Vicky
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
En febrero de 2016, Vicky
Dávila estaba en el infierno: había sido despedida de su medio y la mayoría de
sus colegas la había dejado sola, acusada de violar la ética periodística por
divulgar un video en el que se hacía pública la homosexualidad vergonzante de
un participante en un escándalo de corrupción. Con una increíble falta de
criterio e hipócrita mojigatería, los periodistas colombianos se despacharon
con trivialidades sobre “el respeto a la intimidad personal”, minimizando al
mismo tiempo la gravedad del escándalo develado por su desdichada colega.
Después de pasar unos meses en
el estercolero de twitter expiando sus pecados, Vicky, como el Ave Fénix,
renació de sus cenizas y hoy está a la cabeza de la revista Semana, convertida,
bajo su dirección, en el medio que marca la pauta noticiosa y perturba la
tranquilidad de Petro revelando, un día sí y otro también, un escándalo de
corrupción, un abuso de poder, un episodio de incompetencia administrativa o,
frecuentemente, una combinación de los tres. La situación que enfrenta hoy
Vicky hace ver como un juego de niños lo ocurrido hace poco más de 8 años.
El 13 de mayo, Vicky, en video
editorial, expresó:
“Nada de lo que está pasando
con Petro me sorprende. Lo he advertido desde el principio, sin titubeos. A los
colombianos les digo que la etapa de las medias tintas, de algunos empresarios
y gremios transando con el Gobierno y de ‘gurús tranquilizadores’, está
llegando a su fin. En su lugar, estamos entrando en un periodo de
consecuencias”.
De inmediato, en su cuenta en
X, Petro le hizo una pregunta:
“¿Esta es su opinión o es una actividad
periodística?”.
Después del trino
presidencial, en sí mismo un ataque a la libertad de prensa, le han llovido Vicky
críticas de todas partes, colegas incluidos, por, supuestamente, estar
impulsando sus aspiraciones políticas desde la privilegiada posición que hoy
ostenta en el periodismo.
La política y el periodismo,
especialmente el escrito, han tenido fuertes vínculos a lo largo de la historia
colombiana. Poderosas dinastías políticas, nacionales y locales, se
construyeron alrededor de importantes diarios como El Tiempo, El Siglo, El
Colombiano, El Heraldo, Vanguardia, La Patria, el País, etc. Así mismo, destacados líderes políticos – los
dos Lleras, Gómez Hurtado, López Michelsen, Pastrana Borrero, Galán Sarmiento,
etc.- fueron eximios periodistas, en una época en la que la mayor parte los
políticos colombianos escribían bien y hablaban mejor.
En honor a la verdad, hay
todavía algunos políticos – Vargas Lleras, Nieto Loaiza y otros más - que
escriben bien y tienen columnas de opinión en importantes medios, sin que a
nadie se le haya ocurrido ponerlos a elegir entre su labor periodística y su
actividad política. Caso similar al de Vicky Dávila es el de Luz María Sierra,
directora de El Colombiano, cuyo medio fustiga con dureza - noticiosa y
editorial - al gobierno de Petro, sin que nadie haya dicho que la señora
Sierra está impulsando su candidatura valiéndose del diario que dirige.
Al proclamar a Vicky Dávila
como candidata presidencial, Petro no tiene propósito distinto al de
deslegitimar sus gravísimas revelaciones que no son inventadas por ella, sino
que proceden de personajes cercanos a él, como su hijo Nicolás; su aliado
político, Benedetti y sus subalternos Olmedo López y Sneyder Pinilla. Nadie ha
desmentido lo dicho por estos personajes. Al proclamar aVicky como su eventual
rival en las elecciones de 2026, Petro siembra dudas sobre esos testimonios y sobre
los que puedan hacer en un futuro y sean divulgados por Semana.
Hoy la mayoría de medios,
incluida Semana, son propiedad de grupos económicos o personas acaudaladas que
no ejercen el periodismo ni participan abiertamente en la política. En sí mismo
esto no es malo para la libertad de prensa, pero la vuelve frágil por la sencilla
razón de que los medios de intervención de que dispone el gobierno pueden
intimidar incluso a los más acaudalados.
Los periodistas que acogen la
tesis de Petro sobre la supuesta candidatura de Vicky, la ponen en riesgo,
incluso físico, como se colige del infame trino del Ministro del Interior,
frente al cual no hay disculpa valedera.
LGVA
Mayo de 2024.
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