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viernes, 30 de junio de 2023

Petro en la encrucijada del presidencialismo

 

Petro en la encrucijada del presidencialismo

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

La realización de elecciones de periódicas es la institución más importante de la democracia porque, señala Popper, permite a los pueblos deshacerse de los malos gobernantes sin derramamiento de sangre. Las monarquías absolutas carecían de una institución semejante y cuando la genética les deparaba un prínceps inepto o criminal, no quedaba más que la esperanza del accidente afortunado o la intervención oportuna del veneno o el puñal regicidas.

Las repúblicas y monarquías parlamentarias europeas disponen, además de las elecciones periódicas, de otros mecanismos para perpetuar en el poder a los buenos gobernantes, deshacerse de los malos y resolver los conflictos entre el parlamento y el jefe del ejecutivo: el voto de confianza y la disolución. Los regímenes presidenciales, con sus períodos fijos y el origen popular de los mandatos del presidente y el congreso, enfrentan periódicamente bloqueos institucionales cuando los presidentes tienen fuerte oposición o, también, cuando gozan de gran popularidad.

Desde principios de los noventa se han presentado en América Latina, donde el presidencialismo es el régimen político típico, no menos 20 bloqueos institucionales, que llevaron a decisiones políticas, un tanto al margen de la constitución o con reformas sobre medida, para prolongar el mandato de presidentes con gran apoyo popular, como Fujimori, Chávez y Uribe; o abreviar el de mandatarios profundamente desprestigiados, como Collor de Mello, Abdala Buracán y Sánchez Lozada.

El inminente colapso del gobierno de Petro y la pérdida de la mayoría en el Congreso, plantea un reto al presidencialismo colombiano, que no dispone de un mecanismo de solución expedita del conflicto, semejante de la “muerte cruzada”, de Ecuador, o la destitución por “incapacidad moral”, de Perú. Tenemos el tortuoso procedimiento de acusación por la Cámara ante el Senado, aplicado en el caso de Samper Pizano por el ingreso a su campaña de dinero del narcotráfico.   

Aunque finalmente el Senado lo absolvió, Samper quedó profundamente desprestigiado y los dos últimos años de su mandato fueron los de un presidente fantasmal casi sin poder. Después de las violentas arremetidas de la izquierda contra la sociedad que no supo controlar, igualmente fantasmal y lánguido fue el gobierno de Duque, quien durante todo su mandato careció de mayoría en el Congreso.

Es dudoso que Petro, convencido de la perfección de su proyecto político, renuncie a su implantación y deje pasar los más de tres años que le faltan solo echando discursos delirantes y trinando como un desventurado. Por el contrario, son muchos los elementos que apuntan hacia una orientación de su gobierno cada vez más autoritaria y contraria a la constitución, apoyada en la milicianización de la que advierte Carlos Alonso Lucio, su antiguo compañero de armas.  

Dispone de ingentes recursos para comprar apoyos de toda índole, desmanteló el alto mando militar, puso a la cabeza de la policía a un activista suyo y, venido el momento, podrá contar con el apoyo de las bandas criminales a las que renunció combatir y les ha dejado el control de extensas áreas del País. ¡Háganse cargo ¡

LGVA

Junio de 2023

 

sábado, 24 de junio de 2023

Microempresas electorales

 

Microempresas electorales

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las reglas electorales son el principal determinante del número, tamaño y duración de los partidos políticos. Entre mediados del siglo XIX, momento de la estructuración de ambos[1], y 1986, año de la reforma constitucional mediante la que se adopta la elección popular de alcaldes, los partidos Liberal y Conservador dominaron la política colombiana de forma indiscutida.

La Unión Republicana (UR) de Carlos Eugenio Restrepo[2], la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR) de Jorge Eliecer Gaitán[3] y la Alianza Nacional Popular (ANAPO) del general Gustavo Rojas Pinilla[4] fueron episodios de terceras fuerzas de poca duración que, con excepción del último, no alcanzaron a golpear el bipartidismo. La elección popular de alcaldes socavó rudamente las bases del bipartidismo; el régimen electoral de la Constitución de 1991, lo hirió de muerte. 

El enfoque de Anthony Downs en su Teoría Económica de la Democracia, ayuda a entender mejor lo que se expone a continuación. Downs define partido político como “…equipo de hombres que solo desean sus cargos para gozar de la renta, el prestigio y el poder que supone la dirección del aparato gubernamental”. Los partidos – añade - formulan su política como medio para conseguir votos, sirven a grupos de interés para mantener u obtener sus puestos, son empresarios que “venden políticas a cambio de votos en lugar de productos a cambio de dinero”[5]. 

