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sábado, 23 de septiembre de 2023

¡A saco con las Cajas!

 

¡A saco con las Cajas!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las Cajas de Compensación Familiar tienen activos por más de 25 billones de pesos, anualmente venden bienes y servicios por una suma similar y reciben unos 9 billones de aportes de los empresarios. Las Cajas se crearon en los años 50 por los empresarios de entonces, “responsabilidad social empresarial” antes de la letra. Se llamaron “cajas” porque su propósito era recaudar un recargo sobre la nómina para distribuirlo entre los trabajadores de menores salarios.

A medida que la economía crecía, e l aumento de la productividad fue llevando a la elevación de los salarios y a la reducción relativa de la fuerza laboral que podía beneficiarse del subsidio monetario. Fue así como las cajas, en particular las de las grandes ciudades, empezaron a tener excedentes cada vez más grandes que sus administradores invirtieron en las más variadas actividades y servicios para sus afiliados y el público en general.

El crecimiento de los ingresos de las Cajas y su creciente capitalización atrajeron la atención de sucesivos gobiernos que produjeron legislación para regular al uso de los aportes, dando prioridad a la vivienda y la educación. Pero en general se ha respetado el hecho de que los recursos de las Cajas no son del Gobierno sino de los empresarios y trabajadores, cuyos representantes integran los concejos directivos.  

Aunque en algunas Cajas, especialmente las pequeñas, se han presentado casos, el conjunto del Sistema de Compensación Familiar ha estado libre de los grandes escándalos de corrupción y desgreño administrativo característicos de las empresas del estado.

Muchas cosas pueden hacerse para mejorar el desempeño del Sistema de Compensación Familiar, pero claramente una de ellas no es entregar su administración al Gobierno Nacional. Es aterrador pensar en la llegada a sus cargos directivos de los representantes de la clase política, de lo peor de la clase política, que es la que acompaña a este gobierno. Pronto el sistema quedará convertido en coto de caza de los peores corruptos.

La toma de COMFENALCO ANTIOQUIA por la Superintendencia de Subsidio Familiar no tiene ninguna justificación. La Caja es sólida patrimonialmente, solvente y líquida y estaba desarrollando su objeto social regularmente. Los recursos de la liquidación del negocio de salud se han manejado bien, pagando ordenadamente todas las obligaciones. Es escandaloso que COMFENALACO haya sido intervenida porque al superintendente, señor Pérez Casas, le parece que hay una “simbiosis” entre los administradores de la fiducia y los miembros del Concejo Directivo.

Según revela investigación de la Revista Semana, ese señor Pérez, investigado por la Procuraduría por nombramientos irregulares, está manejado, como si fuera su negocio familiar, la Caja de Compensación de Córdoba, intervenida desde el año pasado, ordenando nombramientos y pidiendo aportes millonarios a los directivos.

COMFENALCO ANTIOQUIA es la sexta caja del País y la segunda del Departamento, después de COMFAMA. Su intervención, justamente en este momento electoral, para ponerla en manos de un personaje inescrupuloso como el señor Pérez Casas, férreo militante de la izquierda totalitaria, debería prender las alarmas de las autoridades electorales, las entidades de control y hasta de la sesgada MOE.

Extraña el silencio de los directivos de la demás Cajas y de su agremiación ASOCAJAS. Deberían entender que ante un gobierno como este la pusilanimidad no es buena política, máxime cuando el señor Pérez Casas está anunciando una reforma del sistema. ¡Qué Dios los coja confesados!

LGVA

Septiembre de 2023.     

martes, 5 de septiembre de 2023

Otra ocurrencia de Petro: transporte gratis y luz cara

 

Otra ocurrencia de Petro: transporte gratis y luz cara

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Aunque ignoro si son producto de las epifanías que súbitamente le sobrevienen, según confiesa en su autobiografía, o del más frio cálculo político para incidir en la coyuntura del momento, o de su imperfecta formación de economista o de todas a la vez, las ocurrencias cotidianas de Gustavo Francisco sobre asuntos económicos no dejan de sorprenderme y me causarían solo hilaridad si no fuera porque el hombre es nuestro presidente.

Los gastos anuales del Transmilenio de Bogotá bordean los 9 billones de pesos ($ 9.000.000.000.000). El consumo nacional de electricidad está en setenta y cinco mil millones de kilovatios hora anuales (75.000.000.000 kWh-año), de los cuales Bogotá se lleva un 25%, es decir, diez y ocho mil setecientos cincuenta millones de kilovatios hora año (18.750.000.000 kWh-año). Dividir ese gasto entre ese consumo arroja un incremento de cuatrocientos ochenta pesos anuales por kilovatio o cuarenta mensuales.



