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martes, 30 de mayo de 2017

El lanzamiento de la IBERACADEMY: un acontecimiento en la historia musical de Medellín.

El lanzamiento de la IBERACADEMY: un acontecimiento en la historia musical de Medellín.

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista

La semana pasada tuvo lugar un acontecimiento que seguramente cambiará la historia de la actividad musical en Medellín y tendrá una gran incidencia en otros aspectos de la vida social. Se trata del lanzamiento de la Academia Filarmónica Iberoamericana (IBERACADEMY), que tendrá su sede en la Ciudad convirtiéndola en el más importante centro de enseñanza musical de América Latina. Fueron varios los eventos adelantados, destacándose la presentación de la Academia a líderes cívicos e importantes funcionarios de la administración municipal, la condecoración del Maestro Alejandro Posada con la Orden Juan del Corral y el concierto de lanzamiento realizado el viernes 26 de mayo en el auditorio del Colegio Alemán.


El lanzamiento de la IBERACADEMY es a la vez culminación de un proceso e inicio de otro que apunta en la misma dirección: la identificación, promoción y formación de jóvenes talentos musicales. En efecto, a su regreso a Medellín hace años, para vincularse a la Universidad EAFIT como profesor de dirección orquestal y a otras actividades del medio musical de la Ciudad, el Maestro Alejandro Posada decidió poner su gran experiencia – haber dirigido 70 orquestas de primer orden en más de 20 países - y sus inmensas relaciones con el mundo internacional de la música al servicio de la enseñanza musical en la Ciudad.

Todo inició  – cuenta el Maestro Posada – con una gira de la Orquesta de Castilla y León, de la que entonces era director, por Colombia y República Dominicana. En Medellín, los más de cien músicos que participaban en la gira se vieron sorprendidos cuando en los hoteles donde se alojaban aparecieron decenas y decenas de niños de la Red de Escuelas de Música que querían recibir clases de las músicos de Castilla y León. Para esos músicos y para el propio Maestro Posada eso fue una grande y grata sorpresa. Motivados por esto, adelantaron un  programa de identificación de jóvenes talentos. Aprovechando su influencia y su prestigio, el Maestro Posada consiguió que cerca de 50 jóvenes músicos colombianos viajaran a España para completar su adiestramiento al lado de los profesionales de la Orquesta de Castilla y León. Muchos de esos jóvenes residen en Europa, donde se desempeñan actualmente como músicos profesionales.


La Red de Escuelas de Música es, dice el Maestro Posada, la materia prima fundamental del programa IBERACADEMY.  También lo son las tres escuelas de música de la Ciudad (EAFIT, ANTIOQUIA y Bellas Artes), sus tres orquestas sinfónicas y las demás entidades vinculadas a la actividad musical. Porque el programa de la Academia no pretende desconocer los avances musicales de la Ciudad ni suplantar a las entidades que los han materializados. Su propósito es darle a los jóvenes talentos de la RED y de las Escuelas de Música y de otros partes de Colombia y de América Latina la oportunidad de alcanzar un perfeccionamiento de su arte al más alto nivel. 

En una primera etapa se adelantaron los llamados Encuentros Orquestales iniciados en 2008. Estos eventos consistían en una pasantía de una semana durante la cual el joven músico recibía clases con un gran maestro y tocaba en una gran orquesta al lado de músicos profesionales. La experiencia era importante pero en cierto sentido frustrante para los jóvenes pues carecía de continuidad. Después de haber conocido el caviar de la música, el joven regresaba a su pueblo sin maestros, sin instrumentos, sin donde tocar.   

En 2011, desde la Orquesta Filarmónica de Medellín, el Maestro Posada  inicia un programa ya permanente de apoyo a los grandes talentos, programa que es el antecedente del que busca adelantar la IBERACADEMY de una manera más estructurada. No se trata de crear una nueva escuela, ni tampoco una nueva orquesta. El objeto del programa es apoyar a los jóvenes talentos trabajando en cinco áreas fundamentales, a saber:

1.      Muchos de los jóvenes talentos tocan pero no estudian, no han concluido un programa formal o desde hace varios años carecen de un maestro. Surge de allí el primer componente del programa de la IBERACADEMY: otorgar o conseguir becas para que los jóvenes adelanten estudios formales en las escuelas de la ciudad o instituciones de reconocida categoría.

