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lunes, 14 de octubre de 2024

Después de Petro

 

Después de Petro

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Es cada vez menos probable que Petro y su partido puedan permanecer en el gobierno más allá de 2026: su fuerza electoral y su capacidad de movilización están muy menguadas y no se avizora nada que pueda contrarrestar su declive, todo lo contrario[1]. El santismo, sin cuyo soporte no habría ganado en 2022, buscará la presidencia con su propio candidato, pues la deuda, por el apoyo decisivo del petrismo en la segunda vuelta de 2014[2], ha quedado saldada[3].

Los colombianos tendrán que escoger en 2026 entre dos modelos de desarrollo, a saber:

·         El intervencionismo proteccionista, agrarista y asistencialista que, con diferentes énfasis y pocas excepciones, ha caracterizado la política económica de sucesivos gobiernos, prácticamente desde el primero de López Pumarejo, en los años 30 del siglo pasado.

·         El liberalismo económico radical que vuelque la economía hacia el mercado internacional, atraiga la inversión extranjera masiva y retenga la nacional con bajos impuestos, equilibrio fiscal, moneda sana, libertad cambiaria y financiera, mercado laboral libre y un gobierno austero que garantice seguridad y orden.

Votar por el primer modelo - cuya expresión política será una coalición de santistas de todos los partidos que ya está en construcción[4] – conduce a la perpetuación de una economía mediocre, atrapada en la trampa del ingreso medio por una fiscalidad agobiante y un sistema asistencialista de subsidios masivos, de empleo burocrático y corrupción legalizada, bajo la amenaza continua de perder totalmente la libertad y la democracia.

Está probado que los países con mayor libertad económica son más prósperos, sus habitantes gozan de mayor bienestar económico y social y de un medio ambiente más sano. En menos de tres décadas, Polonia y los países bálticos salieron de las garras del socialismo y saltaron a la liga de los países de ingreso medio-alto, aplicando la misma fórmula que en los años sesenta del siglo pasado siguieron los llamados Tigres Asiáticos (Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong-Kong), economía volcada a la exportación y abierta a la inversión,  mientras que Colombia, al igual que los demás países de América Latina, optaron por la fórmula agrarista y proteccionista de la CEPAL y la hostilidad a la inversión extranjera.

Es necesario construir una coalición política alrededor de la defensa sin ambages de la libertad económica radical entendida como el derecho fundamental de todos los seres humanos de controlar su propio trabajo y su propiedad; de trabajar, producir, consumir e invertir de la forma que deseen; regidos por una constitución y unas leyes que protegen y amplían las libertades, en consonancia con los avances de la ciencia y la tecnología, y unos gobernante que permiten que el trabajo, el capital y los bienes se muevan libremente.

La libertad es una e indivisible porque en todas sus formas reposa sobre el mismo principio: el dominio de cada ser humano sobre su propia persona. El papel del gobierno es preservarla en todas sus formas y buscar su ampliación. La libertad es el objetivo político supremo y, más que utilitarista, su defensa debe ser rotunda y apasionada.

LGVA

Octubre 14 de 2024.



[1] Dudo de que Petro trate de mantenerse en el gobierno recurriendo a la fuerza o a procedimientos contrarios a la constitución.

En primer lugar, porque carece de la fuerza requerida para lograrlo mediante la movilización masiva con apoyo paramilitar armado.

En segundo lugar, porque le ha sacado gusto a ser una vedette consentida de la izquierda internacional que adora su palabrería y eso no sería posible hacerlo en el futuro si, con una intentona de golpe o cualquier procedimiento abiertamente antidemocrático, se convierte en un paria como Maduro, Ortega o Diaz Canel.    

 

[2] En su autobiografía, Petro escribe:

“…cuando nos metimos en la actividad electoral para ayudar a Santos en la segunda vuelta …”

Más adelante: “El rol que jugamos en la victoria de Santos nos convirtió en un factor determinante para la política colombiana”.