Con las tarifas de agosto, eso implica un aumento de 13% en el estrato 1; 11% en el 2; 6% en el 3; 5% en el 4 y 4% en el 5 y el 6. Una familia típica bogotana con un consumo medio de 300 kWh-mes pagaría 12.000 pesos adicionales por su electricidad. En la canasta familiar de los pobres la electricidad pesa poco más de 3,5% lo significa que ese incremento de 13% eleva en medio punto el costo de dicha canasta. Eso sin contar el impacto indirecto del mayor precio de la electricidad.

En efecto, la electricidad es el bien básico por excelencia, es decir, un bien que es insumo todo y, que, por tanto, el alza de su precio afecta los de todos los demás bienes de forma directa e indirecta. Está fuera del alcance de esta nota un análisis detallado de la matriz de insumo-producto para estimar ese efecto, pero es claro que los precios de los productos industriales aumentarán, que se elevarán los costos del comercio, de los restaurantes, la hotelería y, en general, todos los servicios. Sobre la producción agrícola el efecto directo es menor, pero se impacta toda la cadena de comercialización.

Luxemburgo es un país de 2.586 kilómetros cuadrados de extensión, 640.000 habitantes y 135.000 dólares de PIB per cápita. Allí el transporte público es gratuito y es de donde le vino a Gustavo Francisco la ocurrencia de aplicar ese sistema en Bogotá. Basta añadir que Luxemburgo tiene una presión fiscal de 40% que le permite la financiación del transporte y otros servicios colectivos. No hay subsidio, simple pago por medio de los impuestos.  

La propuesta de Gustavo Francisco, como tantas cosas suyas, tiene algo de inmoral pues la justificación para hacer esto es la indisciplina de los usuarios de Transmilenio que no quieren pagar la tarifa. Es absurdo justificar una política pública de tal envergadura en un comportamiento criminal que las autoridades son incapaces de controlar.

En el Metro de Medellín no hay “colados” y se tiene una estructura tarifaria que permite cobros mucho más bajos a estudiantes, personas mayores y usuarios frecuentes de bajos ingresos. En Medellín, un trabajador de salario mínimo, cubre con el subsidio de transporte dos recargas de $ 70.000 de la tarjeta cívica a la tarifa de uso frecuente y eso le alcanza para todo el mes.

Pero también es inmoral frente a los taxistas y los buseros pues se les montaría una competencia desleal arruinadora. ¿Quién querrá usar un taxi o un bus cuando puedo montarse en Transmilenio a tarifa cero?

Afortunadamente, la propuesta de Gustavo Francisco es inaplicable pues los usuarios de los servicios públicos no están obligados a pagar todo lo que se cobre anexo a su factura de electricidad. Los usuarios tienen el derecho, amparado en sentencias de la Corte Constitucional, de pedir al prestador del la separación de la factura de electricidad y pagar solo esta, y continuar así con el uso del servicio sin riesgo de corte o suspensión.

LGVA

Septiembre de 2023.

viernes, 1 de septiembre de 2023

El rio Medellín y sus Quebradas

 

El rio Medellín y sus Quebradas

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

“Cuando un habitante de Medellín se asoma por uno de los puentes que cruzan el río, se encuentra con un agua maloliente, de aspecto turbio y denso, color tierra, oscuro y espeso, con sólidos flotantes, basura, y, probablemente, gallinazos que viven de los desperdicios acumulados en las orillas y en islotes”[1].

 

Rio Medellín en 1979 a la altura de la desembocadura de la quebrada Doña María

Esa descripción y la imagen que la acompaña son completamente extrañas para los habitantes de Medellín de menos de 40 años – el 55% de la población- acostumbrados al desfile de las flores y el alumbrado navideño al lado del Río y a la gran infraestructura urbana – Metro, Parques del Rio, Edificio Inteligente, Palacio de Exposiciones, Teatro Metropolitanito, Edificio Bancolombia, etc. – construida a lo largo de sus márgenes. Nada de eso habría sido posible sin el saneamiento del Rio y sus quebradas afluentes.

Se construyen tubos de alcantarillado a ambos lados de las quebradas y del río Medellín; llamados colectores, los primeros, e interceptores, los segundos. Los vertimientos se conectan a esos tubos impidiendo su descarga en las quebradas y el río que van siendo así saneadas. Las aguas residuales son llevadas a plantas de tratamiento y después, libres de contaminación, se descargan al río.

Bastan unas sesenta palabras para describir el proceso de saneamiento del río Medellín y sus afluentes que se inició en 1966, con el plan piloto de alcantarillado, y tuvo sus grandes hitos con la entrada en operación de las plantas de tratamiento de San Fernando, en 2000, y Aguas Claras, en 2018. Llevamos 57 años y faltan unos cuantos más, mientras se construyen las plantas, más pequeñas y de tratamiento primario, de Girardota y Barbosa.

Se concluiría así la primera gran fase de la recuperación del Rio, su recuperación propiamente sanitaria y se materializaría la realización del sueño del saneamiento del río Medellín, que su gran y recatado artífice, el Ingeniero Álvaro Salazar Arias, en 2004, expresara de la siguiente forma:

“Remover 200 ton/día de DBO5 para llevar el oxígeno disuelto a mínimo 5 mg/l en el río Medellín para el año 2010”[2].

