Álvaro Uribe Vélez para jóvenes y desmemoriados (I)
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Introducción
He escrito esto
pensando en mis hijos y en algunos jóvenes que me regalan de forma tan generosa
como incomprensible el don de su amistad. Pienso también en muchos otros
jóvenes a quienes se les ha trasmitido una visión del País y de la figura del Presidente
Uribe completamente distorsionadas. Las ideas que se tienen sobre la historia
inciden decisivamente en las posiciones políticas de las personas. Por eso es
necesario que los defensores de la libertad y la democracia demos también la
batalla en el terreno de la historia.
Aunque motivado por la
gratitud, la admiración y el afecto, mi alegato se apoya en hechos y datos
incontrovertibles. A los políticos se les juzga por las cosas que hacen y
también por las que dejan de hacer cuando han debido hacerlas. A la gente le
gusta para evaluar los gobiernos contando las casitas construidas, los subsidios
pagados o los acueductos rurales inaugurados. En los gobiernos de Uribe, como
en los de cualquier otro, se hicieron esas cosas. Pero, Uribe es un gran
estadista porque hizo lo que tenía que hacer en el momento en que debía hacerse:
enfrentar con decisión el desafío de las Farc contra las instituciones democráticas.
Según el Censo de 2018
el 26,1% de la población está conformado por jóvenes entre 14 y 28 años. Los
jóvenes entre 18 y 26 con acceso a la educación superior, representan, según
ese mismo Censo, el 16% de la población, cifra inimaginable hace solo una
generación. Las personas con más de 60 años, entre las cuales me encuentro,
somos el 22,6%.
Buena parte de esos
jóvenes no habían aún nacido en 2002 o tenían a lo sumo once años. Los mayores
tenemos un recuerdo vivencial del estado del País en ese año. Habíamos vivido el
fracasado proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana, cuando la guerrilla
respondió a la generosidad de ese presidente con atentados terroristas,
secuestros y asesinatos. Vivimos bajo el gobierno de Ernesto Samper Pizano, que
nos reveló el grado extremo en que los narcotraficantes habían corrompido la
política y las instituciones del estado. Nos ilusionamos con la constituyente,
bajo el gobierno de Cesar Gaviria, después de haber padecido, en el de Barco,
el terror desencadenado por las mafias del narcotráfico contra la Nación
entera. Recordamos también el gobierno de Belisario Betancur atenazado por el
terrorismo de la guerrilla y el narcotráfico cuya alianza ominosa condujo a la
toma del Palacio de Justicia.
A los jóvenes todas
esas cosas pueden resultarles tan remotas como la caída del Imperio Romano.
Esos jóvenes han vivido, y sus recuerdos se limitan a ello, una época de
relativa paz, estabilidad y crecimiento que les permitió a sus mayores
progresar y darles los beneficios de los que han disfrutado. Esa época se
inició en 2002, con el primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez, que cambió el
destino de la Nación, como lo reconociera incluso Juan Manuel Santos, antes de
convertirse en su peor enemigo. También Sergio Fajardo, otro de sus grandes
enemigos gratuitos, expresó su admiración por Uribe cuando este era Gobernador
de Antioquia. Y así muchos otros cuya lista ocuparía todo un directorio
telefónico. Las ambiciones políticas llevan con mucha frecuencia a la ingratitud.
Este escrito está
dirigido a los jóvenes de Colombia con el propósito de recordarles o hacerles
conocer ciertos hechos fundamentales de nuestra historia para contribuir a que
tengan elementos de juicio para una valoración justa del Presidente Uribe, su
obra de gobierno y su significado histórico. Como este texto está dirigido especialmente a
mis hijos, contrariamente a lo que es mi costumbre, mencionaré cosas
de mi vida personal, en lo que se relaciona con el asunto, pues creo que pueden
contribuir a una mejor comprensión de las estadísticas y datos que también
suministraré. Invito a otras personas mayores a que hagan lo propio con sus
hijos y sus nietos, a que les cuenten esas cosas tan terribles que vivimos para
evitar que caigan en el olvido o sean presa de la tergiversación.
