¡Empresarios,
a manteles con las FARC!
Luis
Guillermo Vélez Álvarez
Economista,
Universidad EAFIT
“…el último
capitalista venderá la soga con la que ahorcaremos al penúltimo”
(Frase atribuida a
Lenin)
Las FARC eran una organización político-militar que durante
más de cinco décadas trató de imponer a la sociedad colombiana por la fuerza de
las armas su ideología marxista leninista, lo cual supone, como ha ocurrido
donde quiera que los marxistas-leninistas han llegado al poder, instaurar la dictadura
del proletariado y suprimir la democracia pluralista. Las FARC, como lo han
declarado abiertamente, no han renunciado a ese propósito ni a su proyecto
último de construir una sociedad comunista sin mercados libres ni propiedad
privada.
En las negociaciones de La
Habana, el gobierno le otorgó a las FARC ventajas exageradas para su
participación en política, beneficios judiciales escandalosos y otra serie de
prebendas ominosas de las que la sociedad se ha ido percatando poco a poco. Las
pocas y tímidas modificaciones que el Congreso y la Corte Constitucional han
introducido a los acuerdos no impedirán la llegada de sus representantes al
Congreso y la consolidación, acrecentamiento y legitimación de su poder en
muchas regiones y localidades del País.
Por ello no sorprende que
los personajes más desprestigiados de la clase política, como el expresidente
Samper y la exsenadora Córdoba, estén dedicados a cortejar a los miembros del Secretariado
convertidos, por obra del despliegue exagerado y estúpido que la mayoría de los
medios dan a sus más nimias actuaciones, en las estrellas rutilantes de la
política colombiana. Ningún movimiento o personaje de la política ha recibido
el “free press” del que se han beneficiado las FARC en los últimos años.
Tampoco deberá sorprendernos que, en una eventual segunda vuelta presidencial,
otros personajes de la política, que hoy guardan taimado silencio frente a los
desafueros y el proyecto político de las FARC, reciban unos votos que podrían
resultar definitivos para decidir la contienda electoral.
Lo que es definitivamente
incomprensible es que amplios sectores del empresariado o de la burguesía, para
emplear un término del agrado de los marxistas-leninistas, estén facilitando
por acción y omisión la promoción de la imagen maquillada de los dirigentes de
las FARC; invitando a sus asambleas gremiales a personajes afines a su proyecto
político y permitiendo que los medios de comunicación de su propiedad o que se
mantienen por su pauta se conviertan en caja de resonancia de sus ideas
mediante crónicas insulsas y complacientes entrevistas que periodistas bobalicones hacen a sus
dirigentes. El señor Arismendi, en la celebración del aniversario de la firma
de los acuerdos, encontró que era mejor darle, para su lucimiento, el micrófono
al señor Timochenko que al desprestigiado nobel de la paz. ¡Eso es tener visión
de futuro!
La esencia de una sociedad
liberal y democrática es la tolerancia y el respeto por las ideas de los demás.
Esto plantea a las sociedades liberales el problema fundamental de qué hacer
con los intolerantes, con aquellos que buscan valerse de las instituciones de
la democracia para acabar con ellas y con la tolerancia a la primera
oportunidad. Este es el proyecto político de las FARC, hasta que sus dirigentes
digan lo contrario renunciando al marxismo leninismo.
En una de sus obras, Karl
Popper recuerda la historia de una comunidad de la selva india que despareció a
causa de su creencia de que la vida, incluida la de los tigres, era sagrada. El
problema fue que los tigres no pensaban lo mismo. El tolerante absoluto corre un
riesgo similar. Por ello, como señala Popper, sobre el tolerante no puede
recaer la obligación de tolerar al intolerante.
Este problema solo admite
una solución pragmática. Es inevitable que en las sociedades liberales aparezcan
grupúsculos intolerantes: racistas, fascistas, comunistas, raelianos, socialistas
siglo XXI, etc. A estos grupos y a todos
los de la franja lunática, en una sociedad liberal, hay que otorgarles una
especie de tolerancia condicionada, condicionada a que con sus acciones no
atenten violentamente contra lo demás. Esa tolerancia condicionada significa
también que no hay que facilitarles las cosas otorgándoles ventajas en política
o medios materiales para la difusión de sus delirios. Hay que respetar la vida de los tigres, pero
hay que mantenerlos alejados de nuestras viviendas y propiedades.
La democracia es un sistema
político extremadamente frágil. Para bien y para mal en democracia vota todo
mundo y el votante medio, que no suele ser muy ilustrado y perspicaz, es
sensible a los más insólitos halagos. Lenin no ganó la mayoría en los soviets
prometiendo el Gulag, Hitler no tenía en
su programa los campos de concentración, ni Chávez ofreció acabar con la
propiedad privada y el mercado libre. El discurso de Lenin para las masas,
consignado en sus famosas “Tesis de abril”, se resumía en tres palabras: paz,
pan, tierra. Hoy, cien años después, ese es el mismo discurso de las Farc
consignado en un documento también titulado “Tesis de abril”, como puede
constarlo cualquiera que ponga esas palabras en Google. No es coincidencia lo del nombre, las Farc saben de qué
están hablando. También, como Lenin, Timochenko habla de “gobierno de
transición”. ¿De transición a dónde? Al socialismo, por supuesto.
Los empresarios y
capitalistas no deben temer ser acusados, como lo serán, de ser
antidemocráticos si hacen que en los medios de su propiedad o que financian con
su pauta, en sus espacios gremiales, en las universidades y en todas las entidades que apoyan
financieramente se lleve a su mínima expresión la propaganda política de las
FARC y sus aliados ideológicos. En Polonia, donde saben bien lo que es el
comunismo, acaban de aprobar una ley que
prohíbe los símbolos comunistas, como están ya proscritos en toda Europa sus parientes
cercanos los símbolos nazis. Probablemente en Colombia no sea posible ir hasta
allá, pero si es necesario que los
empresarios entiendan que por el camino del micrófono ilimitado, las
entrevistas adocenadas y toda la exposición mediática que les están dando, van a terminar sentados a manteles con las
FARC.
Noviembre de 2017.
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