Una amenaza llamada Claudia López
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
Sin ser perfecto, el manejo que el Gobierno Nacional
le ha dado a la crisis provocada por la pandemia ha sido oportuno, contundente
y completo. Desde que se iniciaron los contagios en China, el Gobierno empezó a
prepararse y tomó medidas tempranas para reducir las aglomeraciones de gente. Unos
quince días después del primer contagio, dispuso el aislamiento preventivo
obligatorio y decretó la emergencia económica en el marco de la cual se han
expedido decenas de decretos que cubren todos los campos: reforzamiento del
sistema de salud, ayudas a la población pobre y mitigación de las consecuencias
del aislamiento sobre la actividad económica.
Aunque es temprano para cantar victoria, los
resultados están a la vista. La tasa de crecimiento diario de los casos de
contagios, que antes de la cuarentena superaba el 30%, ha pasado a 4,8%, promedio
de los cinco últimos días, abril 13 – abril 17. Se han allegado ingentes
recursos al sector salud y, en una movilización sin precedentes, se ha llegado
con ayudas monetarias y en especie a millones de personas. Se han otorgado
alivios tributarios y crediticios para ayudar a las empresas en su esfuerzo por
mantener los ingresos de sus trabajadores y preservar el empleo. La respuesta
del sector privado – empresas y familias - ha sido solidaria y generosa, esforzándose
por mantener el empleo y aportando miles de millones de pesos para reforzar la
infraestructura de salud y aliviar la situación de los más necesitados.
A las dificultades propias de una situación tan
compleja se añaden las que crea una oposición maledicente y mentirosa que
minimiza los logros de la acción del Gobierno a tiempo que magnifica los
tropiezos que inevitablemente se presentan en una intervención masiva realizada
en tiempo record.
Ningunos de los líderes de la oposición – Petro,
Robledo, Fajardo, etc. – ni ninguno de los medios y periodistas mercenarios que,
faltos de mermelada, se oponen con ferocidad al Gobierno, ha destacado el hecho
contundente e irrefutable de que no hay personas apiñadas en clínicas y hospitales
demandando atención ni muertos tirados en las calles esperando la fosa común.
Ante esta situación, que es la verdadera métrica del manejo de la crisis, los
opositores del gobierno y sus áulicos de los medios solo atinan a decir que no
alcanzan a ver el aplanamiento de la curva, que en Israel y Corea se hacen muchas más
pruebas o que los mercados no están llegando a Fontibón.
Para el Gobierno Nacional, ese ha sido un problema
menor. El mayor obstáculo a su trabajo ha provenido de las acciones y omisiones
de la alcaldesa de Bogotá, de sus gritos, de sus berrinches, de sus
improvisaciones, de sus reclamos injustificados a la Nación, de sus ataques
destemplados al sector privado y todo quien ose señalar los abultados errores
de su gestión fallida, que no pueden ocultar los publirreportajes que con
dinero público, que podía tener mejor uso, se está pagando en los medios
bogotanos, con la complicidad de su pomposo veedor y de las “feroces” IAS, que no vacilan en aplastar a un pobre
alcalde de pueblo, pero, en el caso de
Bogotá, prefieren mirar para otro lado para no desatar la furia vesánica de la
alcaldesa.
Lo primero que hizo la alcaldesa fue minimizar el
riesgo comparando el virus con una gripita. Ya con el problema pierna arriba,
improvisó una cuarentena de mentiritas que nadie en Bogotá cumplió. Luego,
cuando vio que la cosa era en serio y abrumada por la acción contundente del
Gobierno Nacional que, con más de 20 decretos en un par de días, ponía al
desnudo la inanidad de sus actuaciones, comenzó a decir que Bogotá estaba sola
en la atención de los venezolanos sin recibir nada de la Nación, como si la
Capital no recibiera del SGP cerca de 4 billones de pesos al año y como si en
Bogotá no se quedara el 70% ó más de lo que gasta la Nación en nómina y
servicios generales. Tal vez fue por ello también que se vino lanza en ristre
en contra del sector privado, diciendo que ella había puesto más dinero en la
atención de la crisis que los empresarios, como sin los impuestos todos que
recibe Bogotá, incluidos los que pagan los salarios de la alcaldesa, no fueran
pagados por las empresas, sino que cayeran del cielo.
Con el 15% de la población, Bogotá responde por el 51%
de los contagios y el 38% de las muertes del País. La teoría de que esa elevada
participación se explica por ser la Capital la que recibe la mayor afluencia de
extranjeros, dejó de ser válida hace mucho tiempo, si alguna vez lo fue. El
manejo de la cuarentena, con el tal pico y género, que deja potencialmente en
las calles hasta un 50% de los habitantes todos los días, ha sido desastroso.
Esto, unido a la indisciplina de una población a la que los dirigentes de
izquierda, incluida la alcaldesa, le han enseñado a irrespetar las normas, ha
sido nefasto para Bogotá, la cual, por otra parte, es la ciudad donde se ha
presentado más violaciones a la cuarentena, más desórdenes y más saqueos.
El fracaso ya ostensible en el manejo de la pandemia
puede convertirse en un obstáculo insalvable para las aspiraciones
presidenciales de la alcaldesa López, y ella lo sabe bien. De ahí su esfuerzo
por minimizar la acción de la Nación y exaltar la suya propia con la ayuda de
unos medios mercenarios que han encontrado en el presupuesto distrital el sustituto
de los recursos con que los abrevaba generosamente el gobierno de Santos. De
ahí también su empecinamiento en oponerse a la intención del Gobierno Nacional
de levantar la cuarentena obligatoria y pasar a lo que el Presidente ha llamado
aislamiento inteligente y colaborativo, que permita el restablecimiento
progresivo de la actividad económica.
