Lauchin Currie: el
maestro de los economistas colombianos
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Departamento de Economía, Universidad EAFIT
Consultor, Fundación ECSIM
Departamento de Economía, Universidad EAFIT
Consultor, Fundación ECSIM
En
diciembre de este año se cumplen 20 de la muerte de Lauchin Bernard Currie en
Bogotá. Se le recuerda como el arquitecto del sistema UPAC que transformó de
forma definitiva el sector financiero y el sector de la construcción en
Colombia. Además de eso, el pensamiento y la obra de este economista
canadiense, nacido en Nueva Escocia en 1902, fueron definitivos en la formación
de los economistas de mi generación, los que pasamos por las aulas de las facultades
del país en los años 70; la década de los gobiernos de Misael Pastrana Borrero,
Alfonso López Michelsen y los dos primeros años del de Julio Cesar Turbay
Ayala.
El
Plan de Desarrollo de Pastrana Borrero, Las
Cuatro Estrategias, no sólo está inspirado en las ideas de Currie,
formuladas años atrás en su Operación
Colombia, sino que éste participó activamente en su redacción, como lo
señala Roberto Arenas Bonilla, director del DNP bajo el gobierno de Pastrana Borrero y
quien fue responsable del regreso de Currie a Colombia[1]. En
cuanto a la administración de López Michelsen, el hecho más significativo, para
los economistas que entonces nos formábamos, fue la bonanza cafetera - el café
llegó a cotizarse a US$ 3 la libra, equivalentes a unos US$ 8 de hoy - cuyo
manejo, para evitar el desbordamiento de la inflación, absorbió las energías de
sus ministros de hacienda – Botero Montoya, Espinosa Valderrama y Palacio Rudas
– y ocupó la discusión económica de aquellos años.
Las
discusiones de sobre la situación macroeconómica y la política pública llegaban
con mucha fuerza a las facultades de economía en esa época y su eco alcanzaba a
los estudiantes en algunas de la cátedras, por los trabajos que encomendaban algunos
profesores o por las publicaciones de las entidades gremiales o de los centros
de investigación. La Facultad de Economía de la de Antioquia, con su Centro de
Investigaciones Económicas – CIE – participaba activamente del debate económico
nacional. Allí estaban Francisco Gómez, Hugo López, Juan Felipe Gaviria,
Mariano Arango, Santiago Peláez y otros más cuyos conceptos tenía peso específico
en la discusión económica nacional. Los tres primeros habían publicado en 1970
un trabajo titulado “Contribución al
Estudio del Desempleo en Colombia” que tendría gran importancia en el
desarrollo de la investigación económica en el País.
Lauchin
Currie llegó a Colombia por primera vez en 1949, al frente de la primera misión
del recién creado Banco Mundial. Alguien como él, que había trasegado por la London
School of Economics y la Universidad de Harvard y que había hecho parte del
equipo de asesores económicos que diseñaron el famoso New Deal de Roosevelt[2],
debió sentirse aterrorizado ante el panorama desolador de los medios
disponibles para realizar su trabajo. Doce años después describe así lo que
encontró:
“En ese tiempo no existían prácticamente los
economistas, no había estadísticas tales como las series de medios de pago, de
ingreso nacional y de balanza de pagos o de costo de vida, aunque se había
comenzado a trabajar para obtenerlas. El Presupuesto era un panfleto que apenas
dividía los gastos entre forzosos y ocasionales”[3]
A pesar de eso a Currie le gustó Colombia y se
quedó; para bien sin duda alguna de nuestra profesión y del desarrollo
económico del país. Pero lo cierto del caso es que el resultado de su trabajo,
la “Operación Colombia, Un programa nacional de desarrollo económico y
social”, en su título completo, no tuvo ninguna acogida en el gobierno
nacional. Lleras Camargo rechazó el plan porque estaba comprometido con los
programas de la Alianza para el Progreso y con el Plan Decenal de Desarrollo,
elaborado por la CEPAL, cuyo diagnóstico y propuestas eran diametralmente
opuestas de las de Currie en cuestiones fundamentales. La Operación Colombia
desestimaba, sin miramientos, la importancia de la reforma agraria como solución
a los problemas del campo. Esto era poco menos que una herejía: la reforma
agraria era bandera del partido liberal desde la época de López Pumarejo y la
célebre ley 200. Los gobernantes posteriores del Frente Nacional – Guillermo
León Valencia y Carlos Lleras Restrepo – tampoco se interesaron en la Operación
Colombia. Lleras siempre fue su enemigo declarado. Bajo la administración de
Pastrana Borrero el profesor Currie tendría su
oportunidad.