2.      Así como Mariana Pajón o Nairo Quintana tienen bicicletas de la última tecnología, las Marianas o los Nairos de la música  deben tener un instrumento de primera calidad, que en muchas ocasiones cuesta más que la casa donde habita el joven músico, dice el Maestro Posada. Dotar a los jóvenes talentos de un instrumento adecuado es por lo tanto el segundo componente del programa de IBERACADEMY.


3.      Dice el Maestro Posada: si los jóvenes van a tocar la cuarta sinfonía de Brahms, la tienen que tocar de la mejor forma en que se pueda tocar y para ello la tienen que tocar con quienes  mejor la puedan tocar y donde mejor la puedan tocar. Surge de allí el tercer campo de acción de la academia: el intercambio de doble vía con las mejores orquestas del mundo y del País. Los jóvenes talentos viajan a tocar al lado de los mejores músicos y estos vienen  a tocar con ellos en la orquesta de la Academia. Se destacan los convenios con la New World Symphony de Miami, con la Fundación Mozart de Salzburgo y el Festival de Verbier en Suiza. Ya son varios los jóvenes que han tenido la oportunidad de tocar en estas y otras agrupaciones de primer nivel.

4.      El cuarto componente es la conformación de una red de alianzas con las diversas entidades de la Ciudad comprometidas con la educación musical de los jóvenes. Hacen parte de la red las escuelas de música de las universidades EAFIT y de Antioquia, Bellas Artes, el Colegio Musical Diego Echavarría y las orquestas locales. Estas alianzas son las que permiten traer a Medellín grandes músicos nacionales y extranjeros para que desarrollen las cátedras de educación musical en los diversos instrumentos.


5.      Finalmente, hay que buscar que los jóvenes talentos adquieran de forma temprana conciencia de que los estándares de calidad que se les exigirán como músicos profesionales son los internacionales y que tendrán que competir con jóvenes talentosos de todo el mundo. Por eso necesario hacer que desde muy temprana edad los jóvenes en formación puedan viajar, asistir a festivales, audicionar,  tocar en grandes orquestas y, en general, conocer el mundo musical. Ya se tienen decenas de jóvenes perfeccionándose en instituciones de primer nivel.

La Academia cuenta con el apoyo financiero de la Fundación Hilti del Principado de Liechtenstein, cuya directora la señora Christine Rhomberg estuvo en Medellín acompañando todas las actividades relacionadas con su lanzamiento. También estuvo presente el señor Jhon Kieser, vice-presidente ejecutivo de la New World Symphony America´s Orchestral Academy de Miami. La New World Symphony es la única academia orquestal permanente del mundo y es la aliada y modelo de referencia de la IBERACADEMY.

La sede de la Academia Filarmónica Iberoamericana  será Medellín, pero tiene la vocación de proyectarse a toda América Latina y a España. Por lo pronto, en su programa de formación orquestal, además de la New Worl Symphony, tiene como aliados a la Fundación Bravura de Bolivia, la Fundación Sinfonía por el Perú, la Fundación Papageno de Chile y la Fundaión Música en los Barrios de Nicaragua. Por Colombia están la Fundación Notas de Paz y Funarbolédas de Cali, el Conservatorio Redentorista de Manizales, la Orquesta Sinfónica Juvenil de Nariño, la Orquesta Filarmónica de Medellín y la Red de Escuelas de Música de Medellín, muchos de cuyos integrantes se han beneficiado ya sus programas.

El Maestro Alejandro Posada tiene como compañeros de aventura en este proyecto al reconocido violinista y director español Roberto González-Monjas, quien es su coequipero como director artístico, y al maestro Pablo Mielgo, también reputado músico español, quien funge como director asociado. En la dirección ejecutiva lo acompaña su esposa Maria Helena Tamayo Tobón, administradora de empresas de la Universidad EAFIT con una Maestría en Gestión y Políticas Culturales de la City University de Londres. En su tesis de grado,  María Helena tomó como caso de estudio la Red de Escuelas de Música de Medellín, que como lo dice el Maestro Posada es la materia prima fundamental de este proyecto.

La Academia cuenta con un importante apoyo de la Fundación Hilti y con la amplísima red de contactos institucionales y personales del Maestro Alejandro Posada y sus compañeros españoles de aventura quienes comparten su pasión por la enseñanza de la música y su visión del poder transformador que esta tiene sobre la vida de las personas y su entorno. La Academia merece y necesita el apoyo de la ciudad de Medellín que ha sido escogida como su sede.

