Las encrucijadas del Centro Democrático
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
El Centro Democrático es el único partido de oposición
que ha entendido cabalmente y desde hace mucho tiempo el carácter existencial de
la lucha política contra el proyecto totalitario del Foro de Sao Paulo empeñado
en destruir el sistema de libertad económica y democracia política afincado en
el orden y el estado de derecho.
El atentado que tiene entre la vida y la muerte a
Miguel Uribe y la persecución judicial contra el presidente Álvaro Uribe han
convertido, lo que debieran ser meras decisiones de mecánica electoral, en
encrucijadas existenciales para el Partido. Tres son las que debe encarar sin
dilación:
1. Seleccionar su candidato presidencial.
2. Decidir si ese candidato va hasta primera vuelta o
participa en una consulta pluripartidista.
3. Decidir si va a las elecciones de Congreso con listas
cerradas o abiertas.
Hay que asumir con realismo que después de superar su
estado actual, Miguel Uribe no estará en condiciones de ponerse al frente de
una durísima campaña electoral. Su principal preocupación, la de su familia y
la de todos sus amigos debe ser la recuperación plena de su salud.
Los resultados de las encuestas, la presencia en redes
y la aceptación entre la militancia sugieren que la candidatura del CD muy
seguramente se habría definido entre Miguel y María Fernanda. Los demás
precandidatos – Paloma, Paola y Andrés -
deben aceptar ese hecho y declinar sus aspiraciones pues continuar con
un proceso de selección de cualquier naturaleza solo produce incertidumbre,
desesperanza y desgaste entre los militantes y simpatizantes del Partido.
Investida Maria Fernanda con la candidatura, debe
definirse, en un lapso no mayor de dos meses y dependiendo de la dinámica de
las preferencias políticas, si el partido hasta primera vuelta o, lo que creo
es más conveniente, participa en una consulta pluripartidista coincidente con
las elecciones de Congreso.
El principal objetivo de la mayoría de los candidatos
a cuerpos colegiados es garantizar su propia elección. La lista abierta de voto
preferente exacerba ese sentimiento y llega a ponerlo por encima de cualquier consideración
programática o de principios. El voto preferente invita a la conformación y
mantenimiento de las pequeñas clientelas electorales requeridas para garantizar
la curul.
La política es, a fin de cuentas, un intercambio de
promesas por votos, pero hay una enorme diferencia entre las promesas de un
partido – que versan sobre principios y propuestas de alcance general – y las
promesas de un político “preferente” interesado solo en garantizar su curul que
deben ser específicas y concretas en función del interés particular de “su”
electorado.
Como partido de principios, el CD debe ir con listas
cerradas para el senado y la cámara en todos los departamentos, conformadas por
militantes de integridad sin tacha y comprometidos intelectual y emocionalmente
con sus cinco pilares programáticos: seguridad democrática, confianza inversionista,
cohesión social, estado austero y diálogo popular. No importa que algunos
“equipos” migren hacia partidos que son meras franquicias electorales. De
hecho, a largo plazo, sería lo mejor para el Partido.
LGVA
Julio de 2025
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