Lección
IV
Los
precursores de la Economía Clásica
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Docente, Departamento de Economía, Universidad EAFIT
Docente, Departamento de Economía, Universidad EAFIT
I
El título escogido para esta
lección se acomoda a una tradición muy extendida entre los estudiosos del
pensamiento económico de recoger bajo el apelativo de “Precursores” a un
conjunto de relativamente amplio de autores que escribieron sobre economía y
cuyas obras aparecieron antes de La
Riqueza de las Naciones de Adam Smith, considerada como la obra fundacional
de nuestra disciplina. El término
precursor se aplica a lo que anuncia o inicia algo que tiene su completo
desarrollo posteriormente, se lee en el diccionario de María Moliner[1]. Este es el sentido exacto
que se da al término en la presente lección.
II
Empezamos con Thomas Hobbes
(1588-1679) a quien todo mundo reconoce como el padre de la filosofía política
moderna, pero a quien pocos han reconocido como “el filósofo de la economía
política” ya que “su concepción del hombre es idéntica a la del homo oeconomicus”[2].
En efecto, no importa cuál sea la teoría de los precios o cuáles las
conclusiones de política práctica, todas las escuelas económicas[3] se unifican alrededor del
supuesto de que hay un agente económico racional representativo de todos los
hombres. Si no fuera así no podría haber una teoría económica general o
abstracta sino meras descripciones casuísticas – antropológicas, históricas o
sociológicas – de la conducta económica individuos o grupos de individuos
particulares. En Hobbes se encuentra
claramente la idea de un hombre que representa a todos los hombres. La primera
parte del Leviatán, titulada “Del
Hombre”, está consagrada a elaborar teóricamente al actor racional tanto de la
filosofía política como de la economía política[4]. Este último no era
ciertamente el propósito de Hobbes cuyas ideas sobre las cuestiones que suelen
identificarse como propiamente económicas – el dinero, los precios, la
tributación, etc. – eran más bien elementales. Pero lo que interesa acá es su
concepción del hombre, que se ilustra con el párrafo siguiente:
“…por
la semejanza de los pensamientos y de las pasiones de un hombre con los
pensamientos y pasiones de otro, quien se mire así mismo y considere lo que
hace cuando piensa, opina, razona,
espera, teme, etc. y de por qué razones, podrá leer y saber, por
consiguiente, cuales son los pensamientos y pasiones de los demás hombres en
ocasiones parecidas. Me refiero a la similitud de aquellas pasiones que son las
mismas en todos los hombres: deseo,
temor, esperanza, etc.; no a la semejanza entre los objetos de las
pasiones, que son las cosas deseadas,
temidas, esperadas, etc. Respecto de éstas la constitución individual y la
educación particular varían de tal modo y son tan fáciles de sustraer a nuestro
conocimiento…” [5]
Smith leyó ciertamente a
Hobbes, a quien cita de manera incidental. Sin embargo sus agentes económicos
son, como en Hobbes, individuos semejantes que difieren en los objetos de sus apetencias.
Debe mencionarse, en segundo
lugar a John Locke (1632-1704), también ignorado los manuales de historia del
pensamiento económico, a pesar de que en su obra se encuentra la primera formulación
del individualismo metodológico y de las teorías de la propiedad y el estado características
de la economía liberal. Locke escribió una obra propiamente económica, Somme considerations of the consequences of
the lowering if interest and raising the value of money[6], donde una formulación
de la teoría cuantitativa del dinero y al mismo tiempo una teoría monetaria del
interés. Más adelante se volverá sobre
esta obra. Inicialmente importa destacar su teoría de la propiedad que se
sintetiza en el siguiente párrafo:
“Aunque
la tierra y todas las creaturas inferiores son comunes a todos los hombres,
cada hombre es “propietario” de su propia persona. Sobre ésta ningún hombre,
salvo el mismo, tiene ningún derecho. La
labor de su cuerpo y el trabajo de sus manos son también su propiedad. Cuando
toma algo del estado en que la naturaleza se lo ha proporcionado, mezcla con
ella su trabajo, le añade algo que es sólo suyo, y lo convierte así en su
propiedad. Ese algo ha sido separado por
del estado común de la naturaleza, con su trabajo le ha añadido algo que lo
excluye del derecho común de las demás personas.”[7]
Está aquí el primer axioma
de la libertad: La propiedad del individuo sobre su propia persona y sobre su
trabajo. Y su corolario: el trabajo como el principio que gobierna la
apropiación de los productos de la tierra y de la tierra misma:
“Pero
la principal materia de la propiedad no son los frutos de la tierra ni las
bestias que subsisten en ella, sino la tierra misma (…) La tierra que un hombre
ara, planta, cuida, cultiva y puede usar para producir es su propiedad. Por su
trabajo la hace suya y la separa de la propiedad común”[8]
Ciertamente la teoría
lockiana del origen de la propiedad no corresponde al proceso histórico de
apropiación de la tierra en los diferentes países de Europa en donde las bases
efectivas de la distribución de la tierra han debido ser la violencia y la fuerza,
como de forma más realista señala Cantillon. Surge entonces la pregunta: ¿por
qué Locke, que sin duda conocía la historia de Europa, formuló una teoría tan
poco realista de la propiedad?.