La Academia necesita una sede física para el desarrollo de sus actividades. El Municipio de Medellín cuenta con una gran cantidad de inmuebles que sin ser los óptimos podrían muy bien suplir necesidad de espacios para ensayos, presentaciones, almacenamiento de instrumentos y actividades administrativas. Podría pensarse en recintos como el Teatro Lido o el Teatro Pablo Tobón Uribe o algún inmueble en el sector de Prado. Apoyando a la Academia con una sede, se contribuiría al logro de tres objetivos de la Administración Municipal: la inclusión social por medio de la cultura, la recuperación del Centro y la internacionalización de la Ciudad. Alcalde Federico Gutierrez, usted tiene la palabra.

Hay que agradecer el generoso apoyo de la Fundación Hilti y de otros aliados internacionales. Pero es claro que este no puede ser ilimitado en su cuantían ni en el tiempo. El sector privado debe comprender que este proyecto tiene un elevado valor reputacional para la Ciudad y para sus empresas. No se trata de hacer donaciones esporádicas sino de realizar inversiones con un elevado retorno en términos de imagen y reputación. Entidades como Proantioquia o la Cámara de Comercio podrían liderar la conformación de un fondo para complementar los aportes de la Fundación Hilti y garantizar la sostenibilidad de la Academia en el largo plazo. Señores Empresarios, ustedes tienen la palabra.

LGVA

Mayo de 2017.     

lunes, 29 de mayo de 2017

Paros contra el estado o paros contra la sociedad

Paros contra el estado o paros contra la sociedad

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista

Hubo un tiempo en que las huelgas o paros, como hoy se les llama, enfrentaban a obreros y patronos del sector privado. Había algo de romanticismo heroico en la forma en que se desarrollaban esas huelgas. Los trabajadores instaban una gran carpa bloqueando la entrada de la fábrica, supuestamente para impedir el esquirolaje o evitar que los patronos sacaran la maquinaria y se la llevaran para otra parte. La carpa se adornaba con banderas y gallardetes de sindicatos y agremiaciones solidarias y se instalaban en ella algunas hamacas y muchas mesas y sillas donde los huelguistas pasaban los días jugando cartas o dominó. A la hora del almuerzo siempre había un sancocho o unos fríjoles comunitarios. De vez en cuando se escuchaban gritos y consignas, especialmente después de que alguno de los directivos sindicales daba el reporte de los avance en las conversaciones con los patrones.

Las huelgas que enfrentaban obreros y patronos del sector privado parece ser cosa del pasado aunque no es fácil documentar esta impresión. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene una base de datos sobre conflictos laborales en los países miembros. La entidad encargada de reportar la información de Colombia no está cumpliendo su deber pues el último dato sobre el número de huelgas en el País es de 2008. Tampoco hay información desagregada de las huelgas por sectores de actividad, ni sobre el número de huelguistas o la cantidad de horas dejadas de trabajar con ocasión de los conflictos. La exploración de las fuentes nacionales – Ministerio del Trabajo, centrales obreras, Escuela Nacional Sindical, etc. - en busca de esos datos también resulta infructuosa. Ni siquiera el portal CINEP, cuyos investigadores se complacen en llevar el registro pormenorizado de las “luchas sociales”, reporta información sobre esta clase de conflictos laborales en los últimos años. En el portal del Ministerio del Trabajo se encuentra un boletín del Observatorio de conflictos socio-laborales de dicho ministerio. Al parecer sólo se publicó un solo número de ese boletín, con información que cubre el período enero-octubre de 2012. Como cuando sólo hay limones se hace limonada, por ello a continuación se utilizan esos precarios datos para ilustrar el argumento que se va a desarrollar.  

La gráfica  recoge la información de la OIT sobre huelgas en Colombia. Aunque la serie solo cubre el periodo 2003-2008, se observa que el número de huelgas en esos años no es muy elevado y se muestra una tendencia a su disminución.


 La información del Observatorio del conflicto socio-laboral se recoge en la tabla. El número de conflictos laborales que culminaron en paro es reducido, mientras que los resueltos mediante convenciones colectivas o pactos colectivos son la inmensa mayoría. Por otra parte, la desagregación de los paros por sector de actividad indica que 16 de ellos se relacionan con actividades del sector estatal: judicial, salud, educativo y gobierno.


Sería interesante saber cuáles son los factores que han contribuido a la reducción del número de huelgas en el sector privado. Ojalá algún estudioso competente en métodos econométricos y con mayor disponibilidad para acopiar los datos se ocupara del asunto. En el DNP o en el Banco de la República debe haber gente que pueda hacer esa tarea. Por lo pronto sugiero la hipótesis de que la reducción de la tasa de inflación y la mayor certeza de los agentes sobre la inflación esperada ha sido un factor determinante en la reducción las huelgas como mecanismo para resolver los conflictos laborales en el sector privado.

