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martes, 28 de octubre de 2025

Austeridad expansiva

 

Austeridad expansiva

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

El editorial de La República del 25/10/25 comienza así: “Colombia es un país donde muy pocos pagan un puñado de impuestos…”. Más adelante se refiere a: “…el raquítico sistema tributario…”

Esas afirmaciones son falsas:

En Colombia todo mundo paga impuestos, pues, excepción hecha de unos cuantos ítems de la canasta familiar, todo está gravado con el IVA y es imposible encontrar a alguien que no compre nada. Esto sin mencionar el problema de la real incidencia del impuesto que está determinada por el poder de mercado de algunos agentes económicos que les permite trasladar su carga tributaria a sus demandantes o a sus proveedores. Finalmente, los gravámenes sobre los combustibles y la energía, insumos de todos los bienes y servicios, inciden en todo el sistema de precios.

La carga tributaria total se acerca ya al 32% del PIB: 19% de impuestos nacionales, 6% de impuestos territoriales, 3% parafiscales de nómina, 0,8% parafiscales de servicios públicos y transferencias del sector eléctrico, aportes patronales a la seguridad social por 2,5% y regalías minero energéticas 1%.

Esto está lejos de ser una carga tributaria “raquítica” para un país con un PIB per cápita de US$ 7.000 anuales y que para eliminar la pobreza extrema y reducir sustancialmente la desigualdad necesita crecer al 5% anual durante muchos años.

Ese crecimiento solo es posible de forma sostenida si el País alcanza un coeficiente de ahorro de 30% para lo cual es preciso impulsar la inversión con una drástica reducción de la carga tributaria a las empresas.

La tributación no puede ser vista exclusivamente como el medio de conseguir dinero para financiar el siempre creciente gasto del gobierno, sin considerar las condiciones económicas generales y sus efectos sobre la conducta de las personas.   En la concepción prevaleciente en Colombia, que llamaré colbertiana, la imposición se considera exclusivamente como el medio de encontrar dinero para financiar el gasto del gobierno, siempre creciente – ley de Wagner. Se parte de un gasto por financiar definido por inercia – tanto para burocracia, tanto para gasto social, etc. – y el problema es cómo obtener esa suma provocando el menor descontento. O como decía Colbert, cómo desplumar el ganso provocando el menor número de alaridos.

La otra concepción, completamente olvidada, parte, en primer lugar, del tipo de sociedad que se quiere y, en segundo lugar, de las condiciones económicas totales prevalecientes y deseadas. Aquí la imposición deja de estar regida exclusivamente por las consideraciones financieras del estado y tiene en cuenta sus efectos la conducta de las personas y las empresas, es decir, los incentivos al ahorro, a la acumulación, al trabajo.



Por eso, contrariamente la vulgata social-keynesiana dominante en la academia y en consultoría económica colombiana, se trata de estimular la economía no incrementando el gasto público sino reduciéndolo para dejar dinero en las tesorerías de las empresas y los bolsillos del consumidor para impulsar la demanda de inversión y el consumo privado. Austeridad expansiva es la base de la estrategia de crecimiento de largo plazo de la MEGA 2040 de María Fernanda Cabal.

LGVA

Octubre 2025

sábado, 25 de octubre de 2025

La máquina deseante del Palacio de Nariño

 

La máquina deseante del Palacio de Nariño

(Para Farley Macias, Concejal de Medellín)

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

“Le désir n’est pas asocial, il est au contraire le moteur de la production sociale. Mais il ne coïncide pas avec la loi ni avec le pouvoir : il s’en distingue radicalement. C’est pourquoi le pouvoir a toujours intérêt à réprimer le désir, à le canaliser, à le faire passer par les formes de la représentation”.
— Gilles Deleuze & Félix Guattari, L’Anti-Œdipe: Capitalisme et schizophrénie (1972)

 

La entrevista que Daniel Coronel le hizo al presidente Petro —y el análisis de la misma compartido con Julio Sánchez Cristo— dejaron al desnudo algo más que las tensiones de un gobierno fracasado. Lo que vimos fue el retrato de un hombre atravesado por flujos de deseo y de obsesiones sin límite, una especie de máquina política que respira, arde y se contradice al mismo tiempo. En el lenguaje de Deleuze y Guattari, Petro es una máquina deseante: una fuerza que produce sin sentido y caos sin detenerse y que se pierde en el laberinto de su propio discurso. Evocación del presidente Schreber, el más célebre de los sicóticos, cuyas memorias fascinaron a Freud, Lacan, Canetti, Deleuze y Guattari.