Bajo el régimen de la constitución de 1886, en el que las elecciones eran una lotería con un solo premio - la presidencia de la república, de la cual dependían todos los puestos públicos – era necesario ser socio de grandes empresas electorales para llegar al más mínimo cargo. Esto, más que cualquier otra consideración, explica la persistencia del bipartidismo.

La elección popular de alcaldes abrió la posibilidad de empresas electorales más pequeñas, de ámbito municipal, las cuales, inicialmente, operaron como especie de franquicias de los partidos Liberal y Conservador y se mantuvieron así mientras éstos conservaron su antiguo lustre. “Liberalismo democrático”, “Conservatismo progresista” y otras de similar jaez, eran las marcas emergentes en esa nueva forma de hacer política. También empezaron a surgir alianzas y coaliciones multipartidistas a nivel local y los movimientos ciudadanos o independientes[6].

 Los sistemas proporcionales para la elección de cuerpos colegiados incentivan la proliferación de partidos más que los mayoritarios[7], bajo los cuales es difícil que prosperen más de dos o tres de forma duradera, como ocurre en las democracias anglosajonas. En Colombia la fortaleza del presidencialismo evitó que el sistema proporcional diera lugar a gran fragmentación partidista.

Todo esto cambió con la Constitución del 91 que, además de debilitar el poder presidencial, introdujo cambios en el sistema electoral que reforzaron los efectos atomizantes del sistema proporcional.

En las legislativas de 1994 y 1998 había ya 16 partidos. En 2002, se llegó a la increíble cifra de 60. La reforma política de 2003 – cifra repartidora, listas únicas por partido y umbral – introdujo un poco de orden y en las legislativas de 2006 fueron 20; 16 en las de 2010 y otros tantos en las de 2014 y 2018. En 2022 compitieron 25, incluidos 9 étnicos. Hoy, el Consejo Nacional Electoral (CNE) reporta 35 con personería jurídica. 

La atomización partidista hace que el discurso político se torne más específico y se dirija a grupos particulares de la población; dejando de ser un discurso sobre visiones de sociedad dirigido al conjunto de los ciudadanos.

Así, las elecciones revelan en grado sumo su más sórdida característica: ser un mero quid pro quo; un intercambio de promesas por votos, en el mejor de los casos, o de dinero por votos, en el peor. Un negocio en el que se venden avales y firmas y en el que algunos pueden lucrarse desmesuradamente con la reposición de votos, como un chocarrero millonario bumangués cuyo nombre todo mundo quiere olvidar.

LGVA

Junio de 2023.



[1] En 1848, José Ezequiel Rojas Ramírez, en un artículo titulado “La razón de mi voto”, publicado en el periódico El Aviso, esboza lo que se considera el programa fundacional del Partido Liberal. Un año después, en el periódico La Civilización, Mariano Ospina Rodriguez y José Eusebio Caro publican el programa del Partido Conservador.  

 

[2] La Unió Republicana surgió de la alianza política que en la Asamblea Nacional Constituyente de 1910 eligió presidente a Carlos Eugenio Restrepo. En las elecciones presidenciales de 1914, UR apoyó la candidatura de Nicolás Esguerra, que obtuvo el 11% de los votos; en las de 1918 apoyó a Guillermo Valencia, quien alcanzó 40% de la votación. Ya en 1922, la UR había desaparecido del panorama político.   

 

[3] Gaitán fundó la UNIR en 1933 y participó en las elecciones legislativas de 1935, fracasando estruendosamente. Este mismo año, Gaitán la disolvió y aceptó el nombramiento como alcalde de Bogotá que la hizo López Pumarejo.    

 

[4] La ANAPO fue fundada por el general Rojas Pinilla en 1961 como una alianza de liberales y conservadores. En las elecciones presidenciales de 1966 apoyó la candidatura de José Jaramillo Giraldo, alcanzando el 25% de la votación. En las de 1970, con el general como candidato, obtuvo el 40% de los votos y en las de 1974 solo el 10%, con la candidatura del su hija María Eugenia. En las elecciones de 1978 no tuvo candidato y en las de 1982 apoyó al conservador Belisario Betancur, quien a la postre fue elegido presidente. En adelante fue perdiendo fuerza e identidad inclinándose cada vez más a la izquierda hasta terminar absorbida por la Alianza Democrática M -19.  

