EPM y las cosas de Luis Pérez
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Experimento por el doctor Luis Pérez Gutierrez cariño
y simpatía y tengo la impresión de que el sentimiento es mutuo. Nunca hemos
compartido socialmente, pero nuestras visiones de la sociedad – la suya desde
la política, la mía desde mi profesión de economista – se han cruzado en varias
oportunidades, casi siempre de forma divergente, pero siempre con respeto y
amabilidad.
Durante su alcaldía, quiso hacerse cargo, como hoy lo
quiere el alcalde Quintero, del manejo directo de EPM, ocasionando daño a la
reputación de la Empresa y sacrificando el prestigio de las tres excelentes
personas que nombró como gerentes.
Pero hay años luz de diferencia entre la inteligencia
y la experiencia de Pérez Gutierrez y las del aprendiz de gobernante que es
Quintero Calle. También habrá años luz de diferencia entre el pequeño daño
reputacional que algunas actuaciones del primero causaron a EPM y el inmenso
daño que le están causando y que le causarán las de segundo.
Por eso me ha parecido que algunas manifestaciones
recientes de Luis Pérez, a propósito de la actual crisis de EPM, desmerecen de
su inteligencia, de su fino olfato político y de la idoneidad financiera del
hombre de negocios que también ha sido.
Me resulta difícil creer que él mismo se crea su
cuentazo sobre el “excesivo endeudamiento” de EPM, como si no supiera que las
compañías crecen apalancándose en la deuda y que sin ese apalancamiento
financiero EPM no sería la empresa multinacional que hoy es y que reporta
ingentes recursos al Municipio de Medellín. Pretender crecer a punta de capital
propio es la mejor forma de garantizar que una empresa permanezca chiquita.
Nada que añadir tengo a los datos financieros que, refutándolo, se han aportado
desde EPM y que cualquier puede consultar en su página web.
Más recientemente, en artículo titulado “La ilusión en
seguros de EPM”, publicado en La República, muestra otra vez Luis Pérez una
desconcertante incomprensión de cuestiones elementales. Se duele el ex –
alcalde de la insuficiente cobertura de los seguros y de las dificultades para
obtener el reconocimiento del siniestro por las aseguradoras, como si esto
último fuera tan simple como sacar plata de un cajero automático. Es más fácil
quitarle un peso a un rico que hacerse pagar un siniestro. El proceso reconocimiento
y pago de un siniestro es complicado, pero todo indicaba que en el caso de
Hidroituango las cosas iban por buen camino.
Los datos que da Luis Pérez son reales, pero
seguramente en el momento en que se tomaron los seguros las coberturas parecían
razonables. Es absurdo pretender una cobertura por daño emergente por el costo
total de una obra como Hidroituango o que la cobertura de lucro cesante fuera
por cinco años o más años. Estoy convencido de que si al propio Luis Pérez un
experto en seguros le hubiese presentado esa propuesta lo habría sacado de su
oficina, acusándolo de querer enriquecer con primas gigantescas a las compañías
aseguradoras. ¡Cuán fácil es poner banderillas a toro pasado!
Entiendo la decepción que ha debido experimentar el
Gobernador Pérez cuando se presentó la contingencia de Hidroituango, con cuyos
rendimientos esperaba financiar un ambicioso programa de gobierno. Entiendo
también que, en su momento, como representante del accionista mayoritario,
expresara fuertemente su descontento con lo ocurrido y reclamara su
esclarecimiento.
Lo que no entiendo es que ahora, con un afán desmedido
de protagonismo político, esté empeñado en apoyar la decisión de instaurar una demanda
que tiene muy escasa probabilidad de prosperar; pero que, además de los daños
ya ocasionados, pone en riesgo la culminación del proyecto en 2022, lo que
causará más lucro cesante y alejará por más años el flujo de ingresos para el
Departamento de Antioquia, que defendió con ahínco su ex – gobernador.
Sí, ¡definitivamente no entiendo las cosas de Luis
Pérez!
LGVA
Septiembre de 2020.
Existen, por lo demás, figuras aseguraticias llamadas a obtener una buena cobertura sin tener que acudir al seguro total, como los coaseguros pactados o amparos a primer riesgo, que sólo implican un ligero recargo en la prima del supuesto infraseguro. (Hernando Gómez M)
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