Luego, hablando del plebiscito: “…siempre he creído que la coalición Santos-Petro debió haberse expresado en ese momento”.

El fuerte electoral de Petro en 2014 era Bogotá. En la primera vuelta Zuluaga obtuvo en la capital 542.432 votos y Santos 444.051, para una diferencia de 98.381 a favor de Zuluaga. En la segunda vuelta Santos alcanzó 1.337.249 y Zuluaga 1.075.638, para una diferencia de 261.711, a favor de Santos, equivalente al 28% del total de votos, 992.341, con los que Santos superó a Zuluaga.     

 

[3] Desde el inicio de la campaña presidencial de 2022, Santos materializó su apoyo decidido a Petro poniendo a su disposición a gente de su entraña, Roy y Benedetti, los más especializados en clientelismo electoral. Luego engalanó el gabinete de Petro con varios de sus ex ministros y amigos políticos: Gaviria, Lizcano, Prada, Velasco y Cristo, entre otros. También Fajardo ha tenido importante representación en el gabinete de Petro con Ocampo y Murillo.  

 

[4] Esa es la misión encomendada a Juan Fernando Cristo Burgos. Más que para ayudar a Petro en el trámite de su averiada agenda legislativa, su objetivo en el Ministerio de Gobierno es armar el Pacto Nacional del próximo gobierno, que sueña con encabezar. Se podría estar configurando el Frente Nacional Santo-Petrista, del cual podrían hacer parte los partidos Conservador, Liberal, Cambio Radical, de la U y los Verdes. 

sábado, 12 de octubre de 2024

El gran reto de la sociedad venezolana

 

El gran reto de la sociedad venezolana

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

La obligación de velar por su interés personal y el de sus seres queridos, disciplina a las personas en los hábitos de la regularidad, la moderación, la previsión y la confianza en sí mismas. Esto no ocurre, en general, por voluntad propia consciente sino por la fuerza de la costumbre.  Cuando las personas están obligadas a tomar sus propias decisiones y a mantenerse con su propio trabajo, son más esforzadas, constantes, ahorrativas, sobrias y menos exigentes.  Habituar a la gente a depender de las ayudas o los empleos poco demandantes del gobierno tiene un efecto deletéreo sobre esos hábitos.

Todas las personas, incluidas las pobres, responden a incentivos. El asistencialismo corrompe a las personas, no solo a los políticos. Esa dependencia moldea también las actitudes políticas. El pueblo venezolano – habituado a los servicios públicos gratuitos, gasolina a precios irrisorios y a toda clase de ayudas sociales - se lanzó en brazos de Chávez cuando la caída en el precio del petróleo hizo inviable el asistencialismo desplegado en forma masiva por los gobiernos de Pérez, Caldera, Herrera-Campins y Lusinchi en la bonanza petrolera de los años 70 y 80 del siglo XX.

Chávez consiguió hacerle creer a la población que la reducción de las transferencias gubernamentales era decisión de una oligarquía perversa deseosa de martirizar al pueblo y que él era el ungido para defenderlo y reestablecer sus derechos. Chávez tuvo la fortuna de montarse en la fase alcista de los precios del petróleo pudiendo de nuevo repartir dinero a espuertas – las Misiones Bolivarianas o Misiones de Cristo - a una población con arraigados hábitos de rentista. Y Venezuela pudo mantener el festín, como lo denominara Arturo Uslar Pietri, hasta que los precios comenzaron a caer y sobrevino la pavorosa catástrofe económica y social que el mundo contempla con estupor.

Naturalmente, los responsables directos de esa tragedia son Chávez, Maduro y la banda de delincuentes que los acompañan; pero, los responsables indirectos son Pérez, Caldera, Herrera-Campins, Lusinchi y todos los políticos adecos y copeyanos que con su asistencialismo desaforado corrompieron la sociedad venezolana allanado así el camino de Chávez y Maduro.

