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lunes, 28 de abril de 2025

Enseñar economía

 

Enseñar economía

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Muy importantes me parecen los esfuerzos de Libertank, el Instituto de Ciencia Política y otras entidades por difundir los principios básicos de economía liberal de forma accesible a jóvenes, empresarios, políticos y público en general. Camilo Guzmán y Carlos Augusto Chacón, sus directores, hacen un extraordinario trabajo que debería tener un apoyo más generoso y masivo de parte de empresarios y capitalistas quienes deben entender que no pueden encerrarse en sus factorías y oficinas creyendo que no es responsabilidad suya preservar el ambiente de libertad necesario a la función empresarial.

Valoro también la actividad en redes, en prensa y en la calle de esos campeones de la libertad que son Jerome Sanabria, Mateo Amaya, Daniel Briceño, Julio Cesar Iglesias, Martín Jaramillo, Maria José Bernal, Álvaro Grajales, Katherine Flórez, Santiago Dussan y muchos otros jóvenes que me honran con su amistad y en quienes tengo grandes esperanzas. Invito a seguirlos en redes y en sus columnas de prensa.

De especial importancia es la campaña “Menos Marx, más Hayek”, lanzada por la brillante Jerome Sanabria. La mayor parte de los cursos de economía que se imparten en colegios y universidades están infestados de ideología marxista de la peor calidad.

William Stanley Jevons escribió:

“No puede caber ninguna duda de que es extraordinariamente deseable difundir las verdades de la economía política entre todas las clases de la población y por todos los medios disponibles, pues de la ignorancia de esas verdades nacen, en su mayoría, los peores males sociales”

Los males sociales derivados de la ignorancia económica son mucho mayores en la época moderna, en la cual, la gran intervención del gobierno y la omnipresencia del estado de bienestar suplantando el mercado, han llevado a que la gente crea que todos los almuerzos pueden ser gratis y que si no lo son es por falta de “voluntad política”.

Desde nuestra infancia todos estamos inmersos en el mundo de la economía, es decir, en el mundo de los intercambios. Aprendemos a usar el dinero con la misma naturalidad con la que aprendemos a hablar. Pero, así como el saber hablar no nos hace lingüistas, el saber manejar el dinero en la vida cotidiana no nos vuelve economistas, es decir, no nos da una comprensión correcta del funcionamiento de las economías monetarias modernas. Sin embargo, la gente cree que es así, y esa creencia aumenta con la preeminencia que alcanzan las personas en la vida económica, política y social.

La ignorancia de las verdades elementales de la economía, como toda ignorancia, no es un vacío sino una llenura. Llenura de prejuicios y medías verdades que, adobadas con buenas intenciones, son el caldo de cultivo de las peores decisiones políticas.

La situación se ha tornado más grave con el giro que ha tomado la profesión de los economistas, quienes, en su afán de sentirse útiles y mejorar su empleabilidad, se han convertido en asesores incondicionales de gobiernos y políticos, abandonando casi por completo la defensa sin ambages de la libertad económica.   

LGVA

Abril de 2025.

 

martes, 22 de abril de 2025

Apague y vámonos

 

Apague y vámonos

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

El marzo de 1992, Colombia entró en racionamiento eléctrico que se prolongó hasta febrero de 1993. El tercero en los 20 años del modelo estatal de planeación centralizada implantado desde la interconexión nacional en los años 70. 

Con las leyes 142 y 143 de 1994, se adoptó un modelo competitivo descentralizado con fuerte presencia del sector privado, el cual, en treinta años, no ha presentado ningún racionamiento, a pesar de que en dicho período han ocurrido siete episodios de hidrología crítica, con precipitaciones por debajo del 90% de la media histórica. 

