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domingo, 28 de septiembre de 2025

¡VIVAN LOS ESTADOS UNIDOS!

 

¡VIVAN LOS ESTADOS UNIDOS!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Estoy con profundo dolor de patria y enorme sentimiento de pena ajena. El dolor de patria lo tengo desde el 7 de agosto de 2022 y no me ha abandonado desde entonces. La pena ajena es intermitente pero extremadamente frecuente en función de las cada vez más vergonzosas apariciones bufonescas de Petro.

El discurso en la ONU y la perorata callejera en Nueva York batieron el récord de la estupidez y no tendrían trascendencia, nos causarían hilaridad, si se tratara del presidente de Venezuela o de un simple orate. Pero se trata del presidente de Colombia, ¡maldita sea!

Desde su nacimiento el 4 de julio de 1776, Estados Unidos ha sido el faro moral, político, científico, tecnológico y económico de la humanidad.

Fue la primera democracia liberal y su influencia se ha extendido por el todo el mundo dando al traste con las monarquías absolutistas del antiguo régimen y las dictaduras totalitarias de la época moderna.  Su modelo de economía de mercado basada en la propiedad privada, la libre competencia y la innovación ha llevado bienestar a todos los países donde se ha implantado, aun imperfectamente.



A principios del Siglo XX, a Europa la salvó de la locura de su guerra civil, mal llamada, primera guerra mundial y al mundo entero lo salvó del nazismo alemán y el militarismo racista japonés. Durante décadas contuvo el avance del comunismo ruso y chino y luego ayudó al despegue de sus economías con la implantación, aún imperfecta, de su modelo económico. Ni en Rusia y China imperan las dictaduras feroces de hace décadas gracias la influencia de su sistema democrático liberal.

Su elevada moralidad se expresa en tres hechos de alcance histórico definitivo:

1. Haberse comprometido con la reconstrucción de Europa (Alemania e Italia incluidas) y de Japón al final de la segunda guerra mundial;

2. Haber impulsado en Bretton Woods la creación un orden económico (GATT, IMF, WB) que dio estabilidad y crecimiento a la economía mundial durante cinco décadas;

3. Haber renunciado a sojuzgar a la URSS y a China cuando tuvo el monopolio de las armas nucleares.

Desde que el gran Marco Fidel Suárez le dio a Colombia la doctrina del respice polum, la economía y la sociedad colombiana se han beneficiado de la relación estrecha, instintiva y familiar con los Estados Unidos. Sus mercados se abrieron a nuestro café, a nuestro petróleo, a nuestras flores, a nuestro banano y nuestro crecimiento se ha beneficiado de sus inversiones. Nuestros hijos han estudiado en sus universidades y nuestros migrantes desarrollado alli sus talentos.

Los Estados Unidos nos ayudaron de manera definitiva a impedir la implantación de una narcodictadura en cabeza de Pablo Escobar y sus aliados políticos. Su apoyo al gobierno de Uribe fue determinante para contener el avance de las Farc hacia el poder.

Hoy, con una narcodictadura en ciernes, debemos agradecer a Estados Unidos por lo que ha hecho en el pasado y agradecerle lo que haga para ayudarnos a salir de la pesadilla en la que nosotros mismos nos hemos metido.

LGVA

Septiembre de 2025.

sábado, 27 de septiembre de 2025

El precio del tiempo*

 

El precio del tiempo*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

No me cansaré de repetirlo: el capitalismo es un sistema tan maravilloso que funciona, aunque la mayoría de gente no entienda cómo lo hace y aunque muchas personas supuestamente instruidas – incluidos presuntos economistas – vean con sospecha, cercana a la abominación, el interés compuesto, la esencia misma del capitalismo.

El historiador financiero y periodista económico Edward Chancellor, en el libro cuyo título presto para esta nota, señala que a lo largo de la historia “las mentes más brillantes de la humanidad se han alineado en contra de su existencia”. Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás, Dante y Shakespeare despotricaron contra el miserable usurero. Marx detestaba el interés, pero también Hitler, retoca Chancellor.



Aristóteles, probablemente, es el principal responsable de la extendida incomprensión aún prevaleciente del fenómeno del interés por su creencia según la cual este procede del dinero prestado, lo cual es antinatural pues la esencia del dinero, dice, es ser medio de cambio y no engendrar dinero. Pecunia pecuniam parere non potest es la forma en que la escolástica medieval retomará y hará suyo el error del Estagirita.

Vástago de una familia de comerciantes y cambistas, Santo Tomás de Aquino observó que el interés aumentaba o disminuía según que aumentase o disminuyese el período durante el cual se otorgaba el préstamo. Concluyó por ello que el interés se pagaba por el uso del tiempo; pero como el tiempo era un don de Dios a todos los hombres nadie podía arrogarse el derecho de cobrar por él. De esa forma el Aquinate, como gustaba siempre hacerlo, se alineaba con su maestro Aristóteles en la condena del interés, pero al mismo tiempo, como astuto comerciante, le abría la puerta a su cobro en caso de damnum emergens y lucrum cessans, situaciones que evidentemente están presentes siempre que se otorga un crédito.

La doctrina de Santo Tomás es la del hombre de la calle y está incorporada en la legislación comercial de la inmensa mayoría de los países del mundo, incluidas la prohibición del llamado anatocismo y la fijación de una tasa de usura máxima. El error fundamental de esta doctrina radica en suponer , por el hecho de que la mayoría de los préstamos se hacen en dinero, que el interés es un fenómeno puramente monetario sin relación alguna con la valoración que de los bienes presentes y futuros hacen las personas.

Chancellor menciona hallazgos arqueológicos que indican que el interés es anterior al dinero acuñado y que estaba vinculado a “los préstamos de semillas y animales”, muy corrientes en el mundo antiguo. El interés – dice- solía pagarse en el mismo producto utilizado para el préstamo, por lo que existía el interés-trigo o interés-oveja. Se da el nombre de tasa de interés propia al interés de una mercancía calculado con sus propias unidades.