Para facilitar su
lectura, he dividido el escrito en cinco partes que publicaré de forma
separada.
En la primera me ocupo
de los años del Frente Nacional (FN). Esto es importante porque la visión que
se ha logrado transmitir de este período es completamente falseada y corresponde a los años cuyos acontecimientos incidirán decisivamente en la
formación de las ideas políticas de Uribe.
La segunda parte
abarca el período comprendido entre el final del FN y el gobierno de Andrés
Pastrana. Esos son los años del desarrollo del fenómeno del narcotráfico que
marcaría trágicamente nuestra historia y también los del surgimiento de Uribe
como político activo y de la formación de su personalidad política.
Más adelante, en la
tercera parte, describiré la situación del País a finales del siglo pasado y
principios del actual. Estado fallido era la expresión utilizada en los medios
internacionales para referirse a Colombia. Mostraré lo que Uribe encontró en
2002: una economía colapsada y unas Farc fortalecidas que, con cerca de 25.000
hombres en armas, habían pasado de la guerra de guerrillas a la guerra de
posiciones, con amenazantes cercos sobre Medellín, Cali y Bogotá.
En la cuarta parte me
ocupo de los dos gobiernos de Uribe, mostrando la forma coherente como
desarrolló su visión de la economía y la sociedad, plasmada en el programa de
los cien puntos que lo llevó a la presidencia en 2002. Explicaré los alcances profundos de las
nociones de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social en
las cuales sintetizó su mensaje para transmitirlo a las masas.
En la quinta parte voy
a referirme a los dos gobiernos de Santos y a su proceso de La Habana y a la
situación actual del País, cuya gravedad es aún incomprendida por el
empresariado, los dirigentes políticos de centro y derecha y vastos sectores de
la población. Evidentemente trataré de lo que han sido las batallas de Uribe y
de los esfuerzos de la izquierda por apartarlo de la actividad política.
Antecedentes:
El Frente Nacional
Nací en 1954, Uribe es
del 52. Eso significa que la mayor parte de mi niñez y de mi juventud
transcurrió bajo los gobiernos del FN, cuya vida institucional comenzó en 1958,
con el gobierno de Alberto Lleras Camargo, y concluyó en 1974, con el fin del de
Misael Pastrana Borrero.
Mis padres,
especialmente mi papá, eran profundamente frente-nacionalistas, porque ese
arreglo había permitido poner fin a lo que ellos llamaban la “Violencia”. Esa violencia era para mí algo extremadamente
remoto de lo que solo cobraría conciencia cuando leí el conocido libro de
Guzmán Campos, Fals Borda y Umaña Luna. Después leí otro libro, el de Paul
Oquist, que me hizo entender que el anterior era sesgado, impreciso y con una
base empírica extremadamente mediocre.
Pero eso es otra historia.
El FN, muchos jóvenes
quizás lo ignoran, fue un acuerdo entre los partidos liberal y conservador, que
por esa época recogían la adhesión de la mayoría de los colombianos, para
alternarse en el gobierno durante cuatro períodos presidenciales,
distribuyéndose igualitariamente los cargos públicos.
Hace unos años, siendo
profesor de la Universidad EAFIT, explicaba en una clase de historia económica de
Colombia el Frente Nacional y lo acontecido en la economía y la sociedad
durante su vigencia. Una alumna de intercambio, una joven china, me preguntó
por qué lo habíamos abandonado si daba tan buenos resultados. Me quedé
perplejo, contesté cualquier cosa para salir del paso y luego medité en el
asunto.
El del Frente Nacional
fue, en efecto, un buen período en la historia del País, pero los jóvenes de
ese entonces no nos dábamos cuenta y muchos adultos de hoy, incluso
historiadores, tampoco parecen haberse dado por enterados.
