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domingo, 10 de marzo de 2013

Pensamiento Económico II – Lección IV Fisher y Wicksell


Pensamiento Económico II – Lección IV

El dinero, interés y precios – Fisher y Wicksell.

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Docente Universidad EAFIT

 

I

La teoría económica moderna de le presenta al estudiante dividida en dos grandes ramas: la microeconomía y la macroeconomía. La primera se ocupa de la formación de los precios relativos y de la asignación de los recursos productivos en los diferentes usos; la segunda trata de los determinantes del nivel agregado de producción. La distinción al parecer procede de Keynes:

“La división de la economía en teoría del valor y la distribución por una parte y teoría del dinero por la otra, es, en mi opinión, una separación falsa. Sugiero que la dicotomía correcta es entre la teoría de la industria o firma individual y las remuneraciones y distribución de una cantidad dada de recursos entre diversos usos por una parte y la teoría de la producción y la ocupación en conjunto por la otra”[1]

El de la microeconomía es un mundo sin dinero: la asignación de los recursos y la distribución del producto o remuneración de factores se hace bajo el supuesto de que el dinero no ejerce ninguna influencia en la formación de los precios relativos. El dinero aparece en la macroeconomía. Pero allí también se supone que el dinero no ejerce o no debería ejercer ninguna influencia en la determinación del nivel agregado de producción y empleo. Veamos como presenta las cosas uno de los manuales de macroeconomía más populares, el del profesor Mankiw de la Universidad de Harvard:

“Ya tenemos una teoría para explicar los determinantes de nivel general de precios de la economía. Esta teoría tiene tres elementos: 1. Los factores de producción y la función de producción determinan el nivel de producción Y; 2. La oferta monetaria M, determina el valor nominal de la producción PY. Esta conclusión se desprende de la ecuación cuantitativa y del supuesto de que la velocidad del dinero se mantiene fija; 3. El nivel de precios, P, es el cociente entre el valor nominal de la producción, PY, y el nivel de producción, Y.  En otras palabras, la capacidad productiva de la economía determina el PIB real; la cantidad de dinero determina el PIB nominal; y el deflactor del PIB es el cociente entre el PIB nominal y el real. Esta teoría explica lo que ocurre cuando el banco central altera la oferta monetaria. Como la velocidad se mantiene fija, cualquier variación de la oferta monetaria provoca una variación proporcional del PIB nominal. Como los factores de producción y la función de producción ya han determinado el PIB real, la variación del PIB nominal debe representar una variación del nivel de precios. Por lo tanto, la teoría cuantitativa implica que el nivel de precios es proporcional a la oferta monetaria. Como la tasa de inflación es la variación porcentual del nivel de precios, esta teoría del nivel de precios es también una teoría de la tasa de inflación (…) Por consiguiente, la teoría cuantitativa establece que el banco central, que controla la oferta monetaria, tiene el control último de la tasa de inflación. Si el banco central mantiene estable la oferta monetaria, el nivel de precios se mantiene estable. Si eleva rápidamente la oferta monetaria, el nivel de precios sube rápidamente”[2]

Esta teoría debe resultar un poco desconcertante para el estudiante de economía al cual se le habla al mismo tiempo de que la política monetaria, es decir, las variaciones en la cantidad de dinero operadas por el banco central, afectan la tasa de interés y por esta vía la demanda inversión y consumo y por tanto el nivel de producción. Es decir, al menos en el corto plazo y bajo determinadas circunstancias, la moneda puede ejercer alguna influencia en la determinación del nivel y la composición de la producción. El objeto de la teoría monetaria es establece las condiciones bajo las cuales el dinero es o no neutral. La clave está en la consideración de la dimensión temporal de la actividad económica. 

II

Empezamos con Irving Fisher (1867-1947) porque su versión de la teoría cuantitativa y su teoría de la relación entre el interés real y el interés nominal son las generalmente acogidas en los manuales de economía y finanzas. En efecto, la teoría cuantitativa del dinero que se presenta en los manuales de macroeconomía tiene su origen en la obra de Irving Fisher “The Purchasing Power of Money”, publicado en 1911. En el prefacio a esta obra, Fisher indica que su objetivo es “reestablecer y ampliar la vieja teoría cuantitativa del dinero”. El punto de partida es la ecuación general de cambios. Fisher la construye de la siguiente manera:

