimiento.

Cuando aparece, en 1911, de la Teoría del desenvolvimiento económico de Schumpeter, la teoría del crecimiento económico está prácticamente en el mismo estado en el que la dejaron Smith y Ricardo. El aporte de Schumpeter en esa obra es enorme y disruptivo pues supone la incorporación de un nuevo agente económico, el empresario, de una nueva función, la innovación, y de una nueva clase de ingreso, el beneficio empresarial.    

Quizás por haber sido publicada en alemán - Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung - por un economista joven - 28 años a la sazón - y más bien desconocido, el impacto de la obra en la comunidad de los economistas ha debido ser marginal.  Luego vino la Primera Guerra Mundial y la obra cayó en el olvido. La segunda edición en alemán es de 1926 y la primera edición en inglés se publica en 1934 bajo un título que revela por sí mismo la magnitud de su ambición teórica:  The Theory of Economic Development. An Inquiry Into Profits, Capital, Credit, Interest, and the Business Cycle.



Para Schumpeter la Teoría del desenvolvimiento contenía su contribución fundamental al análisis económico. En el prefacio a la primera edición española escribió:

“Como este libro vio la primera luz en 1911 he hecho todo lo que ha estado a mi alcance para desarrollar, comprobar e ilustrar históricamente y con estadísticas las ideas que en él se exponen. Pero la estructura fundamental de mi análisis y mi visión general del proceso económico no han cambiado desde entonces y encuentran en este libro su más clara expresión” [1]

Toda esa investigación histórica y estadística aparece compilada en su monumental obra Business Cycles de 1939[2], en la cual Schumpeter presenta su teoría de casi treinta años atrás en un lenguaje renovado, pero sin modificar su esencia[3].

El keynesianismo en la versión de la Síntesis Neoclásica dominó casi por completo la investigación y la docencia económicas durante casi cuatro décadas, dejando en la sombra importantes contribuciones analíticas, incluida la teoría del desarrollo de Schumpeter que a lo sumo merecía una nota de pie de página en los libros de macroeconomía.

Con su artículo de 1990 titulado “A model of growth through cretive destruction[4] , Philippe Aghion y Peter Howitt sacaron la contribución de Schumpeter del limbo en el que había caído, sintetizando su extraordinaria complejidad conceptual en un sencillo modelo que permite, no obstante, llegar a conclusiones acordes con las intuiciones de Schumpeter.

Se trata de un modelo de dos factores de producción, tierra y trabajo, y dos bienes: uno de consumo final y uno intermedio. El bien de consumo se produce con tierra y el bien intermedio y este se produce con solo trabajo. La innovación consiste en la introducción de un nuevo insumo que permite producir el bien de consumo de una forma más eficiente que antes.  

“El modelo encarna así la idea de Schumpeter de «destrucción creativa». Cada innovación es un acto de creación destinado a capturar rentas monopolísticas. Pero también desmonta las rentas monopolísticas que motivaron la creación anterior”[5].

El estilizado modelo Aghion y Howitt llega a resultado similares a los presentados por Schumpeter en Theory of Economic Development y Business Cycles, a saber:

·         El crecimiento económico es de naturaleza cíclica y se explica por innovaciones tecnológicas de naturaleza endógena.  

·         Las innovaciones son impulsadas por empresarios que buscan y obtienen rentas monopólicas temporales al tiempo que hacen obsoletas tecnologías anteriores destruyendo las rentas que generaban.

·         La generalización de las innovaciones se realiza por procesos de imitación que dan lugar a inversiones excesivas que llevan a la fase de contracción del ciclo.

 En su obra The Lever of Riches: Technological Creativity and Economic Progress (1990) el otro laureado, Joel Mokyr, profundiza en el estudio histórico de lo que llama el crecimiento schumpeteriano, es decir, el crecimiento basado en el cambio técnico, más que en la acumulación de capital, crecimiento ricardiano, o la especialización, crecimiento smithiano.

Mas recientemente, en su obra  A Culture of Growth: The Origins of the Modern Economy (2016), Mokyr se enfoca en la historia económica, intelectual, científica para explicar por qué ciertas sociedades entraron en patrones de crecimiento sostenido mientras otras se estancaron. Indica:

“Las naciones y sus economías crecen, en gran medida, porque aumentan su conocimiento colectivo sobre la naturaleza y su entorno, y porque son capaces de dirigir ese conocimiento hacia fines productivos. Sin embargo, dicho conocimiento no surge de manera espontánea. Aunque la mayoría de las sociedades que han existido lograron generar cierto progreso tecnológico, este consistió por lo general en avances puntuales y limitados, con consecuencias restringidas, que pronto se estabilizaron y cuyo crecimiento se desvaneció. Solo en un caso dicho proceso de acumulación de conocimiento se volvió sostenido y autopropulsado...”[6]

En síntesis, la palanca de la riqueza es la innovación y esta es el producto de las nuevas ideas y estas no surgen por accidente: se necesita una sociedad abierta al cambio, un sistema educativo que tolere el fracaso y premie la curiosidad y una cultura que valore el conocimiento, la experimentación y el cuestionamiento del saber heredado.