En esos años, la
economía crecía relativamente bien y la tasa de natalidad declinaba, como
consecuencia de las políticas de control natal iniciadas con la fundación de
Profamilia. Esto se tradujo en un notable aumento del PIB per cápita, variable
que mide la creación de riqueza de un país. El promedio aritmético de las tasas
anuales de crecimiento registradas entre 1961 y 1974, período que abarca 14 de
los 16 años del Frente Nacional, fue de 2,7%. Nunca posteriormente, hasta los 8
años que Uribe estuvo en la presidencia, cuando fue 3,2%, se volvería a
registrar una cifra semejante.
La gráfica 1 muestra
las cifras correspondientes a los años del Frente Nacional y a los períodos de
los presidentes que se sucedieron desde entonces.
Gráfica
1
Para entender la
significación de la tasa de crecimiento anual del PIB per cápita basta con decir
que con un crecimiento de 3,2 % ese PIB per cápita se duplica en 23 años. Si el
crecimiento es 2,5% la duplicación se produce al cabo de 29 años. Con el
escuálido 1% del período de Samper se necesitan 71 años para duplicarlo. Al
4,1%, que fue el crecimiento del período de Pastrana Borrero, se duplica en
poco más de 18 años.
Las economías pequeñas
y poco diversificadas, como lo es aún la colombiana, están muy sometidas en su dinamismo
a lo que ocurra en la economía mundial, en especial, en la de los países con
los que mantienen relaciones comerciales y financieras. Pero eso no significa
que sus gobiernos no tengan nada que hacer al respecto. Las buenas políticas
macroeconómicas y sociales permiten aprovechar mejor las expansiones de la
economía mundial y resistir con mejor fortuna el impacto de las recesiones. Con
diferencias significativas en su orientación, los cuatro gobiernos del Frente
Nacional hicieron bien su trabajo.
Alberto Lleras
Camargo, el primero de ellos, era un intelectual de centro de derecha que
entendía muy bien la importancia de las relaciones con los Estados Unidos. Sin
embargo, como la mayor parte de los políticos de su época, sino la totalidad, estaba
imbuido por el ideario proteccionista y agrarista de la CEPAL, y se inclinó por
el Plan Decenal propuesto para el País por esa organización dejando de lado las
propuestas liberales del programa llamado “Operación Colombia”, formuladas por
el equipo del Banco Mundial que lideraba Lauchin Currie. Lleras Camargo metió
al País en el reformismo agrario que idealizaba la pequeña propiedad y reforzó
el proteccionismo industrial que se enseñoreaba por toda América Latina bajo el
impulso de la CEPAL.
Una de las más
importantes contribuciones de Alberto Lleras Camargo fue su apoyo a la
Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana (PROFAMILIA), fundada por el
doctor Fernando Tamayo Ogliastri (PROFAMILIA) en 1965. Voy a detenerme un poco en este asunto para
que se entienda lo que son las acciones realmente fundamentales para la
sociedad. Voy a decirlo sin ambages: probablemente PROFAMILIA ha hecho más por
el bienestar de los colombianos que todos los gobiernos que se han sucedido
desde su fundación.
La tasa de crecimiento
poblacional sale de la diferencia entre la tasa de natalidad y la tasa de
mortalidad. Los países pobres tienen elevadas de natalidad y mortalidad lo que
hace que su crecimiento demográfico sea bajo. Este fue el caso de Colombia en
el siglo diez y nueve, durante el cual la población pasó de unos dos millones
de habitantes, en la época de la independencia, a unos cinco a principios
del veinte. En el siglo XX la población colombiana prácticamente se multiplicó
por 10.
Cuando un país empieza
su proceso de desarrollo económico – lo que en economía significa aumento
continuo y persistente del producto por habitante – lo primero que declina es
la tasa de mortalidad, por las mejoras en el acceso al agua potable, al
alcantarillado y una mejor disposición de los residuos. Más adelante viene la
vacunación que también ayuda mucho.