“En toda compra-venta el dinero y las mercancías son equivalentes ipso facto; por ejemplo, el dinero pagado por el azúcar, es equivalente a la cantidad de azúcar comprada. En el conjunto de cambios de un año, el total de la moneda pagada tiene un valor igual al valor total de los bienes comprados. Tenemos una ecuación con dos miembros, de un lado el dinero, del otro los bienes. El lado del dinero es la cantidad de moneda pagada y que puede ser considerada como el producto de la cantidad de moneda por su velocidad de circulación. El lado de los bienes se compone del producto de la cantidad de bienes por sus precios respectivos”[3]

Sea M la cantidad promedio de dinero en circulación en un país determinado y V la tasa de recuperación del dinero en su función de contrapartida en el intercambio, es decir su velocidad de circulación. Sea P1, P2…Pn los precios de los bienes y Q1, Q2 …Qn  las cantidades cambiadas de cada uno de ellos. Podemos escribir:

MV = P1Q1 + P2Q2 +………..PnQn

MV = ∑PiQi

A esta formulación, que ya está implícita en el análisis clásico, Fisher la introduce dos modificaciones. Reemplaza los precios individuales por un índice ponderado de precios P y todas las cantidades por un volumen global de transacciones T. Adicionalmente, introduce otra forma de dinero además del efectivo: los depósitos bancarios transferibles de una cuenta a otra[4]. M´ es el volumen de esos depósitos y V´ su velocidad de circulación. Se obtiene así la conocida ecuación de cambios:

MV + M´V´ = PT

Esta es una identidad evidente que nadie pone en duda. Para pasar de esa identidad a una teoría del valor de la moneda es preciso establecer las relaciones que existen entre sus términos.

Imaginemos que se duplica la cantidad de efectivo[5], M. ¿Qué ocurre? Los precios de duplican, responde Fisher. Veamos por qué es así:

En primer lugar M´ también se duplica. Según Fisher la relación M´/M está determinada por las prácticas bancarias y es estable. Los bancos mantienen una relación constante entre el volumen de depósitos y sus reservas de efectivo[6] y los agentes económicos también mantienen una relación estable entre sus operaciones en efectivo y sus operaciones mediante depósitos[7].

Las velocidades de circulación V y V´ también permanecen constantes pues ellas dependen de factores tales como la densidad de población, la rapidez de los transportes, los medios técnicos y las costumbres de pago prevalecientes. Pero en todo caso, señala Fisher, no guardan relación alguna con la cantidad de dinero y depósitos en circulación ni con el nivel de precios[8].  Este es un punto fundamental porque si la velocidad de circulación es afectada por la variaciones en M o en P tota la teoría se derrumba. Como veremos más adelante al examinar la obra de Keynes buena parte de su argumentación se apoya en la negación del supuesto de que la velocidad de circulación es constante. Al respecto Fisher señala:

“…nadie ha formulado y, según parece no es posible formular, buenas razones que expliquen por qué las velocidad de circulación del efectivo o de los depósitos difieran según que la cantidad de moneda sea más o menos abundante” [9]

Queda, finalmente, T. Según Fisher, también permanece constante:

 “el nivel corriente de los negocios depende de la abundancia más o menos grande de recursos naturales y del desarrollo más o menos avanzado de las condiciones técnicas de producción”[10]

Con base en estos argumentos, el resultado es evidente. Al duplicarse M se duplica M´, permaneciendo constantes V, V´y T, es forzoso que los precios se dupliquen.

Fisher consideró que para el caso de una economía abierta y bajo patrón oro estricto, es decir, con tipos de cambio fijos, el alza de P tendría un efecto sobre M. Al elevarse los precios la balanza comercial del país se hace deficitaria lo que dará lugar a exportaciones de oro y plata reduciéndose por tanto la cantidad de efectivo, M. Esto hará que los precios se reduzcan en el país al tiempo que aumentan en el extranjero. Este es el mecanismo de ajuste de la balanza comercial, ya expuesto por Hume, que de forma alguna invalida las conclusiones de la teoría cuantitativa.   