La respuesta a esta pregunta
supera el alcance de estas notas, basta aquí con las siguientes observaciones:
·
Locke no tiene la pretensión de que su teoría
sea una descripción estilizada del proceso histórico de la apropiación privada
de la tierra en Inglaterra o en cualquier país de Europa. Su propósito es
construir una teoría de la sociedad civil y del estado. Y para ello parte, como
lo había hecho Hobbes y como lo harán otros teóricos, de una ficción denominada
“estado de naturaleza” previo a la aparición de la sociedad civil. Autores
contemporáneos como el economista James M. Buchanan o el filósofo John Rawls,
recurren a ficciones semejantes para construir su teoría del estado, el
primero, y su teoría de la justicia, el segundo. Se trata de modelos teóricos
simples que permiten estudiar ciertos aspectos fundamentales del problema en
cuestión.
·
En teoría económica se recurre también a esa
clase de ficciones o modelos. La sociedad de cazadores y pescadores con la que
empieza Adam Smith para explicar el valor de cambio; la economía de trueque con
la que empiezan Patinkin y otros autores para explicar la introducción de la
moneda; la economía de Robinson en su isla antes de la aparición de Viernes e,
incluso, el modelo de competencia perfecta absoluta de los manuales de
microeconomía; son ficciones o, por
llamarlos de otra forma, experimentos mentales que permiten obtener ciertas
conclusiones relevantes. Como diría un teórico moderno: no importa en realismo
de la hipótesis de los modelos, lo que importa es la relevancia empírica de sus
conclusiones[9].
En el campo de las cuestiones
económicas propiamente dichas, Locke se enfrentó con el problema del valor de
la moneda. Su obra Somme considerations
of the consequences of the lowering if interest and raising the value of money fue
escrita en el contexto de una polémica sobre la conveniencia de fijar una tasa
de interés legal, a lo que Locke se oponía, por considerar que el mercado
fijaba su valor natural independientemente de cualquier regulación legal. “La
moneda se compra y se vende como cualquier otra mercancía y está sujeta por
tanto a las mismas leyes del valor”[10]. Escribe Locke. ¿Pero de qué valor se trata?:
“The natural value of Money, as
it is apt to yield such an yearly income by interest, depends on whole quantity
of the then passing money of the Kingdom, in proportion to the whole trade of
the Kingdom (i.e) the general vent of all commodities. But the natural value of
money, in exchanging for any one commodity, is the quantity of the trading
money of the Kingdom, designed for tha commodity and its vent”[11]
A partir de este texto,
Keynes señala que Locke es el padre de las teorías cuantitativas gemelas[12] porque según él la moneda
tendría dos valores: un valor de uso, medido por la tasa de interés, similar a
la renta de la tierra; y un valor de cambio, como cualquier otra mercancía, el
cual depende de su abundancia o escasez con relación a las otras mercancías. Locke
se devanará los sesos explicando cuándo las variaciones en la cantidad de
dinero actúan sobre la tasa de interés y cuándo sobre los precios de las
mercancías. No es necesario examinar las repuestas que Locke dio a este
problema. Basta con destacar que planteó un problema teórico fundamental que
aún no encuentra solución satisfactoria y que es al mismo tiempo uno de los
problemas más acuciantes de la política monetaria actual[13].
El Abate Ferdinand Galiani
(1728-1787) tampoco encuentra un lugar en los manuales corrientes de historia
del pensamiento económico. A la edad de 16 años tradujo al italiano los
escritos de Locke sobre el dinero y emprendió la redacción de su obra maestra, Della Moneta, que publicaría a los 23.