 

[5] Anthony Downs abrió el campo del análisis económico de la política con su artículo “An economic theory of political action in a democracy”, Journal of political economy, Vol 65, No 2, 1957.  

[6] En la primera elección popular de alcaldes, 13 de marzo de 1988, los partidos liberal y conservador fueron mayoritarios, nada de sorprendente, eligieron conjuntamente el 85% de los alcaldes. No obstante, anticipando lo que vendría con fuerza después, aparecieron las coaliciones, que eligieron 25 alcaldes, y los candidatos inscritos por fuera de los partidos, 101 de los cuales resultaron electos. Véase: Gaitán, Pilar. “Primera elección popular de alcaldes: expectativas y frustraciones”. en Análisis Político. No 4, mayo-agosto de 1988. Universidad Nacional, Bogotá.

 

[7] Los sistemas electorales se dividen en mayoritarios y proporcionales. En los primeros la totalidad de los escaños o curules en disputa se asigna al partido que obtiene la mayoría de los votos; en los segundos la asignación se hace en proporción al número de votos emitidos. Existen dos grupos de métodos o fórmulas de asignación proporcional: los de residuo mayor y los de promedio mayor. El más conocido de los métodos de residuo mayor es de la cuota de Hare o de cociente electoral, que fue utilizado en Colombia hasta 2002. Los principales métodos de promedio mayor, también conocidos como de los divisores, son el de D´Hont y el de Sainte-Laguë. Con el método de D´Hont se aplica desde 2006.

 

lunes, 19 de junio de 2023

¡Voy a marchar!

 

¡Voy a marchar!

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Voy a marchar porque la peor afrenta contra mi libertad personal me la infringieron los dirigentes y participantes del mal llamado paro nacional de 2021. Esa gente está ahora en el poder y me aterra pensar que, haciendo uso de los medios coercitivos del estado y con el apoyo de los grupos criminales, vuelvan los bloqueos y el vandalismo a las calles de nuestras ciudades para imponer de forma violenta su proyecto político colectivista y totalitario.

Voy a marchar porque este gobierno y todos los partidos que lo apoyan siguen los dictados del Foro de Sao Paulo, movimiento cuyo propósito es acabar el capitalismo e implantar el socialismo en América Latina y que está liderado por los gobiernos totalitarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua, cuyos presidentes redactaron y suscribieron en Managua en febrero de 2017 el documento programático del Foro, llamado Consenso de Nuestra América, que orienta la acción de los partidos miembros.

Voy a marchar porque la política de paz total es una farsa y no es más que una claudicación del gobierno frente a las bandas criminales que, bajo falsos objetivos políticos, extorsionan, secuestran y roban en los territorios bajo su control.



Voy a marchar porque este es un gobierno ilegítimo que, como lo confesó Benedetti, financió su campaña electoral con quince mil millones de pesos no registrados en las cuentas entregadas al Consejo Nacional Electoral, dineros que fueron usados en la compra de los votos decisivos en el resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Voy a marchar porque las reformas de este gobierno reducen todas las libertades – la de trabajar y contratar, la de ahorrar e invertir para la vejez, la de elegir los servicios de salud - y le entregan al gobierno cuantiosos recursos de empresarios y trabajadores que utilizará para atornillarse en el poder y le dan control cada vez más grande de decidir sobre la vida de los ciudadanos.

Voy a marchar para presionar los partidos políticos para que retiren su apoyo al gobierno en el Congreso y entiendan que lo que está en juego es nuestra democracia liberal, la cual, con sus imperfecciones, es mejor que el régimen totalitario que nos quieren imponer.

Voy a marchar para que los gremios económicos, más allá del interés estrecho de sus asociados, defiendan la libertad de empresa, la economía de mercado y la propiedad plural gravemente amenazadas por el proyecto político estatizante del gobierno.

Voy a marchar para que el poder judicial y los organismos de control mantengan su independencia y ejerzan con prontitud, rigor y contundencia sus funciones constitucionales de vigilancia y contrapeso hoy fundamentales frente a los abusos de poder.

Voy a marchar para defender la libertad de expresión y de prensa, cotidianamente amenazadas por el mismo presidente, sus agentes y partidarios y para denunciar la orientación cada vez más corrupta y criminal del gobierno.