Fisher admite, era muy bien economista para no hacerlo, la existencia de efectos transitorios que se producen antes de que se produzcan los efectos duraderos y de largo plazo. Cuando aumenta la cantidad de dinero:

“… los préstamos aumentan como consecuencia del retardo en el ajuste de la tasa de interés. Esta situación es ventajosa para los empresarios, cuyas demandas de crédito tienden a dar más extensión a la circulación de depósitos. A su turno esta extensión tiene a acentuar el alza de los precios lo cual refuerza el crecimiento de la velocidad de circulación, compensada, es verdad, en un cierta medida, por un crecimiento del volumen global de transacciones. Una vez que la tasa de interés ha alcanzado la tasa de crecimiento de los precios, que los préstamos y depósitos en los bancos han llegado al límite que les impone el estado de las reservas bancarias y otras condiciones, del hecho de que los precios dejen de aumentar, se sigue la necesidad de un nuevo ajuste. Aquellos que han dado a sus negocios una extensión exagerada, van a encontrar insoportables esas tasas de interés elevadas. De allí se siguen las quiebras que caracterizan las crisis. Se produce una reacción y un movimiento en el sentido contrario se produce. Cuando los precios empiezan a caer el proceso se acelera por razones exactamente inversas a las que operan en el sentido contrario”[11]

Para entender bien el anterior planteamiento es preciso examinar la teoría del interés de Fisher, quien consagró dos libros al tema, uno de 1907 y otro de 1930[12]. En primer lugar hay que entender la distinción entre tasa de interés real y tasa de interés real. Fisher la formula de la siguiente manera:

“Decir que la tasa de interés es del 4% significa que una cantidad de bienes que este año valen $ 100 equivale a una cantidad de bienes que el año próximo tendrán un valor de $ 104. En esta formulación se observa que los ´bienes´ no están expresados en sus propias unidades – libras, metros, galones, etc. – sino en términos de una medida de valor. Usualmente, el dinero es la medida de valor adoptada. Esas sumas de dinero, $ 100 y $ 104, se cambian nominalmente, pero en realidad son solo las medidas de los ´bienes´ que se intercambian. Cuando un hombre presta $ 100 este año con el propósito de obtener $ 104 el año siguiente, lo que él está sacrificando no son cien dólares de dinero sino una cantidad de bienes como alimentos, ropa, libros o viajes que tienen un valor de $ 100 con el propósito de obtener un año más tarde cierta cantidad de bienes que él desea y que tendrán un valor de $ 104. El hecho de que ambos conjuntos de bienes están expresados en dinero introduce un factor monetario en el problema del interés. El interés entendido como la prima por el intercambio entre el valor monetario de unos bienes presentes y el valor monetario de unos bienes futuros; no es por tanto un asunto sólo de bienes sino también un asunto monetario”[13].

Supongamos que alguien presta a otra persona 100 kilos de papas con el compromiso de recibir un año más tarde 110 kilos de papas. La tasa de interés asociada a esta transacción será del 10% y la podemos llamar “tasa de interés-papa” porque está expresada en las mismas unidades del bien transado. Si todos los bienes se prestaran en especie tendríamos tantas tasas de interés como bienes existen: tasa de interés trigo, tasa de interés casas, etc.  Keynes le dio el nombre de “tasa de interés propia” a la tasa de interés de un bien medida en términos de sus propias unidades[14]. Las llamaremos con Fisher tasas de interés reales.

El concepto central de la teoría del interés real es el de preferencia-temporal. Así como en la teoría de los precios la razón de intercambio de un bien por otro está determinada por la relación de sus utilidades según la apreciación subjetiva de los cambistas; el interés entendido como la razón de intercambio entre los bienes presentes y los bienes futuros surge también de un rasgo propio de la naturaleza humana de acuerdo con el cual la gente prefiere los bienes presentes a los bienes futuros. En lugar de bienes presentes y bienes futuros, Fisher prefiere hablar de ingreso (Income) entendido como un el flujo de disfrute derivado del uso o la posesión de un bien[15]. Todos los bienes proveen un flujo de ingresos entendido de esa forma. Es de la preferencia sobre un flujo de ingresos presente sobre un flujo fe ingreso futuro de donde surge el interés. Y es de la existencia de ese interés de donde surge la diferencia entre el valor presente y el valor futuro de un bien. De esta forma Fisher cree haber superado el razonamiento circular que implica deducir el valor del interés de la diferencia entre el valor presente y el valor futuro de los bienes en la medida en que dicha diferencia depende del interés[16].

La tasa de interés real depende de la magnitud de ingreso esperado, su distribución en el tiempo y la mayor o menor certeza de obtenerlo. La tasa de interés real de algunos bienes medida en sus propias unidades puede ser igual a cero o incluso negativa. Por ejemplo un bien perecedero que digamos se deteriora a una tasa anual de 10% puede ser prestado a una tasa de -10%. Si de 100 kilos de arroz guardados en un silo al cabo de un año sólo serán aprovechables 90; entregar esos cien kilos hoy a cambio de 90 o un poco más un año más tarde, equivale a prestarlos a una tasa de interés negativa. La razón por la cual no se observan tasas de interés negativas resulta del hecho de que los artículos perecederos no son usados como medida de valor. El dinero, la medida usual del valor, es durable y puede ser almacenado a bajo costo. Por esa razón la tasa de interés en términos de dinero o tasa de interés nominal nunca puede ser negativa. La tasa de interés real si puede serlo.

