EPM – Multipropósito: una propuesta
ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparable.
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
La propuesta de ampliar el objeto social de las
Empresas Públicas de Medellín es ilegal, inconveniente y peligrosa, pero
imparable.
El objeto social de las empresas de servicios públicos
domiciliaros está definido en los artículos 17 y 18 de ley 142 y es la
prestación de los servicios públicos domiciliarios y las actividades
complementarias de los que trata esa ley. El artículo 14 establece de forma
taxativa cuales son esos servicios y cuales sus actividades complementarias. Toda
modificación del objeto social de una empresa de servicios públicos debe
ajustarse a lo dispuesto en esa ley.
Para resolver el problema planteado por la presencia
simultánea de empresas gubernamentales, mixtas y privadas en la prestación de
los servicios públicos domiciliarios, la ley 142 creó un régimen jurídico
especial para todas ellas, lo que les permitía a las gubernamentales obviar las
reglas de la contratación administrativa y optar por la contratación privada.
Muchas autoridades locales, para eludir la
contratación administrativa, vincularon a sus empresas de servicios públicos –
en particular a las de acueducto, alcantarillado y aseo – toda una serie de
actividades ajenas a los servicios públicos domiciliarios. Contrataron directamente
y construyeron plazas de mercado, terminales de transporte y hasta hornos
crematorios.
La propuesta de modificar el objeto social de EPM
sigue esa línea con el argumento de “aprovechar nuevas oportunidades” lo que
supuestamente no puede hacer por la “camisa de fuerza” que le impone su objeto
social establecido hace más de veinte años. Esas nuevas oportunidades estarían
en actividades como infraestructura lineal, movilidad sostenible, adecuación de
tierras, riego, drenaje, corresponsal de seguros, servicios turísticos, etc.
En las economías de mercado e iniciativa privada, las
empresas estatales se inventaron para resolver problemas de monopolio natural,
bienes meritorios, bienes públicos y externalidades frente a los que,
supuestamente, fallaba el mercado por la divergencia entre la rentabilidad
privada y la rentabilidad social. Se asumía, por ejemplo, que un empresario
privado explotando un monopolio natural produciría una cantidad sub-óptima pues
la atención de la demanda plena al costo marginal lo haría incurrir en
pérdidas. Los avances en esa tecnología económica que llamamos regulación,
permiten manejar esos problemas sin que sean necesarias las empresas estatales,
las que anteriormente se consideraban como el instrumento de política pública
idóneo para la maximización del bienestar social allí donde este no coincidía
con la maximización de la rentabilidad privada.
La regulación económica y las regulaciones sociales y
ambientales son las mismas para todas las empresas del sector de servicios públicos. Sus tarifas se
fijan de acuerdo con los costos, sin consideración alguna de la naturaleza de
su propiedad, los precios que enfrentan se forman en mercados competitivos, en
fin, los impuestos, contribuciones y subsidios a su cargo son los mismos para
todas ellas. Esto ha llevado a que las empresas estatales no tengan, en
definitiva, objetivo diferente al que tienen las empresas privadas: generar
valor para sus propietarios.
Es así como las empresas estatales de servicios
públicos se han transformando en un recurso fiscal con todos los problemas que
ello entraña. EPM no es una empresa maximizadora de rentabilidad social sino
una empresa que actúa y debe actuar con la lógica de la rentabilidad privada.
Por eso es razonable que haya internacionalizado sus actividades y que busque
aprovechar oportunidades de crecimiento en el ámbito nacional.
Esta nueva modalidad de empresa estatal que es EPM plantea
enormes retos conceptuales y prácticos, entre los cuales se destacan los
siguientes:
i)
La naturaleza
y la magnitud de los riesgos que puede asumir.
ii)
La
razonabilidad de entrar a competir con el sector privado en ámbitos que por su
naturaleza parecen más propios de este que del sector estatal.
iii)
El
manejo de las ventajas frente a sus competidores que le otorga su condición de
pública.
iv)
Las
modalidades de control y de rendición de cuentas, sus relaciones con las partes
interesadas y su gobernabilidad interna.
v)
Su
relación con la política y los riesgos de corrupción.
Son estos algunos de los interrogantes que están lejos
de tener una respuesta satisfactoria.
