Colombia y las elecciones de Estados Unidos
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Lo más probable es que Trump pierda las elecciones del
3 de noviembre. El promedio de las encuestas le da a Biden una ventaja de 10
puntos y el modelo de The Economist pronostica su victoria con una probabilidad
del 90%. Las casas de apuestas le dan a la victoria de Trump una probabilidad
del 34% y a la Biden del 66%. Pero no puede olvidarse que en 2016 también las encuestas, los pronósticos y las apuestas eran desfavorables a Trump.
Evidentemente, con la victoria de Biden, Estados
Unidos no se volverá un país socialista, pero algún accidente histórico, que no
puede descartarse, podría llevar a la presidencia a Kamala Harris con toda su
cohorte progresista: Sanders, Ocasio y demás. Un accidente histórico, el
ascenso de Mijaíl Gorbachov, está en el origen del derrumbe de la Unión
Soviética.
A principios del año, Donald Trump se perfilaba como
el seguro ganador de las presidenciales: la economía estaba en apogeo y había
salido victorioso del “impeachment” promovido por los demócratas. Y entonces
apareció el Covid 19, la economía se paralizó y el escenario cambió por
completo. Estas circunstancias adversas, unidas a la percepción desfavorable
que se tiene de su política migratoria, pusieron a Trump contra las cuerdas.
La política migratoria de Trump, que poco se diferencia
de la de sus antecesores, no difiere en lo fundamental de la de Nueva Zelanda,
Australia o Canadá, países que, con Estados Unidos, son los retoños exitosos de
capitalismo británico. Todos ellos necesitan la inmigración, pero todos ellos
quieren que los migrantes sean personas capacitadas profesionalmente y
propensas a integrarse y asumir los valores de los países de adopción. Todos
procuran impedir la llegada de migrantes indeseables: delincuentes o personas
que solo pueden subsistir gracias a los subsidios gubernamentales. Como Canadá
queda muy lejos y es muy frio y Nueva Zelanda y Australia son islas a las que
resulta difícil llegar nadando, estos países poco tienen que lidiar con la inmigración
ilegal.
Es conocida la tendencia de los demócratas a
contemporizar con las dictaduras de Cuba y Venezuela y conocida es también la
simpatía de Bernie Sanders por el socialismo cubano. Seguramente, Sanders sería un
personaje influyente en un eventual gobierno de Biden. No puede descartarse verlo como Secretario de Estado manejando las relaciones internacionales de
Estados Unidos.
Las relaciones de Colombia con Cuba y Venezuela están
en su peor momento. La dictadura de Cuba refugia a los dirigentes del ELN y la
de Venezuela tiene en su territorio a miles de guerrilleros de las Farc y el
ELN, sus socios en el negocio del narcotráfico. Ambas dictaduras intervienen
descaradamente en la política colombiana y están empeñadas en que sus aliados
de la izquierda lleguen al poder en las elecciones de 2022.
Por otra parte, el gobierno de Trump ha mostrado
siempre la determinación de acudir en apoyo de Colombia en el caso de una
agresión militar por parte de Venezuela. Muy seguramente eso ha disuadido a la
dictadura venezolana de caer en la tentación de provocar un conflicto
internacional para desviar la atención de las dificultades internas,
comportamiento habitual de las dictaduras.
Aunque tengo simpatía por Jo Jorgensen, la candidata
libertaria, si pudiera votar en las elecciones del 3 de noviembre, lo haría sin
vacilar por Donald Trump, porque la victoria de Biden debilitaría enormemente
la posición de Colombia frente a las dictaduras de Cuba y Venezuela, poniendo
en riesgo nuestra democracia y nuestras libertades.
LGVA
No hay comentarios:
Publicar un comentario