Hablemos de pobreza, Fajardo (II)
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
En la entrega anterior se trató de la pobreza monetaria
que se entiende como la insuficiencia de ingresos para adquirir una canasta de
bienes y servicios. La valoración de esa canasta a precios de mercado en una
nación determinada define la llamada línea nacional de pobreza. Mediante
encuestas a la población se establece el porcentaje cuyos ingresos monetarios
están por debajo de dicha línea o la tasa de incidencia de la pobreza, la cual,
aplicada al conjunto de la población arroja el número de pobres de la nación en
cuestión. En Colombia, para 2020, eran los 21 millones de los que habla Fajardo.
La pobreza es antes que nada una privación extrema de
bienestar y de capacidades para superarla autónomamente de forma consistente y duradera. La
pobreza es un fenómeno extremadamente complejo que va más allá de la
insuficiencia de ingreso monetario. Si mañana y durante varios años se les
diera a los pobres el ingreso solidario permanente que reclaman Fajardo y todos
los políticos asistencialistas, nada garantiza que salgan de la pobreza. Es probable
incluso, si no desarrollan capacidades propias, que terminen siendo más pobres,
más dependientes, más indignados y más proclives a los cantos de sirena de los
socialistas, abiertos o embozados.
Una medida de la pobreza más acorde con la complejidad
del fenómeno es el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), anteriormente
denominado Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (INBI). El IPM se construye con base en cinco
dimensiones que contienen 15 variables, cuya sola mención basta para poner de
manifiesto la complejidad del problema de la pobreza y su vinculación profunda
con el grado de desarrollo del País[1]. Se consideran pobres los
hogares que tengan privaciones en 33,3% de esos indicadores ponderados.
La gráfica 1 muestra la evolución de la pobreza multidimensional
en Colombia, por el INBI para 1973, 1985, 1993 y 2005 y por el IPM para 2019.
Aunque seguramente hay países que puedan exhibir mayores avances en el período,
no es despreciable el hecho de que Colombia haya podido en menos de dos
generaciones reducir la pobreza en más de cincuenta puntos porcentuales. Seguramente
ha podido hacerse más y puede hacerse más y más rápidamente, pero el camino
para ello no es el de la violencia y el vandalismo que propician o toleran
quienes creen que la pobreza puede eliminarse con un chasquido de dedos
presidencial.
Gráfica 1
Es muy dudoso que la pandemia y los cierres de la
economía impuestos para controlarla hayan podido afectar sustancialmente las
variables que conforman el IPM. Si ello es así, los pobres multidimensionales hoy
serían unos 9 millones de colombianos, la cifra verdaderamente relevante cuando se quiere tratar el tema con seriedad y no hacer populismo con la pobreza y el sufrimiento ajenos.
Fajardo ha justificado el estallido de violencia,
vandalismo y criminalidad, que él denomina “estallido social”, por la situación
de pobreza. Cabría entonces esperar que ese “estallido” fuera mayor allí donde
mayor es la pobreza. Sin embargo, los datos, que muestra la gráfica 2,
desmienten esa conjetura.
Gráfica 2
En resumen. La pobreza monetaria puede estar sujeta a
variaciones bruscas y amplias como consecuencia de una crisis económica. Esto fue
lo que ocurrió entre 2019 -2020. El Índice de Pobreza Multidimensional refleja
más adecuadamente los cambios en la pobreza estructural y en sus determinantes
de largo plazo. Esa es la que debe mirar un dirigente político serio que
genuinamente busque el diseño de políticas públicas para combatirla y no
simplemente capitalizar el descontento de la gente que surge de la ignorancia.
LGVA
Junio de 2021.
[1]
Las dimensiones son: condiciones
educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo y
condiciones de la vivienda y acceso a servicios públicos domiciliarios. Las variables:
analfabetismo, bajo logro educativo, barreras a servicios de cuidado de la
primera infancia, barreras de acceso a servicios de salud, desempleo de larga
duración, hacinamiento crítico, inadecuada eliminación de excretas, inasistencia
escolar, material inadecuado de paredes exteriores, material inadecuado de
pisos, rezado escolar, sin acceso a fuente de agua mejorada, sin aseguramiento
en salud, trabajo infantil y trabajo informal.
Buenas noches Señor Luis Guillermo
ResponderEliminarEsta nueva entrega: "Hablemos de Pobreza, Fajardo II", corrobora el comentario que hice en la primera entrega, respecto a la superficialidad de las opiniones del Señor Fajardo sobre la pobreza como causa del estallido social.
Como usted bien o señala, un dirigente político serio que busque combatir la pobreza -y debo confesar que no creo que Fajardo lo sea- es aquel que genuinamente busca "el diseño de políticas públicas para combatirla y no simplemente capitalizar el descontento de la gente que surge de la ignorancia". Esta obligado a informarse antes de hablar, para enriquecer el debate público, buscar salidas y combatir los sofismas de quienes pretenden justificar el vandalismo con argumentos engañosos y reduccionistas. Colombia se merece mejores dirigentes. Y no se que deberíamos hacer, pero opino que ni Fajardo ni Petro, acostumbrados a mentir y engañas, merecen el respaldo popular. Si fuésemos un pueblo medianamente mejor educado e informado, estos dos siniestros personajes no lograrían capturar la opinión de la ciudadanía.
Para concluir, es necesario reconocer que son muy preocupantes los índices tan altos de pobreza monetaria en Colombia.
Luis Javier. En la próxima entrega muestro que los índices de pobreza monetaria de los que habla el DANE están inflados. Saludos. Gracias por sus comentarios. LG.
EliminarCon gusto señor Luis Guillermo. Estaré atento al próximo artículo. Saludes igualmente. Gracias a usted por contribuir a enriquecer el debate público sobre el origen y causa de nuestras dificultades y la correcta forma de abordar estos asuntos.
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