El presidente no quería hablar, es decir, no quería hablar conmigo – comenta Coronel - quería hablar consigo mismo, quería escucharse fascinado por su propio flujo de conciencia, una especie de Molly Bloom. Encantamiento de la inteligencia por el lenguaje o esquizofrenia, definió Wittgenstein 

En El Anti-Edipo, Deleuze y Guattari escribieron que el deseo no es una pulsión privada sino el verdadero motor de la producción social. El deseo, dicen, fabrica historia, revoluciones, sueños colectivos. Pero también advierten que el poder —cualquier poder— tiende a reprimirlo, a canalizarlo en formas de representación: partidos, instituciones, rituales, discursos. Esa tensión se siente cada vez que el presidente habla. Petro no gobierna desde el cálculo sino desde la intensidad; no administra el deseo, lo invoca. Y en ese gesto busca mantener encendida la supuesta energía social que lo llevó al Palacio de Nariño.

Sin embargo, el deseo que no se organiza termina devorando su propio impulso. Lo que comenzó como un proyecto de liberación, siente Petro, corre el riesgo de volverse aparato, burocracia y corrupción. Deleuze y Guattari llamaron a esa figura el líder paranoico: el gran jefe que quiere organizarlo todo a su alrededor, que convierte el flujo del deseo en la unidad de su propio nombre.

Su narrativa se alimenta de la sospecha y del combate: los medios lo tergiversan, las élites lo bloquean, la historia lo persigue. En ese universo, toda crítica parece conspiración y toda diferencia se lee como traición. No se trata de locura —ni mucho menos— sino de un modo particular de existencia política: la del líder que se siente simultáneamente víctima y centro del mundo.

Petro encarna así la tensión deleuzoguattariana entre el deseo y el poder. Es un presidente que intenta liberar los supuestos flujos del cambio, pero siente que el Estado, con su maquinaria lenta y normativa, los reprime. En ese forcejeo el deseo se convierte en discurso y el discurso en delirio.

Quizás por eso, más que juzgarlo en el registro moral, habría que leer a Petro en el registro sicótico: como un ser político atravesado por obsesiones y errores convertidos en su mente en dogmas inalterables. Petro cree que su discurso ilumina cuando en realidad es una llama que, dada la magnitud del poder presidencial en Colombia y el apasionamiento de sus partidarios, armados y desarmados, amenaza con incendiarlo todo a su alrededor.

Los 24.883.200 segundos que queda de su mandato durarán una eternidad y cada uno de ellos entraña inmenso riesgo.

¡Que Dios nos ampare!

 LGVA

Octubre de 2025




 

jueves, 23 de octubre de 2025

Schumpeter y los premios nobel de economía de 2025

 

Schumpeter y los premios nobel de economía de 2025

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Con los premios de 2025 otorgados a los economistas Philippe Aghion y Peter Howitt y al historiador económico Joel Mokyr, la Real Academia de Ciencias Sueca vuelca la atención de la profesión sobre los determinantes del desarrollo económico y, de contera, sobre la grande y un tanto olvidada contribución de Joseph Alois Schumpeter al más importante tema de estudio de la economía, en realidad la razón de ser de la misma desde Adam Smith.



Basta con recordar el título completo de la obra fundacional de la disciplina – Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones - para percatarse de que el propósito de Adam Smith era exponer lo que hoy llamaríamos una teoría del desarrollo; teoría esa en el marco de la cual la división del trabajo o la especialización aparece como el principal determinante del crecimiento económico.

También la obra de David Ricardo – Principios de economía política y tributación --puede leerse como una teoría del crecimiento en la cual el principal determinante de este es la tasa de ganancia. Toda la investigación sobre la distribución está orientada a establecer el impacto de las variaciones de la renta del suelo y el salario real sobre la tasa de ganancia y, a fortiori, sobre la acumulación de capital y el crecimiento.