La inflación elevada e inestable que caracterizó la economía colombiana hasta hace dos décadas dificultaba los acuerdos salariales del sector privado. Los obreros temían aceptar un incremento del salario nominal que la inflación pulverizara en 3 ó 4 meses, mientras que los empresarios temían elevar sus costos laborales en una cuantía que no fuera a ser compensada por el incremento de los precios de su producción. Con tasas de inflación superiores a 25%, las diferencias de apreciación podían tener un rango muy amplio y con frecuencia conducían a la huelga.  Ojalá que los directores del Banco de la República, ahora empeñados en poner la política monetaria al servicio de los objetivos de crecimiento del gobierno, repasaran la   historia económica para apreciar la importancia de una inflación baja, estable y predecible para la paz laboral del País.

Desde hace dos o tres décadas predominan en el País las huelgas o paros de los empleados públicos y los paros de sectores o grupos sociales  que reclaman del gobierno privilegios o prebendas económicas que finalmente se traducen en una mayor participación en el presupuesto de la nación. La naturaleza de estos paros es completamente distinta de la de las huelgas del pasado, tanto por los actores intervinientes en el conflicto como por lo que está en juego en la disputa.

Cuando la huelga enfrenta a obreros y patronos, unos y otros usualmente tienen el interés común de garantizar la supervivencia de la empresa. Esto impone límites a la duración del conflicto y los hace más dispuestos a allanarse a los acuerdos. Una negociación obrero-patronal es básicamente un juego repetido del dilema del prisionero que usualmente conduce a una solución cooperativa.

Esto no es lo que ocurre con los paros contra el estado o “luchas sociales”, como los llaman los “progresistas”, que son un juego de una naturaleza completamente diferente. La característica más importante y más sorprendente de estos conflictos es que el actor más importante está completamente ausente de su génesis, su desarrollo y su eventual solución. Ese actor es, por supuesto, el ciudadano que paga los mayores impuestos o resulta afectado por el cambio en las reglas de juego o por el cambio en las asignaciones presupuestales con las que usualmente se termina el conflicto.

Todas las “luchas sociales” o los paros contra el estado tienen su origen en la intervención regulatoria del estado o en su intervención asistencialista que por cualquier razón que sea no resulta satisfactoria para determinado grupo social. Las “luchas sociales” no son pues otra cosa que una forma violenta de la búsqueda de rentas, en ocasiones complementaria o sustitutiva en otras del proceso de asignación presupuestal, el clientelismo político o la corrupción. Cuando un gremio o sector social logra los objetivos de su lucha lo hace a expensas de otros gremios o sectores sociales y, más habitualmente, del resto de la sociedad de forma indiferenciada. Por eso es más preciso referirse a estas luchas como paros contra la sociedad. Estos paros de nuevo tipo a diferencia de los paros laborales de viejo tipo son juegos de suma cero, que además tienen la curiosa peculiaridad de que la parte perdedora no está explícitamente presente en el conflicto ni interviene directamente en los acuerdos que le dan solución.

El estado, decía Bastiat, es una gran ficción en la que todo mundo trata de vivir a expensas del resto. La negociación una “lucha social” es la expresión más depurada de esa ficción. Los quejosos creen que están negociando con el “estado” mientras que los funcionarios públicos o los políticos que son su contraparte, aunque tienen su propios objetivos, están convencidos de que en la mesa representan esa misma entelequia abstracta. Esa creencia es la causa de que hagan caso omiso del interés del resto de la sociedad que asume siempre los costos tanto del conflicto como de su solución.

Esto último es evidente en el caso de paros como los del gremio camionero o de los paros agrarios que buscan imponer a la fuerza los precios que libremente no les reconoce el mercado y que se caracterizan por su violencia contra los ciudadanos cuya libre movilidad es restringida descaradamente por esos “luchadores sociales”. Los paros del magisterio estatal castigan particularmente a las familias pobres obligas por el absurdo sistema de subsidios a la oferta a dejar la educación de sus hijos en manos los educadores de la FECODE. Los paros de los afiliados de la ASONALJUDICIAL perjudican a quienes no tiene recursos para recurrir al arbitraje o la conciliación privada y a quienes se pudren en los patios más hacinados de  las prisiones por carecer de recursos para pagarse un abogado penalista o comprar un buen lugar en los patios de estrato 6 al lado de los políticos corruptos y los delincuentes de cuello blanco. También son contra la sociedad los paros regionales como los de Tumaco y el Chocó cuyos dirigentes son los mismo políticos buscadores de rentas que durante décadas han hecho un mal uso o simplemente se han apropiado de las transferencias de la nación.  Los paros contra el estado no son otra cosa que un instrumento de grupos organizados buscadores de rentas que son financiadas por el resto de la sociedad por la vía de impuestos adicionales, racionamientos y mayores costos de producción.