Sin pretender desconocer la heroica lucha del Maria Corina Machado y su movimiento Vente, campaña arrolladora y su muy segura victoria es resultado del colapso del sistema asistencialista de subsidios masivos, de empleo burocrático y corrupción legalizada montado a partir de la renta petrolera que se extinguió. Para decirlo brevemente, Edmundo González, el ungido de Machado, triunfa hoy por la misma razón que triunfó Chávez hace un cuarto de siglo: la caída de la renta petrolera.

Después de la victoria electoral, el gran reto de los liberales demócratas venezolanos es la reconstrucción de la sociedad sobre la base de una economía basada en una actividad privada vigorosa y un estado centrado en proveer seguridad, orden y justicia; todo lo cual es extremadamente difícil con un ejército corrompido, la presencia de múltiples economías criminales y una población acostumbrada al asistencialismo.

LGVA

Octubre de 2024

miércoles, 9 de octubre de 2024

Docencia e investigación en la U de A

 

Docencia e investigación en la U de A

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Según la Vicerrectoría de docencia, los profesores de planta de la Universidad de Antioquia dedican a la docencia directa el 13.8 % de su tiempo. Algo similar ocurre en la Nacional y en la del Valle. El grueso de la docencia recae sobre legiones de profesores de cátedra laboralmente precarizados.



Esta situación es el resultado de la aplicación durante más de 20 años del decreto 1279 de 2002, en particular del artículo 10, donde se establecen los puntajes para ascenso en el escalafón por productividad académica. En su momento, fue buena medida para incentivar la investigación y la producción científica. Con el paso del tiempo, como ocurre usualmente con normas que buscan modificar la conducta humana, el incentivo se pervirtió y empezó a producir efectos indeseados.

El decreto 1279 tiene un marcado sesgo a favor de la producción de artículos y en contra de la actividad docente. Los “trabajos, ensayos y artículos de carácter científico, técnico, artístico, humanístico o pedagógico” permiten obtener entre 3 y 15 puntos de ascenso en el escalafón, según la clasificación de la revista en el índice de COLCIENCIAS. Existe también la modalidad de “comunicación corta” que da derecho al 60% del puntaje otorgado y la “revisión de tema” o la “carta al editor” que dan el 30%.  Hasta tres autores pueden obtener igual puntaje por el mismo artículo y, si son más, se distribuyen un puntaje incrementado entre todos ellos.

Parece un chiste, pero es verdad: al profesor “destacado” en docencia y extensión se le otorgan 2, 3, 4 ó 5 puntos anuales según sea auxiliar o instructor, asistente, asociado o titular. Si, como subproducto de su ejercicio docente, escribe un libro de texto, el profesor recibe 15 puntos. Finalmente, por una patente se otorgan 25 puntos.

La gente responde a incentivos. Por eso es comprensible que ningún profesor de tiempo completo quiera ejercer la docencia y que todos se hayan convertido en impenitentes escritores que publican hasta en las más ignotas hojas parroquiales, que se apuntan los unos a los otros en sus artículos, los que se aceptan entre ellos en la multitud de revistas académicas que proliferan como hongos en la humedad. No sobra decir que los artículos se cuentan por cientos y que sobran dedos para contar las patentes.

Cuando estudié economía en la U de A la inmensa mayoría de mis profesores era de tiempo completo. Casi todos trabajaban en investigación, publicaban artículos, dirigían tesis y participaban en eventos académicos. Eso no les impedía la docencia en pregrado y postgrado. En la Universidad de París X Nanterre, donde hice mi doctorado, todos los profesores, algunos reconocidos como los mejores economistas de Francia, escribían libros, publicaban artículos, dirigían tesis e impartían docencia. 

NB. Es curioso que los alumnos de los programas de pregrado de la Facultad de Ciencias Exactas, donde están los PHD que más publican en revistas académicas internacionales de primer nivel, tengan un desempeño más bien mediocre en las pruebas de estado.

LGVA

Octubre de 2024.