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miércoles, 26 de noviembre de 2025

El problema estructural de la financiación de las universidades públicas

 

El problema estructural de la financiación de las universidades públicas

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las universidades son asociaciones de profesionales de la enseñanza superior, la investigación científica, la consultoría y los servicios profesionales – también de la retórica, la oratoria y la sofistica- que se reúnen para ofrecer de forma conjunta sus servicios porque, eventualmente, esto les resulta más provechoso – complementariedad, economías de escala, poder de mercado, etc. – que hacerlo de forma individual. Su origen se remonta a esos extraordinarios empresarios de la educación superior que fueron Platón y Aristóteles quienes, con sus maravillosas creaciones de la Academia y el Liceo, respectivamente, superaron las deficiencias del modelo educativo atomista, peripatético e itinerante del maestro del primero, Sócrates, hombre sabio, pero poco práctico en asuntos de dinero.

Las universidades públicas tienen, sobre sus competidoras privadas, la ventaja extraordinaria de que la mayor parte de su ingreso operativo es pagado con impuestos, en una cuantía que es independiente de su nivel de actividad. Esto les permite a las 32 instituciones privilegiadas de la ley 30 de 1992 ofrecer sus servicios – la educación de pregrado en particular – a unos precios muy por debajo de los costos, lo cual les garantiza una demanda ilimitada, proveniente de las familias de más bajos ingresos que no pueden pagar las matrículas de las universidades privadas, las cuales deben fijarlas a un nivel que les permita la cobertura plena de sus costos.

El programa “Ser pilo paga” puso en evidencia que la supervivencia de las universidades públicas depende de la existencia del mercado cautivo de los chicos de familias de bajos ingresos, garantizado por el sistema de subsidio a la oferta de la Ley 30 de 1992. Cuando se les dio la libertad de elegir, la inmensa mayoría de los jóvenes beneficiarios, sin pensarlo dos veces, optaron por las universidades privadas. Ese experimento social sugiere que, de tener la oportunidad, los miles de chicos que marchan en “defensa de la universidad pública” se precipitarían en masa hacia las privadas. Por encima de la retórica, la dura realidad es que las universidades públicas no resistirían la prueba del mercado si se vieran despojadas de la porción de los impuestos que reclaman como propia.

Hasta los años 90 las universidades públicas colombianas eran, básicamente, universidades de docencia. Unos pocos profesores hacían investigación y publicaban en alguna de las escasas revistas existentes. Los docentes de esa época se quejaban incesantemente de la falta de “condiciones objetivas para investigar”. Entonces, apareció el decreto 1279 de 2002 y se desencadenó una “revolución silenciosa” en todas las universidades, las cuales se fueron llenado de prolíficos profesores que escribían y publicaban artículos en revistas que surgían como hongos en todas las escuelas y facultades.

En su afán de estimular la investigación, el decreto 1279 estableció un generoso sistema de recompensas que privilegia al profesor-investigador (research-professor) en detrimento del docente (teaching-professor). El más modesto artículo en la más humilde revista incrementa de forma permanente el ingreso del primero mientras que el segundo puede dictar la mejor cátedra del mundo sin que eso le haga ganar ni un solo punto en la escala salarial. Los profesores de tiempo completo se volcaron pues hacia la investigación y la escritura y, hasta donde pudieron, abandonaron la docencia que progresivamente se vio transformada en una actividad secundaria, carente de glamour académico y, al parecer, indigna de ser desempeñada por un “research-professor”. Como había que suplir la docencia de pregrado que no podían impartir los profesores de tiempo completo, los cuales en número creciente se beneficiaban de la “descarga académica” para aumentar su “productividad académica”, las universidades públicas se fueron llenado de profesores de cátedra.

Hasta hace unas dos o tres décadas, los cursos de pregrado de las universidades públicas eran dictados por profesores de tiempo completo. Los profesores de cátedra eran excepcionales y usualmente se trataba de personas dedicadas fundamentalmente al ejercicio exitoso de su profesión, razón por la cual impartían sus cursos en horarios extremos y sin importarles la remuneración: de verdad lo hacían por amor a la cátedra. Hoy la situación es completamente distinta y ha aparecido una nueva categoría de profesional, la del docente de cátedra especializado en eso, en ser docente de cátedra en los programas de pregrado, fundamentalmente. Se cuentan por cientos, incluso por miles. Estos profesores responden por una gran parte de la carga docente de las universidades públicas. En la Universidad de Antioquia, en la sede de Medellín, el 63% de los planes de estudio de pregrado son ejecutados por estos docentes. En las regionales, ese porcentaje es cercano al 100%.  