LGVA

Mayo de 2017.

viernes, 26 de mayo de 2017

La tragedia venezolana y la indignidad de Silvio Rodriguez


La tragedia venezolana y la indignidad de Silvio Rodriguez

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Universidad EAFIT



Nunca creí que Silvio Rodriguez pudiera hacer algo más vergonzoso que brindar durante décadas su apoyo servil y mendicante al régimen castrista. Las necesidades de la subsistencia material o la simple cobardía podían, sino justificar, por lo menos explicar su comportamiento abyecto de poner su talento al servicio de una dictadura criminal a cambio de migajas. Con su apoyo a la dictadura asesina de  Maduro, en declaración recientemente publicada por Al Poniente, Rodriguez se supera a si mismo batiendo con creces su propio record de indignidad.  

Se equivoca la redacción de Al Poniente al decir, en la presentación de los textos de Rodriguez y de su corresponsal maduro-chavizta, que el cantante envía un mensaje de apoyo al pueblo venezolano. Nada más contraevidente y absurdo que esta apreciación. El pueblo venezolano es el que está en las calles desde hace más de cincuenta días luchando sin tregua por su libertad. Es el pueblo que ha ofrendado la vida de más de cincuenta jóvenes cobardemente asesinados por los esbirros del régimen. Es el  pueblo encabezado por María Corina Machado, Lilian Tintori y decenas de valientes mujeres  que día a día desafían inermes las armas de un ejército deshonrado que asesina a su propio pueblo, con la sistemática asistencia de los militares y agentes cubanos que no quieren dejarse arrebatar el control de Venezuela de cuyos recursos petroleros vive parasitariamente desde hace años el régimen cubano.

Esto último es lo que realmente está en juego en Venezuela y lo que a la postre explica el apoyo de Rodriguez al régimen títere de Maduro. Porque Maduro, Cabello, Jaua y toda  su grotesca comparsa no son más que títeres miserables del gobierno castrista y de los generales corruptos que con la ayuda de los agentes cubanos controlan el ejército. Esa es la tragedia de Venezuela, la tragedia de un pueblo inerme frente al poder despótico y criminal de un gobierno extranjero y de unos militares traidores a su patria que mediante una calculada táctica de asesinato a cuenta gotas están minando lentamente la capacidad de lucha de los venezolanos. Es a esos asesinos  a los que apoya Silvio Rodriguez.

Chávez y Maduro destruyeron sistemáticamente la capacidad de los venezolanos de generar riqueza, como lo hicieron los Castro con el pueblo cubano cincuenta años atrás. El empobrecimiento de Cuba y el de Venezuela no es el resultado de ningún bloqueo ni de la “guerra económica imperialista” de la que habla el sicópata delirante de Nicolás Maduro. El empobrecimiento bajo es el socialismo es el resultado de la destrucción deliberada de lo único que crea riqueza: el espíritu y la iniciativa empresarial de las personas, que no es otra cosa que la independencia, la creatividad, el espíritu de aventura, la capacidad de asumir riesgos, el deseo de valerse por sí mismo, las ganas de experimentar y otras muchas otras cosas que definen al individuo libre y responsable de sus acciones. La destrucción de todo esto es el objetivo del socialismo, es en esa destrucción en la que está empeñada la dictadura de Venezuela para convertir a su pueblo en una masa sumisa, pusilánime y acobardada que dependa en todo de las dádivas del estado, como ocurre en Cuba.  

Es a eso a lo que se opone con coraje inusitado el pueblo venezolano y es eso lo que apoya indignamente Silvio Rodriguez buscando quizás aumentar su porción de las migajas que caen de la mesa de los infames gobernantes de su país que como sus pares venezolanos no se privan de ninguno de los lujos capitalistas que hipócritamente condenan. ¡Gloria al bravo pueblo!