Los conocimientos económicos de la alcaldesa son
primitivos. Cree que el gobierno crea riqueza y que basta con repartir dinero para
que la gente tenga alimentos que imagina caen del cielo, como el maná de los
hijos de Israel. Por el lado de sus colaboradores las cosas no andan mejor.
Hace algunos días escuchamos estupefactos la alucinante presentación de su
Secretaria de Hacienda explicando, con la ayuda de torpes mamarrachos, que las
empresas podían pagar salarios durante 70 días sin vender frijoles.
Fiel a su hábito de atribuirse a ella sola todos los
éxitos y endilgar los todos fracasos a los demás, se precipitó en acaparar,
ayudada por sus periodistas mercenarios, los buenos resultados de la donatón,
que lo único que demostró fue la generosidad de las empresas privadas que la
alcaldesa acostumbra a maltratar.
Es triste la suerte de Bogotá en manos de una persona
ignorante, obcecada y prepotente, incapaz de reconocer sus propios errores y
rectificar prontamente, como ha debido hacerlo con el tal pico y género, y cuya
ambición de poder la lleva ocuparse exclusivamente de proteger su imagen
culpabilizando a todo mundo de los problemas que ella misma crea. Triste la
suerte de los habitantes de la Capital que han debido padecer las alcaldías de
Lucho Garzón, Moreno Rojas, Gustavo Petro y ahora Claudia López para que el
País entendiera que no podía de ninguna manera dejarlos llegar a la
Presidencia. ¡Costoso aprendizaje!
LGVA
Abril de 2020.
Lo de siempre, Bogotá se llenó de oportunistas seudovolucionarios e izquierdosos que creen haber descubierto el tibia, que deambulan por el mamertismo como su única fuente de conocimiento obsoleto y caduco, ejemplo Cuba, Venezuela por que no nadan en la abundancia?
ResponderEliminarSeñor LUÍS GHUILLERMO VÉLEZ: Su previo análisis es muy útil. Me queda LEERRRRRRLO y RELEEEEELO. No se pueden desaprovechar sus sentidas alusiones para una pausa legítima de crítica y útil reflexión... Ejemplo 1: inicialmente el connotación "abuelitos" como inservibles, inútiles y ordenados a guardarse, desapareciéndoles del escenario que ahora es ocupado, sin ninguna caridad, ni escrúpulo alguno, por quienes han pedido siempre, porque han resuelto sobrevivir de las ganancias de su desocupación y "vida fácil": abordan casa por casa, calle por calle, sin que haya restricción alguna. La señora Alcaldesa, hace un par de días, establecía la división entre los del Norte (como ricos) y los del Sur, de Bogotá, aludiendo a Kennedy, como barrio de los más pobres en la pirámide social. Algo que no es demostrable. Repensaré para luego. Usted ha abordado la justa crítica de que un ALCALDE MAYOR gobernando a la población de Bogotá, sin conocimientos, sin experticia económica y administrativa, con respeto por el otro, sin calificativos censuradores y opresivos, con un lenguaje directo y exacto, diseñador de estrategias tipo Ángela Merkel, etc... Bogotá debe ser vista como una unidad de ciudadanos corresponsables, en ejercicio de su dignidad, disciplina, entreayuda, cooperación, disposición y lealtad y honradez. GRACIAS.
ResponderEliminarExcelente Refleccion, la radiografía exacta de una persona peligrosa en TODO sentido:claudia nayibe lopez( así en minúscula) alcalde o alcaldesa degenero NEUTRO, DIOS NOS LIBRE de ese ser...
ResponderEliminares una sra populista ponerse a prometer comida y techo para todo el mundo en bogota y a ofrecer pagar servicios sin tener idea de donde eso lo hizo públicamente.el simulacro de cuarentena sabiendo q venia la cuarentena nacional gastando millones en encuestas sin sentido por q salió q hizo en el viaje y como sanción un comparendo pedagógico ese simulacro solo creo desmanes en las compras y especulaciones.
ResponderEliminarDios proteja a mi Bogotá de esta populista alcaldesa.
ResponderEliminarMe parece que no es hora de respirar por heridas partidistas si no de hacer comentarios que ayuden a mejorar en el actuar del estado puede que Luis Guillermo tenga razón pero no estoy de acuerdo con el veneno que deja salir creo que los dos han hecho las cosas bien y que es hora de unión vendrán tiempos de mirar las fallas de los humanos ante tal catástrofe que nos afecta si escapamos
ResponderEliminarDudé antes de publicar el artículo, por las razones que usted invoca. Pero luego me convencí de que la alcaldesa y la oposición de izquierda están en juego político infame, esperando el fracaso del Gobierno Nacional para caer como buitres sobre los despojos del País. Eso no lo acepto. La ataco y, si no cambia su actitud frente al Presidente Duque, la atacaré con más fuerza.
EliminarMagistral radiografía, apoyando su escrito, en lo único que se equivoca es que no es Bogota la que más alberga Venezolanos, le ganan Cucuta, Riohacha y Barranquilla, ciudades que manejan mucho menos presupuesto que Bogota y sus alcaldes sin vociferar continúan manejando la situación, teniendo mejor en cuenta a los hermanos Venezolanos;
ResponderEliminarGrave error haber elegido a una persona elementalmente incapaz, es un desastre y lo que falta, pobres Bogotanos.