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sábado, 19 de mayo de 2012

Las pechugas, los cuartos traseros y el TLC


Las pechugas, los cuartos traseros y las astucias del mercado:
A propósito de la entrada en vigencia del TLC

 Luis Guillermo Vélez Álvarez
Docente – Consultor. Universidad EAFIT- Fundación ECSIM
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Durante las negociaciones del TLC con Estados Unidos, que se extendieron por casi tres años, decenas de representantes de todos los gremios de la actividad económica acompañaron al equipo negociador del gobierno nacional a todos los países donde se realizaron las rondas de discusión del acuerdo. Formaban lo que se llamaba “el cuarto de al lado” y su misión consistía en obtener para sus afiliados las condiciones de desgravación arancelaria más favorables; es decir, mantener el más alto arancel durante el mayor tiempo posible.  Todos los gremios de la producción estaban allí. No había representantes de los consumidores.

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En defensa de sus intereses, cada gremio desplegaba su propia casuística. La de los avicultores era bastante insólita. En Estados Unidos – alegaban- los “cuartos traseros” del pollo,  es decir, los muslos y contra-muslos,  carecen de demanda. Para los productores de ese país esas partes son desecho; obtienen su ganancia de la venta de las “supremas”, apetecidas por el exigente consumidor norteamericano. Con el TLC podrían vender en Colombia esos “cuartos traseros” a precios muy bajos, casi regalados, lo que se constituía en una gran amenaza para la industria avícola nacional. Los negociadores fueron sensibles a ese argumento. Los avicultores obtuvieron para los “cuartos traseros” un plazo de desgravación de 16 años; aceptaron la desgravación inmediata de las “supremas” una vez entrara en vigencia el tratado. Estaban exultantes.

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Para explicar la formación de los precios, en economía estática se asume que las preferencias del consumidor, al igual que la tecnología, están dadas. La endogenización de la innovación y las preferencias en sus modelos es una asignatura todavía pendiente de la teoría dinámica del crecimiento. Anticipar los cambios en esas preferencias o, mejor aún,  inducir su transformación mediante la innovación es lo que hace la diferencia entre los empresarios schumpeterianos y los productores ordinarios apegados a la rutina del flujo circular. Los cambios en las preferencias  obedecen a circunstancias diversas y complejas. A veces inusitadas.   

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Y de pronto vino la crisis. En 2008 estalló la burbuja inmobiliaria, se derrumbaron las bolsas y los portafolios se desvalorizaron. Los empobrecidos consumidores norteamericanos redujeron su demanda de muchas cosas, dejaron de consumir algunas y empezaron a demandar otras nuevas. En particular, sin consideración alguna por lo pactado en el TLC, empezaron a consumir los baratos “cuartos traseros” en sustitución de las costosas “supremas”. La ecuación financiera de los pollos se modificó sustancialmente. Ahora lo que amenaza a los productores colombianos no son los “cuartos traseros” sino las “supremas” que pueden entrar al país con cero arancel. La historia de los avicultores ilustra de forma elocuente lo que son las astucias del mercado que, con su dinamismo, burla constantemente todos los intentos de sujetarlo.

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Es evidente que la desgravación tiene que afectar negativamente el interés de aquellos productores cuya viabilidad depende de la protección ofrecida por el arancel. Seguramente muchas empresas ineficientes quebrarán y muchos trabajadores perderán sus empleos. No puede ser de otra forma para que se produzca el traslado de recursos hacia los usos más productivos. También es posible que se produzca un aumento brusco y significativo de las importaciones. En las condiciones actuales de la economía esto puede ser positivo pues contrarrestaría en alguna medida la tendencia a la revaluación de la tasa de cambio. La política monetaria debe estar orientada a impedir que eso no se traduzca en un endeudamiento excesivo de las familias, las empresas y el gobierno como ocurrió en México en 1994.

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Lo que sin duda no ocurrirá es esa predicción apocalíptica del inefable senador Jorge Robledo según la cual con el TLC los Estados Unidos nos van a inundar de importaciones que acabarán con el empleo y la agricultura y la industria nacionales[1]. No valdría la pena referirse a ese predicamento si no fuera por el hecho de que es frecuentemente repetido por muchos periodistas y comentaristas económicos atolondrados. En el comercio internacional como en el nacional los bienes y servicios se compran con bienes y servicios. La única forma de que Estados Unidos o cualquier otro país nos inunden con importaciones es que se dejen inundar con nuestras exportaciones. Los países que padecen crisis cambiaria y de endeudamiento son responsables de su propia suerte pues esas crisis son el resultado de políticas fiscales y monetarias laxas y no de la libertad comercial. Oponerse a la libre importación de bienes y servicios equivale a ordenar el cierre de las tiendas y comercios para evitar que quienes no saben manejar sus tarjetas de crédito gasten demasiado.