Las universidades desarrollan actividades de investigación, docencia y extensión. Según el énfasis puesto en las dos primeras, se tienen universidades de investigación, universidades de docencia e investigación y universidades de docencia. Con todo lo que ello implica, las grandes universidades públicas están dejando o dejaron de ser universidades de docencia y se están transformando o se transformaron ya en universidades de investigación. Ahora bien, su esquema de financiamiento, ley 30 de 1992, corresponde a un sistema de universidades de docencia; su esquema de remuneración, decreto 1279 de 2002, a uno de universidades de investigación. Esta es la raíz del conflicto recurrente sobre la financiación de las universidades públicas y, aún más importante, sobre lo que es o debe ser su verdadera misión. Este es un debate que debe encarar el País.  

Los jóvenes de las universidades que marchan periódicamente y protestan por la falta de ón financiación, lo hacen con la creencia de estar defendiendo su “derecho a la educación”. Los profesores y directivos que los incitaron están defendiendo las ventajas que les otorga el decreto 1279 para investigar, escribir y publicar, libres de la “carga docente” y sin preocuparse de que el mercado valide la relevancia de sus investigaciones y sus escritos.

Hoy, para decirlo crudamente, en las grandes universidades públicas del País coexisten dos universidades, la glamurosa, dedicada a la investigación y a los estudios de posgrado, integrada por profesores de tiempo completo, con doctorado o maestría, estabilidad laboral garantizada y relativamente bien remunerados. La otra, más pedestre, es la universidad de los pregrados, a la que asisten los miles de jóvenes marchantes, atendida por docentes de cátedra menos capacitados, sin estabilidad laboral y tan mal o peor remunerados como los de las universidades de garaje, a las cuales, por supuesto, también prestan sus servicios para completar su congruo ingreso. Más pronto que tarde, el problema de estos docentes informales le reventará en la cara a las autoridades educativas del País, pero esa es otra historia

LGVA

Noviembre de 2025

sábado, 8 de noviembre de 2025

La Argentina de Milei y la Colombia de Cabal

 

La Argentina de Milei y la Colombia de Cabal

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Según estimaciones del FMI, la economía argentina crecerá 4,5%, en 2025, y 4,0%, en 2026. Para esos mismos años se pronostica un aumento de 41% y 16 % del nivel general de precios y tasas de desempleo promedio de 7,5% y 6.6%, respectivamente. En 2024 la economía se contrajo 1,6% por el drástico juste fiscal y monetario requerido para yugular la hiperinflación que en poco más en un año eliminó por completo el déficit fiscal y generó un superávit de 0,46% del PIB.

Los determinantes claves de este resultado son el drástico recorte del tamaño del gobierno - con la supresión de la mitad de los ministerios en el primer decreto y la disolución, transformación o fusión de al menos 101 entidades públicas en los primeros 12 meses de gestión - y la desregulación de la actividad económica que solo en diciembre de 2023 supuso la derogación de 300 normas que obstaculizaban la actividad privada, el funcionamiento del mercado laboral, el comercio exterior, los alquileres, la inversión, etc. El proceso de desregulación ha continuado desde el Ministerio de desregulación y transformación del Estado, dirigido por Federico Sturzenegger, quien en agosto de 2025 presentó el siguiente balance: 418 normas de desregulación, con 1.246 normativas modificadas o eliminadas y 8.935 artículos modificados o eliminados.

Todos los candidatos y precandidatos quieren parecerse un poco a Milei, pero ninguno de ellos, excepción hecha de Maria Fernanda Cabal Molina, ha presentado una propuesta en la que claramente se articulen la reducción del tamaño del estado y la desregulación económica en una estrategia de crecimiento catalizada por la acción del estado, pero liderada por la inversión privada nacional y extranjera.

La MEGA 2040 no es una meta gubernamental, no es el estado el llamado a enriquecer a Colombia, son los empresarios, los trabajadores y los ciudadanos en general quienes aprovechando su inventiva y usando su libertad llevarán el país al desarrollo alcanzando un PIB per cápita de 15.000 dólares.