Supongamos un préstamo de 100 barriles de petróleo pactado a una tasa de interés de 10%. Si el precio del petróleo, $ 1 el barril, es el mismo hoy y dentro de un año, la tasa de interés será la misma en términos de petróleo y en términos de dinero: 10%. En efecto, si $ 100 hoy equivalen a 100 barriles de petróleo y $ 110 un año más tarde equivalen a 110 barriles de petróleo.

Tasa de interés petróleo = (110 barriles – 100 barriles)/100 barriles = 10%

Tasa de interés nominal = ($ 110 - $100)/ $ 100 = 10%

Supongamos ahora que el precio del barril de petróleo se incrementa en 20%. En ese caso, $ 100 equivalen hoy a 100 barriles de petróleo y $ 110*1,2 equivalen 110 barriles de petróleo un año después.

Tasa de interés petróleo = (110 barriles – 100 barriles)/100 barriles = 10%

Tasa de interés nominal = ($ 132 - $ 100)/$100 = 32%

La relación existente entre el interés y la apreciación implica que el nivel de la tasa de interés es relativo a la unidad de medida. Sea r la tasa de interés real o tasa de interés petróleo; i la tasa de interés nominal y ṗ la tasa esperada de incremento en el precio. La relación entre la tasa de interés nominal, la tasa de interés real y el incremento esperado de los precios, puede expresarse mediante la siguiente fórmula, conocida como la fórmula de Fisher:

i = r + ṗ + r* ṗ

Podemos ahora volver al problema del impacto transitorio de las variaciones de la cantidad de dinero sobre la actividad económica. En la fórmula de Fisher el ajuste de la tasa de interés nominal supone que los cambios en el nivel de precios son previstos perfectamente. Cuando los precios aumentan rápidamente y la tasa de interés nominal no se ajusta inmediatamente, se produce una reducción en la tasa de interés real y el consecuente incremento de la inversión característico de la fase expansiva del ciclo económico. En el período que media entre el incremento inicial de la cantidad de dinero y la elevación proporcional del nivel de precios, la moneda tiene un efecto sobre la actividad económica real. Este es el enfoque característico de la teoría monetaria neo-clásica el cual le permite explicar al mismo tiempo el efecto del dinero sobre la tasa de interés y sobre los precios. El primero es un efecto transitorio y de corto plazo; en tanto que el segundo es un efecto duradero y de largo plazo.

III

Knut Wicksell (1851 – 1926) es un economista sueco especialmente notable en el campo de la teoría monetaria y en el de las finanzas públicas[17].  La política monetaria practicada por los bancos centrales está basada, aunque muchos lo ignoran, en las teorías de Wicksell. La teoría moderna de la elección pública tiene también fundamento en sus trabajos de finanzas públicas.

Su teoría monetaria parte de una crítica de la teoría cuantitativa en su formas más simples que conducen a la idea de que el dinero es completamente neutral. Señala:

“…frecuentemente los economistas van demasiado lejos cuando suponen que las leyes económicas deducidas para una economía de trueque, pueden aplicarse sin calificaciones a las condiciones efectivas de la economía en las cuales la moneda interviene prácticamente en todos los intercambios y las inversiones o transferencias de capital. La máquina ideal funcionando sin fricciones y sin lubricante no se ha inventado todavía.”[18]

Wicksell rechaza el enfoque mecanicista de la teoría cuantitativa según el cual los cambios en la cantidad de dinero se traducen en cambios proporcionales en el nivel de precios y que, en consecuencia, la cantidad de moneda en circulación es irrelevante.

“Que una cantidad grande o pequeña de dinero puedan asegurar el desarrollo del mismo nivel de actividad si el precio de los bienes se eleva o se reduce proporcionalmente a esa cantidad es una cosa. Otra cosa es mostrar por qué tal cambio en los precios debe seguir siempre a un cambio en la cantidad de dinero y describir cómo se produce eso”[19]

Como muchos de sus contemporáneos, Wicksell se interesa por los efectos sobre la actividad económica del desarrollo del sistema bancario de reservas fraccionadas que permite la expansión de la oferta monetaria y del crédito de forma casi ilimitada.  