Cuando aparece, en 1911, de la Teoría del desenvolvimiento económico de Schumpeter, la teoría del crecimiento económico está prácticamente en el mismo estado en el que la dejaron Smith y Ricardo. El aporte de Schumpeter en esa obra es enorme y disruptivo pues supone la incorporación de un nuevo agente económico, el empresario, de una nueva función, la innovación, y de una nueva clase de ingreso, el beneficio empresarial.    

Quizás por haber sido publicada en alemán - Theorie der wirtschaftlichen Entwicklung - por un economista joven - 28 años a la sazón - y más bien desconocido, el impacto de la obra en la comunidad de los economistas ha debido ser marginal.  Luego vino la Primera Guerra Mundial y la obra cayó en el olvido. La segunda edición en alemán es de 1926 y la primera edición en inglés se publica en 1934 bajo un título que revela por sí mismo la magnitud de su ambición teórica:  The Theory of Economic Development. An Inquiry Into Profits, Capital, Credit, Interest, and the Business Cycle.



Para Schumpeter la Teoría del desenvolvimiento contenía su contribución fundamental al análisis económico. En el prefacio a la primera edición española escribió:

“Como este libro vio la primera luz en 1911 he hecho todo lo que ha estado a mi alcance para desarrollar, comprobar e ilustrar históricamente y con estadísticas las ideas que en él se exponen. Pero la estructura fundamental de mi análisis y mi visión general del proceso económico no han cambiado desde entonces y encuentran en este libro su más clara expresión” [1]

Toda esa investigación histórica y estadística aparece compilada en su monumental obra Business Cycles de 1939[2], en la cual Schumpeter presenta su teoría de casi treinta años atrás en un lenguaje renovado, pero sin modificar su esencia[3].

El keynesianismo en la versión de la Síntesis Neoclásica dominó casi por completo la investigación y la docencia económicas durante casi cuatro décadas, dejando en la sombra importantes contribuciones analíticas, incluida la teoría del desarrollo de Schumpeter que a lo sumo merecía una nota de pie de página en los libros de macroeconomía.

Con su artículo de 1990 titulado “A model of growth through cretive destruction[4] , Philippe Aghion y Peter Howitt sacaron la contribución de Schumpeter del limbo en el que había caído, sintetizando su extraordinaria complejidad conceptual en un sencillo modelo que permite, no obstante, llegar a conclusiones acordes con las intuiciones de Schumpeter.

Se trata de un modelo de dos factores de producción, tierra y trabajo, y dos bienes: uno de consumo final y uno intermedio. El bien de consumo se produce con tierra y el bien intermedio y este se produce con solo trabajo. La innovación consiste en la introducción de un nuevo insumo que permite producir el bien de consumo de una forma más eficiente que antes.  

“El modelo encarna así la idea de Schumpeter de «destrucción creativa». Cada innovación es un acto de creación destinado a capturar rentas monopolísticas. Pero también desmonta las rentas monopolísticas que motivaron la creación anterior”[5].

El estilizado modelo Aghion y Howitt llega a resultado similares a los presentados por Schumpeter en Theory of Economic Development y Business Cycles, a saber:

·         El crecimiento económico es de naturaleza cíclica y se explica por innovaciones tecnológicas de naturaleza endógena.  

·         Las innovaciones son impulsadas por empresarios que buscan y obtienen rentas monopólicas temporales al tiempo que hacen obsoletas tecnologías anteriores destruyendo las rentas que generaban.

·         La generalización de las innovaciones se realiza por procesos de imitación que dan lugar a inversiones excesivas que llevan a la fase de contracción del ciclo.

 En su obra The Lever of Riches: Technological Creativity and Economic Progress (1990) el otro laureado, Joel Mokyr, profundiza en el estudio histórico de lo que llama el crecimiento schumpeteriano, es decir, el crecimiento basado en el cambio técnico, más que en la acumulación de capital, crecimiento ricardiano, o la especialización, crecimiento smithiano.