La primera tarea del gobierno de Cabal, que no tuvo que enfrentar Milei, será reestablecer el control sobre todo el territorio para brindar seguridad material a personas y propiedades. En condiciones más adversas desde el punto de vista militar, Uribe reestableció el orden en los primeros 100 días de su primer gobierno.

Sobre el recorte del estado la segunda ruta de la MEGA 2040 plantea redefinir el rol de la rama ejecutiva y enfocarla en sus funciones esenciales, eliminando estructuras que distorsionan el gasto y alientan la corrupción. Podrían eliminarse hasta 10 ministerios.

La desregulación es la tercera ruta de la MEGA: “Expedir un decreto y radicar un proyecto de ley, concertados con los gremios de la producción, para eliminar todo tipo de trámites y barreras institucionales que limitan la inversión y restringen el libre uso de la propiedad y toda clase de activos productivos, materiales e inmateriales”.

Cada oficina pública y cada trámite son una oportunidad de corrupción. Por ello, la reducción del estado y la desregulación son el principal remedio contra este flagelo.

LGVA

Noviembre de 2025

sábado, 1 de noviembre de 2025

La sospechosa consulta de la extrema izquierda

 

La sospechosa consulta de la extrema izquierda

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Finalmente, la extrema izquierda obtuvo 2.7 millones de votos en su consulta del 26 de octubre, cifra equivalente al 7% del censo electoral. En 2022 había obtenido 5.8 millones, 15% del censo de ese entonces. No es un éxito, pero tampoco un mal resultado. Pero lo especialmente llamativo, sospechoso e inquietante fue el anuncio de los resultados del preconteo de votos. Veamos:

El avance 3 reporta 1600 mesas con 20047 votos, es decir, 13 votos por mesa. El avance 6 reporta 4088 mesas, 20% del total, con 86724 votos, para un promedio 21 votos por mesa. Las 2488 mesas nuevas entre los avances 3 y 6 arrojan 66677 votos incrementales, es decir, 27 votos por mesa. El avance 11 reporta 10410 mesas, 52% del total, con 561644 votos, lo que arroja 54 votos por mesa. Las cosas empiezan a tornarse inquietantes pues las 6322 mesas adicionales entre los avances 6 y 11 rindieron 474920 votos, es decir, 75 votos por mesa.

A medida que avanza el conteo el voto promedio aumenta jalonado por un vertiginoso crecimiento del voto promedio de las mesas incrementales. En el avance 17, el voto promedio mesa es ya 90 y el incremental con relación al avance 13 es 191. Para el avance 23 cifras respectivas son 109 y 270 y para el último avance, el 69, son 270 y 407.



Otra forma de ver las cosas, igualmente sorprendente, es indicar que a las 13257 mesas contabilizadas en el avance 13, 67% del total de mesas, rindieron 912649 votos, 33% de total, y las 6626 mesas adicionales entre el avance 13 y el 69, 33% del total de mesas, rindieron 1841089 votos, es decir, 67% del total. Nótese bien: 67% de las mesas dan el 33% de los votos y el 33% dan el 67%. ¡Háganme el favor!

En el mercado electoral se intercambian votos por promesas y también votos por dinero. En el mercado monetario del voto hay un mercado a término, en el que se contratan anticipadamente los votos de las mesas a un precio que se paga contra resultado. Hay también un mercado spot o de contado al que concurren los políticos a comprar los faltantes. Todos los políticos clientelistas saben cuáles son los municipios donde opera dicho mercado y quiénes son los dueños de los votos. En los municipios del mercado spot, la votación se concentra entre las 2 y 4 de la tarde.

 En la mañana del 26 de octubre la soledad reinaba en los puestos de votación. Hacía el medio día los dirigentes del Pacto Histórico empiezan solicitar la extensión del horario de votación pues, supuestamente, en muchos puestos se registraban largas filas de votantes. Interviene entonces el señor registrador anunciando que se permitirá el voto de todos los ciudadanos que a las 4 de la tarde estén con cédula en mano en su puesto de votación. Esa parece haber sido la campana para poner en marcha el mercado spot.

LGVA

Noviembre 2025