La tragedia de EPM y ECOPETROL
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Lo que ha venido haciendo Quintero Calle, con EPM, y
lo que empieza a hacer Petro Urrego, con Ecopetrol, pruebas palmarias son de
que la propiedad pública, entendida como propiedad de todos, es una ficción
jurídica.
El propietario de un activo – o del conjunto de
activos que conforman una empresa - es quien decide lo que puede o no hacerse con
ellos. La prueba crucial de que se es
propietario de algo es la posibilidad de dejar de serlo, por venta o donación. Este
no es el caso de los supuestos “propietarios” de EPM o de la participación de
la Nación en Ecopetrol.
La propiedad de un activo otorga el derecho al flujo
de servicios – monetizados o no – que produce tal activo, según sus propiedades
físicas. El propietario de una vivienda o de un automotor tiene derecho a los
servicios de habitación o transporte asociados, o al ingreso monetario obtenido
por la cesión de esos servicios a otra persona.
Además del usufructo de los servicios o del ingreso
monetario resultante de su cesión, el propietario tiene la responsabilidad de
su mantenimiento y de reposición, so pena de verse en un futuro privado de sus
servicios, por deterioro o desaparición del activo. El propietario que no
cumpla con esa responsabilidad, tarde o temprano, tendrá una pérdida pecuniaria
o de bienestar, que es solo suya y de nadie más.
En las empresas gubernamentales está siempre presente
el riego de que la recepción del flujo de ingresos se escinda de las
consecuencias de incumplir con la responsabilidad de mantenimiento y reposición,
es decir, que recaigan sobre diferentes personas.
Los dueños reales de las empresas gubernamentales, es
decir, los políticos que han ganado la última votación, lo son por un período
limitado, con frecuencia, solo hasta la próxima, lo cual hace casi irresistible
la tentación de maximizar ingreso actual y minimizar las inversiones en
mantenimiento y reposición, cuyos efectos nocivos tardan en manifestarse. Todos
los arreglos de gobierno corporativo están destinados a impedir que esa
tentación se vuelva realidad.
Quintero pateó sin miramientos todos los códigos y
prácticas de buen gobierno destinadas a impedir que filibusteros sin escrúpulos
como él arrasaran con EPM. Empezó montando una junta y un equipo directivo
integrado por personajes sin más merecimiento que su fidelidad absoluta y bien
pagada a los dictados del jefe. Luego puso todo su empeño en paralizar
Hidroituango, logrando atrasar su terminación, causando enorme perjuicio a las
finanzas de EPM y poniendo en riesgo el normal abastecimiento eléctrico del
País. Ha sometido a la Empresa a la más ingente extracción de transferencias en
toda su historia y ha intervenido, con intención aparentemente dolosa, en la
contratación, caso CANACOL, y las inversiones, caso AFINIA.
Si EPM tuviera una acción en el mercado de valores, su
precio estaría por el suelo. Pero a falta de acciones están los bonos, cuyo
precio se ha derrumbado como consecuencia de la injerencia de Quintero Calle en
su manejo. La gráfica 1 muestra el rendimiento de los bonos de EPM que se mueve
de forma inversa a su precio.
Gráfica 1
En Ecopetrol, Petro Urrego avanza decididamente en la
ejecución de ese mismo libreto: instaló una junta y un gerente de servilismo
asegurado y la ha convertido en la principal fuente de financiación del gasto clientelista
y burocrático con el que busca perpetuarse en el poder. Que finalmente
Ecopetrol quede destrozada o maltrecha, carece de interés, si ello habrá servido
para garantizar su reelección en 2026. En Venezuela, Chávez avanzó en la
consolidación de su dictadura explotando sin miramientos los grandes recursos PDVESA,
dejándola totalmente marchita, remedo patético de la gran empresa que fue.
La gráfica 2 muestra la acción de Ecopetrol, cuyo precio
ha caído estrepitosamente desde la victoria de Petro en las elecciones de
junio.
Gráfica 2
La principal condición para el respeto del gobierno
corporativo y, en general, el respeto del estado de derecho, es que los
elegidos tengan la disposición y la capacidad de hacerlo. Esas disposición y
capacidad son como la urbanidad y las buenas maneras, se tienen o no se tienen,
por ello es un error esperar que un simio se comporte adecuadamente en una cena
de gala. La situación es mucho más grave si, como es claramente el caso de
Quintero y Petro, el saqueo de las empresas o de los recursos fiscales es componente
fundamental en la estrategia de perpetuarse en el poder.
Probablemente, EPM y Medellín soportarán su Quintero I
y Ecopetrol y Colombia su Petro I; pero difícilmente aguanten un Quintero II y
un Petro II. Una nueva equivocación de la democracia sería devastadora. En las
elecciones locales de 2023 y en las nacionales de 2026, Medellín y Colombia se
juegan su futuro.
LGVA
Abril de 2023.
Muy buenos aportes profesor Velez
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