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viernes, 17 de octubre de 2014

Medellin: la ciudad donde tener un carro o una moto será un delito


Medellín: la ciudad donde tener un carro o una moto será un delito

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Docente Universidad EAFIT

 

Desde hace varios años los habitantes de Medellín, al igual que los de otras ciudades del País, están sometidos a un racionamiento de vías y otras infraestructuras públicas necesarias para garantizar la movilidad. El hecho de que haya racionamiento no es lo sorprendente, también está racionado el servicio de seguridad. Lo que llama la atención en este caso es que las autoridades consideren el racionamiento vial como uno de sus logros y que los ciudadanos que lo padecen sean vistos como los causantes del problema.

Aunque el racionamiento de vías afecta a todo tipo de vehículos – buses, taxis, utilitarios, etc.- las autoridades se ensañan contra los automóviles particulares porque, se aduce, ocupan mucho espacio, contaminan demasiado y responden por un porcentaje escuálido de los viajes. Durante años las personas que usan sus vehículos particulares – al igual que los taxis y las motos – han padecido una grave limitación a su derecho de propiedad sobre sus vehículos con la detestable restricción de “pico y placa”. Cándidamente se creyó que se trataba de una restricción provisional, justo por el tiempo requerido para que la ciudad superara el atraso en su infraestructura vial que estaba padeciendo. El tiempo se encargó de desmentir esa ilusión y la medida se hizo permanente ante la actitud resignada de una comunidad que no parece entender que lo que está en juego es mucho más que una simple incomodidad y los sobre costos en su movilidad.

Las tres últimas administraciones municipales han puesto el desarrollo vial de la Ciudad en el último lugar de las prioridades. Esta circunstancia y el hecho elemental de que ante la restricción las personas que pueden hacerlo responden adquiriendo otro vehículo, le ha quitado al “pico y placa” toda su utilidad para enfrentar el problema de la congestión. Es lo mismo que desde hace años viene ocurriendo en Bogotá: a mayor restricción, mayor cantidad de vehículos nuevos ingresan a la circulación. Las concesionarias de automóviles son sin duda las mayores beneficiarias del “pico y placa”. Una mente retorcida podría pensar que los funcionarios municipales encargados de la movilidad son sus agentes oficiosos.

Ante el fracaso ostensible del "pico y placa" y la incapacidad o el desinterés de la administración municipal por el desarrollo vial de la ciudad, se está preparando en el nuevo POT una nueva arremetida contra el derecho de propiedad y la libertad de los ciudadanos de gastar su dinero en los bienes y servicios que a bien tengan. Porque esto es en el fondo lo que está en juego.

Se ha proclamado que el gran reto el POT es desincentivar el uso del automóvil privado. ¿Desincentivarlo cómo? No precisamente con una oferta amplia y digna de transporte público en las zonas, como El Poblado, donde se concentra la mayor cantidad automóviles de uso particular. Lo que se propone es impedir el parqueo de los vehículos. El artículo 451 del proyecto de acuerdo por medio del cual se adopta en nuevo POT establece que por cada vivienda sólo podrá habilitarse un parqueadero. En los edificios de oficinas y centros comerciales puede habilitarse un parqueadero por 100 metros cuadrados construidos. Por cada celda de parqueo adicional deben pagarse 2 metros cuadrados de cesión de suelo[1]. Es decir, para restringir la adquisición y uso de vehículos, las autoridades municipales han decidido elevar el precio de la vivienda y de la construcción en la ciudad. Porque eso es lo que ocurrirá.

Podría pensarse que el racionamiento vial y las restricciones a los parqueaderos privados están justificadas por el elevado número de vehículos que circulan en Medellín y en las demás ciudades del País. Pero ocurre que no es así. En Colombia el número de vehículos a motor de todo tipo, sin incluir las motos,[2] por 1000 habitantes está entre los más bajos de América Latina.  Como se observa en el gráfico es inferior al de todos los grandes países de la región – Argentina, Brasil, México y Chile – y también al de países de menor grado de desarrollo como Guatemala, Honduras y Bolivia. Es ociosa la comparación con países desarrollados. El número de vehículos particulares por 1000 habitantes es, por supuesto, mucho menor.
 

