¡Cuidemos
a las Generalas!
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Las generalas es el apelativo cariñoso
usado por el señor expresidente Uribe para referirse a las senadoras Paola
Holguín, Paloma Valencia y María Fernando Cabal, quizás para exaltar el coraje,
inteligencia y lealtad con las que han sostenido, en los momentos más
difíciles, las banderas fundacionales del Centro Democrático.
Las reiteradas
estigmatizaciones del presidente Gustavo Petro contra la oposición, en particular
contra voces firmes del uribismo como María Fernanda, Paola y Paloma, generan
un ambiente de hostilidad que trasciende el debate político. En un país donde
la violencia política ha dejado huellas profundas, el discurso incendiario
desde la Casa de Nariño no es inocuo. Miguel Uribe Turbay fue su víctima. Hay que cuidar a las generalas que enfrentan
la amenaza proveniente de las mismas fuerzas criminales que asesinaron a Miguel.
En medio del desconcierto
ideológico y la falta de norte estratégico que aqueja al Centro Democrático, es
necesario volver la mirada a las tres mujeres que han brillado en la tarea
legislativa y han sido coherentes, firmes y lúcidas en la defensa de nuestras ideas.
Ellas no necesitan importar discursos ajenos ni moderar sus convicciones para
agradar al consenso tibio de los opinadores radiales capitalinos. Han
construido su liderazgo a pulso, con pensamiento propio, experiencia en el
Congreso y conexión con las bases. Representan lo mejor de una generación de
mujeres que no llegaron al liderazgo por cuota, sino por mérito.
Fiel a su ilustre prosapia, Paloma
presenta un pensamiento conservador moderno, bien articulado y con contenido
social, que no socialista, y aporta claridad a un debate público intoxicado por
el populismo y la desinformación. “No se puede hacer política sin ideas – ha
dicho - y no se puede defender la democracia sin convicción moral.”
La columna semanal de El
Colombiano de Paola es una cátedra de inteligencia política, compromiso
apasionado y conocimiento pericial de los temas abordados, defendiendo con
lucidez el modelo de libertad económica responsable promovido por el
expresidente Uribe. “El uribismo no es una moda ni una marca electoral. Es
una doctrina basada en el amor a Colombia y la defensa de la libertad”, ha dicho.
Y María Fernanda Cabal,
probablemente la figura más incómoda para la izquierda, ha logrado algo que
pocos logran: convertir el pensamiento de derecha en un discurso con arraigo popular.
Habla claro, sin miedo y sin complejos. Y en un país donde tantos políticos
viven pendientes de la aprobación del círculo social de Bogotá, se ha atrevido
a decir lo que muchos saben y pocos se atreven a expresar: “La
propiedad privada es sagrada porque es el fruto del trabajo y del esfuerzo. Sin
empresarios no hay empleo, sin empleo no hay dignidad, y sin dignidad no hay
libertad.”
Sin embargo, mientras estas
tres Generalas dan la batalla ideológica y parlamentaria, parte del partido
parece distraída buscando "mesías" externos. La moda de importar
candidaturas ajenas al corazón doctrinario del uribismo no solo es peligrosa,
sino injusta. Tenemos líderes formadas, preparadas y con una hoja de vida
limpia. ¿Por qué buscar afuera?
Octubre de 2025
LGVA