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En general los países que tienen un mayor grado de articulación comercial muestran mayores niveles de producción por habitante. En las etapas iniciales de la apertura comercial crecen a tasas mayores que las de las economías más cerradas. Para países pequeños el comercio internacional es definitivo en su nivel de desarrollo. Lo fue así en tiempos pasados y lo es en la actualidad. El esplendor de Venecia y Florencia durante el renacimiento es inconcebible sin su papel preponderante en el comercio internacional. Singapur, Hong Kong, Holanda, Suiza, entre otros países, difícilmente habrían alcanzado su desarrollo basados en su mercado interior. Países con mercados internos grandes como Estados Unidos, Rusia, México o Brasil pueden tener una menor apertura comercial.



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Algunos comentaristas tontarrones se llenan la boca proclamando a cuatro vientos que los tratados de libre comercio no son la panacea para el desarrollo. Otros sacan la lista interminable de nuestras deficiencias en infraestructura para concluir que “no estamos preparados”. El ministro de agricultura señala que “se cometieron ingenuidades negociando los capítulos agrícolas”[2]  haciendo eco de las quejas de los presidente de la SAC - el sector del campo fue el gran damnificado[3]-  y FEDEGAN –el TLC no es moral ni políticamente defensable[4]. Para los economistas lo único que importa es la eficiencia y el bienestar del consumidor. El comercio libre – lo sabemos desde Adam Smith – aumenta una y otro. Todo lo demás son tonterías o declaraciones interesadas que no buscan más que impedir que el consumidor colombiano coma pechugas y muslos de pollo baratos.

LGVA
Mayo de 2011.





[1] Escribe el senador Robledo: “…las quiebras industriales podrán ser peores que las agrarias (…) porque el país será inundado hasta de manufacturas de segunda mano…”

[2] El Espectador. Octubre, 11 de 2011.

[3] El Nuevo Siglo. Febrero, 28 de 2006.

[4] Portafolio. Febrero, 16 de 2006.

sábado, 5 de mayo de 2012

Piedad Córdoba Presidente de Colombia 2018-2022


Piedad Córdoba: Presidente de Colombia 2018 – 2022

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista. Docente, Universidad EAFIT

Nota del traductor: La noticia que se presenta a continuación fue publicada, el 20 de junio de 2018,  por el diario finlandés Ilta – Sanomat (El Mensajero Vespertino) de la ciudad del Helsinki. El artículo es interesante porque el autor considera que el resultado de las elecciones es la consecuencia de los cambios en el régimen electoral colombiano introducidos en la Constitución de 1991. Esta es la traducción.
I

La dirigente de izquierda, Piedad Esneda Córdoba Ruiz,  fue elegida presidente de Colombia en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales realizadas el domingo pasado. Córdoba Ruiz derrotó a Sergio Fajardo Valderrama, candidato del Partido Verde, apoyado tibiamente por el gobierno Angelino Garzón, quién había llegado a la presidencia dos años atrás, después del fallecimiento del titular Juan Manuel Santos Calderón, en un accidente de aviación, cuando viajaba a Venezuela a visitar a su  amigo y colega  Hugo Chávez, aquejado desde hace 6 años por una enfermedad terminal. 