Antes de la reforma, las empresas eléctricas no pagaban impuestos y requerían de recursos públicos para servir su endeudamiento y, muchas de ellas, su gasto corriente. Según el Banco Mundial, a finales de los 70, la Nación gastaba anualmente US$ 150 millones supliendo la insuficiente generación de fondos del sector eléctrico. En los ochenta y principios de los noventa, la cifra se elevó a US$ 300 millones.

De una extrema dependencia de los recursos públicos y de ser el principal causante del déficit fiscal y el endeudamiento público, el sector eléctrico se convirtió en una gran fuente de ingresos para la Nación, las entidades territoriales y las corporaciones ambientales. Las empresas de electricidad responden por 6% del impuesto de renta, 8 billones en 2024, pagan más de un billón en impuestos locales y otro tanto en transferencias ambientales y parafiscales propios del sector.  

Las inversiones y gastos en salud y educación que han podido realizarse en las últimas décadas habrían sido imposibles sin un sector eléctrico autosostenible financieramente y generador de ingentes recursos fiscales que en los 10 últimos años superaron 50 billones solo en renta.  

Fiel a su obsesión de destruir todo lo que tenga participación privada y competencia de mercado, es decir, el “neoliberalismo”, el gobierno de Petro, con la complicidad del bloque de congresistas de la Costa, impulsa en el Congreso un proyecto de ley que arrasaría un sector eléctrico que durante 30 años ha garantizado continuidad del suministro con autosuficiencia financiera y eficiencia económica.

Se trata del proyecto de ley 220 que ya pasó los dos debates del Senado y hace tránsito a Cámara, donde seguramente avanzará sin dificultad pues allí la mayoría gubernamental es más holgada. Todo es malo en ese proyecto, pero lo más aterrador son un par de propuestas, introducidas por la ilustrísima senadora Isabel Cristina Zuleta, que a la letra dicen:

“Todas las empresas del sector energético tendrán un tope de ganancias establecido por un comité…”

 

“Los Planes de generación de energía serán de obligatorio cumplimiento para el sector”

 

Las ganancias ya tienen un “tope” fijado por el impuesto de renta. Las que restan después de pagarlo son las que permiten financiar la expansión de la generación sin recurrir a los recursos públicos. La planeación obligatoria y centralizada fue la que tuvimos durante 20 años y causó tres racionamientos.

 

Si el proyecto 220 se convierte en ley con las propuestas de la senadora Zuleta, ahí sí, apague y vámonos.

 

LGVA

Abril de 2025

La tragedia de la educación pública

 

La tragedia de la educación pública

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Los resultados de las pruebas Saber 11 de 2024 muestran el deplorable estado de la calidad de la educación media, en general, y de la oficial, en especial. Solo 1425 colegios de los 13.000 que las presentaron obtuvieron un puntaje promedio igual o superior a 60/100, el resto se rajaron. El puntaje promedio de los oficiales fue de 50/100 frente a 55/100 de los privados. Solo hay un colegio oficial entre los 100 mejores, 14 entre los quinientos y 90 entre los mil.

Medellín tiene dos colegios entre los cien mejores, Cali 9, Barranquilla 5 y Bogotá 31. El colegio oficial de Medellín mejor ranqueado, el Liceo Lucrecio Jaramillo Vélez, está en el lugar 959, por debajo del mejor ranqueado del Departamento, la Normal Superior Maria Auxiliadora de Copacabana, que está en el lugar 511.

No sorprende el resultado de los colegios oficiales como quiera que anualmente, por cuenta de los paros y movilizaciones de FECODE, sus alumnos reciben un 35% menos de clases que sus pares de instituciones privadas. FECODE es lo peor que le ha sucedido a la educación: su accionar condujo a la liquidación de la calidad de la enseñanza y a convertirla en un medio descarado de adoctrinamiento ideológico. Enseñar mal es criminal y abusar de la posición de maestro para inculcarle a niños y jóvenes los errores del socialismo es doblemente criminal. 