Muchos años después publicaría una segunda obra de economía, Diálogo
sobre el comercio del trigo, de menor importancia.
En Della Moneta, Galiani elabora una teoría del valor basada en las
nociones de utilidad y escasez que sólo será superada a finales del siglo XIX
con la aparición de la teoría de la utilidad marginal.
“Es
evidente que el aire y el agua, muy útiles para la vida humana, no tienen
ningún valor porque no escasean. Por otra parte, un saco de arena de las costas
de Japón sería una cosa extremadamente rara, pero, a menos que tenga cierta
utilidad, carece de valor”[14]
La llamada paradoja del
valor, expresada en la obra de un autor italiano del siglo XVII, Bernardo
Davanzati, quien encontraba incomprensible que una libra de pan que es más útil
que una libra de oro tenga tan poco valor, le parece una idea errónea y
estúpida que:
“Se
funda en el desconocimiento de que ´útil´ y ´menos útil´ son conceptos
relativos, que dependen de circunstancias específicas. Si alguien carece de pan
y oro, seguramente que el pan le es más útil. Esto concuerda con los hechos de
la vida, porque nadie se privaría del pan, porque si tomara el oro, moría de
hambre. La gente que extrae oro nunca se olvida de comer y de dormir. Pero
alguien que ha comido lo suficiente considerará el pan el menos útil de los
bienes. Entonces necesitará satisfacer otras necesidades”[15].
Sobre el interés del dinero
tuvo una visión de gran modernidad:
“De
aquí surge el tipo de cambio y el tipo de interés, hermanos gemelos. El primero
iguala le dinero aquí y el distante en el espacio. (…) El interés igual el
dinero presente y el futuro. Aquí el efecto del tiempo es el mismo que el de la
distancia espacial en el caso del tipo de cambio. La base de los contratos es
la igualdad del valor real”[16]
Ahora bien, como lo expresa
claramente el título de su obra, la preocupación central de Galiani es la
teoría del valor de la moneda, de su valor natural, en oposición a la teoría del valor
convencional que es la dominante desde Aristóteles, que Galiani sintetiza,
irónicamente, en los siguientes términos:
“…aquellos
que insisten en que todos los hombres habrían llegado alguna vez a un acuerdo
para establece un contrato estipulando el uso, como dinero, de metales inútiles
per se, concediéndoles de este modo valor. ¿Dónde tuvieron lugar todas estas
asambleas de la humanidad, dónde se cerraron los acuerdos? ¿En qué siglo? ¿En
qué lugar? ¿Quiénes fueron los comisionados con cuya ayuda los españoles y los
chinos, los godos y los africanos firmaron un acuerdo tan permanente que, con
los muchos siglos que han pasado, jamás se hayan variado la opinión?”[17]
Tenemos pues dos
concepciones de la moneda:
·
La moneda convención: Los metales preciosos,
el oro y la plata, carecen de utilidad y valor por en sí mismos, y derivan su
valor del hecho de haber sido adoptados como moneda como resultado de una
especie de convención social.
·
La moneda valor o moneda mercancía: Los
metales preciosos son moneda porque tienen valor es sí mismos como mercancías y
se han transformado en moneda en virtud de ciertas propiedades físicas que los
hacen aptos para fungir como moneda.
Esta última será la adoptada
por la economía política naciente en el siglo XVIII y se mantendrá casi
inalterada hasta el siglo XX cuando la generalización de la moneda fiduciaria,
de un medio general de cambio sin valor intrínseco como lo es el dinero de
curso forzoso planteará nuevamente el problema de su valor en el cambio[18].
El enfoque de la
moneda-mercancía puede resumirse en tres proposiciones:
·
El intercambio de mercancías anterior a la
moneda.
·
El
intercambio monetario es la forma más acabada del intercambio mercantil.
·
El objeto monetario estaba ya en el
intercambio antes de convertirse en moneda. De hecho se convierte en moneda por
estar en el intercambio.
·
Por lo tanto las leyes generales del
intercambio de mercancías sin moneda son las mismas leyes que rigen el
intercambio monetario.