Böhm-Bawerk, primero, y después Irving Fisher vincularon el interés a la teoría subjetiva del valor por medio del concepto de preferencia por el presente que, básicamente, significa que usualmente los mortales, por el hecho mismo de serlo, prefieren “un toma” a “un tendrás”. El interés, escribe Fisher, “debe ser intrínseco a todas las compras y las ventas, y en todas las transacciones y actividades humanas que impliquen el presente y el futuro”. Rothbard lo expresa de esta forma “las satisfacciones futuras siempre incluyen un descuento en comparación con las satisfacciones presentes”.

Hoy sabemos, después de la hermosa y elegante Teoría del valor de Gerard Debreu, que un bien económico es algo del mundo físico con una localización en un lugar del espacio y un momento del tiempo. La razón entre los precios de un mismo bien en dos lugares del espacio es su tasa de cambio y la relación de entre sus precios en dos momentos del tiempo es su tasa de interés propia. 

Lo más alucinante es saber que, como esas valoraciones son subjetivas, existen para un mismo bien tantas tasas de interés como momentos imaginables de tiempo y cambistas existan. En una economía con dos bienes, dos cambistas y dos momentos del tiempo – hoy y mañana – habría 4 tasas de interés propias. Para los 423 artículos de la canasta familiar colombiana, los 53.000.000 habitantes y en dos momentos del tiempo – hoy y mañana – habría 22.419.000.000 de tasas de interés propias. Y el mercado funciona.  

LGVA

Septiembre de 2025.  



* Chancellor, Edward (2024) El precio del tiempo. DEUSTO, GRUPO PLANETA, Barcelona, 2024.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Semblanza de la Maestra Elvia Vélez Calle

 

Semblanza de la Maestra Elvia Vélez Calle*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Hoy Medellín se llena de gratitud y admiración para rendir homenaje a una mujer que ha dedicado su vida a esculpir no solo la materia, sino también la sensibilidad colectiva de una ciudad. Con la entrega de la Distinción Débora Arango, exaltamos a una artista cuya trayectoria vital y creativa encarna el espíritu mismo de esta condecoración: valentía, autenticidad y un compromiso incansable con el arte, la cultura y la memoria. Nos referimos, con profunda emoción, a la Maestra Elvia Vélez Calle.

Nacida en Medellín el 27 de agosto de 1935, Elvia creció en un hogar conformado por nueve hermanos, de los cuales hoy sobreviven cinco. Sus padres, Roberto Vélez Vélez y Magdalena Calle Lema, oriundos de Ciudad Bolívar, en el suroeste antioqueño, formaron una familia en la que la sensibilidad artística tenía raíces profundas. En particular, su madre —una autodidacta, poeta, artista y colaboradora del periódico El Colombiano bajo el seudónimo “Irene”— fue su primera maestra, guía y cómplice creativa.

Desde los primeros años de su vida, Elvia sintió un llamado irresistible por el arte. “Aprendí a pintar antes de aprender a escribir”, recuerda. Con lápices y papel periódico, dibujaba a sus compañeras de cuerpo entero en el piso de la escuela, y era la artista “oficial” a la hora de hacer mapas o ilustraciones. Soñaba con ingresar a la Escuela de Bellas Artes de Medellín, donde décadas atrás había estudiado su tío, el reconocido acuarelista Eladio Vélez Vélez. Pero a los nueve años, aquella oportunidad se desvaneció. Pese a ello, su madre le prometió que sería ella quien la iniciaría en el camino del arte, y cumplió su promesa.



Aunque sus primeros años de adultez estuvieron marcados por las responsabilidades del hogar y la crianza de tres hijos, Elvia nunca abandonó su vocación. Durante los años 50 y 60, tomó clases de pintura sobre porcelana, decoró cerámicas, elaboró tarjetas navideñas, y realizó bocetos para la empresa de publicidad exterior de su esposo, Emilio Javier Gómez Restrepo. Todo lo que hacía era preparación silenciosa, perseverante y disciplinada, para entregarse de lleno al arte cuando las circunstancias lo permitieran.



La vocación se afirma: los años de formación artística

En la década de los 70, ya con sus hijos mayores, la Maestra Vélez decide formalizar su formación artística. Ingresa al taller del reconocido acuarelista y pintor León Posada Saldarriaga, quien pronto la reconoce como una de sus alumnas más sobresalientes. Allí explora técnicas como el dibujo, el carboncillo, la acuarela, el óleo y la plumilla. Comienza a producir bodegones, naturalezas muertas y composiciones que incluyen citas visuales a grandes maestros, como una manera de estudiar a fondo la historia del arte.

En 1980, Federico Villegas Barrientos, poeta, escritor y crítico de arte, al referirse a una muestra del taller de León Posada, no escatimó en elogios:

“Esta distinguida señora es una de nuestras mejores pintoras antioqueñas… Elvia es más que una alumna aventajada; es la mejor discípula”.

A partir de ese momento, su carrera artística comienza a tomar vuelo. Realiza su primera exposición individual en Quirama en 1981, y participa en múltiples muestras colectivas y benéficas en Medellín, Rionegro, Cartagena y otros municipios. Se destaca en festivales, recibe menciones honoríficas y empieza a consolidarse como una figura activa dentro del medio artístico antioqueño.

La escultura: el lenguaje definitivo

Aunque Elvia Vélez había sido inicialmente reconocida por su trabajo pictórico, fue en la escultura donde encontró su lenguaje definitivo. A principios de los años 90, se forma en el taller del Museo El Castillo bajo la dirección del Maestro Miguel Ángel Betancur, hijo del escultor José Horacio Betancur. Allí aprende las técnicas de la terracota, la talla en madera, el bajo relieve, el cincelado de piedra y la escultura en bronce a la cera perdida.

En 1995 realiza su primera exposición individual de esculturas en el Club Campestre de Medellín. La totalidad de las piezas son adquiridas. Desde ese momento, se dedica con mayor intensidad a la escultura, sin abandonar por completo la pintura. Lo que sigue es una etapa de gran madurez artística y producción constante. Expone en instituciones como la Biblioteca Pública Piloto, el Museo El Castillo, la Casa de la Cultura de La Estrella, la Cámara de Comercio de Medellín, el ITM, y el Museo Juan del Corral, entre muchos otros.