Como la tasa de
natalidad no cae tan rápidamente como la de mortalidad, el crecimiento de la
población se acelera lo que da lugar el fenómeno conocido como explosión
demográfica. La explosión demográfica se
inicia en Colombia en los años 20 del siglo pasado y se acelera a los 50.
Es bueno echar una
mirada a la gráfica 2 donde se muestra la evolución de la población colombiana
desde los inicios de nuestra vida republicana. El primer censo de nuestra
historia se hace en 1827, cuando todavía estábamos unidos a Venezuela y Ecuador
en la Gran Colombia. Entre ese censo y el de 1905, el primero del siglo XX, la
población pasa de 1,3 a 4,5 millones. En los 78 años de ese período la
población crece a una tasa compuesta anual de 1,6%. El cuadro 1 muestra las
tasas respectivas de los períodos intercensales del siglo XIX. Esas tasas y la
simple observación de la gráfica 2 muestran el lento crecimiento de la
población en la economía agrícola que era la colombiana en el siglo XIX.
Gráfica
2
El primer censo del
siglo XX, como ya se dijo, se hizo en 1905. Entre ese año y 1951, el
crecimiento de la población se acelera alcanzando una tasa compuesta anual de
2%. De 1951 en adelante la explosión demográfica se intensifica alcanzando su
máximo entre dicho año y 1964, período en el cual la tasa compuesta anual llegó
a 3,5%. En los períodos siguientes la dinámica poblacional disminuye
tendencialmente hasta llegar a la tasa del 1,2% del período intercensal
2005-2018.
El efecto de la
disminución del crecimiento de la población es prodigioso. Con el aumento de
producto por habitante crece la capacidad de ahorro e inversión lo que hace
crecer aún más la economía. La disminución del tamaño de las familias aumenta
la acumulación de capital humano y capital físico. Las familias pequeñas pueden
educar mejor a los hijos y las herencias materiales, al distribuirse en un
menor número de descendientes, mejoran las condiciones originales de
acumulación de cada uno de ellos. Ya es más probable que un joven inicie su
propia vida productiva dotado de un patrimonio – por ejemplo, una vivienda – lo
cual le permite destinar sus ahorros a la acumulación de capital productivo.
Para ello es necesario un marco institucional que proteja la propiedad privada
y sea propicio a su transmisión intergeneracional. El amor a los hijos es el
más fuerte incentivo al ahorro y la acumulación de capital.
Cuadro 1
También el del FN fue un período de relativa tranquilidad. El objetivo de reducir la violencia se alcanzó, como lo muestra la caída de la tasa de homicidios que, de un pico de más de cincuenta homicidios por 100.000 habitantes, en 1957, pasó a 19, en 1969, y se mantuvo alrededor de 20 hasta el final del FN, nivel que nunca más hemos podido alcanzar de nuevo. Después se elevaría dramáticamente como consecuencia, principalmente, de la violencia del narcotráfico y la guerrilla. La gráfica 3, con datos del Banco Mundial, muestra la evolución de la tasa de homicidios desde 1964 hasta 2017.
Gráfica
3
Esta sociedad pobre
pero que progresaba, que trataba de salir del atraso, que quería vivir en paz,
se verá pronto sometida al ataque de las guerrillas asociadas a las diferentes
vertientes del comunismo internacional, en el marco de la llamada guerra fría.
Primero fueron las FARC, que aparecen en 1964, vinculadas al comunismo línea
soviética; ese mismo año surge el ELN, financiado por los comunistas de Cuba;
después, en 1967, el EPL, del ala maoísta del comunismo; en fin, el M-19, una
extraña mezcla de comunistas criollos, hace su aparición en 1970.