LGVA

Mayo de 2017.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Un magistrado en la picota pública


Un magistrado en la picota pública

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Universidad EAFIT



El magistrado Carlos Libardo Bernal Pulido tiene una hoja de vida académica sólida, muy sólida. Es el único de los magistrados actuales y pasados de la Corte Constitucional que ostenta un doctorado de verdad, es decir, uno de esos que duran hasta cinco años y culminan con una tesis. En  realidad son dos: uno de la Universidad de Salamanca y otro de la Universidad de la Florida. Ha sido investigador o docente del Instituto Max Plank, de la Universidad de Paris X – Nanterre, de la Universidad de Yale, de la Universidad de la Florida, de la Universidad Carlos III, de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Externado de Colombia.

Además del español, el magistrado Bernal habla, escribe y lee en cinco idiomas: alemán, inglés, francés, italiano y portugués. Ha publicado 22 artículos en revistas especializadas, 13 libros y 26 capítulos de libro. Le ha alcanzado el tiempo para dirigir 10 tesis doctorales, participar en 55 eventos académicos en todo el mundo y traducir una veintena de libros de su especialidad. Este es el personaje puesto en la picota pública por voceros de las FARC, los políticos de la mal llamada Unidad Nacional y los periodistas afectos al régimen por el “delito” de haber votado la inexequibilidad de los literales h) y j) del artículo 1 del Acto Legislativo 01 de 2016.

Además de lo que contiene, la hoja de vida del magistrado Bernal es también buena por lo que le falta. No se registra en ella ningún empleo público ni un largo, penoso y rutinario trasegar  por la rama judicial. Tampoco se ha ensuciado en el “fango del litigio” del que hablara el finado Carlos Gaviria, quien tampoco nunca ejerció como abogado litigante ni tuvo cargo alguno en la judicatura. Quizás por eso, amén de sus conocimiento jurídicos, pudo actuar con independencia y en contra de lo que al parecer esperaban su supuesto mentor, el doctor Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado, y su nominador, el presidente Juan Manuel Santos.

Los ataques contra el magistrado Bernal, frente a los cuales ha guardado un prudente y altivo silencio, lo enaltecen por provenir de personajillos que no son más que escuálidos liliputienses frente a su estatura académica e intelectual. Pero dejando de lado los aspectos anecdóticos propios de la coyuntura actual, dichos ataques ponen de manifiesto la existencia de un grave problema institucional en lo que concierne a las calidades y requisitos de un magistrado de la Corte Constitucional y el proceso de nominación y elección.

Con dos o tres excepciones, la mayoría de los abogados que han llegado a la Corte Constitucional carecen de una formación académica remotamente comparable a la de Carlos Bernal. Ninguno los actuales tiene un doctorado, un par de ellos ostenta una maestría y la mayor parte solo pueden exhibir una o varias esas “especializaciones” y “diplomados” que se cursan los fines de semana. Su roce internacional y su conocimiento de idiomas son  limitados, cuando no carentes de forma absoluta. Eso sí, todos tienen a su haber largas experiencias como burócratas de ministerio o de funcionarios de la rama judicial. No se pretende desconocer la importancia de la experiencia, pero esta no suple la formación académica y solo la complementa cuando está articulada con ella. Reto a quienes reivindican la experiencia como sustituto de una formación académica rigurosa a que  muestren el primer albañil que se haya convertido en ingeniero civil después de pasar 25 años pegando ladrillos o al primer enfermero transformado en cirujano cardíaco después de haber visto ejecutar un centenar de cirugías de corazón abierto.  

Sin rubor alguno el doctor Juan Carlos Henao ha confesado su decepción por el comportamiento de “su pupilo”. Al parecer también recibió un regaño de la Casa de Nariño por haber propuesto la inclusión de Carlos Bernal en la terna presidencial. Esto es francamente vergonzoso pues no es otra cosa que el reconocimiento paladino de que se quería manipular el procedimiento de nominación y selección para garantizar que a la Corte llegaran “fichas” del gobierno, cosa que al parecer se logró con la magistrada Cristina Pardo, una señora sin ningún estudio de postgrado y cuya “producción científica” se limita a cuatro articulillos publicados en revistas de media petaca. Eso sí, la señora Pardo, además de acreditar su “profunda experiencia”, según se lee en su hoja de vida, venía de pasar los últimos 6 años y medio como secretaria jurídica de la Presidencia de la República.