El segundo gran problema de la educación en Colombia es la segregación impuesta por la forma de financiación del acceso a la educación de los más pobres. El carácter de servicio público significa que la educación debe garantizarse a todos y no que deba ser impartida desde escuelas y colegios oficiales que son los de peor calidad y están controlados por FECODE. Para empezar a romper la segregación hay que acabar con subsidio a la oferta a los colegios oficiales y reemplazarlo por un subsidio a la demanda generalizado para que los padres puedan escoger libremente la escuela y el colegio de sus hijos y liberarlos así del monopolio de FECODE.

El próximo gobierno debe aprovechar la primera huelga de FECODE para despojarla de personería jurídica y proceder a su liquidación. Es afrentoso que ningún gobierno se haya atrevido a hacerlo, a pesar de que FECODE, cuando le place, pasa por encima de la prohibición constitucional de huelga en los servicios públicos esenciales como la educación.

Se deben liberar pensiones y matrículas de suerte que los colegios puedan pagar buenos salarios y atraer profesores altamente formados. Se debe permitir una contratación flexible, incluso por días y por horas, para que profesionales activos, con gusto por la docencia, puedan dedicar parte de su tiempo a la enseñanza. El problema del costo se debe encarar desde el subsidio a la demanda, no con el control de precios.

Garantizar una educación de calidad y no segregada - afincada en los valores republicanos de la libertad y el orden - es fundamental para el progreso material de los colombianos y su emancipación intelectual.

LGVA

Abril de 2025

 

sábado, 12 de abril de 2025

Enseñar economía

 

Enseñar economía

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Muy importantes me parecen los esfuerzos de Libertank, el Instituto de Ciencia Política y otras entidades por difundir los principios básicos de economía liberal de forma accesible a jóvenes, empresarios, políticos y público en general. Valoro también la actividad de esos campeones de la libertad que son Jerome Sanabria, Mateo Amaya, Daniel Briceño, Julio Cesar Iglesias, Martín Jaramillo, Maria José Bernal, Álvaro Grajales, Katherine Flórez, Santiago Dussan y muchos otros jóvenes que me honran con su amistad y en quienes tengo grandes esperanzas.  

William Stanley Jevons – quien con Walras y Menger es considerado artífice de la Revolución Marginalista - escribió:

“No puede caber ninguna duda de que es extraordinariamente deseable difundir las verdades de la economía política entre todas las clases de la población y por todos los medios disponibles, pues de la ignorancia de esas verdades nacen, en su mayoría, los peores males sociales”*

Los males sociales derivados de la ignorancia económica son mucho mayores en la época moderna en la que la gran intervención del gobierno en la economía y la omnipresencia del estado de bienestar suplantando el mercado han llevado a que la gente crea que todos los almuerzos pueden ser gratis y que si no lo son es por falta de “voluntad política”.

Desde nuestra infancia todos estamos inmersos en el mundo de la economía, es decir, en el mundo de los intercambios. Aprendemos a usar el dinero con la misma naturalidad con la que aprendemos a hablar. Pero, así como el saber hablar no nos hace lingüistas, el saber manejar el dinero en la vida cotidiana no nos vuelve economistas, es decir, no nos da una comprensión correcta del funcionamiento de las economías monetarias modernas. Sin embargo, la gente cree que es así, y esa creencia aumenta con la preeminencia que alcanzan las personas en la vida económica política y social del país.

La ignorancia de las verdades elementales de la economía, como toda ignorancia, no es un vacío sino una llenura. Llenura de prejuicios y medías verdades que adobadas con buenas intenciones son el caldo de cultivo de las peores decisiones políticas.

La situación se ha tornado más grave con el giro que ha tomado la profesión de los economistas quienes en su afán de sentirse útiles y mejorar su empleabilidad se han convertido en asesores incondicionales de los “policy makers”, reemplazando con frecuencia los criterios de eficiencia y productividad, de lo único que sabe la economía, por los de redistribución equitativa de esa entelequia llamada  “ingreso social”.