Por ello Galiani sostendrá
que la utilización de los metales preciosos como moneda “no resultó de una elección libre y caprichosa, sino de la necesidad
relacionada con la naturaleza misma de los metales y con los requisitos de la
moneda”. Esta será la posición de
todos los grandes economistas de los siglos XVIII y XIX. Veamos algunos
ejemplos:
John Law (1671-1729):
“Antes
de que se hubiera conocido el uso de la moneda, las mercancías se
intercambiaban por trueque o por contratos pagables en mercancías. Este
procedimiento del trueque era embarazoso y desventajoso (…) Como metales, el
oro y la plata tenía un valor en el intercambio, al igual que las demás
mercancías, en razón de los usos a los que se aplicaban (…) El oro y la plata
tenían cualidades que los hacían propios a su uso como moneda…”
Turgot (1727-1781):
“Si
el oro y la plata son susceptibles de ser la medida y el medio de cambio de los otros valores, esa
propiedad es común a todos los objetos que tienen un valor en el comercio. Pero
se diferencian porque son más divisibles, más inalterables y más fáciles de
transportar que las demás mercancías; por eso es más cómodo emplearlos para
medir y representar los valores”
Adam Smith (1723-1790)
“…en
los orígenes del establecimiento de la división del trabajo, esta facultad de
intercambiar ha debido enfrentar frecuentes dificultades en sus operaciones (…)
Para evitar los inconvenientes de esta situación, todo hombre previsivo (…) ha
debido tratar de tener con él en todo tiempo, además del producto particular de
su propia industria, una cierta cantidad de alguna mercancía de tal naturaleza
fuera útil a todo el mundo (…) razones irresistibles parecen haber llevado al
hombre, en todos los países, a adoptar los metales preciosos para ese uso…”
Marx (1818-1883)
“Todas
la mercancías son dinero efímero, el dinero es la mercancía imperecible”
“El
oro y la plata no son dinero por naturaleza; pero el dinero es por naturaleza,
oro y plata”
En síntesis: la obra de
Galiani es representativa del problema que frente a la que la moneda es un
objeto económico y no un objeto político.
III
Richard Cantillon
(1680-1734) es probablemente el primer autor de un tratado sistemático de
teoría económica[19].
Su única obra el Ensayo sobre la
naturaleza del comercio en general, fue publicado en 1755, pero al parecer
circuló profusamente durante muchos años en versiones manuscritas que
ejercieron gran influencia en la obra de otros pensadores. Es uno de los pocos autores citados por Adam
Smith. Para muchos – Jevons, Schumpeter, Rothbard – Cantillon es el verdadero
“padre fundador de la economía moderna”.
Si obra está dividida en
tres partes: en la primera desarrolla la teoría de los precios, en la segunda
la teoría del dinero y en la tercera la teoría del comercio internacional[20]. Antes de examinar cada una de éstas partes,
conviene decir algunas palabras sobre el método de Cantillon que es en buena
medida el mismo que usamos en la actualidad.
Cantillon introduce y emplea
la noción de modelo. Un modelo es una abstracción o una simplificación de la
realidad en la cual se mantienen ciertos atributos y relaciones que se
consideran esenciales para la explicación de un fenómeno y se omiten otros que
serán incorporados en un momento posterior del análisis. Se trata del método de
aproximaciones sucesivas. También desarrolla esos experimentos mentales
consistentes en imaginar las relaciones de causalidad entre las variables
cuando se asumen inalteradas todas las demás que pudieran intervenir en el
problema: la igualdad de condiciones o ceteris
paribus. Por otra parte, Cantillon se va a ocupar exclusivamente de la
dimensión económica de las relaciones sociales.
Para construir su teoría de los precios, Cantillon
imagina una economía cerrada, es decir, sin relaciones con el exterior[21], compuesta por tres clases de agentes: los
propietarios de la tierra, los trabajadores y los empresarios. Estos agentes se
diferencian analíticamente, es decir, por la función que desempeñan en el
modelo y por la forma en que se determina su ingreso.
Los empresarios tienen una función central: arriendan la tierra a los
propietarios, emplean a los trabajadores y producen a riesgo los bienes y
servicios:
“La circulación y el trueque de bienes y
mercaderías, lo mismo que su producción, se realiza en Europa por empresarios a
riesgo suyo”[22].