Mas recientemente, en su obra  A Culture of Growth: The Origins of the Modern Economy (2016), Mokyr se enfoca en la historia económica, intelectual, científica para explicar por qué ciertas sociedades entraron en patrones de crecimiento sostenido mientras otras se estancaron. Indica:

“Las naciones y sus economías crecen, en gran medida, porque aumentan su conocimiento colectivo sobre la naturaleza y su entorno, y porque son capaces de dirigir ese conocimiento hacia fines productivos. Sin embargo, dicho conocimiento no surge de manera espontánea. Aunque la mayoría de las sociedades que han existido lograron generar cierto progreso tecnológico, este consistió por lo general en avances puntuales y limitados, con consecuencias restringidas, que pronto se estabilizaron y cuyo crecimiento se desvaneció. Solo en un caso dicho proceso de acumulación de conocimiento se volvió sostenido y autopropulsado...”[6]

En síntesis, la palanca de la riqueza es la innovación y esta es el producto de las nuevas ideas y estas no surgen por accidente: se necesita una sociedad abierta al cambio, un sistema educativo que tolere el fracaso y premie la curiosidad y una cultura que valore el conocimiento, la experimentación y el cuestionamiento del saber heredado.

LGVA

Octubre de 2025.

 



[1] Schumpeter, J.A. (1911,1967Teoría del desenvolvimiento económico. Fondo de Cultura Económica. México, 1967. Página 8.

 

[2] Schumpeter, J.A. (1939, 1964). Business Cycles. McGraw-Hill Co. New York, 1964.

 

[3] Una presentación de la teoría del desarrollo de Schumpeter se encuentra en un artículo de este mismo blog   https://luisguillermovelezalvarez.blogspot.com/2015/04/schumpeter-y-la-teoria-del-desarrollo.html

 

[4] Aghion, Philippe y Howitt, Peter (1990) “A model of growth through cretive destruction”. NATIONAL BUREAU OF ECONOMIC RESEARCH Working Paper No. 3223. January 1990.

 

[5] Ídem, página 12.  

miércoles, 8 de octubre de 2025

¡Cuidemos a las Generalas!

 

¡Cuidemos a las Generalas!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las generalas es el apelativo cariñoso usado por el señor expresidente Uribe para referirse a las senadoras Paola Holguín, Paloma Valencia y María Fernando Cabal, quizás para exaltar el coraje, inteligencia y lealtad con las que han sostenido, en los momentos más difíciles, las banderas fundacionales del Centro Democrático.



Las reiteradas estigmatizaciones del presidente Gustavo Petro contra la oposición, en particular contra voces firmes del uribismo como María Fernanda, Paola y Paloma, generan un ambiente de hostilidad que trasciende el debate político. En un país donde la violencia política ha dejado huellas profundas, el discurso incendiario desde la Casa de Nariño no es inocuo. Miguel Uribe Turbay fue su víctima.  Hay que cuidar a las generalas que enfrentan la amenaza proveniente de las mismas fuerzas criminales que asesinaron a Miguel.

En medio del desconcierto ideológico y la falta de norte estratégico que aqueja al Centro Democrático, es necesario volver la mirada a las tres mujeres que han brillado en la tarea legislativa y han sido coherentes, firmes y lúcidas en la defensa de nuestras ideas. Ellas no necesitan importar discursos ajenos ni moderar sus convicciones para agradar al consenso tibio de los opinadores radiales capitalinos. Han construido su liderazgo a pulso, con pensamiento propio, experiencia en el Congreso y conexión con las bases. Representan lo mejor de una generación de mujeres que no llegaron al liderazgo por cuota, sino por mérito.

Fiel a su ilustre prosapia, Paloma presenta un pensamiento conservador moderno, bien articulado y con contenido social, que no socialista, y aporta claridad a un debate público intoxicado por el populismo y la desinformación. “No se puede hacer política sin ideas – ha dicho - y no se puede defender la democracia sin convicción moral.”

La columna semanal de El Colombiano de Paola es una cátedra de inteligencia política, compromiso apasionado y conocimiento pericial de los temas abordados, defendiendo con lucidez el modelo de libertad económica responsable promovido por el expresidente Uribe. “El uribismo no es una moda ni una marca electoral. Es una doctrina basada en el amor a Colombia y la defensa de la libertad”, ha dicho. 