Las Farc nacieron de
un grupo guerrillero residual vinculado al Partido Comunista que se mantuvo en
armas después de que bajo el gobierno de Rojas Pinilla y en los primeros años
del Frente Nacional se desmovilizaron la mayoría de las agrupaciones que había
participado en la Violencia de los años 50. Se refugiaron en algunas zonas de difícil
acceso – a las que dieron el nombre de repúblicas independientes: Marquetalia,
El Pato, Riochiquito, Guayabero – donde sometieron a la población a sus
designios y desde donde lanzaban ataques a gentes de otras regiones. Las
repúblicas independientes no eran oasis de felicidad de comunismo agrario
igualitario, eran el refugio de criminales que desde allí hostigaban a la
población en completa impunidad. En 1964, el gobierno de Guillermo León
Valencia acabó con esos santuarios y de allí salió la guerrilla móvil que tomó
el nombre de Farc.
Todos estos
insurgentes buscarán tener respaldo entre los intelectuales y los jóvenes.
Tenían agentes que actuaban en la legalidad sin ser molestados, publicando
periódicos y revistas - Voz Proletaria, Tribuna Roja, El Manifiesto,
Alternativa, etc.- que atacaban con virulencia a las instituciones y zaherían a
los gobernantes sin jamás ser censurados. Los comunistas en la legalidad
participaban en las elecciones con sus propios candidatos o aliados con
sectores de izquierda del Partido Liberal. Todos esos grupos se lanzaron a
conquistar la juventud universitaria para reclutar combatientes y sembrar la
agitación que favorecía sus actividades delictivas. Esa toma de la universidad
fue muy exitosa y aún estamos pagando las consecuencias. La visión que uno
tiene del mundo se forja antes de los treinta y muchos de los profesionales de
todas las áreas que llegaron a puestos de dirección a finales del siglo pasado
adquirieron los elementos miliares de sus ideas políticas y económicas bajo la
influencia de la izquierda en las universidades de la época.
Ingresé a la Facultad
de Economía de la Universidad de Antioquia en 1972. El movimiento estudiantil
estaba completamente dominado por la izquierda cuyos diversos grupos se
disputaban la hegemonía. El más exitoso era el MOIR, cuyo líder, Amílcar
Acosta, sería más tarde un destacado dirigente del Partido Liberal. El otro
gran líder era Marcelo Torres, de la Universidad Nacional. También el senador
Jorge Robledo se formó políticamente en esa época.
Los métodos del MOIR y
los demás grupos eran absolutamente totalitarios. Las votaciones estudiantiles organizadas
con urnas y votos individuales habían sido sustituidas por votaciones a mano alzada
en caóticas asambleas generales en las que no podía hablar nadie que no fuera
de izquierda. El valiente que lo intentaba se veía sometido a una espantosa
tanda de chiflidos y gritería que ahogaba sus palabras.
Recuerdo varios de
esos valientes: Javier Aristizabal, el papá de Catalina, la actriz y
presentadora, quien defendía una perspectiva cristiana; Fabio Valencia Cossío,
que osaba hablar a nombre del Partido Conservador y, el más notorio de ellos,
Álvaro Uribe Vélez, que proclamaba sin ambages su filiación liberal. Pero la
mayoría de los estudiantes vivían atemorizados o apoyaban, sobre todo los
primíparos, las supuestas reivindicaciones de igualdad y justicia social que,
en su ignorancia, creían encarnaban los grupos de izquierda.
La toma de la
universidad por la izquierda se produjo también entre los docentes, especialmente
en las facultades de Sociología y Ciencias y Humanidades donde un gran número
de profesores se convirtieron en propagandistas y difusores del marxismo en sus
formas más vulgares. Como por la Facultad de Ciencias y Humanidades debían
pasar los alumnos de todas las carreras, creo que fueron miles los estudiantes
que quedaron impregnados de esa ideología que se leía en los textos de Marta
Harnecker, una periodista chilena que se preciaba de ser alumna de Althusser;
Leo Huberman, un socialista de Estados Unidos, y Nicos Poulantzas, un sociólogo
griego. También estaba, por supuesto, Eduardo Galeano con su “Venas abiertas”.