“El uso o el abuso de la moneda puede influenciar muy activamente los intercambios y las transacciones de capital. Por medio del dinero, por ejemplo por el establecimiento del papel moneda, es posible – y en realidad eso ocurre muy frecuentemente – destruir grandes volúmenes de capital y llevar la vida económica de una sociedad a una confusión desesperante.  Por otra parte, con un uso racional de la moneda es posible promover activamente la acumulación de capital real y la producción en general. No significa esto que la moneda y el crédito sean un sustituto del capital real; pero con su ayuda es posible facilitar el proceso de ahorro y la restricción al consumo presente que es la fuente de acumulación del capital real” [20]

Siguiendo a Wicksell, podemos distinguir entre una economía de crédito simple y una economía de crédito organizado. En la primera no existen bancos ni ninguna clase de intermediarios financieros. Los prestamistas y los prestatarios se relacionan directamente unos con otros para pactar las condiciones de los créditos. La tasa de interés depende del volumen de ahorro que se ofrece en el mercado y de la demanda de fondos de los inversionistas. El rasgo característico de una economía de crédito organizado es la aparición de un nuevo personaje, el banco, cuya presencia modifica radicalmente el mercado de crédito y la determinación de la tasa de interés. 

“Los bancos no son como las personas privadas, limitadas en sus préstamos por sus propios fondos, ni incluso por los medios puestos a su disposición por los ahorradores. Por la concentración en sus manos de los depósitos privados que son constantemente reaprovisionados por nuevas entradas a la misma velocidad en que se producen los retiros, ellos poseen un fondo de préstamos que siempre es elástico y que, bajo ciertas hipótesis, inagotable. Con un sistema de puro crédito, los bancos pueden siempre satisfacer una gran de demanda de préstamos a tasas sin embargo bajas”[21]

Ese es el rasgo fundamental de las economías modernas: la existencia de un sistema de crédito organizado que puede expandir la cantidad de dinero en circulación y la oferta de crédito de forma casi ilimitada. En esa economía la tasa de interés monetaria es fijada por el sistema bancario.

En una economía de crédito organizado y bajo un sistema de reservas fraccionadas las variaciones en la cantidad de dinero son el resultado de la expansión y contracción del crédito otorgado por los bancos. Todo cambio en la cantidad de dinero se traduce, finalmente, en un cambio proporcional en el nivel de precios. El objeto de la teoría monetaria es entender cómo se produce eso, es decir, entender el proceso mediante el cual se llega al resultado de la teoría cuantitativa. ¿Cuál es el mecanismo de transmisión del impulso monetario?

Para explicar el mecanismo de transmisión del impulso monetario, Wicksell distingue, de forma similar a Fisher, entre tasa de interés natural (también la llama real o normal) y tasa de interés bancaria o monetaria. Sobre esta última basta con decir que es la fijada por los bancos por los créditos que otorgan al sector real. Veamos la tasa natural:

“Existe una tasa de interés sobre los créditos que es neutra frente a los precios en el sentido de que a su nivel éstos no tienen ni aumentar ni a disminuir. Esa tasa es necesariamente la misma tasa de interés que se fijaría por la oferta y la demanda si no existiera dinero y los préstamos se efectuaran en la forma de capital real.  Esa esa es la tasa natural de interés”[22]

Es este otro texto Wicksell se sitúa claramente en el terreno de la tradición clásica y neo-clásica que concibe una economía sin moneda en la cual se determinan las variables fundamentales de la economía:

“Puede suponerse en teoría que el empresario presta en especie bienes de consumo a los capitalistas y que los gasta en el pago, también en especie, de salarios y rentas. Al final del período de producción, el empresario reembolsa el crédito tomando de su propio producto, sea directamente o después de haberlo cambiado contra otros bienes – suponiendo que los precios relativos no han cambiado. Si este procedimiento fuera adoptado por todos los empresarios que trabajan con capital prestado, la competencia haría nacer una cierta tasa de interés que debe ser pagada a los capitalistas en la forma de un bien u otro. El monto de esa tasa de interés sería determinado por la oferta y la demanda de capital”[23]

En otro texto Wicksell precisa que la tasa de interés en una economía no-monetaria se igual finalmente a la productividad marginal del capital. La tasa normal de interés es definida como “el beneficio realizado sobre el capital invertido el cual a su turno depende de la productividad y de la abundancia relativa del capital real, o mejor, en el lenguaje de la economía política moderna, de su productividad marginal”[24]

Recapitulemos:

1.      El método de Wicksell consiste en imaginar una economía no-monetaria para posteriormente examinar las consecuencias que se derivan de la introducción del dinero. Este es el enfoque dicotómico característico de toda la economía, clásica y neo-clásica.

