Las
elecciones de 2018 y el estado proteico
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Universidad EAFIT
Thomas Hobbes nos acostumbró
a asemejar el estado con el aterrador
Leviatán, monstruo marino ante el cual nada se resiste, descrito en el libro de
Job. Buena parte de los estados que en
la historia han sido confirman la justeza de esa imagen que nunca debe ser
olvidada. Pero también es posible
asemejar el estado a otro monstruo marino,
el Proteo de Homero, que además de saber el futuro podía adoptar las
formas que le pluguiera. Los candidatos que se van perfilando para las
elecciones presidenciales de 2018 son
todos adoradores incondicionales del Leviatán, creen firmemente en sus funciones asistenciales y en el
intervencionismo a la carta según la clientela,
pero se diferencian por las formas de Proteo que cada uno asume para
cautivar al electorado o por la que les resulta más notoria de acuerdo con su
trayectoria, aunque no sea especialmente grata. Veamos.
Claudia López o el estado demiurgo. Claudia López es la representación del estado demiurgo. En la filosofía gnóstica el demiurgo es el origen, artífice y ordenador de todo; el alma universal que todo lo dispone y sin cuya existencia no habría más que caos. Para Claudia López, quizás en razón de su formación de politóloga, el estado es el demiurgo de la vida económica y social. Tal como lo expone en su libro, Adiós a las FARC, todos los males del país se explican por la presencia insuficiente o imperfecta del estado; todos esos males serán superados cuando llegue el estado suficiente y perfecto del que Claudia López se siente la primigenia emanación.
Claudia López o el estado demiurgo. Claudia López es la representación del estado demiurgo. En la filosofía gnóstica el demiurgo es el origen, artífice y ordenador de todo; el alma universal que todo lo dispone y sin cuya existencia no habría más que caos. Para Claudia López, quizás en razón de su formación de politóloga, el estado es el demiurgo de la vida económica y social. Tal como lo expone en su libro, Adiós a las FARC, todos los males del país se explican por la presencia insuficiente o imperfecta del estado; todos esos males serán superados cuando llegue el estado suficiente y perfecto del que Claudia López se siente la primigenia emanación.
Sergio
Fajardo o el estado impoluto. De las ideas económicas y
sociales de Sergio Fajardo sabemos muy poco, no hay un libro o artículo que las
recoja. “No se pierde un peso”, “Muchos ojos, pocas manos” esas y otras
ocurrencias pegajosas como jingles resumen su ideario político. Eso le ha sido
sufiente para alcanzar la alcaldía de Medellín y la gobernación de Antioquia. En
medio de la pobreza de la oferta política a lo mejor le baste también para
colarse a la segunda vuelta de las presidenciales y liderar una coalición de
impolutos. Pero, si no ser ladrón es la única credencial requerida para ser
presidente, podríamos ahorrarnos las votaciones y rifar el cargo entre el 99%
de los colombianos que tampoco lo son.
Alejandro
Ordoñez o el estado confesional. Los constituyentes del 91
fueron incapaces de sacar a la Iglesia Católica de la política y de suprimirle de tajo los privilegios
que se le otorgaron en la constitución de 1886. En lugar de un estado laico,
crearon uno abierto a todas las creencias a las que otorgaron las mismas
ventajas fiscales que tenían la Iglesia Católica, dando así lugar a la
proliferación de toda suerte de iglesias de garaje que, además de saquear sin consideración a
sus adeptos y de gozar de descarados beneficios fiscales, quieren ahora
imponer, en alianza con la católica, sus valores morales al conjunto de la sociedad.
Ordoñez, Vivian Morales, la familia Piraquive y los pastores de las más de 6.000 iglesias de
garaje con personería jurídica buscan perpetuar el estado confesional del que
el País trata de salir desde el siglo XIX. ¡Qué Dios nos ampare!
Gustavo
Petro o el estado arbitrario. Por sus obras los
conoceréis, dijo el hijo del carpintero. Gustavo Petro se desempeñó en la
alcaldía de Bogotá con total desapego al principio según el cual también los
gobernantes deben sujetarse a la ley. En contra de normas preexistentes y del
concepto expreso de autoridades legítimas se pasó por la faja el esquema
establecido para el servicio público de aseo y cuando fue disciplinado por una
autoridad igualmente legítima organizó una montonera para resistirse a la
sanción. Y tuvo éxito. Como todos iluminados exhibe siempre un talante
dogmático y autoritario y no vacilará en cometer cualquier
arbitrariedad para imponer la “voluntad popular” de la que se siente la
encarnación, como Robespierre.
Jorge
Robledo o el estado totalitario. Que se sepa Jorge Robledo no
ha renunciado a la ideología del MOIR: el marxismo-leninismo pensamiento Mao
Tse-Tung. El objetivo final de esta ideología es el establecimiento del
comunismo, la sociedad sin clases, para llegar a la cual se atraviesan una serie de
etapas incluida la dictadura del proletariado, durante la cual se liquidan,
literalmente, todos enemigos de clase. La primera fase es la revolución de
nueva democracia, nacionalista y anti-imperialista, realizada en alianza con la burguesía
nacional, el campesinado y los intelectuales patriotas y dirigida por la vanguardia del proletariado
de la cual, por supuesto, el senador Robledo es la punta de lanza, ¡faltaba
más!.