Uribe leyó todo eso y
yo también. Agradezco haber estudiado y aprendido economía lo que me liberó de la tremenda
indigestión intelectual que provocaban esos mediocres publicistas y, más aún,
de la provocada por los más mediocres difusores de sus pensamientos que
dominaban en los cursos introductorios de economía y sociología de buena parte
de las universidades del País.
Tengo amigos y
parientes, profesionales de otras disciplinas, muy competentes en su propio
campo, que muestran en temas económicos y sociales una desconcertante
ignorancia escondida tras los lugares comunes de la “explotación de los pobres”
y la “justicia social” que les metieron en la cabeza en su juventud. Me
asombra, al ver la solidez de su situación económica, que no alcancen a
entender que su trabajo duro y honrado pudo dar esos frutos por la protección y
las facilidades que les brindaron las instituciones económicas y sociales que
les parecen tan despreciables. Definitivamente enseñar mal es criminal.
Los edificios donde
funcionaban las facultades de Derecho y Economía quedaban uno al lado del otro.
Las asambleas de facultad se realizaban en un amplio pasillo del segundo piso
donde estaban las aulas de clase. A mí me gustaba asistir a las asambleas de
Derecho pues había espléndidos oradores, entre ellos, por supuesto Álvaro
Uribe. Aunque en ese tiempo, sobre todo en mis semestres de primíparo ardiente,
sus ideas me parecían “reaccionarias”, me impresionaba la claridad y el valor
con el que las exponía en un ambiente claramente hostil dominado por los grupos
de izquierda radical.
Uribe es un par de
años mayor que yo. Terminó su carrera y se fue de la Universidad. Yo continué
mis estudios, me vinculé a la Facultad de Economía como profesor, hice un
doctorado y empecé una vida académica para la cual me creía destinado. A Uribe
no volví a verlo hasta muchos años después. No crucé una sola palabra con él
durante los años que compartimos en la Universidad. En ese entonces me
impresionó y me sigue impresionado ahora la forma como se agiganta su pequeña
figura al ritmo de su oratoria clara, enfática, contundente.
Uribe, como los demás
jóvenes, no fue insensible al predicamento de la izquierda sobre la justicia
social. Pero al mismo tiempo, por haberlas padecido, despreciaba las prácticas
totalitarias de esa misma izquierda que dominaba en la universidad
colombiana, como al parecer ocurre ahora. Creo que entonces se forjan en la
mente de Uribe dos elementos fundamentales de su visión: su interés
por la suerte de la gente más pobre y su rechazo a la coacción violenta como
forma de hacer política.
LGVA
Octubre de 2020.
Es UD un acérrimo Uribista un abrazo
ResponderEliminarColombia necesita más valientes como Uribe y más escritores como el señor de este artículo para educar a nuestra juventud quitarles el velo que tienen en los ojos
ResponderEliminarDe acuerdo.
EliminarDe acuerdo.
EliminarTotalmente de acuerdo. Personas valientes, sin pelos en la lengua, directos, claros y críticos frente a la realidad e historia de Colombia.
EliminarQué buen artículo. Felicitaciones por este trabajo. Espero ansiosamente la segunda entrega.
ResponderEliminarMuy buen articulo!
ResponderEliminarLa historia es la fuerza más liberadora.Es sin duda la mejor forma de aplicar la catarsis al pensamiento destructivo y alienante de la izquierda y el progresismo.
ResponderEliminarEstá historia continúa, debe ser difundida para que llegue a la juventud. Esa juventud que en su mayoría está alienada por no conocer la historia de Colombia.
Dr. Luis Guillermo Vélez Álvarez, gracias por su recuento de una historia ilustrativa y liberadora. Tiene usted que lograr la atención de Colombia.
Mi atención y admiración.
Jesús Giraldo.
Excelente. Ser apasionado de la verdad y laa justicia hace que algunos me califiquen de Uribista. Entonces no soy sólo Uribista sino también Galanista, Gaitanista, etcétera...