La aplicación generalizada de restricciones administrativas a la movilidad en Medellín y la mayoría de las ciudades colombianas es la expresión del fracaso de los gobiernos municipales en garantizar una oferta de obras de infraestructura acorde con las necesidades del crecimiento económico.  No reducen la congestión ni la contaminación e imponen costos elevados a la sociedad. Un estudio de 2011 estimó perjuicio causado por el “pico y placa” en Bogotá en 6,3% del ingreso del hogar promedio. Esa cifra llega a 13,7% para los hogares de ingreso medio y alto. La restricción, que en Medellín se ha extendido a motos y taxis, perjudica también a los hogares de bajos ingresos para los cuales el carro o la moto es un instrumento de trabajo[3]. La medida que se propone en el POT – limitar la construcción de parqueaderos - está también llamada al fracaso. La demanda de automotores de todo tipo crece con el ingreso. Evitar esto no está al alcance, afortunadamente, de las autoridades municipales.

Los primero que deben hacer las autoridades municipales es reconocer que en Medellín no hay demasiados carros sino pocas vías, puentes, pasos subterráneos y demás. También tienen que entender que la oferta de transporte público es aún limitada especialmente en las zonas de la ciudad donde es mayor la tenencia y uso de vehículos particulares. Adicionalmente, se deben explorar mecanismos diferentes para gestionar la congestión, inevitable en aglomeraciones urbanas, como peajes electrónicos a la circulación en zonas determinadas y en ciertas horas del día.

Una medida de corto plazo es la modificación del régimen de las llamadas Zonas de Estacionamiento Regulado que se han convertido en una fuente de ingresos para el municipio y una competencia desleal para los parqueaderos privados. El estacionamiento en las vías públicas no debería ser posible por más de 15 o 30 minutos. Pasado ese tiempo el cobro debe ser prohibitivo de suerte que se recurra a los parqueaderos privados cuya oferta se vería incrementada de no existir la alternativa de convertir las vías en parqueaderos para lucro de la Sociedad Terminales de Transporte, empresa propiedad del Municipio. Deben también instalarse cámaras en las cercanías de clínicas, universidades, centros comerciales, etc. para impedir el parqueo de taxis por fuera de los sitios de acopio.

Si se persiste en la política de imponer restricciones administrativas, pronto se llegará a la criminalización de la propiedad y uso de los vehículos automotores y a imponer el uso obligatorio de la bicicleta, como en la China de Mao.

LGVA

Octubre de 2014.




[1] Alcaldía de Medellín (2014).  Revisión y ajuste del POT de Medellín. Proyecto de Acuerdo. Tomo V. Versión V – Concejo Municipal. Capítulo III. Estacionamientos. Artículo 451, página 429.
 
[2] En las estadísticas del Banco Mundial, de la cuales se toman la cifras que se muestran en el gráfico, se entiende por vehículos a motor la suma de los automóviles, buses y vehículos de carga. Se excluyen las motos. http://datos.bancomundial.org/indicador/IS.VEH.NVEH.P3
 
[3] Medina, C y Vélez, C (2011). “Aglomeración económica y congestión vial: los perjuicios por racionamiento del tráfico vehicular”. Borradores de Economía, No 678. Banco de la República, Bogotá. Página 1. http://www.banrep.gov.co/docum/ftp/borra678.pdf
 

7 comentarios:

  1. Muy interesante profe las cifras sobre los automoviles por cada 1000 habitantes y la comparación con países de similar estado de desarrollo en latinoamérica.

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    1. Así es Daniel. Los automóviles no es que sean tantos. Saludos, LG.

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  2. Luis, hasta que leí el párrafo final de este artículo me estaba encantando, pero presentar a la bicicleta como una imposición de un régimen comunista, cuando antes esta está buscando asentarse como una opción adicional a una problemática de movilidad; creo que no es lo adecuado.
    Para esta problemática no existe una solución definitiva y en esto comparto la apreciación que el pico y placa no es funcional. Es claro que la problemática de la movilidad genera un costo alto al estado y a los ciudadanos, o a caso a quien en vez de gastar diariamente varias horas trasladándose de su casa a su trabajo no preferiría invertir este tiempo en su familia?.
    Como dije, no existe una solución definitiva, debería enfrentarse desde diferentes aspectos como los la infraestructura vial, la cultura ciudadana, el transporte público digno y bien estructurado, así como contar con diferentes posibilidades de movilidad para la ciudadanía (carros, motos, buses, trenes, metro, bicicletas, cables y otros) que permitan lograr una intermodalidad y así seleccionar lo mejor para nuestros trayectos.
    Pero la bici hace parte de toda la red y es importante para lograr esta intermodalidad.

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  3. Apreciado Andrés: Tal vez me excedí con lo de la bici y Mao. Quería se sarcástico. Me encanta la bicicleta. La use mucho en mi juventud para ir al colegio, la universidad, visitar a mi novia. Recorría la ciudad toda en mi "caballito de acero". Hoy no la uso, pero soy "multimodal". Camino, viajo en bus o metro. Lo que me "embejuca" es el autoritarismo, clasismo y fundamentalismo con los que se están tratando las cosas de la movilidad y el ambiente en Medellín y otras ciudades del país. Gracias por tu comentario. Un abrazo, LG.

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  4. Muy interesante el articulo, nunca habia mirado el pico y placa como una limitacion al derecho de propiedad!! Definitivamente Colombia necesita hacerle frente a este problema.

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  5. Entonces como tenemos una de las tasas mas bajas de automóviles por cada 1000 habitantes en América Latina, ¿hay que ir por mas? Si el POT de Medellín apunta a que tener carro particular será un "delito" como usted lo califica profesor Luis Guillermo (yo no le pondría ese calificativo) , mas bien la nueva concepción de ciudad global para retos como el cambio climático que si o si necesitan de un cambio cultural drástico en la manera como pensamos la movilidad en las ciudades, claro en términos económicos como usted lo afirma suena a modo de perturbaciones en las elecciones de un consumidor representativo por la intervención de un regulador "se está preparando en el nuevo POT una nueva arremetida contra el derecho de propiedad y la libertad de los ciudadanos de gastar su dinero en los bienes y servicios que a bien tengan". Eso nos dice la economía, pero como sigo insitiendo: la nueva planificación de las ciudades necesita de esos cambios estructurales para que la ciudad no sea un problema si no la solución al espacio interactivo de sus habitantes y ahí si las transacciones económicas. Cambiar ese paradigma es siempre difícil en una ciudad inequitativa como Medellín. Hay que avanzar en esa línea. Por lo menos ya Medellín tiene su POT. Bogotá que está en esa disputa aún con su POT suspendido da cuenta del poder de los intereses privados que tiene un sector muy fuerte en esa ciudad. De acuerdo con que la regla del "pico y placa" ha sido (en mi mente retorcida) podría pensarse que los funcionarios municipales encargados de la movilidad son sus agentes oficiosos. No hay que ser adivino para saberlo.

    Un saludo profesor.

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  6. Esto me "suena" igual al discurso republicano en los Estados Unidos y a los que niegan el cambio climático y la influencia del ser humano en él (en contra del 97% de los científicos del mundo). Más consumo, más combustibles fósiles... más externalidades negativas para los que no tienen acceso a ellos, pero nada de los costos. Y siempre escudándose en la paranoia hacia el socialismo/comunismo y la restricción de las libertades individuales. En un mundo finito, querámoslo o no, toca ser un poco más frugales, esto incluye el uso del espacio (bastante escaso, por cierto), de las fuentes de energía no-renovables y de los recursos naturales en general. Construir más vías/deprimidos/puentes... dónde? Con qué plata? Para que se llenen otra vez de los carros que escupe Sofasa todos los meses? Es que no aprendemos de la historia??? El pico y placa sólo es un chivo expiatorio, el problema es mucho más fundamental.

    Saludos!

    Santiago.

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