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domingo, 7 de diciembre de 2025

Cabal por Cabal

 

Cabal por Cabal

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Maria Fernanda Cabal Molina acaba de publicar su autobiografía.

“¿Para qué contar mi vida? Para que el país conozca quien soy. La extrema coherencia es mi esencia y la lucha contra la injusticia, mi motor. Soy ferviente en la defensa de las libertades y la dignidad del ser humano. Mis causas son del alma. Por eso defiendo principios que no negocio, que me definen y que creo indispensables para el país que soñamos en civilización. Creo en la urgencia de restaurar el orden en esta casa que llamamos Colombia porque la libertad sin orden es anarquía y caos. Sostengo que la seguridad es un bien fundante y un derecho esencial, porque sin seguridad, no hay verdadera libertad”.

Más que en las ideas y propuestas, el liderazgo político se fundamenta en los atributos espirituales y morales que el pueblo siente que encarna el líder a quien brinda su adhesión. Eso se llama carisma.

Sin duda alguna, no hay liderazgo sin carisma, pero el carisma se disuelve como humo cuando se carece de ideas y propuestas que le den sustancia. Carisma y sustancia es lo que tiene en grado sumo María Fernanda y eso es lo que se percibe a lo largo de las páginas de su atrapante libro.

El libro atrapa porque a cada párrafo surge la mujer de fuertes convicciones y compromiso inquebrantable con el País y su partido el Centro Democrático que desde hace años ha brillado con luz propia en el Congreso y todos los foros en los que presenta sus opiniones con valentía y franqueza, sin concesiones a la corrección política y ni al buenismo con el que la extrema izquierda ha conseguido contaminar la mentalidad de amplios sectores de la sociedad.

Maria Fernanda es consciente de que sus batallas en Colombia se enmarcan en la lucha que a escala planetaria se libra entre la llamada derecha que defiende la vida, la familia, la tradición, la propiedad y la libertad de elegir en contra de totalitarismo travestido que a nombre de la igualdad imposible y el espejismo de la justicia social amenaza con destruir la civilización occidental, la misma que se fundamenta en dichos valores.



Por eso, y movida por la curiosidad intelectual que la alienta, se ha involucrado en una vasta red relaciones políticas – Donald Trump, Viktor Orbán, Santiago Abascal – y de sólidas influencias conceptuales como Olavo de Carvalho, Javier Milei y Agustín Laje.

Su liberalismo – acendrado y entendido – la lleva a una gran claridad en sus planteamientos programáticos:

-       La pobreza y la desigualdad importan, pero no se elimina la primera ni se reduce la segunda por la acción del gobierno.

 

-       Sin crecimiento económico no desparece la pobreza ni se reduce la desigualdad.

 

-       El crecimiento económico no se decreta ni se planea, se desata liberando a las personas y las empresas de las ataduras tributarias y regulatorias que le impone el estado.

 

-       Austeridad expansiva, menos burocracia y mínima regulación para desatar las fuerzas del sector privado y reducir las oportunidades de corrupción. 

 

LGVA

Diciembre de 2025.

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