ResponderEliminarExcelente, no solamente están en las universidades también en colegios dónde a los niños también les hablan mal, me sorprende tener conversaciones con mi hermana de 14 años dónde me dice q su profesora habla mal del gobierno de uribe...q quieren esos maestros ? Necesitamos líderes q se levanten y hagan de Colombia un país mejor así como lo ha hecho Uribe.
ResponderEliminarExcelente artículo y clase de historia, economía y estado. Muy importante.
ResponderEliminarMuchas gracias por tan valioso articulo y recuento histórico
ResponderEliminarMuchas gracias por tan valioso articulo y recuento histórico
ResponderEliminarExcelente!
ResponderEliminarMe encanto ansioso de leer la próxima entrega, gracias por el contexto y la claridad histórica.
ResponderEliminarExcelente, cada persona debería conocer la historia y no realizar comentarios sin conocimiento de la economía de nuestro país.
ResponderEliminarExcelente, cada persona debería conocer la historia y no realizar comentarios sin conocimiento de la economía de nuestro país.
ResponderEliminarUna retórica, bien elaborada y con un sesgo ideológico, que va dirigido a las masas ignorantes de la verdadera historia política y violenta de Colombia, no hay que atomizar la historia, hay que desarrollarla en general y con contexto.
ResponderEliminarEs falso lo que dice el anónimo del comentario anterior, como todo cobarde niega su nombre
EliminarPorqué si lo han hecho tan bien los resultados son tan malos para la mayoría de la población?
ResponderEliminar¿Cúal es el factor que ha hecho posible el desarrollo de la industria de la cocaína en Colombia y no en Ecuador, Perú, y Bolivia? ¿La corrupción de la clase dirigente en todos los sectores económicos y políticos?
ResponderEliminar¿Crecimiento para quien? Los bancos y grandes conglomerados crecieron, es cierto. Pero pueblo siguió igual, y en las zonas rurales nada cambio ;)
ResponderEliminarExcelente clase de historia
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarExcelente artículo
ResponderEliminarEl desconocimiento que tienen los jóvenes de nuestra historia reciente los ha convertido en presas fáciles para que, por efecto manada, ataquen lo que no conocen. Excelente disertación histórica!!
ResponderEliminarDeje de limpiarle el culo a uribe porque no hablo de Las horas extras recargos noturnos que este mismo miserable quito
ResponderEliminarY que decir de los falsos positivos la mesada que le quitó alos jubilados la privatización de la seguridad social etc
ResponderEliminarResumir el supuesto bienestar de un país en unos gráficos es; además de estupido, muy irresponsable... Creo que el artículo busca lamerle los pies a Uribe más que explicar el porque de los datos y cuáles variables estan implicadas...
ResponderEliminarcuando no? los zurdos odian los datos
EliminarSeñores les dejo este enlace, para que saquen sus propias conclusiones.. https://www.google.com/amp/s/amp.bluradio.com/48943/indicadores-economicos-mas-importantes-del-gobierno-del-presidente-santos, creo que este articulo es mentiroso
ResponderEliminarLuis Guillermo con toda su prosa seuintelectual solo hace una lectura parcial y muestra lo que usted considera o buenos que hizo Uribe. Pero cEl fin justifica los medios? que pasa con esa media Colombia que no lo quietre solo por desinformacion o es porque ha sido victima de sus abusos y los de su partido. HAY QUE SER HONESTO INTELECTUALEMTE
ResponderEliminarLa mayoria de colombianos sabemos q esto es verdad..y los q relinchan son solo por la mala publicidad, q hace la izmierda y lo peor de todo de q la ignorancia de algunos que parecen ser de apátridas q no aman su pais y lo quieren volver una segunda Venezuela...mas q todo resentidos socialistas q quieren tener cosas sin lograrlas y q todos seamos iguales en pobreza, hacer fila pra recibir un pedazo de comida, mientras el combo dictador se hacta de riquezas... lo q dice es cierto tengo 49 años y el mejor gobiernoa sigo Uribe en todo..para mi el peor a sido Gaviria y Santos!!