Córdoba Ruiz, que ganó la elección por un margen inferior al 1% de la votación, estaba apoyada por una agrupación de partidos encabezada por el Movimiento Marcha por Colombia, liderado por antiguos militantes de las FARC, indultados en el gobierno de Santos Calderón. Hacían parte de esa coalición el Partido Progresista Conservador, el Polo Democrático, Alternativa Democrática, el viejo Partido Comunista y una treintena de movimientos menores. En la segunda vuelta la candidata fue apoyada también por el Partido Liberal después de que, su jefe único, el  ex  presidente Cesar Gaviria llamara a votar por Córdoba al considerar que ella representaba los ideales progresistas de Melo, Gaitán, Lopez y otros antiguos líderes de su partido.
Tabla 1
El hecho más notable de las elecciones fue la elevada abstención electoral y el elevado número de votos en blanco,  el cual superó los emitidos por cualquiera de los dos candidatos. Esto llevó a que un grupo de dirigentes políticos, encabezados por el ex - presidente Uribe, quien había llamado a votar en blanco, exigiera la repetición de las elecciones de acuerdo con lo dispuesto en el régimen electoral. Sin embargo, las  cuatro cortes judiciales que examinaron la demanda se pronunciaron en contra de ella, argumentado que para se repitiera la elección era preciso que el voto en blanco superara el total de los votos emitidos por ambos candidatos. En Colombia, curiosamente, existen cuatro o cinco instancias judiciales de decisión final,  que usualmente están en desacuerdo, pero en este caso fueron unánimes.
Piedad Córdoba - cuyo nombre significa “hurskaus-  ganó las elecciones con el 25,4% de los votos emitidos que equivalen al 8,3% del censo electoral. En la primera vuelta había obtenido el 7,9% de los votos emitidos, equivalentes al 4,3% del potencial electoral. Este resultado ha llamado la atención de los estudiosos de los sistemas electorales.
Tabla 2

II
Hasta los años 90 del siglo XX, Colombia había mantenido, con modificaciones menores, un sistema electoral implantado en la constitución de 1886, que estuvo vigente por más de 100 años.  Este sistema llevaba a la conformación de partidos grandes, dos o tres, como en Estados Unidos, Inglaterra y otros países del mundo anglosajón. Con la reforma constitucional de 1991 se implantó en Colombia un sistema electoral que daba incentivos a la conformación de partidos y movimientos pequeños. En 2002 había en Colombia más de sesenta  partidos o movimientos políticos reconocidos, treinta de los cuales tenían representación en el congreso. Reformas menores, introducidas durante la primera presidencia de Álvaro Uribe, forzaron la agrupación de las fuerzas políticas y fue así como el número de partidos que participaron en las elecciones de 2006 y 2010 fue de 20 y 14, respectivamente. A finales del primer gobierno de Santos Calderón, en el marco de las negociaciones con las Farc, se adoptó una nueva reforma electoral que eliminó el umbral y estableció una circunscripción nacional para la cámara de representantes, como ya existía para el senado. Se crearon también circunscripciones especiales para distintas minorías a las que se les reservó el 30% de las curules de senado y cámara. También se introdujo la doble vuelta para las elecciones de alcaldes y gobernadores. Esto condujo a una nueva fragmentación de las fuerzas políticas: en las elecciones para congreso de 2014 participaron 84 partidos o movimientos y 123 en las de 2018.
III

Las reglas de la elección presidencial incentivan también la fragmentación de las fuerzas políticas y dan lugar a que en la primera vuelta, cuando existe, sea usual la presencia de un elevado número de candidatos. En Colombia, las elecciones presidenciales y las de congreso se realizan en fechas distintas, es decir, no son concurrentes; y se pasa a la segunda vuelta si ninguno de los aspirantes obtiene en la primera la mayoría simple. Según los analistas de los sistemas electorales esta combinación es la que usualmente conduce a la postulación de un mayor número de candidatos en primera vuelta. Cuando no existe doble vuelta y las elecciones presidenciales y de congreso se realizan en la misma fecha el número de aspirantes a la presidencia tiende a ser menor. En la Tabla 3 se resumen las combinaciones consideradas por los analistas.
Tabla 3

El caso de Colombia pareciera confirmar a grandes rasgos esa conjetura. El gráfico muestra un siglo de elecciones presidenciales. En 1986 se introdujo la elección popular de alcaldes y en 1991 se reformó completamente el sistema electoral y se adoptó la doble vuelta presidencial. Desde entonces se muestra una clara tendencia al aumento del número de candidatos en las elecciones presidenciales.

Las reglas electorales importan y pueden ser definitivas. De lo ocurrido en Colombia pueden extraerse lecciones para Finlandia donde ya el sistema de partidos se encuentra muy fragmentado pues son 10 los que tienen representación en el parlamento y cerca de 20 los que aspiran a tenerla. Buena parte de las reformas electorales adoptadas en la constituyente de 1991 y las adoptadas posteriormente por el congreso, están inspiradas en la tesis de doctorado en Ciencias Políticas de Eduardo Chávez, quien fuera constituyente y  senador de la república por el M – 19.

LGVA
Julio de 2018.