Beba
de su propia medicina, Ministro Cárdenas
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Docente,
Universidad EAFIT
Si fuera puramente estructural,
la reforma tributaria podría ser buena; pero, urgido como está de recaudar
cerca de $ 8 billones, el gobierno corre el riesgo de obtener solo algún
dinerillo, digamos dos puntos IVA y una ligera ampliación de la base de las
personas naturales, dejando en el alambrado buena parte de aquellos cambios que
apuntan al establecimiento de un régimen tributario más eficiente y neutral,
libre de todas las gabelas que lo adornan como árbol de navidad.
Ya el Ministro de Hacienda
admitió que de no aprobarse la reforma se tendría que hacer un recorte del
gasto público de 30 billones en los próximos 3 años. Aunque el Ministro lo dijo
con un aire de tragedia, se trata de una excelente noticia que debería estar
acompañada de una propuesta concreta y de aplicación inmediata. Podría, por
ejemplo, adicionarse a la reforma un artículo que autorizara al Presidente para
suprimir y fusionar entidades del nivel central y recortar los gastos de
funcionamiento de todas las demás con la meta reducir en $ 4,5 billones el
presupuesto general de la Nación de 2017. Esto podría hacerse con la asesoría de la
comisión de estudio del gasto que se propone crear en el artículo 310 del
proyecto de reforma, en un reconocimiento palmario del gasto excesivo y mal
orientado.
La comisión se instalaría el
primero de enero y tendría un plazo de dos meses para rendir su informe. Un mes
después el Presidente expediría los decretos respectivos y se retomaría el
camino perdido de la austeridad y la responsabilidad fiscal. Para los demás
aspectos de ordenamiento, eficiencia y priorización del gasto, la comisión
tendría un plazo mayor. Si en 2011 pudo el gobierno en un par de meses
resucitar tres ministerios y crear una veintena de “agencias” paralelas, bien
podría hacerlas desaparecer en ese mismo lapso. Buena parte de las funciones de
esas “agencias” pueden ser asumidas por los ministerios.
Esto le daría a la reforma
la legitimidad social y política de la que carece y al ejecutivo la
independencia y autoridad requerida para enfrentar a lobistas y congresistas
fletados encargados de mantener las gabelas de que disfrutan algunos sectores
de la actividad económica. Los mercados,
las calificadoras de riesgo, los empresarios nacionales y los inversionistas
verían con buenos ojos una reforma que, liberada de su propósito alcabalero,
sería, ahí sí, verdaderamente estructural.
Pero realmente ni sería
necesario convocar esa comisión para hacer propuestas sobre el gasto. En 2007,
el entonces Ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga convocó una Comisión
Independiente de Gasto Público, encabezada por el exministro Rodrigo Botero y de
la que hicieron parte Armando Montenegro, Alejandro Gaviria, Gabriel Rosas y Mauricio Cárdenas. Dicha comisión hizo una
serie de recomendaciones que fueron desatendidas en su casi totalidad, pero que
no es ocioso recordar porque siguen siendo pertinentes en la coyuntura actual.
Propuso en su informe la
comisión un recorte inmediato del presupuesto de la Nación de $ 1,5 billones.
Este recorte era equivalente a un 1,2% del presupuesto de 2008, lo que aplicado
al presupuesto de 2017 arrojaría un recorte de $ 2,7 billones. Se propuso también
la venta de la participación de la Nación en ISA y la venta de las acciones en
ISAGEN, CORELCA y URRÁ. Con estas enajenaciones se esperaba recaudar poco más
de $ 7 billones, que debían destinarse, a juicio de los expertos, a la
reducción de la deuda pública. Como se sabe, el gobierno actual vendió su
participación en ISAGEN destinando los recursos a la financiación de carreteras,
no a la reducción de la deuda.
Hay otra serie de propuestas
que el Ministro Cárdenas, coautor del informe, haría bien en repasar. Le convendría también
recordar la perentoria exhortación que encabezaba el informe: “Se le recomienda
al Gobierno que haga un esfuerzo de ahorro”. ¿Por qué no hacer, doctor
Cárdenas, como ministro, lo que antes recomendaba como experto consejero?
Un recorte inmediato de 2% del
presupuesto de nacional arrojaría un ahorro de $ 4,5 billones. La venta de las
acciones de ISA, cuya pertenencia a la Nación carece de toda justificación como
bien lo sabe el Ministro Cárdenas, aportaría recursos frescos por más de $ 5.6
billones, cifra que resulta de multiplicar 569.472.561 acciones por su precio
de mercado de $ 9.900 por acción. Empresas como EPM, EEB y muchas otras más se disputarían
ferozmente tan suculento bocado.
Esos recursos, que sumados
ascienden a $ 10,1 billones, superarían con creces lo que se busca recaudar con
la reforma tributaria en el primer año. Para más adelante, por lo menos en el
presupuesto de 2018 que corresponde al actual gobierno presentar, debería hacerse
que los gastos crecieran por debajo de la inflación destinando el exceso que
resulte sobre los ingresos corrientes a la reducción de la deuda; ingresos estos que deben incrementarse si,
como pretende el Gobierno, la reforma reactiva la economía. Es claro pues que no es
necesario ningún aumento de los impuestos, para ello basta con que el Ministro Cárdenas
beba un poco de su propia medicina.
LGVA
Noviembre de 2017.
Excelente!
ResponderEliminarMaestro de maestros!
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