En 2003, el maestro Miguel Ángel Betancur escribió sobre su obra:

“Vale la pena mirar de cerca, detenerse y contemplar las esculturas de Elvia Vélez… la escultura en ella es esperanza… es el testimonio de un momento que se vive, es la mujer, el destino mismo… la tragedia humana”.

Una voz femenina que esculpe lo humano

Las esculturas de Elvia Vélez no son ornamento, ni figura por la figura misma. Cada una narra una historia, una emoción, una condición humana. Ama trabajar con la figura femenina porque en ella proyecta no solo su sensibilidad, sino también su reflexión sobre el mundo. Sus obras relatan el desplazamiento, el abandono, la maternidad, el abuso, la dignidad, el dolor y la esperanza. Se inspira en la literatura, en la naturaleza, en la memoria, y en la vida diaria. Su arte es un espejo de lo cotidiano, sublimado con delicadeza, dolor y belleza.

A lo largo de más de cinco décadas, su obra ha llegado a museos, colecciones públicas y privadas. Entre ellas, el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia, el Museo Casa de la Memoria, el Museo de Jericó, Empresas Públicas de Medellín, el Club Unión, y oficinas de importantes empresas colombianas. Muchas de sus piezas han sido adquiridas por coleccionistas en Suiza, Alemania, Turquía, Canadá y Estados Unidos.

Arte y naturaleza: una unión inseparable

El vínculo de la Maestra con la naturaleza ha sido constante desde su niñez. Desde los días en que modelaba figuras de barro durante los paseos familiares al campo, hasta hoy, cuando su obra dialoga con el entorno vivo. Este lazo se hizo aún más evidente cuando, en un gesto de profunda generosidad y coherencia ética, donó parte de su obra al Parque de la Conservación de Medellín. Esta donación no solo enriquece el acervo artístico del parque, sino que representa una unión profunda entre arte y vida, entre la creación humana y la preservación del mundo natural.

Arte como resistencia, vida como testimonio

Durante la pandemia de 2020, cuando las restricciones sanitarias la alejaron de su taller, la Maestra no se detuvo. Se refugió en una finca familiar y retomó la pintura con pasteles, produciendo una obra íntima, contemplativa y luminosa. A pesar de las dificultades, su arte se mantuvo vivo, como siempre: silencioso, constante y vital.

En 2022, volvió a exponer esculturas en la Cámara de Comercio de Medellín. Y aún hoy, a sus 90 años, continúa creando, soñando y produciendo con la misma fuerza de siempre. Como ella misma dice:

“La vida se me está acabando, y tengo tantos proyectos que la vida no me alcanza”.

Un legado vivo y necesario

En su larga trayectoria, la Maestra Elvia Vélez ha hecho mucho más que producir obras bellas: ha abierto caminos, ha desafiado silencios, ha demostrado que el arte no es un privilegio ni una distracción, sino un modo de existir. Su historia es también la historia de muchas mujeres que, en silencio y con valentía, han construido el arte colombiano a fuerza de perseverancia, sensibilidad y lucha.

Y así, esta distinción que hoy le entrega el Concejo de Medellín, en nombre de toda la ciudad, es más que un reconocimiento. Es una reparación simbólica, una afirmación pública de su lugar en nuestra historia, y un homenaje merecido a una mujer que, como Débora Arango, ha hecho de su vida una obra de arte.

Gracias, Maestra Elvia Vélez, por enseñarnos que el arte no es una profesión: es una forma de amar, de resistir y de sembrar belleza. Su obra vivirá mientras haya quien la contemple, quien la recuerde y quien, gracias a ella, también se atreva a crear.

LGVA

Septiembre de 2025.



* Pronunciada en la entrega de la Distinción Débora Arango a la Maestra Elvia Vélez Calle el 16 de septiembre de 2025.

sábado, 6 de septiembre de 2025

La prohibición de la tauromaquia: ataque intolerante a la libertad económica y la propiedad privada

 

La prohibición de la tauromaquia: ataque intolerante a la libertad económica y la propiedad privada

Luis Guillermo Vélez Álvarez.

 

La libertad es el derecho de hacer ciertas cosas y de oponerse a la imposición de otras. El límite está marcado por el derecho recíproco de los demás y no por la valoración ética o estética que ellos hagan de la forma en que cada cual ejerce los suyos.

La libertad religiosa, la libertad de expresión, la libertad educativa, la libertad de prensa, la libertad sexual y la libertad económica serían imposibles si las valoraciones éticas o estéticas de los demás pudieran admitirse como fundamento para imponer restricciones legales a su ejercicio. La sociedad no sería viable y el conflicto sería permanente pues desaparecería la tolerancia que es la base de la concordia ciudadana.



La ley contra la tauromaquia y su ratificación por la Corte Constitucional están basadas en las valoraciones éticas y estéticas de quienes odian la tauromaquia, es decir, en su intolerancia.

Hay varias cosas aberrantes en todo esto:

1. Los toros de lidia, los gallos finos, los novillos, etc. no son naturaleza libre, son propiedad de algunas personas. Al impedirles a sus propietarios darle su empleo económico legítimo, la ley los está expropiando sin indemnización alguna.

2. Los antitaurinos y los animalistas pretenden que sus preferencias particulares se conviertan en “preferencia social” por la fuerza de la ley. En nada eso se diferencia de la pretensión de la religión única “fuera de la cual no hay salvación” que justificó y justifica la persecución de las minorías religiosas.

3. Los antitaurinos y los animalistas tienen todo el derecho de promover sus preferencias mediante la propaganda y el boicot. Aceptar que puedan hacerlo mediante la imposición de la ley, lleva a aceptar que también puedan hacerlo mediante la violencia, como desde hace tiempo es su costumbre en las plazas de toros.

LGVA

Septiembre de 2025

miércoles, 3 de septiembre de 2025

La nueva tributaria de Petro o la última sacudida del árbol

 

La nueva tributaria de Petro o la última sacudida del árbol

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Es tan aberrante e inoportuna la nueva reforma tributaria de Petro que no la defiende ni FEDESARROLLO que ha avalado todas las de las de las últimas décadas con el argumento de que la presión fiscal no alcanza todavía los niveles de la OCDE y que son necesarias para establecer la “justicia social”. También se extraña la voz de Uprimny y de los cincuenta economistas y abogados que lo acompañaron en la demanda del Estatuto Tributario que les parecía aberrante en tiempos de Duque.

