Mensaje a mis alumnos de EAFIT y otras Universidades
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
He tenido la fortuna de ejercer mi profesión de economista
prácticamente en todos los campos donde ello es posible:
He sido consultor, funcionario y administrador de
empresas, especialmente del sector eléctrico;
He sido consultor y asesor de entidades
gubernamentales de diferentes países, por cuenta de los bancos multilaterales.
Por ejemplo, pagado por el BID, fui asesor del DNP en regulación en el primer
gobierno de Santos.
Me he desempeñado como investigador y docente
universitario, en EAFIT, la de Antioquia y otras universidades del País.
He tratado de hacer mi trabajo con esmero, cumpliendo
los cronogramas, ajustado a los presupuestos. El trabajo bien hecho es una de
las formas de la honestidad y la decencia.
Como docente, especialmente en mis años de madurez que
los pasé en EAFIT, siempre me atormentó el riesgo de hacer mal mi trabajo y
terminar tirándome a mis alumnos; tirándome, especialmente, a los hijos de las
familias de clase media profesional y alta empresarial que asisten a esa
universidad.
Cuando encuentro algunos antiguos alumnos o me entero
de la actividad profesional de otros tengo el sentimiento de no haber hecho
daño, de no haber enseñado mal. Y siento un gran alivio porque estoy convencido
de que enseñar mal es criminal.
Veo los vástagos de algunas familias empresariales que
pasaron por mi aula continuando orgullosos la tradición de sus mayores y me
alegra saber que ellos reconocen mi influencia. Veo otros de mis alumnos haciendo
sus carreras en distintas empresas de la Ciudad con gran competencia técnica y,
sobre todo, apegados a los valores de la libertad económica y la función
empresarial que procuré inculcarles.
La economía no es solo una técnica ni una ciencia
neutral. La economía política es la hija dilecta de la filosofía liberal, de la
filosofía de la ilustración. Como esta, la economía nace defendiendo la
libertad del individuo en oposición al poder del estado absolutista, a las
imposiciones de los gremios feudales y a los abusos de los monopolios
mercantilistas. La economía nace con un carácter militante y debe mantenerlo porque la libertad económica siempre estará amenazada por el estatismo, el gremialismo y los monopolios y es necesario
defenderla todo el tiempo.
Hace algunos días un antiguo alumno me expresó su
asombro por verme a esta altura de la vida metido en lides electorales. Le respondí:
Desde la academia y con la pluma defendí la libertad económica
buscando y proponiendo límites a un poder político que en principio la aceptaba,
pero podía afectarla con sus acciones. Hoy la amenaza contra la libertad
económica procede de un poder político que de forma deliberada quiere
destruirla. Si quiero ser coherente con lo que ha sido mi vida, mi
participación en política electoral no es una opción sino una obligación.
LGVA
Octubre de 2023
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