Y María Fernanda Cabal, probablemente la figura más incómoda para la izquierda, ha logrado algo que pocos logran: convertir el pensamiento de derecha en un discurso con arraigo popular. Habla claro, sin miedo y sin complejos. Y en un país donde tantos políticos viven pendientes de la aprobación del círculo social de Bogotá, se ha atrevido a decir lo que muchos saben y pocos se atreven a expresar: “La propiedad privada es sagrada porque es el fruto del trabajo y del esfuerzo. Sin empresarios no hay empleo, sin empleo no hay dignidad, y sin dignidad no hay libertad.”

Sin embargo, mientras estas tres Generalas dan la batalla ideológica y parlamentaria, parte del partido parece distraída buscando "mesías" externos. La moda de importar candidaturas ajenas al corazón doctrinario del uribismo no solo es peligrosa, sino injusta. Tenemos líderes formadas, preparadas y con una hoja de vida limpia. ¿Por qué buscar afuera?

Octubre de 2025

LGVA

domingo, 28 de septiembre de 2025

¡VIVAN LOS ESTADOS UNIDOS!

 

¡VIVAN LOS ESTADOS UNIDOS!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Estoy con profundo dolor de patria y enorme sentimiento de pena ajena. El dolor de patria lo tengo desde el 7 de agosto de 2022 y no me ha abandonado desde entonces. La pena ajena es intermitente pero extremadamente frecuente en función de las cada vez más vergonzosas apariciones bufonescas de Petro.

El discurso en la ONU y la perorata callejera en Nueva York batieron el récord de la estupidez y no tendrían trascendencia, nos causarían hilaridad, si se tratara del presidente de Venezuela o de un simple orate. Pero se trata del presidente de Colombia, ¡maldita sea!

Desde su nacimiento el 4 de julio de 1776, Estados Unidos ha sido el faro moral, político, científico, tecnológico y económico de la humanidad.

Fue la primera democracia liberal y su influencia se ha extendido por el todo el mundo dando al traste con las monarquías absolutistas del antiguo régimen y las dictaduras totalitarias de la época moderna.  Su modelo de economía de mercado basada en la propiedad privada, la libre competencia y la innovación ha llevado bienestar a todos los países donde se ha implantado, aun imperfectamente.



A principios del Siglo XX, a Europa la salvó de la locura de su guerra civil, mal llamada, primera guerra mundial y al mundo entero lo salvó del nazismo alemán y el militarismo racista japonés. Durante décadas contuvo el avance del comunismo ruso y chino y luego ayudó al despegue de sus economías con la implantación, aún imperfecta, de su modelo económico. Ni en Rusia y China imperan las dictaduras feroces de hace décadas gracias la influencia de su sistema democrático liberal.

Su elevada moralidad se expresa en tres hechos de alcance histórico definitivo:

1. Haberse comprometido con la reconstrucción de Europa (Alemania e Italia incluidas) y de Japón al final de la segunda guerra mundial;

2. Haber impulsado en Bretton Woods la creación un orden económico (GATT, IMF, WB) que dio estabilidad y crecimiento a la economía mundial durante cinco décadas;

3. Haber renunciado a sojuzgar a la URSS y a China cuando tuvo el monopolio de las armas nucleares.

Desde que el gran Marco Fidel Suárez le dio a Colombia la doctrina del respice polum, la economía y la sociedad colombiana se han beneficiado de la relación estrecha, instintiva y familiar con los Estados Unidos. Sus mercados se abrieron a nuestro café, a nuestro petróleo, a nuestras flores, a nuestro banano y nuestro crecimiento se ha beneficiado de sus inversiones. Nuestros hijos han estudiado en sus universidades y nuestros migrantes desarrollado alli sus talentos.

Los Estados Unidos nos ayudaron de manera definitiva a impedir la implantación de una narcodictadura en cabeza de Pablo Escobar y sus aliados políticos. Su apoyo al gobierno de Uribe fue determinante para contener el avance de las Farc hacia el poder.

Hoy, con una narcodictadura en ciernes, debemos agradecer a Estados Unidos por lo que ha hecho en el pasado y agradecerle lo que haga para ayudarnos a salir de la pesadilla en la que nosotros mismos nos hemos metido.