“El
colono es un empresario que promete pagar al propietario por su granja o su
tierra una suma fija de dinero sin tener
la certeza del beneficio que obtendrá de esta empresa. Emplea parte de la
tierra en criar ganados, en producir cereales, vino, heno, etc., a su buen
juicio, sin posibilidad de prever cuál de estos artículos le permitirá obtener
el mejor precio…”[23]
“Estos maestros artesanos trabajan tanto como
pueden, por su propio interés sin necesidad de vigilancia alguna (…) Como los
granjeros y maestros artesanos en Europa son todos empresarios y trabajan a su
propio riesgo, unos se enriquecen (…) otros se arruinan y quiebran..”[24]
Veamos ahora la función de los propietarios. Reciben la renta y la
gastan en bienes y servicios. Sus decisiones de gasto determinan la orientación
del sistema económico, es decir, lo que se produce y los ingreso de los demás
actores
“Sólo
el príncipe y los propietarios viven con independencia; todas las demás clases
y todos los habitantes están contratados o son empresarios”[25]
“…si
se exceptúan el príncipe y los terratenientes, todos los habitantes de un
Estado son dependientes; que pueden, éstos, dividirse en dos clases:
empresarios y gente asalariada; que los empresarios viven, por así decirlo, de
ingresos inciertos, y todos los demás
cuentan con ingresos ciertos durante el tiempo que de ellos gozan,
aunque sus funciones y su rango sean muy desiguales.”[26]
“Las
fantasía, modos y maneras de vivir del príncipe, y particular de los
propietarios de las tierras, determinan los usos a que esas tierras se destinan
en un Estado, y causan, en el mercado, las variaciones de los precios de todas
las cosas”[27]
Finalmente están los trabajadores o la gente asalariada. Son
asalariados todos aquellos que tienen un ingreso cierto durante el tiempo que
están contratados. Así, es asalariado “el general que tiene una paga, el
cortesano que cuenta con una pensión y el criado que dispones de un salario” al
igual que los labradores y artesanos que son contratados por los empresarios.
La demanda de los propietarios determina el nivel de ocupación del trabajo y la
distribución del mismo entre las diferentes actividades.
“El
número de labradores, artesanos y otros, que trabajan en un estado, guarda
relación, naturalmente, con la necesidad que de ellos se tiene”[28].
“Me
parece así bastante claro que el número de habitantes de un estado dependa de
los medios a ellos asignados para su sustento; y como los medios de
subsistencia dependen del método de cultivar la tierra, y el uso de esta
depende, a su vez, de la voluntad, del gusto y del género de vida de los
propietarios de la misma, es evidente que de ellos depende la multiplicación o
decrecimiento de la población de los países”[29]
En el lenguaje de la
macroeconomía moderna esto podría expresarse de la siguiente forma: el nivel de
producción y la orientación de la misma y, por tanto, el nivel de ocupación y
su orientación, dependen del nivel y orientación de la demanda de los
propietarios de la tierra[30].
Examinemos ahora el proceso
de formación de los precios. Cantillon distingue entre el precio o valor
intrínseco de las cosas y su precio de mercado. El primero estaría dado por la
cantidad de tierra y trabajo que intervienen en la producción de los bienes y
el segundo por la relación entre la demanda de los distintos productos y la
oferta disponible en el mercado. Empecemos por el segundo:
“Es
evidente que la cantidad de artículos alimenticios o mercancías ofrecidas en venta,
proporcionada a la demanda o al número de compradores, es la base sobre la cual
se fija o se pretenden fijar los precios actuales en los mercados, y en general
estos precios no suelen alejarse mucho del valor intrínseco (…) Ocurre a menudo
que los vendedores, obstinándose en sostener sus precios en el mercado, pierdan
la oportunidad de vender ventajosamente sus artículos alimenticios y
mercaderías, incurriendo en pérdida por ello. También puede ocurrir que,
manteniendo estos precios, puedan vender a menudo con mayor ventaja en el
siguiente día. Los mercados distantes pueden influir siempre sobre el precio
del mercado propio; si el trigo está muy caro en Francis, su precio se elevará
en Inglaterra y otros países vecinos”[31]
Podríamos identificar el
valor intrínseco con el costo de producción de largo plazo. El empresario paga
una renta por el uso de la tierra y unos salarios a los trabajadores. El precio
de mercado debe cubrir estos costos y dejar como remanente un beneficio. En
todo caso, la característica del empresario es pagar un precio cierto y esperar
vender a un precio incierto.