Como
lo documenta el profesor Mario García, Currie se había ocupado de cuestiones
macroeconómicas y monetarias. Sus estudios empíricos sobre el ciclo económico –
señala García – lo llevan a la idea según la cual existen ciertos sectores de
actividad que jalonan las fases de expansión y contracción propias del ciclo
arrastrando el desempeño de los demás sectores. Esta idea combinada con
elementos de la teoría del crecimiento de su maestro Allyn Young será el
fundamento de su teoría del desarrollo formulada en “Operación Colombia” y afinada en obras posteriores. Pero ya en este
trabajo Currie era plenamente consciente de estar formulando una teoría del
desarrollo y no sólo un programa específico para Colombia.
“ Aunque ha sido escrito específicamente
para Colombia, los términos generales de las soluciones propuestas pueden ser
aplicados a cualquier país subdesarrollado en donde exista una tecnificación
básica en la agricultura y en la industria, en donde haya la posibilidad de
aumentar exportaciones y en donde haya mucha gente ocupada en agricultura de
tipo colonial y de muy baja productividad….”[4]
Quiero
solamente destacar dos aspectos estrechamente vinculados: el primero tiene que
ver con el diagnóstico sobre la situación de la economía colombiana del que
parte la formulación de la Operación
Colombia y el segundo con su propuesta central que desafiaba, y continúa
desafiando, los prejuicios económicos de amplios sectores de la dirigencia del
País.
“Aunque el enfoque de este programa – escribe
Currie - puede aparecer un tanto
novedoso, lo que en realidad persigue es una considerable aceleración
deliberada de las fuerzas naturales que están actualmente en operación. La
población urbana está aumentando en relación a la rural, las tierras y los
agricultores más productivos están desplazando a los agricultores marginales;
tarde o temprano se iniciarán exportaciones de carne y de otros artículos; la
salud urbana ha ido mejorando; más niños tendrán oportunidad de más años de
escuela en las universidades; pero las fuerzas naturales se desenvuelven
lentamente, y encuentran resistencia y causan sufrimientos. Y no hay tiempo. La
única cosa nueva de este programa es la de que es un intento planificado, consciente
y deliberado de acelerar los resultados de las fuerzas naturales y de canalizar
la mayor parte de los primeros incrementos de la producción para el
mejoramiento del nivel de vida de los grupos de más bajos ingreso”[5].
“Provocar – escribe Currie
- una migración acelerada de trabajadores
ahora relativamente improductivos hacia las grandes ciudades, suministrándoles
vivienda, servicios públicos, empleos, educación y protección para la salud de
sus hijos”[7].
Y añade:
“Uno de los objetivos primordiales de la
Operación es el que la gente que actualmente está fuera de la economía
monetaria, sea incorporada completamente dentro de ella, lo cual implica que
los nuevos trabajadores deben ser absorbidos lo más rápidamente posible en
empleos de tiempo completo a los salarios que rijan. En esta forma, ellos
podrán hacer suficientes pagos mensuales que les permitan adquirir casas de las
cuales puedan enorgullecerse”[8].