LGVA

Septiembre de 2025.

sábado, 27 de septiembre de 2025

El precio del tiempo*

 

El precio del tiempo*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

No me cansaré de repetirlo: el capitalismo es un sistema tan maravilloso que funciona, aunque la mayoría de gente no entienda cómo lo hace y aunque muchas personas supuestamente instruidas – incluidos presuntos economistas – vean con sospecha, cercana a la abominación, el interés compuesto, la esencia misma del capitalismo.

El historiador financiero y periodista económico Edward Chancellor, en el libro cuyo título presto para esta nota, señala que a lo largo de la historia “las mentes más brillantes de la humanidad se han alineado en contra de su existencia”. Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Dante y Shakespeare despotricaron contra el miserable usurero. Marx detestaba el interés, pero también Hitler, retoca Chancellor.



Aristóteles, probablemente, es el principal responsable de la extendida incomprensión aún prevaleciente del fenómeno del interés por su creencia según la cual este procede del dinero prestado, lo cual es antinatural pues la esencia del dinero, dice, es ser medio de cambio y no engendrar dinero. Pecunia pecuniam parere non potest es la forma en que la escolástica medieval retomará y hará suyo el error del Estagirita.

Vástago de una familia de comerciantes y cambistas, Santo Tomás de Aquino observó que el interés aumentaba o disminuía según que aumentase o disminuyese el período durante el cual se otorgaba el préstamo. Concluyó por ello que el interés se pagaba por el uso del tiempo; pero como el tiempo era un don de Dios a todos los hombres nadie podía arrogarse el derecho de cobrar por él. De esa forma el Aquinate, como gustaba siempre hacerlo, se alineaba con su maestro Aristóteles en la condena del interés, pero al mismo tiempo, como astuto comerciante, le abría la puerta a su cobro en caso de damnum emergens y lucrum cessans, situaciones que evidentemente están presentes siempre que se otorga un crédito.

La doctrina de Santo Tomás es la del hombre de la calle y está incorporada en la legislación comercial de la inmensa mayoría de los países del mundo, incluidas la prohibición del llamado anatocismo y la fijación de una tasa de usura máxima. El error fundamental de esta doctrina radica en suponer , por el hecho de que la mayoría de los préstamos se hacen en dinero, que el interés es un fenómeno puramente monetario sin relación alguna con la valoración que de los bienes presentes y futuros hacen las personas.

Chancellor menciona hallazgos arqueológicos que indican que el interés es anterior al dinero acuñado y que estaba vinculado a “los préstamos de semillas y animales”, muy corrientes en el mundo antiguo. El interés – dice- solía pagarse en el mismo producto utilizado para el préstamo, por lo que existía el interés-trigo o interés-oveja. Se da el nombre de tasa de interés propia al interés de una mercancía calculado con sus propias unidades.

Böhm-Bawerk, primero, y después Irving Fisher vincularon el interés a la teoría subjetiva del valor por medio del concepto de preferencia por el presente que, básicamente, significa que usualmente los mortales, por el hecho mismo de serlo, prefieren “un toma” a “un tendrás”. El interés, escribe Fisher, “debe ser intrínseco a todas las compras y las ventas, y en todas las transacciones y actividades humanas que impliquen el presente y el futuro”. Rothbard lo expresa de esta forma “las satisfacciones futuras siempre incluyen un descuento en comparación con las satisfacciones presentes”.

Hoy sabemos, después de la hermosa y elegante Teoría del valor de Gerard Debreu, que un bien económico es algo del mundo físico con una localización en un lugar del espacio y un momento del tiempo. La razón entre los precios de un mismo bien en dos lugares del espacio es su tasa de cambio y la relación de entre sus precios en dos momentos del tiempo es su tasa de interés propia. 

Lo más alucinante es saber que, como esas valoraciones son subjetivas, existen para un mismo bien tantas tasas de interés como momentos imaginables de tiempo y cambistas existan. En una economía con dos bienes, dos cambistas y dos momentos del tiempo – hoy y mañana – habría 4 tasas de interés propias. Para los 423 artículos de la canasta familiar colombiana, los 53.000.000 habitantes y en dos momentos del tiempo – hoy y mañana – habría 22.419.000.000 de tasas de interés propias. Y el mercado funciona.  

LGVA

Septiembre de 2025.  



