Economía
y política para Fajardo en una lección
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
“Fajardo
es una persona que aprecio mucho, es amigo mío. Pero creo que no se puede
gobernar sin ideología. Uno puede ser alcalde sin ideología, pero no puede ser presidente
sin saber qué tipo de sociedad quiere”
(Atribuido a Carlos
Gaviria en un trino de Gustavo Petro)
Leí el libro “El poder de la
decencia” de Sergio Fajardo. Por el título, no esperaba encontrar una profusión
ideas de gobierno o planteamientos programáticos. Y no me decepcionó. El
programa es el candidato mismo: un hombre decente. Y eso está bien. La decencia
es una condición necesaria para aspirar a la presidencia, pero evidentemente no es suficiente. Si lo fuera, podríamos
ahorrarnos las elecciones y sortear la primera magistratura entre los millones
de colombianos que como Fajardo son decentes.
Una candidatura presidencial
es como una mesa: para que sea sólida debe tener cuatro patas: un candidato con
buena imagen, un programa atractivo, una maquinaria política eficiente y
dinero, mucho dinero. La imagen de Fajardo es excelente: todo mundo lo conoce y
son pocos los que lo ven desfavorablemente. La maquinaria y el dinero irán
llegando poco a poco y en una eventual segunda vuelta seguramente habrá
tentadoras ofertas que pondrán a prueba la decencia. El asunto de esta nota es
el programa.
La Ola Verde fue derrotada
porque “no tenía una propuesta programática para el país”, admite Fajardo en su
libro. Lección aprendida: “lo central de una coalición es el acuerdo sobre la
propuesta”, anota más adelante. Hasta aquí todo está bien. Fajardo parece creer
que basta con ponerse de acuerdo en combatir desde el gobierno aquellos males
sociales que todo mundo detesta o dice detestar: la pobreza, la desigualdad, la
corrupción, la ignorancia, etc. Y que este acuerdo puede hacerse al margen de
toda discusión sobre la izquierda o la derecha, eje anacrónico, según él, para
entender la política actual.
Los países del mundo pueden
clasificarse, como lo hacen anualmente el Instituto Fraser y la Fundación Heritage, según el grado
de libertad económica que garantizan sus políticas e instituciones. Los elementos
fundamentales de esa libertad económica son la libertad de elegir, el
intercambio voluntario, la libertad de entrar a los mercados y competir y la
seguridad para las personas y sus propiedades.
Los países con más libertad
económica tienen mejor desempeño económico y mayor bienestar que los países menos
libres. Su producto por habitante es más elevado, tienen menos pobres, son
menos desiguales y es mayor la esperanza de vida de sus habitantes. Adicionalmente, en los países con más libertad
económica son mayores las libertades políticas y civiles, mayor la igualdad de
género y sus habitantes se sienten más felices que los de aquellos países que
carecen de libertad. Los datos que
sustentan esas afirmaciones pueden consultarse en la publicación “Economic
Freedom of the World 2017 Annual Report” del Instituto Fraser en esta
dirección: https://www.fraserinstitute.org/studies/economic-freedom.
Países con libertad
económica, que suelen ser más ricos, los hay de todos los tamaños, de todas las
razas, con abundantes recursos naturales o carentes de ellos. Países con poca o
sin libertad económica, que suelen ser más pobres, también los hay grandes y
chicos, de todas las razas y diversamente dotados de recursos naturales. El
diferente desempeño de unos y otros parece explicarse fundamentalmente por
ciertas características institucionales.
Mientras mayor es el tamaño
del gobierno – gasto, impuestos, empresas gubernamentales – menor es la
libertad económica. Un sistema legal que proteja a las personas y a sus
propiedades legítimas es un rasgo de los países con más libertad económica y mayores
libertades civiles. También se caracterizan los países libres por tener una
moneda de valor estable, mayor libertad de comercio internacional y pocas
regulaciones que limiten la libertad de contratar, intercambiar, conceder
créditos, elegir el trabajo que cada cual quiera y conducir los negocios
libremente.