2.      En ese mundo sin moneda la tasa de interés está determinada por la oferta y demanda de capital real y en definitiva corresponde a la productividad marginal del capital.

3.      El rasgo distintivo de la economía monetaria es la aparición de un nuevo agente: los bancos.  Los bancos pueden expandir la cantidad de dinero mediante el otorgamiento de créditos.

4.      En una economía monetaria la tasa monetaria está en su nivel natural cuando no se registran tendencias ni al alza ni a la baja en los precios. Es este situación la economía monetaria se comporta exactamente como la economía no-monetaria y la moneda es neutral.

De acuerdo con lo anterior, las divergencias entre la economía no-monetaria y la economía monetaria surgen de la divergencia entre la tasa de interés bancaria y la tasa de interés natural o normal.

Consideremos, inicialmente, una economía monetaria de crédito simple. En este caso, en el mercado de crédito oferente y demandante se relacionan directamente. El agente que por cualquier razón decide ahorrar parte de su ingreso puede elegir entre prestar su dinero a un tercero o emplearlo él mismo de forma productiva. Si el prestador no está dispuesto a pagarle por su ahorro monetario como tasa de interés por lo menos la tasa de rendimiento que él mismo puede obtener empleándolo como capital productivo, evidentemente el ahorrador preferirá la segunda alternativa. Por tanto, esas dos tasas – la tasa monetaria a la cual se otorgan los créditos y la tasa esperada de rendimiento del capital – no pueden deferir de forma significativa. Dada una cierta propensión al ahorro y una función de productividad marginal del capital, el mercado de crédito alcanza su nivel de equilibrio. ¿Qué ocurre si se presenta una perturbación? Para Wicksell esto normalmente ocurre por cambios en el rendimiento esperado del capital (innovaciones, nuevos mercados, etc.)

“Si las perspectivas del empleo de capital se hacen más prometedoras, la demanda aumentará y en principio excederá a la oferta; las tasas de interés aumentará y estimularán el ahorro y al mismo tiempo la demanda de los empresarios se contraerá hasta el punto en que un nuevo equilibrio sea alcanzado a una tasa de interés ligeramente más elevada”[25]  

Como la cantidad de moneda permanece inalterada, Wicksell supone que el ajuste en el mercado de crédito se produce sin afectar el nivel general de precios y alterando solamente los precios relativos. Al respecto señala:

“…la suma de ingresos en dinero excederá ordinariamente el valor monetario de los bienes de consumo anualmente producidos, pero el excedente ingresos – es decir, lo que es anualmente ahorrado e invertido en la producción – no engendra una demanda adicional de bienes presentes sino una demanda de trabajo y tierra para la producción futura”[26]

Consideremos ahora el caso de la economía de crédito organizado. Supongamos que los bancos fijan la tasa de interés bancaria a un nivel inferior a la tasa de interés natural.

“En principio el ahorro se desestimulará y por esta razón habrá una demanda incrementada de bienes y servicios de consumo presente (…) En segundo lugar, aumentarán las oportunidades de beneficio de los empresarios (…) La demanda por la producción futura de bienes aumentará (…) Los precios de los factores de producción se elevarán aumentando los ingresos de los trabajadores, los propietarios de tierra, etc. ”[27]

Este aumento en los ingreso se trasladará al mercado de bienes de consumo cuyos precios tenderán a aumentar.

“Naturalmente no es imposible que el alza de precios sea neutralizada, en cierta medida, por un aumento en la producción, por ejemplo, si anteriormente había desempleo o si los salarios más elevados conducen a horarios de trabajo más largos (...) Pero todas esas consideraciones son secundarias. En una primera aproximación podemos suponer que todos los recursos productivos están empleado plenamente, de tal suerte que una demanda acrecentada de moneda tomará la forma de una rivalidad entre los empleadores por el trabajo, las materias y los recursos naturales; lo cual conducirá a un aumento de sus precios e, indirectamente, como consecuencia del ingreso aumentado de los trabajadores y de los propietarios de tierra a un alza de precios de todos los bienes de consumo, además de la ocasionada por la disminución del ahorro”[28]

Esto es lo que se conoce como el proceso acumulativo de Wicksell. ¿Por qué se detiene? ¿Por qué los precios no suben de forma indefinida? Por dos razones.

