¡Qué
nadie se llame a engaños!
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
En su columna de El Tiempo del
19 de junio, Alfredo Rangel puso el dedo en la llaga, diciendo lo que muchos
pensamos: el atentado contra Miguel Uribe es un ataque contra el Centro
Democrático, más específicamente, contra su aspiración de llegar al poder en
2026 y poner en ejecución su proyecto político que incluye, como estrategia fundamental,
la lucha frontal contra el crimen organizado que controla todas las etapas del
narcotráfico y otras economías ilegales, lucha abandonada por Santos en su
claudicación ante las Farc.
El área cultivada de coca y la
producción potencial de cocaína han crecido de forma exponencial mientras que
las incautaciones, como fracción de la producción potencial, declinan aceleradamente.
El aérea cultivada se multiplicó por 6, pasando de 50 mil hectáreas, hacia 2013,
a más de 300 mil en 2024. La producción potencial de cocaína se multiplicó 8,5 veces,
al pasar de 312 toneladas a 2652, en ese mismo lapso; finalmente, los decomisos
cayeron de 40% de la producción potencial a poco más de 25%. Las bandas
criminales (Clan del Golfo, ELN, Disidencias Farc, Segunda Marquetalia,
Comandos de Frontera, Herederos AUC/EPL, etc.) que controlan el narcotráfico y
otras economías ilegales, aunque eventualmente se asesinan entre ellas, están
adelantando sus negocios en completa libertad y tienen presencia en 455 de los
1.103 municipios del País, una extensión equivalente por lo menos a 35% del
territorio nacional. En este contexto se
produce el atentado contra Miguel Uribe.
Por acción y omisión la
situación de la criminalidad desbordada con amplio control territorial es
creación del gobierno del Pacto Histórico razón por la cual lo que más pueden
desear las bandas es la continuación en el poder de Petro o sus secuaces:
“bolívares”, “pizarras” o “royes”. Por
otra parte, ni los “gavirias”, ni los “fajardos”, ni las “claudias”, ni los
“danieles”, ni ningún otro de los integrantes de la variopinta franja política
que afirma no ser ni de izquierda ni derecha sino todo lo contrario representa
mayor amenaza contra la actividad del crimen organizado. Todos ellos, en medio
de sus imperceptibles diferencias, comparten la teoría de las “causas objetivas”
de la criminalidad que condujo al estado claudicante con la delincuencia
implantado por Santos y llevado a su máxima expresión por Petro.
Por doctrina y por historia,
el Centro Democrático es la única amenaza cierta para las actividades de las
bandas criminales. Estamos en una situación semejante a la de 2002 cuando las
Farc, entonces franquicia predominante en el mundo criminal, trataron de
impedir con 14 atentados la elección de Álvaro Uribe como presidente de los
colombianos.
Hoy la principal amenaza
contra la democracia colombiana, específicamente, contra la realización de
elecciones libres en 2026, la constituyen el accionar de las bandas criminales,
dispuestas a cualquier cosa por preservar sus negocios, y la incapacidad del
gobierno Petro de garantizar la seguridad de los partidos y candidatos
decididos a combatirlas desde el poder. Todo lo demás – reformas, asambleas,
consultas, etc. – es parafernalia distractora.
¡Qué nadie se llame a engaños!
LGVA
Junio de 2025.