No quiero desanimar a mis amigos, solo poner de presente la dificultad e importancia de la tarea.

¡Adelante! Hay que trabajar mientras haya luz.

LGVA

Abril de 2025



* Muchos otros economistas creían como Jevons en la importancia de difundir de forma accesible a todas las personas los principios fundamentales de la economía. Con ese propósito, Say escribió su “Catecismo de Economía Política”, mientras que Marshall desarrolló sus “Principios” de manera literaria y gráfica, dejando para las notas el aparato matemático, con la esperanza de hacerlos accesibles al “hombre de negocios”. Samuelson quiso que su portentoso “Curso de Economía Moderna” para estudiantes de pregrado estuviera al alcance del “ciudadano inteligente”. Un clásico de la divulgación es “Economía en una lección”, de Henry Hazlitt.  Más recientemente están “Freakonomics” de Steven Levitt y Stephen Dubner y “El economista camuflado” de Tim Harford. Y hay muchos más pero, en cualquier caso, no parecen haber sido muy exitosos los economistas en esa catequesis.  

 

 

jueves, 10 de abril de 2025

Guerra de aranceles mejor que guerra nuclear

 

Guerra de aranceles mejor que guerra nuclear

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economistas

Cuando yo era joven, lo único que llegaba de China era los libros de Mao Tse Tung: sus obras escogidas en 4 tomos, sus escritos militares y los libritos rojos con sus cinco tesis filosóficas y la colección de citas recogidas por Lin Biao.



Esos libros, traducidos a todos los idiomas, se repartían gratuitamente por el mundo entero y llegaban a muchos jóvenes e intelectuales que estaban fascinados con la Gran Revolución Cultural Proletaria. No solo el inefable Jean Paul Sartre, incluso, economistas de prestigio como Joan Robinson, discípula Keynes, y el planificador francés Charles Bettelheim cayeron bajo el embrujo de Mao y la utopía de las comunas populares de economía de subsistencia sin lujos ni acumulación de capital.

Después se supo que el Gran Salto Adelante, la Revolución Cultural, la política de las cien flores abiertas y las demás grandes movilizaciones en un país que vivía en estado de revolución permanente fueron desastrosas para la población china causando la muerte de millones de personas por asesinato, tortura o física hambre. La literatura china ha dado cuenta, en textos conmovedores, de esos desastres.



Mao Tse Tung es probable el líder de la época moderna con la mayor mentalidad criminal. En reunión en Moscú con los líderes del comunismo mundial propuso a Stalin desencadenar una guerra nuclear contra Occidente para acabar el capitalismo. Morirían mil millones de personas, dijo, pero con los dos mil millones restantes construiríamos el comunismo. La negativa de Stalin a compartir con China tecnología nuclear fue el origen de la división del comunismo internacional en los años 60.



A principios de los 70, Kissinger y Nixon, buscaron apaciguar a Mao, quien, con fuego nuclear propio, era una amenaza permanente para la humanidad. Establecieron relaciones diplomáticas y comerciales y China empezó a mostrarse menos agresiva pues los pueblos que comercian son más propensos a la paz. Todo estuvo a punto de venirse al suelo en 1976 con la muerte de Mao. La sucesión se la disputaron, de un lado, la llamada banda de los cuatro, encabezada por la propia viuda de Mao, y los partidarios de Deng Xiaoping.

La banda de los cuatro, para decirlo brevemente, compartía la visión de Kim Il Sung y sus descendientes y con ellos hoy China sería una Corea multiplicada por 50 en población, por 80 en extensión territorial y quién sabe por cuántas veces en poder nuclear.

La historia de China después del triunfo de Deng es la que conocemos, con sus luces y sus sombras, la que ha llevado a China a convertirse en la segunda economía mundial, a multiplicar prodigiosamente su PIB per cápita y a sacar a millones de chinos de la pobreza. Me impresiona y asombra el tipo de arreglo institucional de China. Se me antoja muy parecido a lo que defendiera Quesnay y sus fisiócratas: una combinación de liberalismo económico con fuerte despotismo político.