LGVA

Mayo de 2017.    

lunes, 1 de mayo de 2017

Las elecciones de 2018 y el estado proteico

Las elecciones de 2018 y el estado proteico

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Universidad EAFIT

Thomas Hobbes nos acostumbró a asemejar  el estado con el aterrador Leviatán, monstruo marino ante el cual nada se resiste, descrito en el libro de Job.  Buena parte de los estados que en la historia han sido confirman la justeza de esa imagen que nunca debe ser olvidada.  Pero también es posible asemejar el estado a otro monstruo marino,  el Proteo de Homero, que además de saber el futuro podía adoptar las formas que le pluguiera. Los candidatos que se van perfilando para las elecciones presidenciales de 2018  son todos adoradores incondicionales del Leviatán, creen firmemente  en sus funciones asistenciales y en el intervencionismo a la carta según la clientela,  pero se diferencian por las formas de Proteo que cada uno asume para cautivar al electorado o por la que les resulta más notoria de acuerdo con su trayectoria, aunque no sea especialmente grata. Veamos.



Claudia López o el estado demiurgo. Claudia López es la representación del estado demiurgo. En la filosofía gnóstica el demiurgo es el origen, artífice y ordenador de todo; el alma universal que todo lo dispone y sin cuya existencia no habría más que caos. Para Claudia López, quizás en razón de su formación de politóloga, el estado es el demiurgo de la vida económica y social. Tal como lo expone en su libro, Adiós a las FARC, todos los males del país se explican por la presencia insuficiente o imperfecta del estado; todos esos males serán superados cuando llegue el estado suficiente y perfecto del que Claudia López se siente la primigenia emanación.


Sergio Fajardo o el estado impoluto. De las ideas económicas y sociales de Sergio Fajardo sabemos muy poco, no hay un libro o artículo que las recoja. “No se pierde un peso”, “Muchos ojos, pocas manos” esas y otras ocurrencias pegajosas como jingles resumen su ideario político. Eso le ha sido sufiente para alcanzar la alcaldía de Medellín y la gobernación de Antioquia. En medio de la pobreza de la oferta política a lo mejor le baste también para colarse a la segunda vuelta de las presidenciales y liderar una coalición de impolutos. Pero, si no ser ladrón es la única credencial requerida para ser presidente, podríamos ahorrarnos las votaciones y rifar el cargo entre el 99% de los colombianos que tampoco lo son.

Alejandro Ordoñez o el estado confesional. Los constituyentes del 91 fueron incapaces de sacar a la Iglesia Católica de la  política y de suprimirle de tajo los privilegios que se le otorgaron en la constitución de 1886. En lugar de un estado laico, crearon uno abierto a todas las creencias a las que otorgaron las mismas ventajas fiscales que tenían la Iglesia Católica, dando así lugar a la proliferación de toda suerte de iglesias de garaje  que, además de saquear sin consideración a sus adeptos y de gozar de descarados beneficios fiscales, quieren ahora imponer, en alianza con la católica, sus valores morales al conjunto de la sociedad. Ordoñez, Vivian Morales, la familia Piraquive  y los pastores de las más de 6.000 iglesias de garaje con personería jurídica buscan perpetuar el estado confesional del que el País trata de salir desde el siglo XIX. ¡Qué Dios nos ampare!

Gustavo Petro o el estado arbitrario. Por sus obras los conoceréis, dijo el hijo del carpintero. Gustavo Petro se desempeñó en la alcaldía de Bogotá con total desapego al principio según el cual también los gobernantes deben sujetarse a la ley. En contra de normas preexistentes y del concepto expreso de autoridades legítimas se pasó por la faja el esquema establecido para el servicio público de aseo y cuando fue disciplinado por una autoridad igualmente legítima organizó una montonera para resistirse a la sanción. Y tuvo éxito. Como todos iluminados exhibe siempre un talante dogmático y autoritario y no vacilará en cometer cualquier arbitrariedad para imponer la “voluntad popular” de la que se siente la encarnación, como Robespierre. 
   
Jorge Robledo o el estado totalitario. Que se sepa Jorge Robledo no ha renunciado a la ideología del MOIR: el marxismo-leninismo pensamiento Mao Tse-Tung. El objetivo final de esta ideología es el establecimiento del comunismo, la sociedad sin clases, para llegar a la cual se atraviesan una serie de etapas incluida la dictadura del proletariado, durante la cual se liquidan, literalmente, todos enemigos de clase. La primera fase es la revolución de nueva democracia, nacionalista y anti-imperialista,  realizada en alianza con la burguesía nacional, el campesinado y los intelectuales patriotas  y dirigida por la vanguardia del proletariado de la cual, por supuesto, el senador Robledo es la punta de lanza, ¡faltaba más!.  

