¿Guerra
por el agua en el siglo XXI?
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Universidad EAFIT
La cantidad de agua que
hay en el mundo es la misma desde la creación. El crecimiento de la población
incrementa sostenidamente su demanda, 1% anual según OMS, de suerte que los más
optimistas estiman que en el siglo XXI el mundo enfrentará una escasez crónica lo
cual podría llevar, según los más pesimistas, a que se desaten las llamadas
guerras por el agua. Parece existir cierta alarma al respecto: cuando se
escribe en google la expresión “guerra por el agua”, aparecen cerca de 1.040.000 resultados; si es en francés son 4.170.000 y llegan a
6.790.000 cuando se escribe en inglés.
La Tabla presenta una
sencilla aritmética del agua. Casi toda la tierra es agua pero sólo el 2,5% es
dulce: 35 millones de kilómetros cúbicos. De éstos, de acuerdo al ciclo del
agua y después de descontar la evaporación, 40.000 kilómetros cúbicos anuales
están disponibles físicamente y 12.500 están disponibles económicamente. Estas
son las cifras que hay que retener.
La OMS estima el
consumo per cápita día – todos los usos – en 1.800 litros, con crecimiento de
1% anual. Tomado esta tasa de crecimiento y las proyecciones de población de la
ONU, se obtienen los resultados del panel inferior de la Tabla. En 2015 la oferta
corta de agua, la disponible económicamente, es 2,61 veces el consumo anual.
Para 2030 y 2050 ese indicador será 1,93 y 1,52, respectivamente. La situación
resulta menos ajustada cuando se considera la oferta amplia, es decir, el agua disponible
físicamente en cuyo caso la relación oferta/consumo es de 8.34, 6.17 y 4.86
para cada uno de los tres años de la proyección. No hay ninguna razón para
suponer que la humanidad será incapaz de construir la infraestructura requerida
para aumentar la cantidad de agua
disponible económicamente. Tampoco debe descartarse una mayor eficiencia en el
uso del agua de suerte que el consumo crezca a una tasa menor que el 1% anual.
Es decir, hay agua dulce suficiente antes de que sea necesario recurrir de
forma masiva a la desalinización de agua de mar y otras fuentes de agua salada.
El problema del agua no
es el de su disponibilidad total sino el de su distribución en los distintos
países y regiones del mundo. El mapa de la figura 1, tomada del Informe de la Naciones Unidas sobre el
desarrollo de los recursos hídricos 2016[1],
muestra la disponibilidad física del
agua en el mundo. Se dice que una disponibilidad de inferior 1.700 M3 per
cápita año indica estrés hídrico; menos de 1.000, escasez crónica y menos de
500, escasez absoluta. La mayor parte del mundo está por encima del nivel de
estrés hídrico. Las situaciones de estrés y escasez se presentan en el África
Sahariana, la península Arábica y la India y Pakistán.
Figura
1
La figura 2 ilustra de
forma más precisa el problema de la distribución introduciendo el concepto de
escasez económica y señalando las áreas en las cuales existe ya escasez física
o se está cerca de esta situación. La escasez de la mayoría de los países
africanos es económica, lo que significa que se irá superando con el
crecimiento económico y la inversión en infraestructura. En América Latina, se
presenta escasez económica en Ecuador, Perú y Bolivia. Colombia está entre los
países con poca o ninguna escasez de agua.
Figura
2
El agua no es el único
recurso que no está uniformemente distribuido a lo largo de la tierra. Esa es
la situación de todos o casi todos ellos. Sólo hay tres formas conocidas para
obtener lo que otro tiene y que uno quiere: apelar a su benevolencia, recurrir
a la violencia o darle algo a cambio. Ciertamente, los hombres pueden
enfrentarse en guerras – ya lo han hecho - por la posesión de esos recursos o
distribuirlos por la vía pacífica del comercio. No es absurdo pensar que en
algún momento surja un mercado mundial del agua, como existe para el petróleo,
el carbón, gas natural y prácticamente todas las materias primas.
Se dice que Canadá tiene
el 20% de los recursos mundiales de agua dulce y el 0,5% de la población. ¿Qué
hacer cuando el agua escasee realmente a escala global? ¿Trasladar a ese país el
20% de la población? ¿Crear una coalición internacional de países deficitarios para
invadirlo y despojarlo del agua que tiene en exceso? Probablemente lo más
razonable sea desarrollar un mercado mundial del agua que permita que ésta se
transporte en grandes buques o por medio de grandes tuberías de las regiones
excedentarias a las deficitarias. Ya existen mercados locales de agua en países
como España, Estados Unidos, México, Chile y Argentina. Austria exporta agua a
Grecia y otros países balcánicos y Turquía lo hace a Israel. Existe un proyecto
de construir un inmenso acueducto que lleve el agua desde Turquía a Siria y
Jordania. El desarrollo de un mercado internacional de agua dependerá en buena
medida de la evolución de los costos de transporte frente a los de
desalinización del agua de mar, que ya se practica en gran escala en algunos
países.
En síntesis, no parece
existir amenaza de escasez de agua dulce en los próximos 50 años. A nivel
global, el agua físicamente disponible es ampliamente suficiente para atender
el consumo mundial. Nada impide el desarrollo de la infraestructura requerida para
ampliar la cantidad de agua disponible económicamente. El desarrollo de un
mercado mundial del agua y la reducción de los costos de la desalinización
ofrecen alternativas menos dramáticas que la guerra al abastecimiento de agua
en las regiones y países deficitarios.
LGVA
Agosto de 2016.
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