La
tragedia de la educación pública
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Los resultados de las pruebas
Saber 11 de 2024 muestran el deplorable estado de la calidad de la educación
media, en general, y de la oficial, en especial. Solo 1425 colegios de los
13.000 que las presentaron obtuvieron un puntaje promedio igual o superior a 60/100,
el resto se rajaron. El puntaje promedio de los oficiales fue de 50/100 frente
a 55/100 de los privados. Solo hay un colegio oficial entre los 100 mejores, 14
entre los quinientos y 90 entre los mil.
Medellín tiene dos colegios
entre los cien mejores, Cali 9, Barranquilla 5 y Bogotá 31. El colegio oficial de
Medellín mejor ranqueado, el Liceo Lucrecio Jaramillo Vélez, está en el lugar
959, por debajo del mejor ranqueado del Departamento, la Normal Superior Maria
Auxiliadora de Copacabana, que está en el lugar 511.
No sorprende el resultado de
los colegios oficiales como quiera que anualmente, por cuenta de los paros y
movilizaciones de FECODE, sus alumnos reciben un 35% menos de clases que sus
pares de instituciones privadas. FECODE
es lo peor que le ha sucedido a la educación: su accionar condujo a la
liquidación de la calidad de la enseñanza y a convertirla en un medio descarado
de adoctrinamiento ideológico. Enseñar mal es criminal y abusar de la posición
de maestro para inculcarle a niños y jóvenes los errores del socialismo es
doblemente criminal.
El segundo gran problema de la educación en Colombia es
la segregación impuesta por la forma de financiación del acceso a la educación
de los más pobres. El carácter de servicio público significa que la educación debe
garantizarse a todos y no que deba ser impartida desde escuelas y colegios oficiales
que son los de peor calidad y están controlados por FECODE. Para empezar a
romper la segregación hay que acabar con subsidio a la oferta a los colegios
oficiales y reemplazarlo por un subsidio a la demanda generalizado para que los
padres puedan escoger libremente la escuela y el colegio de sus hijos y
liberarlos así del monopolio de FECODE.
El próximo gobierno debe aprovechar la primera huelga
de FECODE para despojarla de personería jurídica y proceder a su liquidación.
Es afrentoso que ningún gobierno se haya atrevido a hacerlo, a pesar de que
FECODE, cuando le place, pasa por encima de la prohibición constitucional de huelga
en los servicios públicos esenciales como la educación.
Se deben liberar pensiones y matrículas de suerte que
los colegios puedan pagar buenos salarios y atraer profesores altamente formados.
Se debe permitir una contratación flexible, incluso por días y por horas, para
que profesionales activos, con gusto por la docencia, puedan dedicar parte de
su tiempo a la enseñanza. El problema del costo se debe encarar desde el
subsidio a la demanda, no con el control de precios.
Garantizar una educación de calidad y no segregada -
afincada en los valores republicanos de la libertad y el orden - es fundamental
para el progreso material de los colombianos y su emancipación intelectual.
LGVA
Abril de 2025
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