“Estos
empresarios no pueden saber jamás cuál será el volumen del consumo en su
ciudad, ni cuánto tiempo seguirán comprándoles sus clientes, ya que su
competidores tratarán, por todos los medios, de arrebatarles la clientela: todo
esto es causa de tanta incertidumbre entre los empresarios, que cada día
algunos de ellos caen en bancarrota”[32]
“Todos
estos empresarios se convierten en consumidores y clientes unos de otros,
recíprocamente; el lencero, del vinatero; éste del lencero. En un estado va
siendo su número proporcionado a su clientela, o al consumo que ésta hace. Si
existen sombrereros en exceso en una ciudad o en una calle, para el número de
personas que en ella compran sombreros, algunos de los menos acreditados caerán
en bancarrota; si el número es escaso, otros sombrereros considerarán ventajosa
la empresa de abrir una tienda, y así es como los empresarios de todo género se
ajustan y proporcionan automáticamente a los riesgos, en un estado”[33]
Podríamos pues considerar el
valor intrínseco o el precio natural como aquel al cual se recuperan los costos
de producción, es decir, en términos, los pagos ciertos realizados por el
empresario: los salarios y la renta. El precio de mercado oscilaría alrededor
de éste aumentando o disminuyendo el beneficio y provocando que los empresarios
vayan de una a otra actividad.
En
lo referente a la circulación y distribución del producto, Cantillon plantea lo
siguiente:
“Los granjeros retienen
ordinariamente los dos tercios del producto de la tierra, uno para los gastos y
el sustento de quienes les ayudan, y otro para el beneficio de su empresa: de
estos dos tercios el granjero sustenta generalmente a todos cuantos viven en el
campo, directa o indirectamente, e incluso a muchos artesanos o empresarios del
a ciudad, proveedores de las mercancías de la ciudad que en el campo se
consumen. El propietario recibe ordinariamente el tercio del producto de su
tierra, y a base de este tercio no solamente procura sustento todos los
artesanos y a otras personas a las que da empleo en la ciudad, sino también a
los carreteros que llevan los productos del campo a las ciudades. Generalmente
se supone que la mitad de los habitantes del estado subsiste y habita en las
ciudades; siendo así, el granjero que posee los dos tercios o los cuatro sextos
de la tierra, del producto de ésta cede directa o indirectamente un sexto a los
habitantes de la ciudad, a cambio de las mercancías que de ellos recibe; unido
esto al tercio o a los dos sextos que el propietario gasta en la ciudad,
resultan los tres sextos o una mitad de producto de la tierra”[34]
En
este notable texto claramente se prefigura el Tableau Economique de los
fisiócratas, sin embargo, a semejanza de éstos, Cantillon carece de una teoría
clara de la formación de los ingresos de los agentes económicos que conforman
su modelo. La renta de los propietarios parece ser un ingreso de monopolio cuyo
nivel estaría fijado por las necesidades de reproducción, a su más bajo nivel,
de los trabajadores. En cuanto a los salarios, al parecer Cantillon piensa que
su nivel natural está fijado a nivel de subsistencia[35]. No es claro lo que
ocurre con el beneficio de los empresarios: a veces Cantillon parece sugerir
que hace parte del valor intrínseco, otras que sólo resulta de divergencia
entre el precio de mercado frente al precio natural. Sin embargo, lo expuesto
es insuficiente para fundamentar una teoría de la distribución del producto.
En la segunda parte de su
obra, Cantillon se ocupa del problema del valor de dinero. Su descripción de la
forma en que las variaciones en la cantidad de dinero afectan la actividad
económica y el nivel de precios es conocida con el nombre de “efecto de
Cantillon” y es una prefiguración del mecanismo de transmisión de la política
monetaria.