Germán Vargas o el estado heredado. El delfinado es una vieja institución, informal pero efectiva, de la democracia colombiana. Los políticos colombianos heredan a sus descendientes su prestigio, sus relaciones, sus clientelas electorales. Los cuerpos colegiados, los ministerios y las administraciones locales son una plétora de delfines en crecimiento cuyo objetivo final  suele ser la Presidencia de la República. López Michelsen, Pastrana Arango y Santos Calderón, el sobrinieto, son algunos de los delfines que han logrado esa aspiración. Vargas Lleras, después del estruendoso fracaso de su tío, reclama para sí la herencia de su abuelo materno, Lleras Restrepo. No se sabe si podrá lograrlo, pero lo que sí es cierto es que a la democracia colombiana no le faltarán delfines con aspiraciones presidenciales. Ahí tenemos agazapados en todos los partidos a los hijitos de Galán y a Simoncito, el hijo amado de Cesar Gaviria, aprendiendo cosas y tejiendo relaciones desde la dirección del DNP, cargo con el que Santos pagó a su papá su importante contribución al triunfo en las elecciones de 2014.

Roy Barreras o el estado clientelista. Todo o casi todo en Roy Barreras recuerda al Tartufo de Moliere. Con su aire de héroe sacrificado por el bienestar público y sus zalemas incontinentes, ha trasegado por todos los episodios de la política colombiana reciente situándose indefectiblemente al lado del vencedor, rasgo típico del político clientelista dispuesto siempre a mudar sus principios en aras de la concordia y la unidad nacional y, por supuesto, unos cuantos cargos y una “congrua” porción del presupuesto. Seguramente el senador Barrera o alguno de sus innumerables pares con los comparte su forma de hacer la política estará presente en la primera vuelta de las presidenciales aspirando, sino a ganarla, a hacerse a un buen botín de votos para negociar en la segunda su contribución a la concordia y la unidad nacional.

Timochenko en cuerpo ajeno o el estado criminal. El incomparable Murray Rothbard decía que todo estado es una banda criminal que reclama el monopolio del saqueo. Como la constitución de los estados nacionales se remonta en la bruma del pasado remoto y éstos con el paso de tiempo han ido puliendo las toscas maneras de sus fundadores, la mayoría de la gente no tiene conciencia de su siniestro origen en las alianzas de grupos criminales que hasta entonces se combatían sin tregua. Por eso la reconstitución del estado colombiano con la incorporación a su seno de los otrora criminales de las FARC es una muestra palmaria de la justeza de la tesis rothbardtiana. Se dice que Timochenko no puede presentarse a las presidenciales de 2018, pero ahí está Álvaro Leyva, que lleva décadas queriendo ser candidato de cualquier partido a cualquier cosa, dispuesto a llevar la etiqueta del estado criminal. También está doña Piedad Córdoba que no tendrá ningún reparo en aumentar su monumental desprestigio.  

Falta todavía bastante tiempo para las elecciones de 2018.  Seguramente surgirán otros candidatos y se desdibujarán algunos de los mencionados, pero es poco probable que la oferta política de ese año contenga algo diferente a los diversos matices del estatismo asistencialista y regulador. Pero nada impide expresar un deseo.

Qué bueno sería para el País que surgiera un candidato verdaderamente diferente. Un candidato que entendiera que la democracia política no basta para garantizar las libertades, que el mercado libre es la mejor garantía de la libertad de los ciudadanos y que por ello el estado debe limitarse a sus funciones mínimas. Un candidato que entienda que el estado no existe para garantizar el futuro o la felicidad de los asociados sino para proporcionar el marco legal que permita a cada uno buscar su felicidad tal como cada cual la entiende y forjarse su futuro con su creatividad, su trabajo y su empeño. Un candidato que entienda que gobernar es el arte de dirimir los conflictos entre los individuos y no al arte de entregar recursos o privilegios a grupos, gremios o clientelas. Un candidato que no prometa a los votantes liberarlos de riesgo de hacer elecciones por sí mismos y asumir sus consecuencias. Un candidato que hable a los individuos, es decir, a las personas habituadas a tomar decisiones por sí mismas, y no a las masas agrupadas en las diversas etiquetas con las que se manifiesta la democracia corporatista a la que nos tiene habituados el siempre creciente Leviatán.

LGVA

Mayo de 2017.