LGVA

Octubre de 2025.

 



[1] Schumpeter, J.A. (1911,1967Teoría del desenvolvimiento económico. Fondo de Cultura Económica. México, 1967. Página 8.

 

[2] Schumpeter, J.A. (1939, 1964). Business Cycles. McGraw-Hill Co. New York, 1964.

 

[3] Una presentación de la teoría del desarrollo de Schumpeter se encuentra en un artículo de este mismo blog   https://luisguillermovelezalvarez.blogspot.com/2015/04/schumpeter-y-la-teoria-del-desarrollo.html

 

[4] Aghion, Philippe y Howitt, Peter (1990) “A model of growth through cretive destruction”. NATIONAL BUREAU OF ECONOMIC RESEARCH Working Paper No. 3223. January 1990.

 

[5] Ídem, página 12.  

miércoles, 8 de octubre de 2025

¡Cuidemos a las Generalas!

 

¡Cuidemos a las Generalas!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las generalas es el apelativo cariñoso usado por el señor expresidente Uribe para referirse a las senadoras Paola Holguín, Paloma Valencia y María Fernando Cabal, quizás para exaltar el coraje, inteligencia y lealtad con las que han sostenido, en los momentos más difíciles, las banderas fundacionales del Centro Democrático.



Las reiteradas estigmatizaciones del presidente Gustavo Petro contra la oposición, en particular contra voces firmes del uribismo como María Fernanda, Paola y Paloma, generan un ambiente de hostilidad que trasciende el debate político. En un país donde la violencia política ha dejado huellas profundas, el discurso incendiario desde la Casa de Nariño no es inocuo. Miguel Uribe Turbay fue su víctima.  Hay que cuidar a las generalas que enfrentan la amenaza proveniente de las mismas fuerzas criminales que asesinaron a Miguel.

En medio del desconcierto ideológico y la falta de norte estratégico que aqueja al Centro Democrático, es necesario volver la mirada a las tres mujeres que han brillado en la tarea legislativa y han sido coherentes, firmes y lúcidas en la defensa de nuestras ideas. Ellas no necesitan importar discursos ajenos ni moderar sus convicciones para agradar al consenso tibio de los opinadores radiales capitalinos. Han construido su liderazgo a pulso, con pensamiento propio, experiencia en el Congreso y conexión con las bases. Representan lo mejor de una generación de mujeres que no llegaron al liderazgo por cuota, sino por mérito.

Fiel a su ilustre prosapia, Paloma presenta un pensamiento conservador moderno, bien articulado y con contenido social, que no socialista, y aporta claridad a un debate público intoxicado por el populismo y la desinformación. “No se puede hacer política sin ideas – ha dicho - y no se puede defender la democracia sin convicción moral.”

La columna semanal de El Colombiano de Paola es una cátedra de inteligencia política, compromiso apasionado y conocimiento pericial de los temas abordados, defendiendo con lucidez el modelo de libertad económica responsable promovido por el expresidente Uribe. “El uribismo no es una moda ni una marca electoral. Es una doctrina basada en el amor a Colombia y la defensa de la libertad”, ha dicho. 

Y María Fernanda Cabal, probablemente la figura más incómoda para la izquierda, ha logrado algo que pocos logran: convertir el pensamiento de derecha en un discurso con arraigo popular. Habla claro, sin miedo y sin complejos. Y en un país donde tantos políticos viven pendientes de la aprobación del círculo social de Bogotá, se ha atrevido a decir lo que muchos saben y pocos se atreven a expresar: “La propiedad privada es sagrada porque es el fruto del trabajo y del esfuerzo. Sin empresarios no hay empleo, sin empleo no hay dignidad, y sin dignidad no hay libertad.”

Sin embargo, mientras estas tres Generalas dan la batalla ideológica y parlamentaria, parte del partido parece distraída buscando "mesías" externos. La moda de importar candidaturas ajenas al corazón doctrinario del uribismo no solo es peligrosa, sino injusta. Tenemos líderes formadas, preparadas y con una hoja de vida limpia. ¿Por qué buscar afuera?

Octubre de 2025

LGVA