El sector eléctrico amenazado
Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista
La del sector eléctrico fue una de las grandes
reformas institucionales de los años 90 del siglo pasado. Abierto a la
participación privada y regido por reglas de mercado y una regulación competitiva,
el sector eléctrico colombiano ha crecido sostenidamente en capacidad de producción
y transporte, abasteciendo cumplidamente la demanda, aún en condiciones
hidrológicas críticas, con una matriz de generación diversificada y limpia. Solo
los prejuicios ideológicos profundamente arraigados en su mente pueden explicar
el deseo del candidato Gustavo Francisco Petro Urrego de acabar con lo que
internacionalmente se reconoce como un caso de éxito.
Son tres las principales amenazas contenidas en el
programa de Petro (página 17) que se ciernen sobre el sector eléctrico y que llevarían
a la desaparición del modelo de mercado y su institucionalidad:
1. “No se construirán más hidroeléctricas de embalse”
2. “Se impulsará la sustitución de las plantas termoeléctricas
por sistemas de almacenamiento o fuentes renovables”
3. “Se fortalecerá el rol del estado en el despacho de
energía eléctrica…”
La prohibición de construir hidroeléctricas de embalse
acaba con la libertad de los empresarios de elegir la naturaleza y monto de sus
inversiones y llevaría a la desaparición de la planeación indicativa de la expansión
de la generación y a su sustitución por una planeación imperativa y
centralizada como la que colapsó con ocasión del racionamiento de 1992.
El “impulso” a la sustitución de plantas térmicas
también va en contravía de las reglas de mercado y de la regulación competitiva
con la que se ha buscado la neutralidad tecnológica de suerte que la elección
de las fuentes de generación dependa de su eficiencia y rentabilidad relativas.
Adicionalmente, la desaparición de la generación térmica privaría al sistema de
un referente de mercado – el costo de los combustibles – para la valoración del
agua embalsada.
El “fortalecimiento” del rol del estado en el despacho
es extremadamente inquietante. Hoy el despacho horario de la carga eléctrica es
el resultado de las ofertas competitivas – precio y cantidad - que hacen los
agentes generadores basados en sus propias evaluaciones de oportunidad,
beneficio y riesgo. El “fortalecimiento del rol del estado” no puede significar
nada distinto que la implantación de reglas puramente administrativas dejando al
mercado sometido a la arbitrariedad del ministro de turno.
El gran mérito de la reforma eléctrica de los años
noventa fue la separación funcional y normativa de los roles del estado en el
sector eléctrico colombiano. Ese esquema institucional - con la política en el
ministerio, la planeación en la UPME y la regulación en la CREG - ha permitido
la coexistencia de empresas públicas, mixtas y privadas compitiendo bajo las
mismas reglas.
No cabe la menor duda de que una planeación imperativa
y centralizada, guiada por criterios ambientalistas extremos, y la desaparición
del mercado spot y su reemplazo por un despacho administrado - regido por los criterios
de confiabilidad y estabilidad del ministro de turno - llevarán al marchitamiento progresivo de la inversión privada en el sector y a la aparición
en su lugar de un desueto monopolio gubernamental en generación y transmisión. Estamos
advertidos.
LGVA
Abril de 2022.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar