Cinco palabras sobre la pandemia y
sus secuelas
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Me han invitado a responder en quinientas palabras la
siguiente pregunta: “A raíz de la crisis sanitaria que estamos afrontando ¿qué
aprendió o recordó que considera deberíamos tener en cuenta para el diseño de
lo que está por hacerse?”.
No soy bueno para eso del diseño. Referida a la
sociedad, la palabra me inspira desconfianza. Respondo con una reflexión en
torno a cinco palabras: agradecimiento, admiración, asombro, aprensión y
anhelo.
Agradecimiento a Dios, al destino, al azar, a la
fortuna o a la suerte por haber nacido en un momento de la historia en que los
avances científicos y económicos de la humanidad le permitieron estar mejor
preparada que en cualquier época pasada para afrentar la agresión de los
infames virus que desde siempre le han disputado al hombre su predominio en la
Tierra. Agradecimiento por los medios de vida, por las vacunas, por las UCI,
por los ventiladores, por las pruebas, por los termómetros de lucecita y por la
abundancia de médicos y científicos competentes.
Admiración por el capitalismo al que debemos todas
esas cosas que nos permiten derrotar la pandemia. Admiración por un sistema
económico que donde quiera que se implanta, así sea precariamente, derrota la
miseria, la pobreza y la desigualdad y hace avanzar el conocimiento, la ciencia
y la tecnología. Admiración por un sistema económico que lleva riqueza por
doquier, aunque la mayoría de la gente no sepa cómo funciona y muchos de los
que de él se benefician lo detesten y quieran destruirlo.
Asombro frente al tropel de tonterías que se han dicho
sobre el origen y consecuencias de la pandemia y la facilidad con la que la
gente se atraganta de esos cuentos. A las absurdas acusaciones de que el
capitalismo produce desigualdad y destruye el ambiente se añade ahora la de que
crea pandemias. Son ya tres las palabras de lucha contra el capitalismo:
igualitarismo, ambientalismo y pandemialismo.
Aprensión por el riesgo de que los gobernantes tomen
es serio las tonterías de quienes culpabilizan al capitalismo globalizado de la
pandemia y, con la aceptación de una población atemorizada, vuelvan permanentes
las restricciones transitorias impuestas a nuestras libertades para llevarnos a
un “mundo nuevo” sin pandemias, poblado de hombres iguales en todos los
aspectos y dedicados a la contemplación de la naturaleza virgen.
Anhelo de que todos los sufrimientos padecidos, más
por las cuarentenas que por la misma pandemia, y todas las tonterías dichas sobre
sus causas y sus remedios, sean pronto olvidadas y que, como ocurrió después de
otras pandemias más graves y asesinas, recuperemos pronto nuestras libertades: la libertad de cambiar con quien queramos, la
libertad de emprender los negocios que soñamos, la libertad de viajar donde nos
plazca, la libertad de elegir nuestros gobernantes, la libertad estar con los
amigos, la libertad de caminar por la ciudad sin rumbo ni propósito definido
sin que nadie te pregunte de dónde vienes o para dónde vas, la libertad de
amar, abrazar, tocar, sentir y oler a nuestros seres queridos.
LGVA
Junio de 2020.
Buen artículo.
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