Ya
entonces tenía claro que la construcción de vivienda debía jugar un papel
fundamental en la Operación:
“Parece ser de la mayor importancia que
se haga atractiva a las empresas privadas la construcción y financiación de
casas de bajo costo.(…) Aunque hasta ahora hemos sobrevivido con los sistemas
actuales, obviamente ellos serían incapaces de hacer frente a las necesidades
de vivienda de la Operación, por lo cual debe hacerse que el capital
privado encuentre atractiva la provisión de vivienda”[9].
Aunque
el Banco Central Hipotecario y el Instituto de Crédito Territorial habían sido creados en los años treinta, no existía un sistema
generalizado de crédito hipotecario. El gran reto de las Cuatro Estrategias
sería crearlo en un contexto de alta inflación.
Las
Cuatro Estrategias es probablemente el plan de desarrollo más coherente que se
haya formulado en toda la historia de la planeación en Colombia. Desató en su
momento grandes polémicas. Contra él enfilaron baterías sectores del partido liberal,
López Michelsen y Jorge Child, entre otros, y de la economía marxista, por
entonces muy influyente en la universidad pública. Jesús Antonio Bejarano[10] y
Bernardo García[11]
lo atacaron con dureza recogiendo en buena parte de las invectivas que contra
la Operación Colombia había lanzado
el maestro de todos ellos Mario Arrubla[12]. Y
no podía ser de otra forma pues en contra de las ideas del reformismo agrario
prevaleciente, Currie había declarado:
“El modelo que proponemos para Colombia no es el de
una nación llena de campesinos propietarios laborando sus pequeñas propiedades
con herramientas de mano, sino más bien el de un país como el Canadá o los
Estados Unidos en donde un número reducido de hacendados propietarios
cultivando la mejor tierra y empleando técnicas modernas y mucha maquinaria,
han alcanzado enormes progresos en la productividad agrícola, con el
consecuente bienestar para sus países. La escogencia entre estos dos modelos
será decisiva para el futuro de Colombia”[13]
Suele
decirse que de las cuatro estrategias contempladas en el Plan, la
administración Pastrana sólo aplicó una: la de la construcción, que daría lugar
al desarrollo del sistema UPAC y a la creación de las Corporaciones de Ahorro y
Vivienda. Estos cambios institucionales se encuentran entre los más significativos
y duraderos en la historia económica del País. Dieron lugar al desarrollo del crédito
hipotecario, a la consolidación del sector de la construcción y a un notable
crecimiento de la actividad constructora durante las tres décadas siguientes. El
propósito del mecanismo era garantizar que el ahorro fluyera hacia el sector de
la construcción aún en épocas de inflación lo cual era imposible con tasas de
interés fijas o habría exigido tasas de interés crecientes con el incremento de
los precios para combatir la renuencia de los ahorradores a prestar.
Originalmente la idea era indexar los ahorros y la hipotecas al aumento del
nivel de precios, no las tasas de interés. La indexación de las propias tasas
de interés vendría después introduciéndose con ello distorsiones que – como
diría Currie años después – “destruyeron su simplicidad original.”[14]
Las
otras tres estrategias tenían que ver con la diversificación y el incremento de
las exportaciones, el aumento de la productividad de la agricultura y la
distribución del ingreso; esto último mediante una orientación del gasto
público hacia la educación, la salud y la provisión de los servicios públicos.
Tienen razón los críticos cuando señalan que durante la administración Pastrana
Borrero solamente se implantó la estrategia del sector de la construcción. Y
ello fue así porque en realidad era lo único posible. Si damos una mirada
desprevenida a la historia económica de las últimas tres o cuatro décadas
podemos constatar que lo que hemos venido haciendo es tratar de aplicar – con
otros nombres y desigual constancia – las otras tres estrategias del Plan de la
administración Pastrana o mejor aún de la Operación
Colombia. Porque realmente más que un Plan diseñado para ser aplicado en un
período de gobierno, la Operación
Colombia es al mismo tiempo en una visión del desarrollo económico de un
país en un momento particular de su historia y una propuesta estratégica para
acelerar ese desarrollo mediante una acción deliberada que entienda, se ajuste
y aproveche las lógicas de ese momento de la historia que se está viviendo para
hacer más rápido el cambio y mitigar los sufrimientos que entraña una
transformación de vastas proporciones.