¡Voy a marchar para que la del 20 de junio no sea nuestra última marcha en libertad!

LGVA

Junio de 2023

viernes, 16 de junio de 2023

Cuatro falacias sobre la desigualdad

 

Cuatro falacias sobre la desigualdad[1]

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

 

En su incontinente cuenta de twitter, el 11 de junio de 2023, Gustavo Francisco Petro Urrego, escribió:

“Somos el país más desigual de la OCDE, así no encontraremos ni la paz ni una verdadera democracia. El programa de gobierno y sus reformas y políticas públicas tiene un principal objetivo: reducir la desigualdad

Esta es una frase retórica en la que anidan cuatro falacias que conviene refutar:

1.    No es cierto que un alto GINI de ingreso impida la paz y la democracia.

2.    La distribución del ingreso de un país depende de múltiples variables, su nivel de desarrollo, entre ellas, no de la buena o mala voluntad de sus gobernantes.

3.    Colombia tiene un GINI de ingreso elevado, pero eso no significa que sea un país desigual pues su GINI de consumo, el que realmente importa, es bajo.

4.    La desigualdad no se reduce aumentando el tamaño del estado y su control sobre la economía sino con mayor libertad económica.

I

No es cierto que la desigualdad impida la paz y la democracia. Países como Sudáfrica, Namibia y Brasil, que tienen coeficientes de GINI ingreso superiores a Colombia, no están en guerra ni padecen los niveles de violencia política y criminalidad que sufrimos los colombianos. También ostentan indicadores de democracia y libertad económica bastante elevados.

La tabla 1 presenta el coeficiente de GINI del ingreso[2], el Índice de libertad Económica (ILE)[3] y el Índice de Democracia (ID)[4] para un grupo de países de ingreso medio, de acuerdo con la clasificación del Banco Mundial[5], y cuyo GINI está por encima de 40, nivel considerado alto.

Ninguno de esos países cae dentro de la categoría de “Régimen Autoritario” empleada por The Economist y nueve de ellos, incluido Colombia, están en la categoría “Democracia deficiente”. Los demás son “Regímenes Híbridos”[6].   

En cuanto al ILE, diez de ellos, incluido Colombia, están por encima de 60/100, lo cual los hace moderadamente libres, los demás, cuyo ILE están encima de 50/100 y debajo de 60/100, son menos libres. Ninguno carece por completo de libertad económica[7].

Tabla 1



 En síntesis: el conjunto de países de ingreso medio con coeficientes de GINI de ingreso elevados tiene niveles de libertad económica y democracia bastante aceptables en el contexto internacional y ninguno de ellos, excepción hecha de Colombia, presenta problemas de violencia política y elevada criminalidad. 

II

La igualdad jurídica y la igualdad política dependen de la voluntad de los ciudadanos y pueden ser decretadas constitucional y legalmente y garantizadas por el poder del gobierno. La igualdad económica no puede ser decretada a voluntad ni impuesta coercitivamente, no puede ser absoluta y su mayor o menor grado depende de un conjunto de fuerzas que obran en las diferentes fases del desarrollo económico.    

Angus Deaton, nobel de economía en 2015, señala que “el crecimiento económico es el motor de escape de la pobreza y de la carencia material”, no obstante, lo cual, “la desigualdad es, frecuentemente, una consecuencia del progreso”. Y ello es así porque siendo el crecimiento resultado principalmente de las nuevas invenciones o innovaciones, cuando éstas surgen “alguien tiene que ser el primero en beneficiarse”. Añade, Deaton, que “las desigualdades asociadas a la espera por un tiempo son un precio razonable que hay que pagar”[8].  

También el marxista Piketty señala que el crecimiento económico mismo, a causa de las innovaciones que lo impulsan, es la mayor fuente de desigualdad, más importante que los patrimonios heredados:

“El crecimiento puede dar origen a nuevas formas de desigualdad – por ejemplo, se pueden amasar fortunas muy rápidamente en los nuevos sectores de actividad – y al mismo tiempo provoca que la desigualdad de los patrimonios originados en el pasado sea menos importante y que las herencias sean menos determinantes”[9]

Esta esa vinculación entre crecimiento y desigual distribución del ingreso fue bien comprendida por los grandes estudiosos del desarrollo económico, como los también nobeles de economía Arthur Lewis y Simon Kuznets[10].