Los sueños de los ingenieros tienen número y cronogramas, como debe ser.

Esquema de colección y tratamiento de aguas residuales planteado en 1982

El agua del Rio todavía se ve un tanto turbia, color gris, más claro o más oscuro, a causa de los residuos, lodos y sedimentos que traen las quebradas, especialmente, en los inviernos. En un bello libro a ellas dedicado, el Ingeniero Enrique Posada ha descrito de forma inigualable lo que ocurre hoy con nuestras quebradas:

“Las quebradas de Medellín se han convertido en oscilantes indicadores del clima. Por épocas se van quedando secas. No caen lluvias y se las ve como delgados hilos de aguas, de color gris triste. Aumentan los olores, no atraen la mirada. Empiezan las lluvias y cuando son abundantes o hay borrascas, las quebradas se crecen y se convierten en veloces corrientes, impetuosas, de color marrón, cargadas de sedimentos y de todos los materiales y basuras que se habían acumulado en sus orillas durante los tiempos secos. Dan susto. La genta agradece que estén canalizadas entre lozas de cemento gris, que evitan que se inunden las calles y las vecindades. Pero, aún así, existen riesgos y con cierta frecuencia se producen daños e inundaciones. Se ha perdido el efecto regulador de las quebradas. Al despojarlas de sus riberas cubiertas de vegetación y al enderezarlas, las aguas lluvias fluyen de inmediato hacia sus cauces, arrastrando sedimentos y residuos. Fluyen las corrientes a alta velocidad, inundando a su vez al rio”[3].

La recuperación recreativa y ambiental del Rio pasa, como supuso su recuperación sanitaria, por la recuperación de sus quebradas, es un proyecto que en cierta forma ya ha iniciado la Ciudad, con la primera etapa de Parques del Rio y con la formulación del Plan Quebradas de 2017, en el marco del convenio Nuestro Rio.

Pero hay que convertir esas iniciativas en un sueño de largo plazo, con su proyectos y planes y sus mecanismos de financiación. Son dos los componentes básicos:

·         Recuperar la navegabilidad del Rio y su uso recreativo en paseos de olla y charcos.

·         Recuperar las quebradas culminando su saneamiento, reestableciendo sus cursos naturales, sus capas vegetales y arborización con especies nativas.

 

Para lo primero debe hacerse una convocatoria internacional para recibir propuestas de operadores turísticos que quieran construir la infraestructura e instalaciones requeridas a cambio de una concesión para su explotación durante un período determinado. BOOMT para el Río.

Para lo segundo destinar durante un tiempo determinado, por lo menos diez años, un porcentaje de las transferencias que anualmente hace EPM al Municipio. En este componente deben participar las Gobernación, las autoridades ambientales, el Metro y los demás municipios del Valle de Aburrá.

Los impactos de estos programas son enormes y se extenderán y aumentarán en el tiempo.  Destaco tres:

·         Eliminación, prevención y mitigación de inundaciones y desastres causados por crecidas de las quebradas.

·         Protección de la infraestructura del Metro afectada por las crecientes del rio.

·         Mejora de la calidad del aire en la Ciudad por la captura de CO2. 

A lo mejor dentro de cincuenta años, los medellinenses vuelvan a ver su ciudad, desde el alto de Santa Helena, como la viera el poeta de la antioqueñidad, Gregorio Gutiérrez González:

“Allí está Medellín, su sol ardiente

la hace ostentar su gala y sus primores

y le da fantásticos colores

del magnífico edén del oriental.

Ciñe su talle esbelto su ancho rio,

cual cinturón de perlas y de plata,

y en su onda limpia su beldad retrata

y allí su imagen sonreída ve”.

Coletilla. Todos los años, en el mes de septiembre, el Banco Interamericano de Desarrollo realiza un evento educativo en el que se presentan estudios de caso. Ha sido ponente en dos oportunidades. En el evento de este año, el primero presencial después de la pandemia, se iba a presentar el caso del Saneamiento del río Medellín y sus quebradas. Cuando se enteró de que yo era el consultor encargado, el señor Carrillo vetó la presentación, privando a EPM y sus profesionales del homenaje y reconocimiento del sector de agua potable y saneamiento de toda América.

LGVA

Septiembre de 2023.   



[1] Orozco, Álvaro (1981) “Monografía del rio Medellín” en Revista Empresas Públicas de Medellín, Volumen 3, # 3 – 4, diciembre de 1981.

[2] Salazar A, Álvaro (2004). “Saneamiento del río Medellín y sus quebradas afluentes. Inicios, evolución, situación actual, futuro”.  En Letras Jurídicas. Volumen 9, No 2, septiembre de 2004, EPM, Medellín, Página 213.  

[3] Posada Restrepo, Enrique (2020). Las quebradas de Medellín: una crónica poética. Medellín, marzo de 2020. Página 16.