Hace años estuve en China y percibí una población alegre, animada y deseosa de lujo, el verdadero motor de la actividad económica. No me pareció que les importara mucho la participación en la vida política. Les importaba más la libertad de los modernos, que la libertad de los antiguos, diría Benjamín Constant.

A la vista de lo que es Corea del Norte, no es difícil imaginar a grandes rasgos la historia contrafactual de China de haber triunfado la banda de los cuatro. Muy probablemente hoy, en lugar de una guerra de aranceles, tendríamos una guerra nuclear. Las cosas no están tan malas como parecen.

LGVA

Abril de 2025.

 

miércoles, 9 de abril de 2025

¿Qué será lo que quiere Trump?

 

¿Qué será lo que quiere Trump?

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En 2011 la economía de Estados Unidos representaba 21,1% del PIB mundial, la Unión Europea 21,4%, China 10,2% y el resto del mundo 47,3%. En 2023 esa participación llegó a 26,1%, la de China, que también creció, alcanzó 16,8%. La Unión Europea y el resto del mundo redujeron sus participaciones que pasaron, respectivamente, a 16,8% y 39,6%.  

 


En el mismo lapso el PIB per cápita de Estados Unidos creció 65%, frente al 15% de la Unión Europea y 25% el del Mundo. Por su parte, China creció 125%, pasando de US$ 5.614 a US$ 12.641.  El hecho es que, en 2023, el PIB per cápita de Estados Unidos duplica el de la Unión Europea, es seis veces y media el de China y seis veces del promedio mundial.

 


Las cifras anteriores indican a las claras que Estados Unidos está lejos de ser un perdedor de la economía de libre comercio que se implantó en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

Se me hace difícil entender las razones de la guerra arancelaria desatada por el gobierno de Trump que puede acabar con el régimen de libertad comercial y la globalización que tanto ha beneficiado a todos los países y personas del mundo, en especial a los Estados Unidos, arrasando de paso el sistema monetario internacional.

Tener un déficit comercial gigantesco y no tener ninguna presión para reducirlo, es como tener un “fiado” en la tienda de la esquina sin necesidad de pagarlo nunca. Milton Friedman se burlaba de quienes se preocupaban por el déficit comercial de USA. Si los demás países, decía, quieren darnos bienes y servicios útiles y costosos a cambio de dólares que cuesta poco y solo sirven para ser guardados, el problema es de ellos, no nuestro.

Un país cualquiera puede tener un déficit comercial persistente mientras reciba inversión extranjera directa, remesas del exterior y crédito en abundancia. Cuando esos flujos financieros disminuyen o cesan, el país en cuestión tiene que devaluar su moneda para generar superávit comercial y obtener excedentes financieros para empezar a pagar. Estados Unidos no es un país corriente pues su moneda es la principal moneda de reserva y su deuda es considerada por el mercado como el activo libre de riesgo por excelencia. Por eso Estados Unidos puede tener un déficit comercial gigante y persistente sin que pase nada, o casi nada. Es decir, recibir bienes y servicios útiles y costosos a cambio de nada o casi nada.

Jacques Rueff, el gran economista francés que fuera ministro de finanzas del General De Gaulle, cuando Nixon suspendió la convertibilidad en 1971, dijo que el dólar se transformó en “du néant habillé en monnaie”, es decir, “la nada disfrazada de moneda”. La guerra arancelaria puede conducir al derrumbe del sistema monetario internacional basado en una moneda fiduciaria nacional que otorgaba a su emisor el extraordinario privilegio de recibir bienes y servicios útiles y costosos a cambio de nada, es decir, una deuda sin interés y una deuda con el mínimo interés posible.

