El
sector eléctrico y la competitividad de la economía
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Docente Universidad EAFIT
Economista, Docente Universidad EAFIT
La capacidad instalada
del sector eléctrico es de 14.420 MW, de los cuales 68% son hidráulicos y el 32% térmicos. El sistema
cuenta con 21 embalses con una capacidad útil de 15.180 Gwh, equivalente al 27%
de la demanda comercial anual, la cual bordea los 58.600 Gwh y muestra un
crecimiento anual promedio superior al 3%. La demanda máxima de potencia es de
9.250 MW. Las pérdidas representan un 12% de la demanda comercial. El sector
residencial el 44% del consumo, el industrial el 32%, el comercio el 17% y 7%
el gobierno y otros sectores. El Sistema Interconectado Nacional cuenta con
24.400 kilómetros de líneas. Con Venezuela hay una interconexión de 205 MW para
importación y 336 MW para exportación; con Ecuador se tienen 250 MW para
importación y 500 MW para exportación. Se avanza en la construcción de la
interconexión con Panamá que tendrá una capacidad de 300 MW. En 2011 se
exportaron 1.294 Gwh por un valor de US $ 92 millones. Desde 2003 se han
exportado US $ 871 millones.
En 1992, como
consecuencia de un fenómeno de El Niño extremamente agudo, se presentó un
racionamiento de 14 meses de duración. Este fue el catalizador de las reformas
de los años 90 plasmadas en las leyes 142 y 143, desde entonces vigentes con
modificaciones menores. Desde entonces El Niño se ha presentado dos veces sin
que en el País se haya apagado un bombillo. Tampoco consiguieron interrumpir el
suministro de forma perceptible los múltiples atentados terroristas contra la infraestructura
eléctrica de los años noventa y primeros del presente siglo. Continuidad y
confiabilidad del suministro: ese es principal aporte del sector eléctrico a la
competitividad de la economía. La
garantía de que esto continúe, además del control del orden público, es
estabilidad y consistencia de una regulación que ha dado confianza a los
inversionistas nacionales y extranjeros. Los problemas de orden público que
están afectando el avance de proyectos tan importantes como Porce IV y El
Quimbo merecen mayor atención por parte del Gobierno Nacional.
El segundo aspecto del efecto sobre la competitividad tiene que ver con el precio de la electricidad para el consumo industrial. Recientemente el gobierno eliminó el sobre-precio de 20% a los consumos de la industria. A pesar de este alivio, algunos industriales insisten en que las tarifas eléctricas son todavía demasiado elevadas frente a las de otros países con los cuales se enfrenta competencia directa. Esta es una cuestión fundamental que debe ser encarada por todos los agentes involucrados – gobierno nacional, regulador, empresas eléctricas e industriales - mediante estudios rigurosos que tengan en cuenta las características del sector eléctrico colombiano y el de los países con los cuales se compara. En particular no son pertinentes las comparaciones con países donde la electricidad es subsidiada, como Venezuela o Argentina. También es preciso examinar de forma desagregada la estructura de costos y de cargos de todos los componentes de la cadena eléctrica.
LGVA
Julio de 2012.
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