No voy a referirme puntualmente al articulado de la nueva tributaria de Petro. Baste con decir que es la más fiscalista y alcabalera de todas las que se han propuesto en la historia y que de ser aprobada postraría la economía mucho más de lo que hizo la de Ocampo.   

En efecto, la democracia, en especial la de sufragio universal, es un sistema extremadamente riesgoso porque la gente poco ilustrada puede ser fácilmente seducida por las fantasías de los demagogos. Desde Aristóteles, pasando por Stuart Mill y culminando con el gran Ortega y Gasset, ese riesgo ha sido advertido por todos los filósofos políticos. América Latina ilustra dramáticamente esos riesgos con múltiples experiencias

La de los chilenos que, en 1970, eligieron a Allende, cuando tenían un PIB per cápita entre los más altos del continente y que triplicaba el de los colombianos de la época. La de los cubanos, que celebraron a Castro y sus guerrilleros en su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero de 1959, cuando tenían el ingreso más alto y eran los más alfabetizados y sanos de América Latina. Similar situación la de los venezolanos que plebiscitaron a Chávez, cuando la caída del precio del petróleo hizo inviable el inmenso aparato asistencialista; la de los chilenos que votaron por Boric, rechazando un marco constitucional que las trajo progreso y estabilidad;  la de los uruguayos que eligieron un guerrillero tupamaro responsable de múltiples crímenes, en la época dorada en que su país era reconocido como la Suiza de Latinoamérica y, la más notable, la de los argentinos que llevan décadas votando por gobernantes empeñados en acabar con los logros del capitalismo liberal que llevó a su país a ser uno de los más ricos del mundo a principios del siglo XX.

El capitalismo es un sistema tan maravilloso que funciona, aunque incluso muchos de quienes debieran – empresarios, economistas, políticos, etc. - no comprendan cómo lo hace y muchos de los que se benefician de sus frutos se obstinen en destruirlo. En América Latina, el capitalismo liberal es una especie del árbol silvestre sometido a violentas sacudidas, a lluvias de pedradas y a incesantes golpes de varas por parte de quienes quieren hacer caer sus frutos, creyendo que el árbol fructifica a causa de las sacudidas y no a pesar de ellas.

Petro y su Pacto sintetizan de forma exacerbada las ideas de los sacudidores del árbol: la teoría de la dependencia, el proteccionismo cepalino, el agrarismo, el indigenismo, el imperialismo y la leyenda negra. Esto es lo que se encuentra sintetizado en Las venas abiertas de América Latina, el ensayo sociológico más influyente del continente el siglo pasado. Pero también está en la obra y la acción Raúl Prébisch, Henrique Cardoso y, por supuesto, Carlos Lleras Restrepo.

El árbol se sacude con la acción de un estado fuertemente intervencionista con elevados impuestos, tributación progresiva, propiedad gubernamental, reformismo agrario, asistencialismo, proteccionismo y regulación de la actividad económica. Aunque desde los años treinta estas son prácticas corrientes en Colombia, con Petro afloran de manera superlativa los resultados inevitables a los que conducen: clientelismo, burocratización y corrupción desaforadas y, sobre todo, autoritarismo y supresión de la libertad. ¿Aprenderemos?  

LGVA

Septiembre de 2025

miércoles, 27 de agosto de 2025

Pocos partidos, mejor democracia: ¿por qué Colombia necesita un sistema partidista sólido y limitado?

 

Pocos partidos, mejor democracia: ¿por qué Colombia necesita un sistema partidista sólido y limitado?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

I.             Introducción

En el debate fundacional de la democracia moderna, James Madison y Thomas Jefferson encarnaron dos visiones sobre la representación. Madison, defensor de la república representativa, desconfiaba de los impulsos volátiles del pueblo y veía en las instituciones intermedias, como los partidos, un filtro racional y necesario. Jefferson, por su parte, creía en la virtud cívica y abogaba por la democracia directa, la participación descentralizada y en la soberanía local. Desconfiaba de los partidos.

Hasta la Constitución de 1991, Colombia tuvo un desarrollo político madisoniano con un sólido bipartidismo, nacido a mediados del Siglo XIX. El Partido Republicano, de Carlos E. Retrepo; la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, UNIR, de Jorge Eliecer Gaitán y la Alianza Nacional Popular, ANAPO, de Gustavo Roja Pinilla fueron intentos relativamente efímeros de romper el bipartidismo. Siempre, desde los años 20, ha habido un pequeño partido comunista irrelevante electoralmente pero muy vinculado a la guerrilla de las Farc.

La historia ha probado a Madison más realista. La democracia directa, sin mediaciones, deriva fácilmente en populismo, personalismo y fragmentación. Colombia es hoy un ejemplo vivo de lo que ocurre cuando se debilitan los partidos y se exacerban los mecanismos de representación individualizada, como el voto preferente o las candidaturas por firmas.

Es hora de reivindicar el sistema de partidos —pero no cualquier sistema: uno con pocos, fuertes y responsables partidos—, que ejerzan su función de mediación, articulación programática y garantía institucional. Este texto defiende esa tesis desde la teoría política, la experiencia electoral colombiana y el análisis comparado.

II.            El naufragio de la dispersión

Tras la Constitución de 1991, Colombia adoptó una lógica de “más es mejor”: más participación, más candidatos, más partidos. El resultado fue el caos: en 2002, al Senado concurrieron 321 listas de 60 partidos: 96 agrupaciones obtuvieron curules. No había cohesión, ni gobernabilidad, ni control. La Cámara era una colcha de retazos.

La reforma de 2003 corrigió parcialmente el rumbo: umbral electoral, listas únicas, cifra repartidora, prohibición de la doble militancia. El efecto fue inmediato: en 2006 solo 20 partidos inscribieron listas, 10 lograron representación. En 2010 fueron 14 listas y 8 partidos representados. El sistema se volvió más legible, más gobernable.

