Sufrimiento económico
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Corrado Gini, el mismo del famoso índice que lleva su
nombre, gustaba mirar la economía de los países como un organismo vivo y los
problemas económicos -desigualdad, inflación, desempleo, endeudamiento, etc. –
como las patologías o enfermedades que lo aquejaban. “Patología Económica” es justamente
el título de la obra, publicada en 1913, en la que expone su teoría.
No hay que compartir la visión organicista de Gini para imaginar
que elevadas tasas de desempleo e inflación causan gran sufrimiento a los
países o, mejor, a las personas que las padecen. De ahí a pensar que la simple
suma de esas tasas era una medida de ese sufrimiento había un solo paso que, al
parecer, dio primero el economista estadounidense Arthur Okun.
Para calcular el Índice de Sufrimiento Macroeconómico
(ISM), algunos economistas prefieren usar solo la suma de las tasas de
inflación y desempleo; otros gustan restar a ese resultado la tasa de
crecimiento del PIB. Me encuentro en el primer grupo porque la gente sufre
realmente la inflación y el desempleo, en tanto que el crecimiento del PIB es
para la mayoría un concepto puramente abstracto.
En los 20 años corridos entre 2003 y 2022, ISM tuvo un
valor promedio de 15,3%, explicado en 69% por el desempleo y 31% por la
inflación. El mayor valor del ISM, 23,4%, se alcanzó en 2022, explicado en 56%
por la inflación.
La inflación y el desempleo son, en gran medida,
consecuencia de la calidad de la política económica. La política monetaria,
adelantada por un banco central autónomo, se refleja en una inflación moderada,
4,8% promedio en los últimos 20 años, que ha contribuido de manera también
moderada a al sufrimiento económico de los colombianos. Por el contrario, el alto
desempleo - que bajó nunca de 8,5% y que en promedio estuvo en 10,5% - es
resultado de una legislación laboral que impone a las empresas elevadísimos
costos de despido.
Como consecuencia de la fuerte expansión monetaria de
2020 y 2021 - 25% y 18%, respectivamente - en 2022 la inflación llegó a 13,1% y,
muy seguramente, se mantendrá en un nivel elevado en los próximos años. Con su
habitual optimismo, en su Informe de política monetaria de
febrero, los técnicos del Banco de la República pronostican, para 2023 y 2024,
tasas de inflación 8,7% y 3,8%, respectivamente. Aunque entidades como el FMI y
la CEPAL tienen para 2023 pronósticos similares a los del Banco – 7,1% y 8%,
respectivamente – es poco probable que en los próximo dos años la inflación sea
inferior a 10%, especialmente por el elevado déficit fiscal y la reducción de
las tasas de interés del crédito de consumo[1].
.
Las perspectivas de crecimiento[2] no son muy alentadoras
para el empleo. Para 2023 están en un rango de 0,5% a 2,2%, con un promedio de
1,3%, y para 2024 entre 1,3% y 2,6%, con 2,1% de promedio. Con estas cifras y
dado el crecimiento vegetativo de la oferta laboral es imposible que la tasa de
desempleo baje a niveles de un dígito.
En esas condiciones, el Índice
de Sufrimiento Macroeconómico de los dos próximos años será similar, sino peor,
al de 2022. ¡A vivir sabroso!
LGVA
Marzo de 2023.
[1] Los bancos comerciales redujeron en
cerca de 50% las tasas de interés del crédito de consumo después de que el
Banco de la República viniera aumentando su tasa de intervención.
[2]
Los pronósticos que se presentan en la gráfica proceden de: Informe de política
monetaria de febrero del Banco de la República; Prospectiva económica diciembre
2022 de Fedesarrollo; Perspectiva de la economía mundial octubre de 2022 del
FMI; Balance preliminar de las economías de AL y el Caribe diciembre 2022 de la
CEPAL y Guía Bancolombia 2023 la economía noviembre 2022.
De (1): Esa rebaja de intereses, aparentemente un acto de gran benevolencia, es limitada para Tarjetas de Crédito con cupos hasta $ 3.900.000. Como serían de onerosos que hasta pena les debió dar, pues de 46% bajan a 25% unos y a 20% otros. Atentan contra el plan del control de la inflación que tenemos, incentivando el consumo innecesario.
ResponderEliminarJuan Guillermo Correa
Yo veo la baja en las tasas de interés de las tarjetas de crédito como una medida paliativa tendiente a frenar la recesión económica y una posible crisis en el sector financiero por morosidad de los usuarios en los pagos de las deudas adquiridas a través de este sistema de crédito de consumo. En consecuencia, vamos a ver en el mediano plazo un repunte del consumo y un crecimiento fundamentado en el crecimiento de la deuda. Por lo tanto, me temo que crecerá la inflacion y la deuda de los consumidores y los hogares. Para evitar el ISM incrementamos el ISMI: Indice de sufrimiento microeconómico.
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