Germán
Vargas o el estado heredado. El delfinado es una vieja
institución, informal pero efectiva, de la democracia colombiana. Los políticos
colombianos heredan a sus descendientes su prestigio, sus relaciones, sus
clientelas electorales. Los cuerpos colegiados, los ministerios y las
administraciones locales son una plétora de delfines en crecimiento cuyo objetivo
final suele ser la Presidencia de la República.
López Michelsen, Pastrana Arango y Santos Calderón, el sobrinieto, son algunos
de los delfines que han logrado esa aspiración. Vargas Lleras, después del
estruendoso fracaso de su tío, reclama para sí la herencia de su abuelo materno,
Lleras Restrepo. No se sabe si podrá lograrlo, pero lo que sí es cierto es que
a la democracia colombiana no le faltarán delfines con aspiraciones
presidenciales. Ahí tenemos agazapados en todos los partidos a los hijitos de
Galán y a Simoncito, el hijo amado de Cesar Gaviria, aprendiendo cosas y
tejiendo relaciones desde la dirección del DNP, cargo con el que Santos pagó a
su papá su importante contribución al triunfo en las elecciones de 2014.
Roy
Barreras o el estado clientelista. Todo o casi todo en Roy
Barreras recuerda al Tartufo de Moliere. Con su aire de héroe sacrificado por
el bienestar público y sus zalemas incontinentes, ha trasegado por todos los
episodios de la política colombiana reciente situándose indefectiblemente al
lado del vencedor, rasgo típico del político clientelista dispuesto siempre a
mudar sus principios en aras de la concordia y la unidad nacional y, por
supuesto, unos cuantos cargos y una “congrua” porción del presupuesto. Seguramente
el senador Barrera o alguno de sus innumerables pares con los comparte su forma
de hacer la política estará presente en la primera vuelta de las presidenciales
aspirando, sino a ganarla, a hacerse a un buen botín de votos para negociar en
la segunda su contribución a la concordia y la unidad nacional.
Timochenko
en cuerpo ajeno o el estado criminal. El incomparable Murray
Rothbard decía que todo estado es una banda criminal que reclama el monopolio
del saqueo. Como la constitución de los estados nacionales se remonta en la
bruma del pasado remoto y éstos con el paso de tiempo han ido puliendo las
toscas maneras de sus fundadores, la mayoría de la gente no tiene conciencia de
su siniestro origen en las alianzas de grupos criminales que hasta entonces se
combatían sin tregua. Por eso la reconstitución del estado colombiano con la
incorporación a su seno de los otrora criminales de las FARC es una muestra
palmaria de la justeza de la tesis rothbardtiana. Se dice que Timochenko no
puede presentarse a las presidenciales de 2018, pero ahí está Álvaro Leyva, que
lleva décadas queriendo ser candidato de cualquier partido a cualquier cosa,
dispuesto a llevar la etiqueta del estado criminal. También está doña Piedad
Córdoba que no tendrá ningún reparo en aumentar su monumental desprestigio.
Falta todavía bastante
tiempo para las elecciones de 2018.
Seguramente surgirán otros candidatos y se desdibujarán algunos de los
mencionados, pero es poco probable que la oferta política de ese año contenga
algo diferente a los diversos matices del estatismo asistencialista y
regulador. Pero nada impide expresar un deseo.
Qué bueno sería para el País
que surgiera un candidato verdaderamente diferente. Un candidato que entendiera
que la democracia política no basta para garantizar las libertades, que el
mercado libre es la mejor garantía de la libertad de los ciudadanos y que por
ello el estado debe limitarse a sus funciones mínimas. Un candidato que
entienda que el estado no existe para garantizar el futuro o la felicidad de
los asociados sino para proporcionar el marco legal que permita a cada uno
buscar su felicidad tal como cada cual la entiende y forjarse su futuro con su
creatividad, su trabajo y su empeño. Un candidato que entienda que gobernar es
el arte de dirimir los conflictos entre los individuos y no al arte de entregar
recursos o privilegios a grupos, gremios o clientelas. Un candidato que no
prometa a los votantes liberarlos de riesgo de hacer elecciones por sí mismos y
asumir sus consecuencias. Un candidato que hable a los individuos, es decir, a
las personas habituadas a tomar decisiones por sí mismas, y no a las masas
agrupadas en las diversas etiquetas con las que se manifiesta la democracia corporatista
a la que nos tiene habituados el siempre creciente Leviatán.
LGVA
Mayo de 2017.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEjemplo preclaro de cómo barrer con toda una terna presidencial.
ResponderEliminarExcelente!
Interesante articulo, pero creo que usted olvida que mientras no exista una manera clara de que la politica solo se logra cambiar desde las aulas iniciadas en la primaria y llevada de la mano hasta entregar estos estudiantes capacitados para producir en una sociedad trabajadora e independiente;siempre todos los camino tienden a caer en las politicas existente.
ResponderEliminarEs por eso a que lo invito a usted desde las aulas a apoyar las verdaderas iniciativas en pro de fortalecer los liderazgos que tan ausentes en nuestro pais, pero liderazgo puro no aquel mezquino que solo piensa en sacar partido si no en aquel donde se pueda dejar un legado en nuestro sociedad.