Pero en la última década ha vuelto a abrirse la compuerta: más de 35 partidos hoy tienen personería jurídica. El sistema electoral, sin filtros fuertes, ha vuelto a derivar en dispersión.

III.          ¿Por qué pocos partidos?

Madison creía que los partidos eran un mal necesario, pero inevitable en una república grande. Su función era filtrar los intereses facciosos, articularlos en propuestas colectivas y permitir el equilibrio entre gobierno y representación.

Esa función se pierde cuando hay demasiados partidos pequeños sin ideología ni estructura. Entonces se convierten en instrumentos de transacción: porciones de burocracia o recursos públicos a cambio de apoyos puntuales. Nada más lejos del ideal representativo.

Duverger lo anticipó con claridad: los sistemas electorales moldean el número de partidos. Sistemas proporcionales sin umbrales tienden al multipartidismo extremo; los mayoritarios o proporcionales regulados conducen a sistemas de pocos partidos. No es un accidente: las reglas determinan el sistema.

Un sistema con cinco o seis partidos verdaderos —con estructura, disciplina y democracia interna— es más democrático que uno con cincuenta microempresas electorales.

IV.           El voto preferente: ¿libertad o clientelismo?

Uno de los principales factores de debilitamiento de los partidos en Colombia ha sido el voto preferente. Esta fórmula, que permite a los electores escoger un candidato dentro de una lista, puede parecer democrática; pero en la práctica ha resultado en una competencia personalista, costosa y fragmentada.

Cada candidato compite no solo contra los de otros partidos, sino contra los de su propio partido. Esto incentiva y facilita la compra de votos, el uso de recursos privados sin control y la desarticulación de los programas colectivos. Como advertía Madison, los intereses particulares sin filtros se convierten en facciones destructivas.

Además, el voto preferente ha convertido las listas en agregados oportunistas, donde los candidatos no comparten una visión común, sino solo el interés de acceder al poder. No hay deliberación interna, ni estrategia programática, ni disciplina.

Es urgente eliminar el voto preferente: listas cerradas, primarias internas obligatorias, topes de gasto reales y control de financiación. La representación debe volver a ser colectiva.

V.            ¿Y las candidaturas por firmas?

Jefferson creía en el ciudadano independiente y virtuoso. Pero cuando la inscripción por firmas se convierte en un negocio subcontratado a empresas recolectoras, lo que se vende no es participación, sino acceso al tarjetón. Las candidaturas ciudadanas devienen en personalismo sin rendición de cuentas, sin programa y sin partido.

Hoy en Colombia hay empresas que cobran cientos de millones por asegurar las firmas necesarias. Esto no amplía la democracia: la privatiza. Es necesario exigir a los independientes mínimos de transparencia, estructura y rendición. De lo contrario, el sistema se convierte en una feria electoral sin política.

Aunque imperfecta, porque probablemente solo incrementaría el costo de la recolección, una solución sería prohibir que los ciudadanos puedan firmar por más de un candidato.

VI.          El caso colombiano: partidos sin doctrina y líderes sin partido

Colombia es hoy el ejemplo de lo que ocurre cuando el sistema de partidos se descompone desde dentro por efecto del voto preferente y la inscripción de candidatos por firmas.

De hecho, solo hay dos partidos que pueden considerarse tales en algún sentido funcional: el Centro Democrático y Cambio Radical. Pero incluso ellos dependen casi exclusivamente del prestigio y la capacidad electoral de sus líderes fundadores, Álvaro Uribe Vélez y Germán Vargas Lleras. Sin ellos, su cohesión doctrinaria y operativa es tenue, si no inexistente.

El Centro Democrático se organizó como un partido con vocación ideológica: defensa del orden, el mercado, la seguridad democrática. Pero hoy es evidente que sin Uribe no hay partido, ni identidad compartida, ni dirección creíble. Las facciones internas operan de forma autónoma, ignorando directrices.

Cambio Radical vive una situación similar: su fuerza deriva de la estatura política personal de Vargas Lleras. Su ideología es difusa y su votación depende de pactos regionales, muchos de ellos clientelistas. Su estructura formal como partido solo se sostiene mientras su jefe político mantenga capacidad de negociación electoral.

Y ¿qué decir de los partidos tradicionales? El Liberal y el Conservador no son más que franquicias electorales al servicio de los parlamentarios. Personajes de peso histórico, como César Gaviria o Andrés Pastrana, no ejercen ninguna autoridad sobre sus bancadas, que hacen y deshacen según conveniencia personal. Los congresistas ignoran las directivas partidarias, votan por conveniencia, y arman alianzas ad hoc.

Esto no es un accidente institucional, sino una consecuencia directa del voto preferente, que reemplazó la lealtad doctrinaria por la competencia individual, y debilitó la cohesión de las listas. Cuando los congresistas son elegidos por su caudal propio, no le deben nada al partido: ni doctrina, ni programa, ni jerarquía.

Así, el Congreso se convierte en una reunión de individuos sin partido, más que en una cámara de representación política. La doctrina cede ante la logística electoral.

VII.        Conclusión.

Jefferson soñó con la democracia directa. Pero fue Madison quien entendió que la república moderna necesita instituciones intermedias fuertes, capaces de articular intereses sin caer en la fragmentación.

En Colombia, el voto preferente y la apertura ilimitada han vaciado a los partidos de doctrina, de disciplina y de jerarquía. Ni siquiera los partidos con líderes fuertes sobrevivirán cuando sus jefes desaparezcan. Y los demás ya son estructuras huecas, tomadas por intereses particulares.

Lo que necesitamos no es más participación caótica, sino una arquitectura institucional sólida: pocos partidos, partidos reales, con identidad, con jerarquía, con dirección, con democracia interna y sin intermediarios de ocasión.

Es hora de dejar atrás el sistema de franquicias electorales y reconstruir la representación política sobre cimientos doctrinarios e institucionales. Esa fue la apuesta de Madison. Y debe ser la nuestra.

