Señor alcalde, señor gerente: recapaciten y no le
crean a Luis
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
No sé quién está asesorando al Alcalde de Medellín y
al Gerente de EPM en este asunto de la demanda contra los contratistas de
Hidroituango. Espero que no sean los mismos abogados que asistieron a Luis
Pérez Gutierrez cuando, en su condición de gobernador y presidente de la Junta
Directiva de la Sociedad Hidroituango, decidió interponer demanda contra EPM, por
el supuesto incumplimiento del hito de 7 del BOOMT, según el cual EPM debía
cerrar las compuertas de los túneles de desviación y proceder al llenado del
embalse, lo que debía culminar el 21 de julio de 2018.
La parte demandante, la Sociedad Hidroituango,
pretendía que la demandada, EPM, pagara la cláusula penal de apremio por el
supuesto incumplimiento. El Tribunal Administrativo de Antioquia rechazó la
pretensión porque a su juicio “no se acreditó incumplimiento contractual
imputable a EPM”. La Sala Administrativa del Consejo de Estado, a su turno, desechó
el recurso de apelación interpuesto, señalando de paso que EPM tampoco estaba
incursa en el delito de fraude procesal del que era acusada por la demandante.
Ambos tribunales señalaron que la demanda era improcedente porque no se habían
surtido los pasos de arreglo directo y tribunal de arbitramento previstos
contractualmente.
El problema es que, por parte de los abogados de Hidroituango,
a Luis Pérez se le advirtió, se le aconsejó, se le recomendó, se le dijo que
desistiera de esa demanda que no tenía pies ni cabeza. El ex – gobernador no
quiso hacer caso, se pasó la advertencia por la faja e impuso su mayoría en la Junta
y obligó al gerente de la época a otorgar el poder a los abogados. Ahí está el
resultado: dos altos tribunales le cerraron sus puertas en las narices. Aquí
los únicos ganadores fueron los abogados externos de la oficina del señor
Abelardo de la Espriella, que se embolsaron quinientos millones de pesos por
una gestión que se sabía fallida desde un principio. Queda en cabeza de la
Sociedad Hidroituango decidir si hace responder al ex – gobernador por el
detrimento patrimonial causado y a los organismos de control corresponde ocuparse
atentamente de este asunto.
El alcalde y el gerente – probablemente también los
miembros de la novísima junta directiva que post-festum avaló la dichosa
demanda – están metidos en un berenjenal más grande que el del ex – gobernador.
Ilusamente creen que los estudios de causa-raíz física son prueba
irrebatible de la responsabilidad legal de los demandados. Los tres
estudios conocidos – los de Skava (EPM), Advanta (Mapfre) y Universidad
Nacional- ha sido cuestionados por reputados ingenieros independientes. Los
demandados deben tener su arsenal técnico para refutarlos y sus propios
estudios, todos los cuales llegarán al escritorio de los jueces.
Pero lo más grave no es la confusión entre causa-raíz
física, causa-raíz humana y responsabilidad legal que parece anidar en las
mentes del alcalde y el gerente. Lo más grave es que cualquiera sea el resultado
del litigo, EPM sale perdiendo. Naturalmente, pierde si pierde, pero pierde más
si gana.
EPM es la responsable de todo el proyecto. Si sus
contratistas son condenados, por contera resulta condenada EPM pues toda su
defensa, frente a las pretensiones de la Sociedad Hidroituango en la demanda
impulsada por el ex – gobernador, está basada en el alegato de su estricto
cumplimiento de los términos del contrato BOOMT, incluidas las decisiones sobre
la desviación del rio.
En su incontinente cuenta de tweeter, el alcalde
Quintero ha salido a cobrar como propia la victoria de EPM en los tribunales administrativos,
sin percatarse de que con la demanda a los contratistas está borrando con el
codo lo que los abogados de EPM en su momento escribieron con buena mano.
Pero hay más. EPM está demandada por un grupo de
abogados que supuestamente representan a los habitantes aguas abajo del
proyecto que reclaman toda suerte de perjuicios, incluidos los de “la angustia y
la incertidumbre” a la que se vieron sometidos por el temor de la caída de la
presa que finalmente se mantuvo en pie, gracias a la acción heroica de los
profesionales y trabajadores de EPM y sus contratistas a quienes, en lugar de
condecorarlos, ahora quieren meter a la cárcel.
Son ya como 100.000 los que han otorgado poder y sus
pretensiones superan los 10 billones de pesos. La única defensa de EPM frente a
esos voraces abogados es alegar que la contingencia de Hidroituango fue causada
por un evento de la naturaleza, imprevisible e irresistible. Alegar lo contrario,
como se hace en la demanda contra los contratistas, es lo más parecido a
pegarse un tiro en el oído.
Los abogados que animan al alcalde y al gerente les
han hecho creer que la condena a los contratistas los convierte automáticamente
en responsables frente a las pretensiones de los demandantes aguas abajo. Puede
ser que así sea, está por verse. Pero lo cierto del caso es que EPM es
responsable de sus contratistas y seguirá el destino de estos. Y es la única
que tiene con qué responder, aunque en ello se le vaya hasta el pellejo.
El alcalde y el gerente harían bien en aprovechar el
tiempo que queda para avanzar en la conciliación con los contratistas que no puede
conducir a nada distinto a desistir de la demanda. Hay muchas buenas razones
para argumentar el desistimiento de una demanda ante el contencioso - entre otras la de tener pactado con los contratistas un tribunal de arbitramento - que les permitiría salir honorablemente del
berenjenal en el que están metidos.
LGVA
Octubre de 2020.
Ojalá prime la sensatez que establece que es mejor un mal arreglo que un buen pleito. Buen pleito por lo demás que tiene mucho de sensacionalismo.
ResponderEliminarDesconozco a fondo un tema tan complejo pero la razón si nos lleva a concluir que por su importancia social y económica, lo más procedente es que el Tribunal de Arbitramento resuelva las diferencias.
ResponderEliminarPrudencia ante todo alcalde.
Excelente, como es usual en el autor.
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