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miércoles, 9 de abril de 2025

¿Qué será lo que quiere Trump?

 

¿Qué será lo que quiere Trump?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En 2011 la economía de Estados Unidos representaba 21,1% del PIB mundial, la Unión Europea 21,4%, China 10,2% y el resto del mundo 47,3%. En 2023 esa participación llegó a 26,1%, la de China, que también creció, alcanzó 16,8%. La Unión Europea y el resto del mundo redujeron sus participaciones que pasaron, respectivamente, a 16,8% y 39,6%.  

 


En el mismo lapso el PIB per cápita de Estados Unidos creció 65%, frente al 15% de la Unión Europea y 25% el del Mundo. Por su parte, China creció 125%, pasando de US$ 5.614 a US$ 12.641.  El hecho es que, en 2023, el PIB per cápita de Estados Unidos duplica el de la Unión Europea, es seis veces y media el de China y seis veces del promedio mundial.

 


Las cifras anteriores indican a las claras que Estados Unidos está lejos de ser un perdedor de la economía de libre comercio que se implantó en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

Se me hace difícil entender las razones de la guerra arancelaria desatada por el gobierno de Trump que puede acabar con el régimen de libertad comercial y la globalización que tanto ha beneficiado a todos los países y personas del mundo, en especial a los Estados Unidos, arrasando de paso el sistema monetario internacional.

Tener un déficit comercial gigantesco y no tener ninguna presión para reducirlo, es como tener un “fiado” en la tienda de la esquina sin necesidad de pagarlo nunca. Milton Friedman se burlaba de quienes se preocupaban por el déficit comercial de USA. Si los demás países, decía, quieren darnos bienes y servicios útiles y costosos a cambio de dólares que cuesta poco y solo sirven para ser guardados, el problema es de ellos, no nuestro.

Un país cualquiera puede tener un déficit comercial persistente mientras reciba inversión extranjera directa, remesas del exterior y crédito en abundancia. Cuando esos flujos financieros disminuyen o cesan, el país en cuestión tiene que devaluar su moneda para generar superávit comercial y obtener excedentes financieros para empezar a pagar. Estados Unidos no es un país corriente pues su moneda es la principal moneda de reserva y su deuda es considerada por el mercado como el activo libre de riesgo por excelencia. Por eso Estados Unidos puede tener un déficit comercial gigante y persistente sin que pase nada, o casi nada. Es decir, recibir bienes y servicios útiles y costosos a cambio de nada o casi nada.

Jacques Rueff, el gran economista francés que fuera ministro de finanzas del General De Gaulle, cuando Nixon suspendió la convertibilidad en 1971, dijo que el dólar se transformó en “du néant habillé en monnaie”, es decir, “la nada disfrazada de moneda”. La guerra arancelaria puede conducir al derrumbe del sistema monetario internacional basado en una moneda fiduciaria nacional que otorgaba a su emisor el extraordinario privilegio de recibir bienes y servicios útiles y costosos a cambio de nada, es decir, una deuda sin interés y una deuda con el mínimo interés posible.

El funcionamiento de la economía mundial está basado en una especie de gran engaño o gran timo: la emisión por parte de Estados Unidos de moneda y deuda que no cuesta nada o casi nada y se intercambia por bienes y servicios útiles y costosos. Jacques Rueff pensaba que ese sistema monetario y financiero colapsaría el día en que los timados no quisieran serlo más y rehusaran a recibir dólares inconvertibles y dejaran de comprar bonos del gobierno de USA. Lo curioso es que el gran fraude monetario en el que reposa la prosperidad mundial amenaza con venirse al suelo por cuenta del timador y no de los timados.

LGVA

Abril de 2025

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