El diálogo nacional es con todos
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
La interpretación que los medios de comunicación y,
aparentemente, el Gobierno Nacional están haciendo del paro del 21 de
noviembre, y de las marchas violentas que lo acompañaron, es inaceptable.
La mayoría de los marchantes del 21 de noviembre son
empleados públicos o aspirantes a serlo, gentes que reciben transferencias del
gobierno o que esperan recibirlas, estudiantes y profesores universitarios y
algunas personas de buena fe que creen luchar por la justicia. Por
eso, el “diálogo social”, del que habla el Presidente, de hacerse exclusivamente con estos quejosos, seguramente se traducirá
en el aumento del gasto público, mayores déficits fiscal y de cuenta corriente,
mayor endeudamiento y, a la postre, mayores impuestos.
Los maestros de Fecode ganan más que la mayoría de los
colombianos. Cualquiera ellos gana más que los 7.000 dólares que son el PIB per cápita colombiano.
Además de tener un ingreso que supera el de la inmensa mayoría de los
colombianos, los maestros tienen un sistema pensional privilegiado. Pueden
jubilarse a los 55 años, con 20 años de trabajo y el 75% de la remuneración del
último año. Como pueden jubilarse a la edad de retiro forzoso en el sector público, muchos de ellos
acumulan dos pensiones. También tienen un sistema especial de salud que tiene
una mayor cobertura del sistema general de las EPS y cuya financiación, en lo
fundamental, corre a cargo del presupuesto nacional. Los colombianos hacemos un
esfuerzo grande para remunerar bien a los maestros oficiales y ellos agradecen
con paros y marchas todos los años y dando a los jóvenes y niños una educación
de la peor calidad. No hay peor crimen que enseñar mal.
La Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que dice
representar a la clase obrera, es un sindicato prácticamente sin obreros: solo
el 5% de sus afiliados son obreros industriales. Más del 55% de los afiliados
son funcionarios del sector de la salud y la seguridad social, la Contraloría,
Bienestar Familiar, la rama judicial, docentes de universidades públicas y
funcionarios al servicio de diversas entidades del estado. El grueso de los
obreros y trabajadores industriales pertenece a empresas del estado o en las
que el estado tiene participación, como la Unión Sindical Obrera (USO) que
agrupa a los trabajadores de ECOPETROL, los mejor remunerados del País.
La remuneración mínima de los afiliados a la CUT
equivale a tres veces el salario mínimo. Tienen plena cobertura de seguridad
social en salud, muchos con regímenes especiales en los que se cotiza menos y
se recibe más, y gozan de una estabilidad laboral absoluta. Como los maestros
de la FECODE, tampoco las frecuentes huelgas que realizan, interrumpiendo
ilegalmente la prestación de los servicios esenciales que prestan, dan lugar a una
disminución de sus remuneraciones.
Las 32 universidades del Sistema Universitario Estatal
(SUE) reciben anualmente $ 5,5 billones del presupuesto general de la Nación, $
0,5 billones por la estampilla, que grava todos los contratos de obra pública,
y $ 0,3 billones de los presupuestos de las entidades territoriales. En total, las
universidades SUE reciben anualmente, de los impuestos pagados por los
colombianos, 6,3 billones de pesos, lo que equivale a cerca de 6 millones por
alumno. ¿Parece poco? Ese el ingreso de medio año de un trabajador de salario
mínimo.
Los opositores a la reforma pensional son de dos
tipos: los que tienen pensiones jugosas, sin haber ahorrado lo requerido para
ello, especialmente políticos, antiguos jueces y magistrados y ex - funcionarios
públicos; y los que se jubilaron o se jubilarán con pensiones pequeñas porque
no ahorraron lo suficiente. Los primeros quieren defender sus prebendas
financiadas con recursos públicos, los segundos quieren tener acceso a ellas.
Por eso, unos y otros defienden el sistema que hoy castiga a los más pobres
quienes, por disposición de la sabia Corte Constitucional, no pueden
pensionarse con menos de un salario mínimo.
Los marchantes del 21 de noviembre son, en lo
fundamental, minorías activas y organizadas que con la acción directa logran
aumentar sus ingresos a expensas de las mayorías atomizadas que conforman el
resto de la sociedad.
Los otros marchantes son los militantes y activistas violentos
de la izquierda radical, que tienen sus propios objetivos políticos de acuerdo
con las orientaciones del Foro de Sao Paulo, organización creada en 1990, por
Fidel Casto y Lula da Silva, con el propósito de acabar con el capitalismo y la
democracia liberal e implantar el socialismo y un régimen despótico, como los
de Cuba y Venezuela.
Gustavo Petro y Sergio Fajardo los candidatos de los
partidos que hacen parte del Foro – Polo Democrático, Colombia Humana, Partido
Verde, Farc, Partido Comunista, Unión Patriótica – fueron derrotados en las
elecciones presidenciales de 2018. En las elecciones del 27 de octubre esos
partidos obtuvieron en las elecciones para asamblea el 15% de la votación.
Por tanto, esos partidos y movimientos, quieren
imponer mediante la acción directa y la violencia un programa que no fue apoyado
en las urnas, como lo están haciendo en Chile y Ecuador.
Nuestras instituciones económicas y políticas, que nos
han permitido progresar, por imperfectas que sean, merecen ser defendidas
porque siempre serán mejores que las implantadas por los partidos del Foro en
los países donde han llegado al poder.
La defensa de esas instituciones no puede ser obra
exclusivamente del Gobierno y de nuestra heroicas Fuerzas Armadas. Si no las
defendemos entre todos las perderemos para todos. Si perdemos nuestra libertad,
nuestra democracia, nuestra economía de mercado y nuestras propiedades, no será
culpa del Gobierno, ni de los partidos de la izquierda violenta, será culpa de
todos nosotros que no supimos defenderlas a tiempo. Es nuestra obligación
movilizarnos y hacernos sentir por todos los medios, incluso en las calles, si
es necesario.
Si el Gobierno quiere dialogar con los que viven de
los impuestos, debe hacerlo también con los que los pagamos. Si el Gobierno
quiere dialogar con los partidarios del socialismo y la dictadura del
proletariado, debe también dialogar con los partidarios del capitalismo y la
democracia liberal.
LGVA
Noviembre de 2019.
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