Señala Lewis:

“El desarrollo económico exige recompensas diferenciales a la pericia, el trabajo arduo, la instrucción, los riesgos y la disposición a asumir responsabilidades”

Y añade:

“…el crecimiento económico puede deplorarse en la medida en que dependa de la desigualdad del ingreso. No puede negarse que esa dependencia existe, puesto que el crecimiento económico sería muy pequeño o negativo, si no existieran recompensas diferenciales para el trabajo arduo, para el trabajo concienzudo, para las pericias, para la responsabilidad y para la iniciativa”[11]    

Por su parte, Kuznets planteó que las fases iniciales del proceso de crecimiento económico, la desigualdad tiene a aumentar, se estabiliza luego y más tarde tiende a disminuir[12]. Así, la relación entre crecimiento y desigualdad tendría la forma de una U invertida, la que se conoce como la Curva de Kuznets. Señaló que la desigualdad tendía a ser mayor en los países en vía de desarrollo que en los más avanzados[13].Kuznets reconoce en su momento que se trata de una conjetura pues carecía de información necesaria para verificarla. Hoy disponemos de esa información.

La gráfica 1 muestra el GINI de ingreso promedio de un conjunto de países agrupados según el ingreso por habitante. La barra de la izquierda, 37.5, reúne 15 países con PIB/H inferior a US$ 1.000 anuales. A continuación, con 40.6, hay otros quince con PIB/H entre mil y dos mil dólares. El GINI promedio más alto es el de 50 países con PIB/H entre dos mil y diez mil dólares. Las dos barras siguientes, cada una de 25 países, muestran coeficientes de GINI inferiores. La hipótesis de Kuznets tiene todo el sentido.

Gráfica 1

 


Resumamos: la desigualdad en la distribución del ingreso no es el resultado de políticas económicas inadecuadas y supuestamente se eliminaría si se aplicaran las correctas. La desigualdad es el resultado de un complejo conjunto de fuerzas que operan de forma diferente en las distintas fases del desarrollo económico.

III

Los estudiosos del desarrollo han mostrado que en Colombia la relación entre el crecimiento y la desigualdad en la distribución del ingreso ha seguido el patrón de la Curva de Kuznets:

“…el proceso de crecimiento económico (desde finales de los años treinta y hasta finales de los ochenta) estuvo estrechamente ligado a una característica sobresaliente del desarrollo colombiano: un giro intenso del grado de desigualdad de la distribución del ingreso. La famosa hipótesis de Kuznets, una trayectoria del grado de concentración del ingreso en forma de U invertida de manera simultánea con el avance del ingreso per cápita, se comprobó en Colombia y de manera intensa. Así, el ingreso se concentró rápidamente hasta la primera mitad de los años sesenta y, posteriormente, ha venido desconcentrándose”[14]

Esa tendencia a la desconcentración es notoria también en los años 90, como se muestra en la Gráfica 2.

Gráfica 2

 


Frecuentemente se señala que en Colombia la política pública no impacta o impacta poco valor del coeficiente de GINI del ingreso como al parecer ocurre en otros países. Probablemente exista un problema de medición o, más importante aún, uno asociado a la naturaleza de la política pública en Colombia que ha estado más orientada a facilitar el acceso gratuito o a muy bajo costo a la educación, la salud, la vivienda y los servicios públicos domiciliarios. Por tanto, el efecto de esa política se observa en la distribución del gasto monetario y no en la del ingreso monetario.

La gráfica 3 las curvas de Lorenz de ingreso y gasto monetarios obtenidas de la última Encuesta Nacional de Presupuestos de los Hogares del DANE[15]. Se observa, claramente, que el área comprendida entre la línea de igualdad y la curva de Lorenz de gasto es inferior al área entre aquella y la curva de Lorenz de ingreso. O, dicho de otra forma, el Gini del gasto monetario 35,8 es notablemente inferior al del de ingreso monetario 51,6.

Gráfica 3

 


Hay una razón elemental para esperar que el Gini de gasto asociado a un Gini de ingreso dado sea mucho menor: la gente ahorra y a medida que su ingreso es mayor la gente ahorra más. Pero la gente también se endeuda, lo que le permite un mayor consumo, especialmente en bienes durables, que el que puede obtener con su ingreso corriente. También está el efecto de las trasferencias y donaciones recibidas por los más pobres que elevan su gasto por encima de lo que permite el ingreso propio. Y, lo más importante, el acceso gratuito o ampliamente subsidiado de amplios sectores de la población a los servicios de educación, salud y servicios públicos domiciliarios. 