* Chancellor, Edward (2024) El precio del tiempo. DEUSTO, GRUPO PLANETA, Barcelona, 2024.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Semblanza de la Maestra Elvia Vélez Calle

 

Semblanza de la Maestra Elvia Vélez Calle*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Hoy Medellín se llena de gratitud y admiración para rendir homenaje a una mujer que ha dedicado su vida a esculpir no solo la materia, sino también la sensibilidad colectiva de una ciudad. Con la entrega de la Distinción Débora Arango, exaltamos a una artista cuya trayectoria vital y creativa encarna el espíritu mismo de esta condecoración: valentía, autenticidad y un compromiso incansable con el arte, la cultura y la memoria. Nos referimos, con profunda emoción, a la Maestra Elvia Vélez Calle.

Nacida en Medellín el 27 de agosto de 1935, Elvia creció en un hogar conformado por nueve hermanos, de los cuales hoy sobreviven cinco. Sus padres, Roberto Vélez Vélez y Magdalena Calle Lema, oriundos de Ciudad Bolívar, en el suroeste antioqueño, formaron una familia en la que la sensibilidad artística tenía raíces profundas. En particular, su madre —una autodidacta, poeta, artista y colaboradora del periódico El Colombiano bajo el seudónimo “Irene”— fue su primera maestra, guía y cómplice creativa.

Desde los primeros años de su vida, Elvia sintió un llamado irresistible por el arte. “Aprendí a pintar antes de aprender a escribir”, recuerda. Con lápices y papel periódico, dibujaba a sus compañeras de cuerpo entero en el piso de la escuela, y era la artista “oficial” a la hora de hacer mapas o ilustraciones. Soñaba con ingresar a la Escuela de Bellas Artes de Medellín, donde décadas atrás había estudiado su tío, el reconocido acuarelista Eladio Vélez Vélez. Pero a los nueve años, aquella oportunidad se desvaneció. Pese a ello, su madre le prometió que sería ella quien la iniciaría en el camino del arte, y cumplió su promesa.



Aunque sus primeros años de adultez estuvieron marcados por las responsabilidades del hogar y la crianza de tres hijos, Elvia nunca abandonó su vocación. Durante los años 50 y 60, tomó clases de pintura sobre porcelana, decoró cerámicas, elaboró tarjetas navideñas, y realizó bocetos para la empresa de publicidad exterior de su esposo, Emilio Javier Gómez Restrepo. Todo lo que hacía era preparación silenciosa, perseverante y disciplinada, para entregarse de lleno al arte cuando las circunstancias lo permitieran.



La vocación se afirma: los años de formación artística

En la década de los 70, ya con sus hijos mayores, la Maestra Vélez decide formalizar su formación artística. Ingresa al taller del reconocido acuarelista y pintor León Posada Saldarriaga, quien pronto la reconoce como una de sus alumnas más sobresalientes. Allí explora técnicas como el dibujo, el carboncillo, la acuarela, el óleo y la plumilla. Comienza a producir bodegones, naturalezas muertas y composiciones que incluyen citas visuales a grandes maestros, como una manera de estudiar a fondo la historia del arte.

En 1980, Federico Villegas Barrientos, poeta, escritor y crítico de arte, al referirse a una muestra del taller de León Posada, no escatimó en elogios:

“Esta distinguida señora es una de nuestras mejores pintoras antioqueñas… Elvia es más que una alumna aventajada; es la mejor discípula”.

A partir de ese momento, su carrera artística comienza a tomar vuelo. Realiza su primera exposición individual en Quirama en 1981, y participa en múltiples muestras colectivas y benéficas en Medellín, Rionegro, Cartagena y otros municipios. Se destaca en festivales, recibe menciones honoríficas y empieza a consolidarse como una figura activa dentro del medio artístico antioqueño.

La escultura: el lenguaje definitivo

Aunque Elvia Vélez había sido inicialmente reconocida por su trabajo pictórico, fue en la escultura donde encontró su lenguaje definitivo. A principios de los años 90, se forma en el taller del Museo El Castillo bajo la dirección del Maestro Miguel Ángel Betancur, hijo del escultor José Horacio Betancur. Allí aprende las técnicas de la terracota, la talla en madera, el bajo relieve, el cincelado de piedra y la escultura en bronce a la cera perdida.

