¡Adelante con la revocatoria de Quintero Calle!
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
La realización de elecciones periódicas es el
procedimiento de las democracias para deshacerse de los malos gobernantes. Cuando
los votantes se equivocan, hay que armarse de paciencia y esperar a enmendar el
error en la siguiente elección, confiando en que los daños causados no sean
demasiado graves.
La revocatoria es un procedimiento excepcional para
poner fin al mandato de un alcalde o un gobernador antes del término normal. Las
condiciones de la revocatoria son exigentes, para evitar que se convierta en un
mecanismo que le sirva a la oposición para entorpecer la gestión de los
gobernantes. Solo debe recurrirse a ella cuando las cosas están
insoportablemente mal como es el caso de Medellín con su alcalde Daniel
Quintero.
El concejal Alfredo Ramos Maya ha hecho un listado de
los 50 escándalos de desgobierno del alcalde Quintero, sin que nadie lo haya
desmentido. Burocratismo, nepotismo, clientelismo, amiguismo, improvisación,
dilapidación y toda clase de desafueros son las características de un pésimo
mandato. Lo más protuberante es el manejo que el alcalde la ha dado a EPM,
acabando con su gobierno corporativo y entronizándose en ella como
despótico autócrata.
A parte de Ramos Maya, los demás concejales guardan un
vergonzoso silencio comprado con prebendas burocráticas. También guardan
silencio personajes de la política local, en particular algunos ex – alcaldes
de la ciudad, cuya gestión ha sido calificada casi de truhanesca por Quintero
Calle. Los gremios locales, igualmente maltratados como sus afiliados, se declaran
neutrales, escudados en los estatutos de sus entidades. No imagino lo que
habría sido del País si la ANDI se hubiera declarado neutral frente a la
dictadura de Rojas Pinilla.
Supuestamente los procesos de revocatoria deben ser “sociales”
o “cívicos”, al margen de la política. Esto es una hipocresía. La revocatoria,
al igual que la elección, es un hecho político en sus consecuencias y en su
motivación.
Pero no en términos de la política meramente
partidista sino de la política como visión sobre el orden económico e
institucional. Apoyo la revocatoria porque el alcalde Quintero representa una
visión que rechazo totalmente. Es la visión de los enemigos de la economía de
mercado y propiedad privada y de la democracia y las libertades. Apoyo la revocatoria de Quintero, como
apoyaría la de los alcaldes de Bogotá y Cali, porque las fuerzas políticas que
representan son una grave amenaza para los pilares fundamentales de nuestra
sociedad.
Las actuaciones de Quintero Calle - la destrucción
del gobierno corporativo de EPM, el desmantelamiento de Ruta N, el
estrangulamiento financiero de la CIB, sus ataques al empresariado antioqueño y
la descarada utilización del presupuesto del Municipio para granjearse apoyos
políticos - no son meros errores, resultado de la inexperiencia o la improvisación.
Son acciones sistemáticas orientadas al debilitamiento de la actividad
empresarial privada y al fortalecimiento de un aparato gubernamental puesto al
servicio de los intereses de la izquierda totalitaria que busca alcanzar el
poder en las elecciones presidenciales de 2022. Eso es lo que está en juego y
lo mismo está ocurriendo en Bogotá y Cali. No nos llamemos a engaños.
Increíblemente no son pocos los dirigentes políticos,
incluso de primer orden, que no se han percatado de lo que está ocurriendo y no
ven en ello más que una repetición del juego clientelista de la política
tradicional al que están habituados y que, abierta o soterradamente, brindan su
apoyo a los alcaldes Bogotá, Medellín y Cali. La inconciencia es de tal
magnitud, que una figura de la talla de Cesar Gaviria fanfarronea públicamente
diciendo que Quintero es una ficha suya. Como los políticos venezolanos opuestos
a Carlos Andrés Pérez que creían que Chávez era la ficha de ellos y que lo
podían controlar.
Un proceso de revocatoria exitoso requiere grandes
recursos humanos y económicos. Es ingenuo creer que las firmas requeridas para
convocar la votación pueden ser recogidas por un puñado voluntarios tocando las
puertas de sus vecinos. También es ingenuo imaginar que la gente concurrirá a
los puestos de votación sin una vigorosa campaña de medios y propaganda similar
en sus alcances a las de las elecciones cuyo resultado se trata de revocar.
Además de buena voluntad se requiere gran activismo político e ingentes
recursos financieros. Sin ello, la revocatoria está condenada al fracaso, lo
que sería extremadamente grave pues ello redundaría en el fortalecimiento del
alcalde Quintero y las fuerzas políticas de la izquierda totalitaria que representa.
¡Ojo con el 2022!
LGVA
Enero de 2021.
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