En el escalafón de libertad
económica del Instituto Fraser, Colombia ocupa el puesto 112, entre 159 países,
resultado de un puesto 94 en tamaño del gobierno, 132 en sistema legal y protección de la propiedad,
103 en estabilidad monetaria, 92 en
libertad comercial y 77 en regulación de la actividad económica. En el índice
de la Fundación Heritage, nos va mejor, allí Colombia está en el lugar 37, entre
186 países, en el grupo de los moderadamente libres. http://www.heritage.org/index/
Los partidos y movimientos
que se reclaman de izquierda gustan de gobiernos grandes; donde quiera que han
tomado el poder han impuesto severos límites a la propiedad privada, cuando no
la han eliminado completamente; han recurrido a la inflación para expropiar a
todo mundo; ponen toda suerte de obstáculos al libre comercio internacional e
imponen numerosas regulaciones a la actividad económica.
En América Latina los
partidos que se reclaman de izquierda se han agrupado en el llamado Foro de Sao
Paulo. Por Colombia están Marcha Patriótica, Movimiento Progresista, Partido
Alianza Verde, Polo Democrático Alternativo, Partido Comunista Colombiano,
Movimiento Presentes por el Socialismo y la Unión Patriótica. http://forodesaopaulo.org/partidos/
¿Cuál es el proyecto político
de los partidos y movimientos del Foro de Sao Paulo? Fajardo y sus asesores de
campaña harían bien en ilustrarse al respecto leyendo la “Memoria del XXII Encuentro
del Foro de São Paulo” celebrado en San Salvador en junio de 2016. (http://forodesaopaulo.org/memoria-del-xxii-encuentro-del-foro-de-sao-paulo-san-salvador-el-salvador-2016/.).
Allí se encuentran, entre muchas otras, las
siguientes perlas:
“El capitalismo, como sistema social, es un
fracaso (…) el capitalismo asiste a la exposición de sus miserias. La concentración
de la riqueza es inocultable (…) El capitalismo necesita pobres, cada día más
pobres”. Se afirma contra toda evidencia.
Y se concluye: “Ante tamaño fracaso del capitalismo,
solo puede reafirmar y acrecentar nuestra fe en una victoria más temprana que
tarde. (…) El futuro se nos presenta lleno de buenos augurios, de esperanzas y
de fuerzas para emprender la tarea de sacar al capitalismo de nuestras vidas”
Sacar el capitalismo de
nuestras vidas y sustituirlo por el socialismo del siglo XXI este es el proyecto
del Foro de Sao Paulo y de los aliados actuales de Fajardo, la Alianza Verde y
el Polo Democrático Alternativo, y de los otros cinco miembros colombianos del
Foro que seguramente buscarán entrar en
esa gran alianza más pronto que tarde.
Tiene razón Gustavo Petro
cuando le recuerda a Fajardo las palabras de Carlos Gaviria: para ser
presidente hay que saber qué tipo de sociedad se quiere. Hay que escoger entre mayor
libertad económica, lo que quiere decir mercados libres y propiedad privada,
capitalismo puro y duro, o “sacar el capitalismo de nuestras vidas” como
quieren los partidos del Foro de Sao Paulo. O dicho de otra forma: hay que
escoger entre parecernos a Hong Kong, derecha, o parecernos a Venezuela,
izquierda. Puede que a Fajardo le parezca anacrónico el eje izquierda-derecha, pero sus aliados actuales y
los que le llegarán pronto no piensan lo mismo.
Siempre le queda a Fajardo
la posibilidad de refugiarse en la repetida “boutade” de Tony Blair: tanto
mercado como sea posible, tanto estado como sea necesario. El problema es que el
Reino Unido siempre ha ocupado, desde Margaret Thatcher, uno de los diez
primeros lugares en los escalafones de la libertad económica.
LGVA
Diciembre de 2017.