El funcionamiento de la economía mundial está basado en una especie de gran engaño o gran timo: la emisión por parte de Estados Unidos de moneda y deuda que no cuesta nada o casi nada y se intercambia por bienes y servicios útiles y costosos. Jacques Rueff pensaba que ese sistema monetario y financiero colapsaría el día en que los timados no quisieran serlo más y rehusaran a recibir dólares inconvertibles y dejaran de comprar bonos del gobierno de USA. Lo curioso es que el gran fraude monetario en el que reposa la prosperidad mundial amenaza con venirse al suelo por cuenta del timador y no de los timados.

LGVA

Abril de 2025

lunes, 7 de abril de 2025

El arancel de Trump

El arancel de Trump

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En 1930 más de 1000 economistas de Estados Unidos, encabezados por Irving Fisher y Frank Taussing, pidieron al presidente Hoover vetar la ley Smoot-Hawley que implantaba un arancel de 40%. Escribían:

“Nuestro comercio de exportación sufrirá. Los otros países no pueden comprarnos permanentemente a menos que les permitamos vendernos, y cuanto más restringimos las importaciones provenientes de ellos por medio de tarifas elevadas más reducimos la posibilidad de venderles nuestras exportaciones”.

Y añadían esta advertencia:

“Hay ya múltiples evidencias de que tal acción inevitablemente provocará que otros países nos paguen con la misma moneda mediante la aplicación de gravámenes retaliatorios contra nuestros productos”.

Hoover hizo caso omiso de ese llamado y las represalias no se hicieron esperar: Reino Unido respondió con su Import Duties Act, y estableció la Política Imperial de Preferencias dentro de la cual se incluyó a Canadá, país que, a su turno, aplicó aranceles más altos a productos estadounidenses; Francia, Alemania e Italia aumentaron los aranceles sobre productos estadounidenses y promovieron acuerdos comerciales con otros países europeos; Argentina, Brasil y México  respondieron también con tarifas más altas y buscaron diversificarse hacia Europa, al igual que Australia y Nueva Zelanda.

En conjunto, estas represalias llevaron a una reducción de aproximadamente un 66% en el comercio internacional entre 1929 y 1934 - estimó Charles Kindleberger en su clásico libro “La crisis económica 1929-1939”- lo que convirtió la recesión en la Gran Depresión de los años 30. La política keynesiana de salir de la crisis empobreciendo al vecino terminó por empobrecer todo el vecindario.

La economía mundial evitó impactos graves sobre el crecimiento y el empleo del colapso financiero de 2007-2008 gracias a la política monetaria a ultranza de los grandes bancos centrales y, principalmente, a que la mayoría de países resistieron la tentación proteccionista, permaneciendo fieles a sus acuerdos de libre comercio y a las reglas de la OMC. En 2009 el comercio mundial cayó 23%, pero en cada uno de los dos años siguientes creció 20%, de tal suerte que en 2012 había superado en 15 puntos porcentuales el nivel previo a la crisis.

La mayor comprensión del funcionamiento del mecanismo monetario y de los efectos nocivos de las guerras arancelarias ha evitado al mundo que las crisis cíclicas del capitalismo – de las que se han presentado unas 7 desde el final de la Segunda Guerra Mundial - se transformen en depresiones profundas y le ha permitido una gran expansión de la riqueza con un comercio internacional cuya tasa de crecimiento ha duplicado la del PIB mundial desde mediados del siglo XX.

El gigantesco déficit comercial de Estados Unidos está determinado por la cuantiosa inversión extranjera directa y de cartera que recibe ese país y por su también gigantesco déficit fiscal que ha llevado a una deuda acumulada de 36 billones de dólares, 124% del PIB. La balanza de pagos manda y la balanza comercial obedece. El arancel Trump no eliminará el déficit comercial de Estados Unidos, pero puede hacer mucho daño. 

LGVA

Abril de 2025.