En 1995 realiza su primera exposición individual de esculturas en el Club Campestre de Medellín. La totalidad de las piezas son adquiridas. Desde ese momento, se dedica con mayor intensidad a la escultura, sin abandonar por completo la pintura. Lo que sigue es una etapa de gran madurez artística y producción constante. Expone en instituciones como la Biblioteca Pública Piloto, el Museo El Castillo, la Casa de la Cultura de La Estrella, la Cámara de Comercio de Medellín, el ITM, y el Museo Juan del Corral, entre muchos otros.

En 2003, el maestro Miguel Ángel Betancur escribió sobre su obra:

“Vale la pena mirar de cerca, detenerse y contemplar las esculturas de Elvia Vélez… la escultura en ella es esperanza… es el testimonio de un momento que se vive, es la mujer, el destino mismo… la tragedia humana”.

Una voz femenina que esculpe lo humano

Las esculturas de Elvia Vélez no son ornamento, ni figura por la figura misma. Cada una narra una historia, una emoción, una condición humana. Ama trabajar con la figura femenina porque en ella proyecta no solo su sensibilidad, sino también su reflexión sobre el mundo. Sus obras relatan el desplazamiento, el abandono, la maternidad, el abuso, la dignidad, el dolor y la esperanza. Se inspira en la literatura, en la naturaleza, en la memoria, y en la vida diaria. Su arte es un espejo de lo cotidiano, sublimado con delicadeza, dolor y belleza.

A lo largo de más de cinco décadas, su obra ha llegado a museos, colecciones públicas y privadas. Entre ellas, el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, el Museo Casa de la Memoria, el Museo de Jericó, Empresas Públicas de Medellín, el Club Unión, y oficinas de importantes empresas colombianas. Muchas de sus piezas han sido adquiridas por coleccionistas en Suiza, Alemania, Turquía, Canadá y Estados Unidos.

Arte y naturaleza: una unión inseparable

El vínculo de la Maestra con la naturaleza ha sido constante desde su niñez. Desde los días en que modelaba figuras de barro durante los paseos familiares al campo, hasta hoy, cuando su obra dialoga con el entorno vivo. Este lazo se hizo aún más evidente cuando, en un gesto de profunda generosidad y coherencia ética, donó parte de su obra al Parque de la Conservación de Medellín. Esta donación no solo enriquece el acervo artístico del parque, sino que representa una unión profunda entre arte y vida, entre la creación humana y la preservación del mundo natural.

Arte como resistencia, vida como testimonio

Durante la pandemia de 2020, cuando las restricciones sanitarias la alejaron de su taller, la Maestra no se detuvo. Se refugió en una finca familiar y retomó la pintura con pasteles, produciendo una obra íntima, contemplativa y luminosa. A pesar de las dificultades, su arte se mantuvo vivo, como siempre: silencioso, constante y vital.

En 2022, volvió a exponer esculturas en la Cámara de Comercio de Medellín. Y aún hoy, a sus 90 años, continúa creando, soñando y produciendo con la misma fuerza de siempre. Como ella misma dice:

“La vida se me está acabando, y tengo tantos proyectos que la vida no me alcanza”.

Un legado vivo y necesario

En su larga trayectoria, la Maestra Elvia Vélez ha hecho mucho más que producir obras bellas: ha abierto caminos, ha desafiado silencios, ha demostrado que el arte no es un privilegio ni una distracción, sino un modo de existir. Su historia es también la historia de muchas mujeres que, en silencio y con valentía, han construido el arte colombiano a fuerza de perseverancia, sensibilidad y lucha.

Y así, esta distinción que hoy le entrega el Concejo de Medellín, en nombre de toda la ciudad, es más que un reconocimiento. Es una reparación simbólica, una afirmación pública de su lugar en nuestra historia, y un homenaje merecido a una mujer que, como Débora Arango, ha hecho de su vida una obra de arte.

Gracias, Maestra Elvia Vélez, por enseñarnos que el arte no es una profesión: es una forma de amar, de resistir y de sembrar belleza. Su obra vivirá mientras haya quien la contemple, quien la recuerde y quien, gracias a ella, también se atreva a crear.

LGVA

Septiembre de 2025.



* Pronunciada en la entrega de la Distinción Débora Arango a la Maestra Elvia Vélez Calle el 16 de septiembre de 2025.