Esto implica:

  • Umbrales reales para la personería jurídica.
  • Listas cerradas con primarias democráticas.
  • Prohibición de fragmentar listas o inscribir múltiples candidatos sin control.
  • Reducción del número de partidos mediante fusiones, exigencias legales y control de financiación.
  • Fortalecimiento de la democracia interna partidaria.

Así, los partidos dejarán de ser instrumentos de acceso al poder, y volverán a ser vehículos de deliberación, propuesta y representación efectiva.

LGVA

Agosto de 2025

¡Adelante, Señor Gobernador!*

 

¡Adelante, Señor Gobernador!*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Antioquia está sola en una lucha que debería estar siendo liderada por la Nación y en la que deberían estar comprometidos todos los departamentos del País.

Tenemos un Gobernador que decidió enfrentar a las estructuras criminales que controlan economías ilegales, territorios enteros y hasta parte del Estado.
Y decidió enfrentarlas de frente, sin rodeos, con decisiones. No con discursos vacíos.

Pero ese liderazgo incómodo le está costando caro. Lo han querido frenar no con argumentos, sino con procesos. No con debate democrático, sino con la máquina judicial. Y mientras tanto, el Gobierno Nacional, que debería estar de su lado, no aparece. O peor: aparece para desautorizarlo, para desmentirlo, para dejarlo solo. Incluso parece estar más del lado de los criminales.

Lo ocurrido en Amalfi es una muestra dolorosa de eso.

El 21 de agosto, un helicóptero de la Policía fue derribado en zona rural de Amalfi mientras transportaba agentes que iban a erradicar cultivos ilícitos. Murieron trece policías. Trece. Un ataque directo, calculado, terrorista.
Los responsables: el Frente 36 de las disidencias de las FARC, bajo el mando de alias Calarcá.
Un criminal con nombre propio.

Pero eso no es lo más grave.
Lo más grave es que el Gobernador había alertado al Ministerio de Defensa desde junio. Pidió refuerzos. Advirtió del deterioro en el nordeste.
¿Y qué hizo el Gobierno?
Nada. O muy poco. O tarde. Y escandaloso.
Porque tres días después del atentado, ya estaban anunciando la reanudación de diálogos con el mismo grupo que cometió el crimen.

Ese es el país en el que estamos.
Uno en el que el que mata policías es llamado a la mesa de negociación.
Y el que los defiende es llamado a la Fiscalía.

Frente a eso, los alcaldes de Antioquia no pueden ser espectadores. No pueden resignarse al papel de administradores de lo posible, mientras lo esencial se desmorona.
Porque lo esencial es que impere la ley. Que haya justicia. Que haya consecuencia del crimen. Que cese la impunidad.
Y lo esencial es que los que están dando la pelea desde el terreno no se sientan solos.

Nuestro Gobernador no es perfecto. Nadie lo es.
Pero está haciendo lo que otros no se atreven a hacer: gobernar con la determinación de cumplir la primera obligación del gobierno: proteger la vida, la propiedad y la libertad de los ciudadanos.
Y eso, en este país, se está volviendo delito.

Hablo como antioqueño. Como ciudadano. Como alguien que ve que mientras en Bogotá discuten el derecho de los criminales a negociar con garantías, aquí se entierran policías, se desplazan familias y se pierden territorios.

¿Vamos a seguir callados?
¿Vamos a hacer de cuenta que esto es normal?
¿Vamos a permitir que Antioquia se hunda en la soledad institucional mientras los violentos se sienten cómodos?

Yo creo que no.

Nuestra historia no es la del silencio.
Nuestra historia es la de la acción.
Ahí está el 11 de agosto de 1813, cuando Antioquia proclamó su independencia absoluta.
Ahí está José María Córdova, que no obedeció órdenes injustas y pagó con su vida por mantenerse del lado correcto de la historia defendiendo la libertad.

Hoy más que nunca, señor Gobernador, tiene vigencia su proyecto de federalismo fiscal. El centralismo y el remedo de descentralización que es el SGP están ahogando el crecimiento de los departamentos que se han convertido en entidades mendigas del auxilio nacional. Solo seis departamentos tienen un PIB per cápita superior a la media nacional. El índice de variación del PIB regional está 50%, mientras que en Estados Unidos es 17% y en países de fuerte federalismo 25%.

El centralismo ahoga el desarrollo de las regiones porque reprime la libertad y la capacidad de los departamentos de luchar por ella cuando está tan gravemente amenazada como hoy en Antioquia.

Libertad y Orden, es la divisa de nuestro escudo. Nuestro himno es un canto a la libertad.  

Pero lo que nos hace libres no es cantarle a la libertad.

O, como les dijo Pericles a los ciudadanos atenienses:
"Somos libres no porque decimos que lo somos, sino porque actuamos como hombres libres.".

Eso es lo que necesitamos ahora.
Actuar como hombres y mujeres libres.
Defender lo que merece ser defendido.
Cerrar filas sin miedo.

Esto no es sobre un gobernador. Es sobre una línea ética que no podemos permitir que se borre.
Es sobre el derecho de Antioquia a luchar contra el crimen sin que se lo castigue por hacerlo.
Es sobre decir, con claridad: aquí no nos arrodillamos.

Por eso estamos aquí. Para decir que no estamos dispuestos a abandonar a quienes, incluso con todo en contra, siguen haciendo lo correcto.

Y si esa claridad incomoda, que incomode.

Lo que no vamos a permitir es que Antioquia se quede sin voz.
Porque ya bastante ha tenido que pelear con el silencio del poder central.

Adelante, señor Gobernador.

Muchas gracias.

LGVA

Agosto de 2025.

 

 



* Intervención en el plantón de los alcaldes de Antioquia en apoyo al Gobernador Andrés Julián Rendón.

domingo, 24 de agosto de 2025

MEGA COLOMBIA 2040 (I)

 

MEGA COLOMBIA 2040 (I)

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

La de la Meta Grande y Ambiciosa (MEGA) es una metodología de planeación estratégica usada por empresas de reconocido liderazgo como EPM y el Grupo Corona, entre otras. Se trata de proyectar los valores clave en horizontes de 10, 15 y hasta 20 años, para alinear las grandes estrategias a su cumplimiento. Esto permite evaluar los avances anuales y modificar, si necesario, las acciones que conforman las grandes estrategias. 

