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sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Qué responsabilidad les cabe a los TLC en la crisis del campo?


¿Qué responsabilidad les cabe a los TLC en la crisis del campo?

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Docente Universidad EAFIT

(Nota: El periódico El Tiempo me invitó a responder la pregunta que titula este escrito. Esta es mi respuesta).

El principal problema del sector agropecuario es su baja productividad. Ese es un problema viejo que sólo por ignorancia o prejuicio puede atribuirse a los TLC. El valor agregado por trabajador es una medida usual de la productividad. La gráfica 1 muestra el Valor Agregado Agrícola (VAA) por trabajador en Colombia. Ha venido creciendo, justamente en la época de los “nefastos” TLC, pero aún es muy bajo.

Gráfica 1
 El VAA por trabajador de Colombia es extremadamente bajo en el contexto internacional. Es inferior al de Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile, Costa Rica, Brasil, México y al promedio de la región. La comparación con los países del mundo desarrollado es aún más dramática. Estamos, gran consuelo, por encima de China, India y Bolivia. Esto se muestra en la gráfica 2.


Gráfica 2
 
La baja productividad se traduce en bajos ingresos para los trabajadores del campo. Más en el caso de los pequeños propietarios que en el de los trabajadores agrícolas asalariados. La gráfica 3 muestra el empleo agrícola como porcentaje del empleo total en los mismos países de la gráfica 2. En países que son grandes productores y exportadores de productos agropecuarios – Argentina, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Holanda – el empleo agrícola es bajo con relación al empleo total. Los países más pobres – de más bajo PIB por habitante y de más baja productividad – tienen mucha gente trabajando en el campo.

 Gráfica 3
 
La gráfica 4 relaciona el VAA por trabajador con el porcentaje de empleo agropecuario con relación al empleo total para una muestra de 88 países. En el eje vertical está el VAA y en el horizontal el empleo agrícola. El signo del desarrollo es un campo altamente productivo que permita que unas pocas personas produzcan lo requerido para el sustento de muchas.

 Gráfica 4
 
La mejora del ingreso de los productores agropecuarios pasa por entender que los agricultores marginales serán desplazados inexorablemente por los más productivos y que deben ser por lo tanto reubicados en actividades urbanas de mayor productividad, como lo planteó hace más de 50 años Lauchin Currie, en su denostada Operación Colombia. Vale la pena recordarlo:

“Aunque el enfoque de este programa puede aparecer un tanto novedoso, lo que en realidad persigue es una considerable aceleración deliberada de las fuerzas naturales que están actualmente en operación. La población urbana está aumentando en relación a la rural, las tierras y los agricultores más productivos están desplazando a los agricultores marginales; tarde o temprano se iniciarán exportaciones de carne y de otros artículos; la salud urbana ha ido mejorando; más niños tendrán oportunidad de más años de escuela en las universidades; pero las fuerzas naturales se desenvuelven lentamente, y encuentran resistencia y causan sufrimientos. Y no hay tiempo. La única cosa nueva de este programa es la de que es un intento planificado, consciente y deliberado de acelerar los resultados de las fuerzas naturales y de canalizar la mayor parte de los primeros incrementos de la producción para el mejoramiento del nivel de vida de los grupos de más bajos ingreso” (Operación Colombia: un programa de desarrollo económico y social. Bogotá: Sociedad Colombiana de Economistas. 1961pp. 142 – 143).

El modelo que proponemos para Colombia no es el de una nación llena de campesinos propietarios laborando sus pequeñas propiedades con herramientas de mano, sino más bien el de un país como el Canadá o los Estados Unidos en donde un número reducido de hacendados propietarios cultivando la mejor tierra y empleando técnicas modernas y mucha maquinaria, han alcanzado enormes progresos en la productividad agrícola, con el consecuente bienestar para sus países. La escogencia entre estos dos modelos será decisiva para el futuro de Colombia. (Operación Colombia: un programa de desarrollo económico y social. Bogotá: Sociedad Colombiana de Economistas. 1961, p. 37).

Increíblemente el país se debate aún en el dilema de Currie y todo parece indicar que prevalecerá, con el más absoluto desdén de la teoría y los hechos económicos, la visión de los apologistas de la pequeña propiedad o de la supuesta propiedad comunitaria que condenan a la miseria y al atraso a los campesinos que dicen defender.

LGVA

Septiembre de 2013.

 

 

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