A diferencia del Gini del ingreso, que aparece hasta en la sopa, el Gini del consumo es más inusual. Importantes organismos multilaterales no lo calculan, aunque podrían hacerlo; tampoco lo hacen el DANE ni el DNP en Colombia. No obstante, en la tabla se reúnen los de algunos países representativos.

Tabla 2


Con sus Gini de consumo de 2017, Colombia no luce mal frente a los países de nuestra pequeña muestra. Nos comparamos bien con Chile, y mucho mejor con Costa Rica, y no desmerecemos frente a los países desarrollados incluidos.

El Gini del gasto o del consumo es sustancialmente menor que el Gini del ingreso y ambos se han reducido en los últimos 10 años, mucho más el primero que el segundo. Los Gini del sector rural son menores que los de los cascos urbanos.

En conclusión, contrariamente a lo que se afirma, con un Gini de gasto de 36, Colombia es un país muy igualitario en el consumo, que es lo que en verdad importa.

IV

Nada más contrario a la verdad que la pretensión de Petro según la cual el aumento del tamaño del gobierno y su control sobre la vida económica reduce la desigualdad. Todo lo contrario, los países con mayor libertad económica son más igualitarios que los países con menos libertad.

Gráfica 4


La gráfica 4 presenta el coeficiente GINI de ingreso promedio de tres clases de países agrupados según su ILE. Notoriamente los más libres son menos desiguales y la desigualdad aumenta con la menor libertad económica.

Quedan así refutadas las cuatro falacias sobre la desigualdad.

LGVA

Junio de 2023.



[2] El Coeficiente de Gini de la Curva de Lorenz puede calcularse para cualquier distribución, no solo la del ingreso. La distribución porcentual de una variable cualquiera entre una población se puede representar gráficamente mediante la llamada Curva de Lorenz.



 

 

 

[3] El Índice de Libertad Económica (ILE) usado en este artículo es el calculado por la Fundación Heritage.  https://www.heritage.org/index/

 

 

[4] El Índice de democracia (ID) es calculado por la revista The Economist. https://www.economist.com/graphic-detail/2022/02/09/a-new-low-for-global-democracy

 

[6] En la clasificación de The Economist 24 países son democracias plenas; 48 democracias deficientes; 36 son regímenes híbridos y los 59 restantes, regímenes autoritarios. 

 

[7] Según la clasificación de la Fundación Heritage hay solo 4 países totalmente libres, 23 mayormente libres, 56 moderadamente libres, 65 mayormente no libres y 28 sin libertad económica. 

[8] Deaton, Angus (2013, 2015). El gran escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad. Fondo de Cultura Económica, México, 2015. Páginas 17, 23-24 y 360.

 

[9] Piketty, T. (2014) El capital en el siglo XXI. Fondo de Cultura Económica, México, 2014. Página 113.

 

[10] Kuznets lo recibió en 1971 y Lewis en 1979.

 

[11]Lewis, Arthur (1955, 1964). Teoría del desarrollo económico. Fondo de Cultura Económica, México, 1964. Páginas 414, 468. 

 

[12]  Kuznets, Simon (1955) "Economic Growth and Income Inequality". The American Economic Review. XLV, March 1955, No 1. Página 18.

 

[13]  Ídem, página 23.

[14] Posada, C.E y Gaviria, A. (1995) “El crecimiento económico y la distribución del ingreso: el caso colombiano posterior a 1950”. En Aparicio, M. y Easterly, W. Crecimiento económico: teoría, instituciones y experiencia internacional. Banco Mundial-Banco de la República, Tercer Mundo Editores, Bogotá, 1995. Página 438.

 

[15] La ENPH tiene como objetivo principal obtener información sobre las fuentes de los ingresos y la distribución de los gastos de los hogares colombianos a nivel nacional. Por medio de estos datos se crean las ponderaciones de las canastas para actualizar el Índice de Precios al Consumidor (IPC), se construyen las cuentas de los hogares en el Sistema de Cuentas Nacionales y se estiman las líneas de pobreza y pobreza extrema del país.  La ENPH se llevó a cabo en todo el territorio nacional, entre julio de 2016 y julio de 2017, en 87.201 hogares ubicados en 32 ciudades capitales de departamento, 6 ciudades intermedias y un total de 130 municipios.