Crítica del cuantitativismo
mecanicista de Locke:
“Locke
establece como máxima fundamental que la cantidad de productos y mercaderías,
proporcionada a la cantidad de dinero, sirve de norma a los precios del
mercado. (…) dicho autor se ha dado cuenta de que la abundancia de dinero lo
encarece todo, pero no ha investigado cómo ocurre semejante cosa”
Noción de velocidad de circulación:
“Ya
he observado que una aceleración, es decir, una circulación más rápida del
dinero en el cambio, equivale, hasta cierto punto, a un aumento de dinero
efectivo”
Mecanismo de transmisión del
impulso monetario:
“Si
en un estado se descubre minas de oro o de palta, y de ellas se extraen
cantidades considerables de mineral, el propietario de estas minas, los
empresarios y todos cuantos trabajan en ellas no dejarán de aumentar sus gastos
en proporción a las riquezas y a los beneficios que obtengan; además, prestarán
a interés las sumas de dinero remanente después de disponer de lo necesario
para sus gastos. Todos este dinero, ya sea prestado o gastado, penetrará en la
circulación, y no dejará de elevar el precio de los artículos y mercaderías en
todos los canales de circulación por donde penetre. El aumento de dinero
provocará un aumento de los gastos, y esto último, a su vez, traerá consigo un
aumento considerable de los precios…”[36]
Sobre la relación entre la
cantidad de dinero y la tasa de interés, Cantillon tiene un enfoque que
resuelve en parte las contradicciones de Locke:
“Es
idea común y admitida por cuantos han escrito sobre el comercio que el aumento
de la cantidad de dinero efectivo en un estado disminuye el interés, porque
cuando el dinero abunda es más fácil encontrar alguien que lo preste. Esta idea
no siempre es verdadera ni justa. (…) Si la abundancia de dinero en el estado
viene a través de las gentes que lo prestan, disminuirá, sin duda, el interés
corriente, conforme aumenta el número de prestamistas; pero si llega por
mediación de las personas que lo gastan, tendrá el efecto inverso, y elevará el
tipo de interés aumentando el número de empresarios que encontrarán trabajo
como consecuencia de este aumento en los gastos, viéndose obligados a tomar
dinero e préstamo, para equiparar su industria, en todas clases de interés. La
abundancia o escasez de dinero eleva o rebaja los precios de todas las cosas en
las transacciones, sin que exista ningún nexo necesario con la tasa de interés,
que puede ser muy bien elevada en los estados donde existe abundancia y baja en
aquellos donde el dinero es más raro…”[37]
[1] El diccionario de la RAE da una
definición menos afortunada: Precursor: que precede o va adelante. Que profesa
o enseña doctrinas o acomete empresas que no tendrán razón ni tendrán acogida
sino en un tiempo venidero.
[2] De Jouvenel, Bertrand. La soberanía. Editorial Comares,
Granda, España, 2000. Página 257.
[3]
La excepción la constituye
la llamada Escuela Histórica Alemana que niega expresamente la idea de un “Homo Oeconomicus” razón por la cual el estudio de la economía
no puede ser teórico-abstracto sino
meramente histórico-descriptivo. Esta
escuela se tratará más adelante.
[4] Es importante resaltar que
Hobbes no está pensando en economía ni pretende expresamente construir el
concepto de “Homo Oeconomicus”. Para
efectos de su teoría del estado, desarrolla una concepción del hombre que
coincide con éste. Esta concepción está ciertamente en Adam Smith y en todos
los economistas posteriores. Es en este sentido que se afirma que la economía
política es la hija dilecta de la filosofía liberal.
[5] Hobbes, Thomas (1651). Leviatán. Edición en español de Fondo
de Cultura Económica, México, 1990, cuarte reimpresión. Página 4.
[6] Publicada en 1691 y en 1696.
[7]
Locke, J. Two Treatises of Civil
Government. Everyman´s Library, London 1924. Last reprinted 1966. Página 130.
[8] Ídem, página 132.
[9] “Una teoría así no puede
verificarse comparando directamente sus ´supuestos´ con la ´realidad´. En
verdad no existe forma significativa alguna de llevar a cabo esta comparación.
Un ´realismo´ completo es claramente inalcanzable, y el problema de si una teoría
es lo suficientemente realista puede resolverse únicamente observando si
suministra predicciones suficientemente buenas para el objetivo de que se trate
o si son mejores que las ofrecidas por teorías alternativas”. Friedman, Milton.
“La metodología de la economía positiva” en Ensayos de Economía Positiva. Editorial Gredos, Madrid, 1967.
Página 42.
[10] J. Locke. Somme considerations of the consequences of
the lowering if interest and raising the value of money en Several papers relating to money, interest
and trade. 1696. Reprinted by A.M. Kelly Publishers, New York, 1968. Página 65.
[11]
Ídem. Página 72.
[12]
Keynes. The General Theory of
Employment, Interest and Money. The
Collected Writings. Vol VII. Macmillan-Cambridge University Press. Cambridge,
1981. Página 343.
[13] Las variaciones de la cantidad
de dinero actúan sobre tres mercados: el de bienes, el de crédito y el
cambiario. La finura de la política monetaria de los bancos centrales consiste
en manejar acertadamente lo que podría llamarse el triple valor de la moneda.
