Café
y petróleo: 1913 – 2013, cien años de dependencia de las exportaciones
primarias[1]
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Docente Universidad EAFIT. Consultor Fundación ECSIM
“…café
y petróleo, cumbia del mar, joropo del llano, aguardiente y ron. Hola chico, a
la Coca-Cola, cónchale vale, ¡cómo son las vainas! A cinco el saco, a ocho el
barril. Vendo, vendo, vendo. ¿Quién da más?,
¿nadie da más? Entonces vendido a la Coffee Petroleum Company”. (Canción
de Ana y Jaime)
I
En la segunda mitad del siglo
XIX y las primeras décadas del XX, Colombia y todos los países latinoamericanos
se especializaron en la exportación de productos primarios. Hacia 1913, un par
de productos de la agricultura o la minería representaban un 50% ó más del
valor de las exportaciones de los países de la región. El café y el oro eran el
57% de las exportaciones colombianas por aquellas calendas. En Chile los
nitratos y el cobre llegan al 78% del total exportado y en Brasil ese mismo
porcentaje se alcanzaba con el café y el caucho. Costa Rica dependía del banano
y el café que aportaban respectivamente el 51% y 35% de sus exportaciones.
Tabla
1
Las dos guerras mundiales y la
crisis de los años 30 alterarían profundamente el rumbo de las economías
latinoamericanas por los trastornos que ocasionaron al comercio internacional.
En los años 40 surgió – desarrollada por Raúl Prebisch y los economistas de la
CEPAL -
la teoría del deterioro secular de los “términos de intercambio”, de
acuerdo con la cual el precio de las exportaciones de bienes primarios tendía a
disminuir secularmente con relación al precio de las importaciones de bienes industriales
manufacturados. La especialización en la producción y exportación de bienes
primarios condenaba a los países latinoamericanos a la pobreza y a la
dependencia pues por el deterioro de los “términos de intercambio” tenían que
entregar, para decirlo coloquialmente, una cantidad creciente de sacos de café
o barriles de petróleo por el mismo tractor. La conclusión inevitable de esta
teoría consistía en que los países latinoamericanos debían superar el modelo
primario-exportador mediante el desarrollo de una industria nacional. Surgió
así la política de la industrialización sustitutiva, la cual, alentada por la
CEPAL, dormiría la política económica de todos los países de América Latina
hasta los años 80 del siglo XX. Se
esperaba también que esto llevara a un cambio en la composición del comercio
exterior, particularmente a reducir la
dependencia de las exportaciones de bienes primarios. La sustitución de
importaciones debía llevar también a la sustitución de exportaciones. Esto
último sería objetivo de la política económica de los años 60 del siglo XX.
II
La tabla 1 muestra resultados
más bien diversos en 100 años. El café y el oro no son ya los principales
productos de exportación colombianos: fueron sustituidos por el petróleo y el
carbón. Chile no depende ya de los nitratos sino del cobre. Ni a Ecuador ni a
Venezuela parece haberles ido mejor en eso de reducir la dependencia de las
exportaciones primarias. Perú muestra un nivel dependencia similar al de hace
un siglo. México, Brasil, Argentina,
Costa Rica muestran una apreciable reducción.
Figura
1
El caso de Costa Rica es bien
notable. Sus dos principales exportaciones no son ya bienes primarios. Las
frutas tropicales, con 7,3%, y los plátanos y bananos, con 6,8%, están en el
tercero y cuarto lugar de la canasta exportadora. En los dos primeros lugares
están las partidas “válvulas y tubos electrónicos (de cátodo caliente, etc.),
células fotoeléctricas, transistores, etc.” con
21% e “instrumentos y aparatos de
medicina, etc.” con 9,8%.
México tiene el petróleo como
su principal producto de exportación, con 11%. En segundo lugar está la
exportación de automotores, con 9%, y
los ocho productos que siguen después son todos productos industriales. Los 10
principales productos responden por el 48% del valor exportado en 2013, cifra
similar a la de Brasil y Argentina que tienen igualmente dentro de sus 10
primeros productos de exportación algunas manufacturas industriales.
Ecuador, Colombia, Venezuela y
Chile muestran en 2013 las canastas de exportación menos diversificadas. El
petróleo para las tres primeras economías y el cobre para la última son los
principales productos de exportación. Pareciera entonces que 60 o más años de
industrialización sustitutiva y diversificación de exportaciones su hubieran
saldado con un fracaso pues están igual o peor que en 1913. Sin embargo, las
cosas son un tanto más matizadas, al menos en el caso de Colombia que se
examina con algún detalle en el siguiente apartado.
III
El auge de precios de los
productos primarios de las dos últimas décadas alteró significativamente la
composición de la canasta exportadora de Colombia. En 1963, el café
representaba el 68% de las exportaciones y el petróleo el 17%. En ese mismo año
10 productos respondían por el 95% del valor exportado. En las décadas
siguientes se muestra una tendencia a la diversificación de las exportaciones.
El petróleo, que había desaparecido del panorama exportador en los años
ochenta, reaparece en los noventa y en 1993 alcanza el 15% del valor exportado.
En dicho año, conjuntamente con el café, que en dicho año era aún la principal
exportación del País, el petróleo representaba el 31%. Los 10 principales
productos eran el 65% y , en 2003, dicha participación se redujo a 57%, a pesar de que el
petróleo llegaba al 20%.
Figura
2
En 2003 el País mostraba una
canasta exportadora diversificada. Diez productos, entre los cuales se
encontraban 5 productos industriales, respondían por el 57% de las
exportaciones. Los cinco productos
primarios – petróleo, café, flores, carbón y bananos – tenían una participación
relativamente equilibrada. Después las exportaciones se “petrolizaron”, más por
efecto de los precios que por la cantidad.
Tabla
2
Los empresarios del País no
estaban haciendo mal las cosas en materia de diversificación de exportaciones.
El auge de los precios de las materias primas, en particular del petróleo,
alteró de forma significativa la tendencia que se venía registrando. Las alzas
y bajas de los precios de las materias primas son algo escapa por completo al
control de una economía como la colombiana que sólo puede limitarse a
aprovechar los auges y a padecer las depresiones. El gobierno tiene poco que
hacer al respecto, pero ciertamente en el plano interno podría haber hecho
mejor las cosas. La receta es simple: atenerse como cualquier cristiano al
ingreso permanente, no al ingreso coyuntural, y ahorrar durante el auge para
poder mitigar el efecto de las depresiones. Pero esto es difícil de hacer
cuando el gobierno está capturado por intereses particulares y políticos
propensos a los gastos inmediatos y adversos al ahorro. ¡El que viene atrás que
arree!, parece ser la consigna de los gobiernos manirrotos. Sólo queda esperar
que los empresarios hayan sabido aprovechar, como lo hicieron en otras
coyunturas, los términos de intercambio favorables para modernizar y fortalecer
el aparato productivo del País.
LGVA
Septiembre de 2015.
Luis Guillermo, buen artículo, gracias por compartir; es un tema que esta mas vigente que nunca en unas dinámicas poco alentadoras que esta teniendo la nación.
ResponderEliminarHola Luis Guillermo, soy Estudiante de Relaciones Internacionales y estoy haciendo mi trabajo de grado acerca de dos Petróleras Estatales, y su compromiso con los ODS. Por ello, me gustaría tener un poco más de información de primera mano sobre la "teoría de la dependencia" y trabajos realuzados por los académicos de la CEPAl, y sobre la historia económica Colombiana. En caso que acceda a darme una entrevista dejaré mi correo salokmi16@gmail.com . Gracias!
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