La primera por los límites a la expansión del crédito que impone el régimen de patrón oro. En efecto, la oferta monetaria aumenta por la acción de los bancos. Cuando estos reducen su tasa de interés para estimular la demanda de crédito de los empresarios lo hacen en razón de que en el conjunto del sistema se ha presentado un aumento en las reservas de oro. La única forma de poner eso oro o el dinero convertible en circulación es bajar la tasa de interés. Sin embargo, la relación entre reservas y depósitos impone un límite a la expansión del crédito. Una vez alcanzado o superado éste los bancos tienen que limitar la expansión del crédito y esto sólo pueden hacerlo aumentando la tasa de interés.

La segunda razón tiene que ver con la realización de inversiones excesivas en proyectos que finalmente no permiten obtener el rendimiento esperado y ponen a los empresarios arriesgados en la imposibilidad de cumplir con los compromisos crediticios. Los incumplimientos y las quiebras se multiplican elevando el riesgo. Ante esto los bancos empiezan a limitar el crédito elevando las tasas de interés.

El proceso acumulativo también puede desencadenarse por un cambio en el rendimiento esperado de las inversiones, como consecuencia, por ejemplo, de una innovación. Cuando un cambio de este tipo se produce la tasa de interés real se eleva sin que se produzca un aumento inmediato de la tasa monetaria. “Un aumento de la tasa real – escribe Wicksell- no debe provocar inmediatamente un alza correspondiente en la tasa bancaria”[29]. En esas condiciones los empresarios aumentan la demanda de crédito y demanda recursos productivos destinados a las nuevas actividades. Los precios tienen a subir y los empresarios demandan nuevos créditos. Los bancos, por su parte, aumentan sus préstamos sin que crezcan correspondientemente los depósitos. La relación entre reservas y créditos tiene a disminuir, lo cual empieza a provocar un alza en la tasa bancaria. Si el alza es insuficiente, empiezan a aparecer lo que Wicksell denomina “las esperanzas exageradas de ganancias futuras”. A partir de algún momento “la demanda de créditos bancario supera en mucho el nivel normal y, para protegerse, los bancos pueden verse forzados a aumentar las tasa bancaria incluso por encima del nivel normal o natural. Esto ocurre con mayor razón si los signos de una crisis empiezan a aparecer, si la confianza se resquebraja y si el crédito de las grandes instituciones es el único aceptado”[30]

Tanto Wicksell como Fischer explican las fases de expansión y contracción propias del ciclo económico como un resultado de la elasticidad de la oferta monetaria propia de un sistema bancario de reservas fraccionadas. La conclusión que se sigue para la política monetaria es evidente. Como la tasa de interés bancaria está en su nivel natural cuando no se presentan tendencias inflacionarias o deflacionarias, la política que deben seguir los bancos es elevar la tasa de interés bancaria cuando los precios muestran tendencia al alza y reducirlas en caso contrario.

En Interest and Prices, Escribe Wicksell: "Esto no quiere decir que los bancos en realidad deberían averiguar cuál es la tasa natural antes de determinar sus propias tasas de interés. Por supuesto, esto sería impracticable y también sería bastante innecesario, ya que el nivel actual de los precios de los bienes proporciona una prueba confiable de la concordancia o la desviación de las dos tasas. Más bien, el procedimiento debería ser como sigue: Mientras los preciso se mantengan inalterados, la tasa de interés de los bancos se debe mantener inalterada. Si los precios aumentan, se debe aumentar las tasa de interés; y si los precios disminuyen, se debe reducir la tasa de interés (...) En mi opinión la causa principal de la inestabilidad de los precios reside en la incapacidad o la imposibilidad de los bancos de seguir esta regla" (Interest and Prices, Macmillan, 1936, página 189)

Y termina con una consideración sobre el papel de los bancos en términos del bienestar social que fundamenta la intervención del Estado en el control de la moneda:

"La objeción de que una reducción adicional de las tasas de interés no puede ser ventajosa para los bancos, tal vez es correcta. Una disminución en las tasa de interés puede disminuir el margen de utilidad de los bancos más de lo que probablemente se incremente el alcance de los negocios. De manera que, con toda humildad, me gustaría llamar la atención en el hecho de que la obligación principal de los bancos no es ganar mucho dinero, sino proporcionarle al público un medio de intercambio y proporcionar ese medio en una medida adecuada para llegar a una estabilidad de precios. En cualquier caso, sus obligaciones con la sociedad son mucho más importantes que sus obligaciones privadas y si, en última instancia, son incapaces de cumplir con sus obligaciones con la sociedad a lo largo de esas líneas de la empresa privada, lo que dudo mucho, entonces deberían proporcionar una actividad digna para el Estado". (Ídem, página 190)

LGVA

Marzo de 2013.

