Duque: lidiando con los platos
rotos de Santos y los “errores” de Echavarría
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
El principal mérito de Duque es estar en la
presidencia en lugar de Petro: después de esto todo lo demás es ganancia.
Duque heredó una situación macro-económica complicada,
ocasionada tanto por el derrumbe del precio del petróleo en 2015, como por el
desafortunado manejo que el gobierno de Santos dio a la bonanza de los cuatro o
cinco años anteriores.
En una economía pequeña, como la colombiana, que
representa menos de medio punto porcentual del PIB mundial; sin un mercado
interno grande, a diferencia de México y Brasil, y dependiente de la
exportación de bienes primarios, el ciclo económico está en gran medida
determinado por la dinámica de los tres grandes jugadores de la economía
mundial – Estados Unidos, China y Unión Europea – y sus efectos sobre los
mercados de materias primas, el petróleo, en particular.
Gráfica 1
No quiere esto decir que estemos totalmente condenados
a padecer los vaivenes de la fortuna de forma enteramente pasiva. Los gobiernos
de los países como Colombia, que son la mayoría, pueden moderar los efectos del
ciclo externo siguiendo una norma muy sencilla actuación: tomar decisiones
sobre la base del ingreso permanente y no del ingreso transitorio. Para
mantener un patrón de gasto más o menos uniforme, hay que ahorrar en los auges
para poder compensar en las recesiones.
Los dos ministros de hacienda del Santos – Echeverry y
Cárdenas – fueron pródigos y manirrotos. El primero acrecentó el tamaño del
gobierno de forma escandalosa y el segundo consintió en entregarle a Vargas
Lleras no menos de seis billones de pesos para la fallida campaña electoral de
las viviendas regaladas. No conformes con mecatearse los ingresos petroleros,
aumentaron el endeudamiento y dejaron a la economía en una situación de
fragilidad extrema en el momento en que sobrevino el previsible cambio en la
tendencia de los precios del petróleo.
Hay que decir que el gobierno Duque es en parte
responsable de la lenta recuperación de la economía por haber optado por un ajuste
extremadamente gradual. No obstante, si tiene la suerte de que el petróleo se
mantenga por encima de 60 dólares el barril, probablemente consiga reparar los
platos rotos, a pesar de las dificultades adicionales que al manejo
macroeconómico introduce la errónea política monetaria del Banco de la
República.
Durante varios meses el Banco estuvo comprando divisas,
dizque para fortalecer la posición de reservas del País, y solo se detuvo hace
un par de semanas, cuando el precio del dólar había superado los $ 3.300. Esta política
- además de contribuir así sea ligeramente a la devaluación, lo cual desmejora la situación fiscal
pues eleva el costo en pesos del servicio de la deuda externa - cierra el
margen monetario de que dispone el banco para maniobrar sin comprometer la meta
de inflación.
Gráfica 2
Esta, y no otra, es la razón por la cual el Banco ha
mantenido inmodificada, desde abril, su tasa de intervención. Con todo, no deja
de sorprender la ortodoxia del Banco, estando allí dos keynesianos activistas
como Ocampo y Echavarría. Seguramente para Samper o Santos habrían encontrado
la forma de bajar la tasa de intervención pues, a fín de cuentas, qué es un
punto más de inflación a cambio de uno menos de desempleo, sobre todo si se
trata de un amigo. Pero no, ese no es un "favor" que se le pueda hacer a Duque y menos
a su ministro Carrasquilla.
LGAV
Agosto de 2019.
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