La precandidata del Centro Democrático, María Fernanda Cabal Molina, presentó la MEGA Colombia 2040 compuesta por 10 metas cuantitativas, cinco rutas estratégicas y 100 cursos de acción, 20 por cada una de las rutas. La propuesta - que se apoya en los trabajos de Instituto de Ciencia Política y la Fundación ECSIM - está en construcción, particularmente, en lo referente a los cursos de acción, los cuales se irán estableciendo con el aporte de gremios, centros de pensamiento, universidades, organizaciones sociales y la comunidad en general.

Evidentemente, el PIB/habitante es el primer componente de la MEGA pues jalona todos los demás. Hay que pasar de US$ 7900 a US$ 15000, en términos reales, lo cual requiere un crecimiento de 7% del PIB total y una tasa de inversión de 30%. Esto precisa gran confianza empresarial, protección al ahorro interno y gran atractivo a la inversión extranjera.

Está probado que los países con mayor nivel de riqueza, medida por el PIB/habitante, y mayor densidad de millonarios, número de multimillonarios por diez millones de habitantes, tienen más bajas tasas de pobreza cualquiera sea su forma de medición. Así pues, para llevar la pobreza monetaria a 20%, la multidimensional a 5% y eliminar la indigencia, como lo propone la MEGA COLOMBIA 2040, es imperioso llegar a ese PIB/habitante de US$ 15000.

La desigualdad está también vinculada al nivel del PIB/habitante. Los países muy pobres son muy iguales en el ingreso y el consumo, todos los habitantes igualmente pobres, pero a medida que las economías progresan, elevando su PIB/habitante, la desigualdad aumenta, alcanza un valor máximo y, luego, empieza a descender. Esa relación, que recibe el nombre de Curva de Kuznets, permite afirmar con gran certeza que alcanzando la MEGA de PIB/habitante de US$ 15000, el Gini de Ingreso estará en 0.4 o menos, como ocurre hoy con los países cuyo PIB per cápita está entre 10 mil y 30 mil dólares.

Para llevar el desempleo estructural a 5% y la informalidad a 30% se requiere, además de crecimiento vigoroso, de cambios que flexibilicen el mercado laboral y de reducción en las cargas no salariales que pesan sobre las empresas.

La inflación es el impuesto más regresivo y hay que llevarla a niveles de 3%. Para ello es necesario un déficit fiscal de 0% que garantice que no habrá financiación inflacionaria del gasto público.

El País tiene una gran desigualdad entre departamentos que no se puede ignorar. Solo 7 departamentos tienen un PIB/habitante superior al promedio nacional y el Índice de Variación del PIB departamental está en 49%. La meta es llevarlo a 30%.

Continuará…

LGVA

Agosto, 2025.

domingo, 17 de agosto de 2025

¿Qué es la centro izquierda?

 

¿Qué es la centro izquierda?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

"Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario". Esta frase, popularizada por Juan Manuel Santos, resume la filosofía autoproclamada de la centro izquierda. En realidad, es una fórmula ambigua que dice poco, pero suena bien. Santos la tomó de Tony Blair, quien a su vez la tomó del economista checoslovaco Ota Šik, que soñaba con reformar el socialismo sin renunciar del todo a él.

En apariencia, esta corriente busca un equilibrio: evitar los excesos del “neoliberalismo” como las torpezas del estatismo. Pero en la práctica, la centro izquierda se relaciona con la economía de mercado como con un animal peligroso: útil, pero que hay que mantener amarrado. No celebra al capitalismo, lo tolera con disgusto y mientras lo pueda exprimir.

Para sus exponentes, el mercado es una fuerza caótica que solo puede funcionar si el Estado la dirige, la corrige y la redistribuye. Como si la riqueza no se generara por la cooperación voluntaria entre millones de individuos, sino por intervención ministerial. Ven el capitalismo como un árbol rebelde que solo da frutos si se le golpea con suficientes impuestos, decretos y controles. No conciben que pueda florecer por sí mismo.

En este punto es útil recordar a Friedrich Hayek, quien explicó que el orden social —incluido el económico— no es producto de un diseño central, sino de un orden espontáneo: una estructura compleja que surge de la acción humana, pero no del diseño humano. El lenguaje, el derecho consuetudinario, los precios, el comercio, el dinero, el interés… todos emergen sin que nadie los haya planificado. Son el resultado de millones de interacciones entre individuos libres.

Pero esta idea es anatema para la izquierda - y también la centro izquierda— porque no pueden concebir un orden sin un plan, ni progreso sin control. Entienden la sociedad como una organización, no como un organismo. Como si fuera una empresa gigantesca o una orquesta dirigida por tecnócratas. No comprenden que la economía es más parecida a un bosque silvestre que a una fábrica. No entienden que los mercados, con sus imperfecciones, son mucho más eficientes y adaptativos que cualquier buró de planificación.

Santos, alumno aplicado de la Tercera Vía, jugó a ser equilibrista: mantuvo una economía de mercado en la superficie, pero, aumentando la carga tributaria y la deuda, expandió el estado, más burocracia y más gasto, bajo la promesa de equidad. Santos terminó abriendo el camino político, institucional y cultural al proyecto radical del Pacto Histórico. La legitimidad que Santos le dio a las FARC y a la narrativa de exclusión histórica prepararon el terreno para que Petro llegara como redentor del desorden que él mismo ayudó a sembrar.

Ojalá la amarga experiencia con Petro permita que la gente entienda por fin el mensaje de Mises:

"Simplemente no hay otra opción que esta: ya sea se abstiene de interferir en el libre juego del mercado, o se delega el manejo completo de la producción y distribución al gobierno. Ya sea capitalismo o socialismo: no hay un camino intermedio".

LGVA

Agosto de 2025

jueves, 14 de agosto de 2025

Las dos caras del santismo

 

Las dos caras del santismo

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Juan Manuel Santos construyó su poder sobre una extraña combinación de tecnocracia y clientelismo. Una mezcla tan contradictoria como efectiva. El “santismo”, esa criatura de dos cabezas, tenía por un lado a los ministros de corbata inglesa y cálculo fiscal, y por el otro, a los operadores del Congreso, expertos en el trueque burocrático. En apariencia, eran dos mundos distintos. En la práctica, eran la misma cosa.