Los riesgos de los negocios tienen que ver,
principalmente, con la dinámica de la demanda y la velocidad del cambio
tecnológico. Sin la valoración adecuada de esos riesgos, el Congreso de la
República rechazó la privatización del TELECOM y quiso mantenerla como un
recurso fiscal de la Nación, compitiendo en el sector privado. El fracaso no
pudo ser más estruendoso, una empresa que pudo venderse a principios de los
noventa por más de US$ 2.000 millones, tuvo que ser regalada quince años
después a Telefónica de España para que se hiciera cargo del pasivo laboral. Por
esa misma época, tampoco quiso el Concejo de Medellín autorizar la venta del
negocio de telefonía de EPM. Aunque el desastre no fue tan calamitoso como el
de TELECOM, la pérdida de valor en los negocios – Orbitel, EPM-Bogotá, UNE,
Colombia-Móvil, etc.- con los que EPM trató vanamente de mantenerse en ese
sector fue gigantesca. Y ahora se quiere que EPM vuelva a las tecnologías de la
información y las telecomunicaciones cuando aún no salimos de la pesadilla que
habría podido evitarse con la venta oportuna de una obsoleta red de cobre.
La característica esencial de los servicios que hoy
presta EPM es la estabilidad de la demanda y la lentitud del cambio tecnológico
en todos ellos. Todavía no se vislumbra el sustituto de la electricidad y la
tecnología de acueducto y alcantarillado es prácticamente la misma desde la
época de los romanos. Y es en el bajo riesgo de sus negocios donde reposa la
elevada calificación crediticia de EPM. Es dudoso que las emisiones de bonos de
EPM-Recreación y Turismo o EPM-Puentes y Calzadas, vayan a gozar de la misma
aceptación en los mercados de valores apoyadas exclusivamente en sus flujos de
caja.
No sé si los servicios turísticos que se prestarán en
Guatapé se harán a expensas de los pequeños negocios que hoy se ocupan de la
recreación en el embalse. No sé cómo tomarán los contratistas de obra pública
del Municipio la competencia de EPM-Infraestructura Lineal o los que deban
competir con EPM-Riego y Drenaje o con EPM-Buses y Taxis. La mera existencia de
oportunidades de negocio atractivas no exige que las empresas estatales corran
a “aprovecharlas” desplazando al sector privado. No debe ser así en la economía
de iniciativa privada que aún es la de Medellín y Colombia.
Aunque encuentro lamentable que el objeto social de
EPM deba cambiarse en función de las preferencias políticas o las ocurrencias intelectuales
del alcalde de turno, seguramente así ocurrirá. Si, como reclaman algunos, en
lugar de hacerse mediante el uso de facultades otorgadas por el concejo, el
cambio de objeto se realiza por un acuerdo del concejo mismo, nada cambiará. En
Colombia los cuerpos colegiados obedecen dócilmente al ejecutivo cuando están
de por medio puestos, contratos y sabe Dios que más. No creo que el Concejo de
Medellín sea la excepción. Tampoco creo que en la Junta Directiva de EPM, fuera
de uno o dos discursos, encuentre el alcalde obstáculo alguno a su proyecto. El
alcalde manda en EPM y en la práctica es su dueño, eso del “ente autónomo” no es más que un fantasma del
pasado. Lo único que me consuela es que el alcalde no haya sido agricultor o
ganadero pues tendríamos EPM-Papas y Legumbres o EPM-Ganadería-Multipropósito.
LGVA
Julio de 2020.
Este comentario se me hace lo más ambiguo, diceedice malo cambiar la razón social pero hay que hacerlo???entonces que?? Defendamos las EPM.
ResponderEliminarEvidentemente no entendió nada. No es extraño en alguien que confunda razón con objeto social.
EliminarBuenos días. ¿Sabe dónde puedo conseguir el Proyecto de Acuerdo 019 de 2020? No lo he encontrado en la red.
ResponderEliminaralcalde ya esta mostrando que se parce todos los dias a la estrema derecha de este pais que lo unico que quiere es comerce el queso de epm con los concejales de vieja data que lo unico que han echo es robarse el patrimonio de los paisas y especialmente de medellin no se lo vamos a permitir
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