ResponderEliminarMe pareció excelente, y me siento orgulloso de haber sido profesor y colega de LGV
ResponderEliminarYo me siento orgulloso de haber sido tu alumno, querido Carlos Esteban.
EliminarSoy joven estudiante de la Universidad Nacional, y este tipo de artículos definitivamente hacen una falta abismal en las aulas de mi universidad. Es una lastima para los jóvenes que no compartimos aquellas ideologías el vernos inmersos en ambientes dónde no se educa, se adoctrina; y la forma más notoria desde mi experiencia personal la encuentro en el hecho de que este tipo de opinión y escritos brillan por su ausencias. Espero leer los siguientes artículos, muchas gracias por esa labor :).
ResponderEliminarAgradezco tus palabra apreciado Miguel. Ellas me comprometen a seguir con mi labor.
EliminarSoy comerciante. Y así sentí el crecimiento de la economía del país en sus dos periodos de gobierno. Había más flujo de caja y mi negocio creció significativamente, creando bases para lo que es hoy en día. Me preocupa lo que pudiese pasar con la economía de mi país, si la izquierda ganase la presidencia
ResponderEliminarTenemos que evitar que gane. Muchas gracias por opinar. Un abrazo, LG.
EliminarExcelente artículo hace falta la verdadera historia en las universidades
ResponderEliminarMil gracias por tan excelente y preciso articulo. Esa es la historia que yo aprendi y que siento se olvido. Una propuesta “indecente” Dr. Velez... seria posible que hiciera un canal de podcasts De 10, 15 minutos contando nuestra historia?
ResponderEliminarMas claro pa donde , El que quiera más que le den más caldo. Fabuloso . Gracias.
ResponderEliminarMis FELICITACIONES por ese recuento historico que nos permite conocer la formacion del GRAN ALVARO URIBE VELEZ como politico. Ejemplo del antioqueño trabajador honesto y que trabaja por Su pais Colombia.
ResponderEliminarsolo quiero añadir que darle el poder politico a GUERRILLEROS, JEFES DE IZQUIERDA durante el gobierno Santos para comprar un premio nobel CAMBIANDOLO por todas las concecciones petroleras a suecia pais que otorga los premios nobel.
solo nos puede llevar a una segunda venezuela colombiana. esto dependera de la conciencia que tomemos en no apoyar ese tipo de politicos.
los jovenes se dejan seducir por promesas de candidatos como petro que les prometen educacion universitaria gratis y todo lo que prometio chavez y maduro en venezuela. promesas imposibles de cumplir que solo llevan a la pobresa absoluta.
ALVARO URIBE nunca prometio regalar nada solo enseño a trabajar dentro de un pais en PAZ. yo no soy joven ni espero que nadie me regale nada solo pienso en trabajar dia a dia con honestidad esfuerzo y sacrificio para vivir bien. eso debe pensar la juventud las cosas se ganan trabajando sin pereza y sin esperar que nadie nos regale nada.
EXCELENTE
ResponderEliminarMIS SINCERAS FELICITACIONES
Gracias Luis por este texto honesto.
ResponderEliminarHace muchísima falta, incluso en universidades privadas como en EAFIT, universidad en la que estudio, que la visión liberal de la política tenga un espacio.
Lo que noto en muchos de los profesores es que vienen de ese adocrinamiento que usted narra, y ni siquiera se cuestionan una visión liberal en donde el estado no sea el protagonista y el ente responsable de la redistribución de la riqueza.
No soy Uribista y critico muchas de sus políticas proteccionistas que se relacionan más con un sistema mercantilista que una visión liberal clásica, pero reconozco el valor que tuvo su gobierno en los momentos en que Colombia iba en una dirección inviable.