El santismo tecnocrático lo encarnaban figuras como Mauricio Cárdenas, el economista que cuidaba las cifras como si fueran sagradas, y Juan Carlos Pinzón, el estratega serio que hablaba de seguridad con un lenguaje casi empresarial. Ellos representaban el ala “racional” del gobierno: la que sabía cómo aumentar los impuestos y cómo aumentar la deuda después de derrochar una bonanza petrolera. Pero esta tecnocracia no era independiente ni virtuosa. Existía y funcionaba gracias al combustible que le daba el otro lado del régimen.

Ahí aparece el santismo clientelista, representado en su forma más pura por Roy Barreras y Armando Benedetti. Ellos no hablaban de cifras ni de institucionalidad, sino de cuotas, puestos, pactos y gobernabilidad a cualquier precio. No eran ministros, pero eran más poderosos que muchos de ellos. Eran los que hacían que el Congreso se moviera. Su herramienta no era la política pública, sino la “unidad nacional”, eufemismo para el reparto.

Este sistema de doble cara funcionaba como el personaje de Doctor Jekyll y Mister Hyde: mientras en público se mostraba el rostro tecnocrático, en la sombra operaba el clientelismo. Pero como en la novela, con el tiempo el monstruo termina dominando al médico. El resultado fue una política sin ética y una institucionalidad sin alma.

La decadencia del santismo desembocó en una nueva criatura: el petrosantismo, o santopetrismo, como prefiera llamarlo. Los mismos operadores del Congreso que sostuvieron a Santos, hoy hacen parte del proyecto de Gustavo Petro. Roy fue su embajador en Londres; Benedetti, en Caracas, hoy el hombre más poderoso del gobierno. Cambiaron de barco sin cambiar de lógica. Y algunos tecnócratas, aunque con más discreción, también coquetearon con el nuevo régimen.

Como Doblecara, el villano de Batman, el santismo siempre lanza una moneda para decidir qué cara mostrar: la del gestor ilustrado o la del político pragmático. Pero la moneda siempre cae del lado de la trampa. Porque en Colombia, el equilibrio entre tecnocracia y clientelismo es solo una fachada: el clientelismo siempre termina ganando.

El santismo no fue una doctrina sino un método. Y ese método se ha reciclado en el actual gobierno, con nuevas promesas, pero los mismos operadores. La historia se repite, no como farsa, sino como continuidad.

Si algo enseña la política reciente, es que el verdadero rostro del poder en Colombia no es el de Jekyll. Siempre es Hyde.

LGVA

Agosto de 2025.

 

jueves, 7 de agosto de 2025

Dolidos, pero no vencidos

 

Dolidos, pero no vencidos

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

La situación actual del Centro Democrático es la siguiente:

1.    Su fundador y líder está condenado y en prisión domiciliaria.

2.    Quien fuera su precandidato más opcionado se debate entre la vida y la muerte.

3.    Los demás precandidatos y muchos de sus dirigentes y corporados están amenazados y/o hostigados judicialmente.

4.    La extrema izquierda comunista, su adversario irreconciliable, controla corruptamente el Congreso y tiene, al parecer, gran injerencia en las decisiones judiciales y atemoriza a los entes de control. También están atemorizadas la dirigencia empresarial, los gremios económicos y la clase media en general.

5.    Los medios de comunicación, con pocas excepciones, desdeñan sus precandidatos y dirigentes y prefieren poner sus micrófonos y espacios al servicio de los candidatos y líderes de la extrema izquierda y de sus aliados-cómplices de la variopinta izquierda vegetariana.

No hay que llamarse a engaños: el CD está perdiendo su batalla existencial contra la extrema izquierda que desde hace varios años viene aplicando en su contra, con especial eficacia, la combinación de todas las formas de lucha. En también cuestionados procesos judiciales, ya cayeron, no hay que olvidarlo, Andrés Felipe Arias y Luis Alfredo Ramos, dos líderes de elevado perfil presidencial.

Ahora bien, en medio de esas enormes dificultades, el CD no puede renunciar a su enorme responsabilidad de ser el único partido, por historia y por doctrina, que entiende y tiene la obligación de enfrentar a la extrema izquierda comunista y evitar que el País se precipite por el despeñadero sin retorno del Socialismo del Siglo XXI.

Sin abandonar la denuncia de la venalidad, la incompetencia y la arbitrariedad del Gobierno Nacional, el Centro Democrático tiene hoy la obligación de presentar un proyecto político de mediano y largo plazo fundamentado en la libertad de mercado y sus principios fundacionales que tienen hoy más vigencia que nunca.

El Centro Democrático tiene que formular las propuestas programáticas y las reformas legales requeridas para que Colombia alcance en 15 años una Meta Grande y Ambiciosa compuesta por los siguientes elementos:

1.    PIB/Habitante: US$ 20.000 dólares.

2.    GINI ingreso: 0.4 y GINI gasto: 0.3

3.    Pobreza: 20% y pobreza extrema: 0%

4.    Desempleo estructural de 6% y tasa de informalidad de 30%.

5.    Inflación 3%.  

Para avanzar hacia esa MEGA CD COLOMBIA 2040, el Centro Democrático debe liderar una alianza conformada por partidos y movimientos sin devaneos socializantes y comprometidos con la libertad económica, la iniciativa privada y el gobierno honesto y austero como motores fundamentales del progreso económico y social.   

La situación del presidente Uribe, cuyo desenlace final sabremos en octubre, no puede ser motivo de parálisis, todo lo contario, como lo indican estas señeras palabras pronunciadas en un momento tan difícil:

“Mientras Dios me mantenga mi salud y la energía y a pesar de los años, no cesaré un día de luchar por nuestra democracia, desde cualquier sitio. Estén tranquilos quienes comparten esas ideas y queden intranquilos quienes quieren impone la autocracia comunista en Colombia”. 

Parodiando a Ortega y Gasset: A las cosas, CD, ¡a las cosas!

LGVA

Agosto de 2025