 

 

 




[1] Keynes, J.M (1936, 2000). Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero. Fondo de Cultura Económica, México. Página 260.
[2] Mankiw, N.G. (2006, 2010). Macroeconomía. Antoni Bosch, Editor; Mayol Ediciones S.A. Bogotá.
 
[3] Fisher, I. (1911). The Purchasing Power of Money. Macmillan, New York. Página 18.
[4] En el mundo de hoy serían los depósitos en cuentas corrientes y cuentas de ahorro que se transfieren por medios electrónicos.
 
[5] En 1911 rige el patrón oro y algunos países un patrón bimetálico oro-plata. El efectivo en circulación, M, está constituido por billetes convertibles en oro o plata a su presentación a una tasa fija. Por lo tanto, las variaciones en M están determinadas por las importaciones y exportaciones de esos metales, por la producción y uso no monetario de esos metales y por la acuñación y fundición de los mismos. En el mundo de hoy de moneda fiduciaria M está constituido por el dinero emitido por el banco central que esté en manos de los agentes o como reserva de los bancos. Es la llamada base monetaria.
 
[6] Este efectivo puede estar constituido por billetes de un banco central emisor o por especies metálicas. En la época en que escribe Fisher en muchos países no existían bancos centrales. En Estados Unidos el Sistema de la Reserva Federal fue creado en 1913. En la actualidad las reservas de efectivo están constituidas por el dinero emitido por el banco central.
 
[7] Escribe Fisher: “Cuando la caja comienza a vaciarse y la cuenta de depósitos es abundante, se gira un cheque; si ocurre lo contrario, se realiza un depósito. De esta manera la gente está siempre ajustando la forma de los medios de pago de que dispone. Un particular llena su porta-monedas con depósitos; un almacén minorista aumenta sus depósitos con el efectivo que va llenando su caja fuerte”. Fisher, Op. Cit. Página 56.
 
[8] Fisher, Op. Cit. Página 175.
 
[9] Ídem, página 177.
 
[10] Ídem, página 177.
 
[11] Ídem, página 88.
 
[12] The rate of Interest, el primero; The Theory of Interest, el segundo.
[13] Fisher, Irving (1907). The rate of interest, Macmillan, New York, página 77-78.
 
[14] Keynes, J.M. (1936). Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero.  FCE, México, Capítulo 17.
 
[15] “…income ultimately consists of the stream of consciousness”. Fisher, Op. Cit. Página 90. 
 
[16] Escribe Fisher: “No podemos estar satisfechos con la afirmación según la cual el interés es la prima incluida en el valor actual de un plantación de árboles sobre el valor futuro de esos mismos árboles, porque el valor de cada árbol depende de la tasa de interés a la cual se descuenta el ingreso futuro esperado de los árboles. Pero cuando el ingreso presente es comparado con el ingreso futuro, la cuestión es diferente porque el valor del ingreso no supone ninguna consideración del interés. Así, al reducir el problema de interés a una comparación de entre el valor de un ingreso disfrutable en el presente y en el futuro se supera la dificultad de hacer depender el interés de magnitudes que a su turno dependen de él” Op. Cit. Página 92. 
[17] Este último aspecto de su contribución a la economía se mantuvo relativamente ignorado hasta que fue “redescubierto” por los economistas de la Escuela de Virginia, James Buchanan y Gordon Tullock.  Las obras principales de Wicksell son: Interest and Prices; Lectures on Political Economy y Value, Capital and Rent.
 
[18] Wicksell, K. (1934). Lectures on Political Economy. Routledge. London. T II, página 6.
 
[19] Wicksell, K. (1934). Lectures on Political Economy. Routledge. London. T II, página 169.
 
[20] Wicksell, K. (1934). Lectures on Political Economy. Routledge. London. T II, página 6.
 
[21] Wicksell, K. (1934). Lectures on Political Economy. Routledge. London. T II, página 194.
[22] Wicksell, K. Interest and Prices. Página 102.
 
[23] Wicksell, K. Interest and Prices. Página 103.
 
[24] Citado en Marchal y Lecaillon. (1967) Les flux monátaires. Histoire des théories monétaires. Editions Cujas, Paris. Página 225.
[25] Wicksell, K. (1934). Lectures on Political Economy. Routledge. London. T II, página 193.
 
[26] Ídem, página 193.
 
[27] Ídem, página 194.
[28] Ídem, página 195.
 
[29] Ídem, página 206.
[30] Ídem, página 206.

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