[14] Galiani, Della Moneta, citado por Rothbard en Historia del pensamiento económico Volumen I. El pensamiento económico
hasta Adam Smith. Unión Editorial, Madrid, España, 1999. Página 447. Más de
150 años después, Walras escribirá: “Las cosas útiles y limitadas en cantidad
son valiosas e intercambiables; las cosa valiosas e intercambiables son a la vez útiles y limitadas en cantidad”.
[15] Ídem, página 447.
[16] Ídem, página 448.
[17] Ídem, página 449.
[18] Este sigue siendo un problema
central no resuelto aún de forma satisfactoria por la teoría económica. Aún hoy
es válido el planteamiento de Hahn: “El desafío más importante al que se
enfrenta el teórico a propósito de la
existencia de la moneda es este: la
moneda no juega ningún papel en el modelo más desarrollado de la teoría
económica. Ese modelo es, por supuesto, la versión de Arrow-Debreu del
equilibrio general wlarasiano”. Hahn, F. Monnaie
et Inflation. Economica, Paris, 1984. Página 23.
[19] Veamos lo que escribe el nobel d
economía Hayek (1899-1992): “Como pensador independiente, pero colocado
ventajosamente en medio de la acción, Cantillon trató de organizar por sí solo,
en forma sistemática, los fenómenos que le llamaban la atención con la mirada
de un teórico nato. Así llegó a ser la primera persona que pudo penetrar y
explorar todo el campo de lo que hoy llamados la ciencia económica”
[20] La división analítica de
Cantillon se convertiría en la división canónica adoptada por la mayor parte de
los manuales de economía que se escribirían posteriormente. La moderna división entre macro y micro
economía proviene de Keynes quien la propuso como alternativa a la división
entonces prevaleciente entre teoría de los precios y teoría del dinero que se
remonta a Cantillon.
[21] “…ahora sólo estoy considerando
un Estado, en sí mismo” Cantillon. (1755) Ensayo
sobre la naturaleza del comercio en general. Edición en español Fondo de
Cultura Económica, México, 1950. Página 27.
[22] Cantillon. (1755) Ensayo sobre la naturaleza del comercio en
general. Edición en español Fondo de Cultura Económica, México, 1950.
Página 39.
[23] Ídem, página
[24] Ídem, pagina 35.
[25] Ídem, pagina 36.
[26] Ídem, pagina 43.
[27] Ídem, pagina 45.
[28] Ídem, página 25
[29] Ídem, página 58.
[30] En los modelos macroeconómicos
de Kaleki hay dos agentes: capitalistas y trabajadores. La demanda de los primeros es la determinante del movimiento
económico, la de los segundos es pasiva. Kaleki lo expresa de la siguiente
forma: “Los capitalistas ganan lo que gastan, los trabajadores gastan lo que
ganan”.
[31] Ídem, página 81-82.
[32] Ídem, página 41.
[33] Ídem, página 42.
[34] Ídem, página 37.
[35] “Los hombres se multiplican como
los ratones en una granja, si cuentan con medios ilimitados para subsistir”
escribe Cantillon. Y señala también que: “La multiplicación del número de
habitantes, o incrementos de la población, puede acelerarse sobre todo en los
países cuyos habitantes se contentan con vivir más pobremente y gastar el
mínimo del producto de la tierra; pero en países en que todos los aldeanos y
labriegos tienen por costumbre comer a menudo carne, o beber vino o cerveza, no
es posible que se dé sustento a tantos habitantes”. Ídem, Página 59.
[36] Ídem, página 105.
[37] Ídem, página 139.
¿Necesita un préstamo urgente? está usted en deuda? ¿necesita préstamo urgente para financiar su negocio ?, ¿ha sido negado por su banco, no te preocupes más, nuestros servicios son rápidos, fáciles y seguros préstamos ahora en cualquier circunstancia. Obtención de Préstamos de hasta $ 2,000 - $ 1,000.000 hoy! Póngase en contacto con nosotros con información sobre préstamos a este correo electrónico: noramildred.loans@hotmail.com
ResponderEliminarNota: Usted puede esperar una respuesta preliminar y la financiación dentro de 24 horas
Saludos.
Sra Nora