Visita
a la Feria de Diseño en Medellín
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Universidad EAFIT
La cultura es la diversidad
de los oficios, decía Alzate Avendaño. Y la riqueza es la variedad de los
valores de uso. El progreso de los pueblos se mide mejor por la diversidad de
cosas que saben hacer. El crecimiento del producto por habitante es una medida
engañosa del avance de una sociedad cuando consideramos un período de tiempo
relativamente largo, dos o tres décadas, por ejemplo. Para efectos de
contabilidad social usamos agregados como el producto interno bruto, pero debe
esperarse que los bienes y servicios que conforman el PIB de hoy sean en buen
grado diferentes de los que conformaban el PIB de hace veinte o treinta años.
No se progresa solamente produciendo más de las mismas cosas sino, sobre todo,
incorporando a la actividad productiva nuevos bienes y servicios y, por supuesto,
los oficios y habilidades que los crean.
Por eso recorrer los stands
de la quinta Feria de Diseño, realizada en Plaza Mayor los días 9, 10 y 11 de
junio, fue una actividad extremadamente placentera, desde el punto de vista
estético, y muy reconfortante desde la perspectiva de un economista interesado
en las cuestiones del desarrollo. Más de 110 expositores presentando todo tipo objetos,
elaborados en toda suerte de materiales, para el amueblamiento y el confort de
residencias y oficinas. Decenas de empresarios de Medellín, Bogotá, Cali y
otras ciudades, muchos de ellos extremadamente jóvenes, asumiendo el riesgo de
producir cosas nuevas y jugándose en ello su capital, su trabajo y su ingenio. Una feria como esta era algo impensables hace sólo
un par de décadas. De hecho, la Feria del Diseño tiene únicamente un breve
pasado de cinco años, pero, eso sí, el promisorio futuro de lo que algunos
gustan llamar economía creativa o economía naranja.
Personalmente encuentro
divertida esa expresión de “economía naranja” con la que se quiere significar que
se trata de una economía en la que la gente dedica la mayor parte de su tiempo
a la generación de ideas. Toda economía dinámica es una economía creativa o naranja pues
su impulso depende de la actividad de los empresarios que crean cosas nuevas y
las lanzan al mercado. Pero lo del nombre no importa. Lo esencial es la aparición
de esa dinámica de creación, experimentación, emulación y competencia.
Entre los expositores estaban
la Universidad Pontificia Bolivariana y la Universidad EAFIT que ofrecen
programas de estudio en el campo del diseño y de la ingeniería del diseño,
respectivamente. Entiendo que hay en la Ciudad otras instituciones con propuestas
académicas similares. Esta es por supuesto una buena cosa porque la creatividad
no se puede sustraer a las leyes de la física y a los valores de la estética y
el buen gusto, y todo ello es algo que
también se aprende.
Y de la política pública,
¿qué?. Personalmente pienso que los empresarios del diseño y de toda la
economía naranja precisan del gobierno lo mismo que todos los empresarios: estabilidad
macroeconómica, poca regulación y bajos impuestos. El ingenio de los
empresarios y las pruebas del mercado se encargan de lo demás.
LGVA
Junio de 2017.
La cultura en cuestión del diseño en Medellin es muy innovadora, cuando uno visita esta ciudad se da cuenta del gran gusto que tienen con respecto a la innovación y vanguardia de las nuevas tendencias del mercado. La otra vez fui a visitar a un amigo diseñador y le pedí que me diseñara una sala café estilo vallenato ya que soy amante a este genero musical y me trae muy bellos recuerdos esto. La verdad me dejo sin palabras, cumplió mucho mas que todas las expectativas que tenia con respecto a este proyecto. Saludos. Parrandon Vallenato Cali
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