Cuando
leo sobre China con esas historias de ciudades que parecen surgir de la nada
dispuestas a la espera de los millones de migrantes provenientes del campo, con
la explotación masiva de esos rendimientos crecientes resultantes del empleo de
una fuerza de trabajo casi ilimitada en la industria moderna, con el desaforado
crecimiento de sus exportaciones, en fin, con una juventud viajera educándose y
aprendiendo cosas en todas partes del mundo;
me asalta de la sospecha de que allá tienen su propio Currie cuyas enseñanzas
siguen con una dedicación y constancia que nos haría bien imitar.
LGVA
Febrero
de 2013.
[1]
“…con el sobresaliente equipo técnico del Departamento – enriquecido
posteriormente con el retorno al país del distinguido profesor Lauchin Currie
(…) y la asesoría de distinguidos expertos extranjeros, dimos comienzo a un
intenso trabajo que permitió sentar las bases del nuevo Plan de Desarrollo”,
escribió Roberto Arenas Bonilla en el prólogo a las Cuatro Estrategias. WWW.dnp.gov.co/planesdedesarrolloanteriores.
[2] García
Molina, Mario. “A new dealer in the tropic; Lauchlin Currie and Colombian mid
20th century’s development”. Comunicación presentada en la Primera Jornada de
Estudios en Historia de Pensamiento Económico, Universidad EAFIT. Medellín,
octubre de 2009.
[3] Operación Colombia, Un programa nacional de
desarrollo económico y social, Sociedad Colombiana de Economistas,
Biblioteca de estudios económicos, Bogotá, 1961. Versión abreviada en Economía
Colombiana. 313 – 314. Página 136.
[4] Ídem. Página 135.
[5] Ídem. Página 142 –
143.
[6] Este
punto de vista lo expresaba con singular nitidez Carlos Lleras Restrepo: “…lo que tienda a vincular a la tierra a la
población campesina puede considerarse como social y económicamente útil, aún
en el caso de que en algunos sectores rurales tuviera que prolongarse una
economía de simple subsistencia” Citado por Mario Arrubla (1962, 1971) Estudios sobre el subdesarrollo económico
colombiano. Ediciones el Tigre de Papel, Medellín, 1971. Página 66.
[7] Operación Colombia.
Página 142.
[8] Ídem.
Página 152.
[9] Ídem.
Página 152.
[10] Bejarano, J.A. “Currie:
diagnóstico y estrategia” Cuadernos
colombianos, N 3, Bogotá, 1974.
[11] García, B. Anti-Currie:
crítica a las teorías de desarrollo capitalista en Colombia, Medellín, La
Carreta, 1973.
[12] Arrubla
escribió el artículo “Operación Colombia o el capitalismo utópico” publicado en
junio de 1962 en uno de los tres números la revista marxista Estrategia, que Arrubla fundara en
asocio de Estanislao Zuleta. Este y otros dos trabajos fueron reunidos posteriormente
en un libro titulado Estudios sobre el
subdesarrollo colombiano publicado por
la editorial La oveja negra en 1969.
Este librillo marcaría a todos los que estudiamos economía en las
universidades Nacional, de Antioquia y del Valle es los años 70.
[13] Lauchin
Currie. Operación Colombia. Ed.
Biblioteca de estudios económicos, página 37. Citado por Arrubla (1962, 1971)
página 35.
[14] Véase:
Currie, L. Moneda en Colombia.
Comportamiento y control. Fondo Cultural Cafetero. Bogotá, 1987.
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