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domingo, 7 de diciembre de 2025

Cabal por Cabal

 

Cabal por Cabal

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Maria Fernanda Cabal Molina acaba de publicar su autobiografía.

“¿Para qué contar mi vida? Para que el país conozca quien soy. La extrema coherencia es mi esencia y la lucha contra la injusticia, mi motor. Soy ferviente en la defensa de las libertades y la dignidad del ser humano. Mis causas son del alma. Por eso defiendo principios que no negocio, que me definen y que creo indispensables para el país que soñamos en civilización. Creo en la urgencia de restaurar el orden en esta casa que llamamos Colombia porque la libertad sin orden es anarquía y caos. Sostengo que la seguridad es un bien fundante y un derecho esencial, porque sin seguridad, no hay verdadera libertad”.

Más que en las ideas y propuestas, el liderazgo político se fundamenta en los atributos espirituales y morales que el pueblo siente que encarna el líder a quien brinda su adhesión. Eso se llama carisma.

Sin duda alguna, no hay liderazgo sin carisma, pero el carisma se disuelve como humo cuando se carece de ideas y propuestas que le den sustancia. Carisma y sustancia es lo que tiene en grado sumo María Fernanda y eso es lo que se percibe a lo largo de las páginas de su atrapante libro.

El libro atrapa porque a cada párrafo surge la mujer de fuertes convicciones y compromiso inquebrantable con el País y su partido el Centro Democrático que desde hace años ha brillado con luz propia en el Congreso y todos los foros en los que presenta sus opiniones con valentía y franqueza, sin concesiones a la corrección política y ni al buenismo con el que la extrema izquierda ha conseguido contaminar la mentalidad de amplios sectores de la sociedad.

Maria Fernanda es consciente de que sus batallas en Colombia se enmarcan en la lucha que a escala planetaria se libra entre la llamada derecha que defiende la vida, la familia, la tradición, la propiedad y la libertad de elegir en contra de totalitarismo travestido que a nombre de la igualdad imposible y el espejismo de la justicia social amenaza con destruir la civilización occidental, la misma que se fundamenta en dichos valores.



Por eso, y movida por la curiosidad intelectual que la alienta, se ha involucrado en una vasta red relaciones políticas – Donald Trump, Viktor Orbán, Santiago Abascal – y de sólidas influencias conceptuales como Olavo de Carvalho, Javier Milei y Agustín Laje.

Su liberalismo – acendrado y entendido – la lleva a una gran claridad en sus planteamientos programáticos:

-       La pobreza y la desigualdad importan, pero no se elimina la primera ni se reduce la segunda por la acción del gobierno.

 

-       Sin crecimiento económico no desparece la pobreza ni se reduce la desigualdad.

 

-       El crecimiento económico no se decreta ni se planea, se desata liberando a las personas y las empresas de las ataduras tributarias y regulatorias que le impone el estado.

 

-       Austeridad expansiva, menos burocracia y mínima regulación para desatar las fuerzas del sector privado y reducir las oportunidades de corrupción. 

 

LGVA

Diciembre de 2025.

La financiera del Metro

 

La financiera del Metro

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En noviembre de 1985, después de adelantar estudios de postgrado en la Universidad de Paris I – Sorbona, regresó a Medellín una estudiosa Financiera. Teoría de portafolio, mercado de capitales y derivados financieros fueron sus campos de especialización, todos ellos novedosos en un medio dominado por las finanzas corporativas o la administración financiera al estilo Van Horne.

La Financiera estaba temerosa de que sus nuevos conocimientos resultaran exóticos, pero se equivocó: el mundo no se había detenido y la demanda por profesionales como ella estaba en alza. Tres meses después de su llegada fue reclutada para el Grupo Cabarría en Bogotá.

 “Para manejar chequeras en negro habría contratado una secretaria no una doctora como usted” le dijo un día Don Hernán Echavarría Olózaga, cabeza del Grupo, cuando le expresó cierta incomodidad por la estrechez de liquidez que debía manejar: nada de dinero ocioso, todo excedente debe invertirse. La experiencia en Cabarría fue exigente, intensa, vertiginosa y variada pero relativamente breve.

Un día, a mediados de 1987, sin que hasta hoy se sepa cómo, llegó a su oficina Jairo Hoyos, entonces gerente de la Empresa de Transporte Masivo del Valle de Aburrá – ETMVA. La oferta que le hizo solo tenía el atractivo de permitirle regresar a Medellín, lo que deseaba por razones familiares. En lo profesional, significaba menos ingresos y más problemas.

Y así fue: el día mismo de su debut laboral, la empresa se encontraba sin caja para pagar la nómina. Sus relaciones con el sistema bancario le permitieron resolver este y muchos otros pequeños y grandes problemas del día a día de una empresa que, con una precaria estructura administrativa, debía manejar uno de los contratos de crédito externo más grandes en la historia del País, el cual tenía además la complejidad de estar pactado en cuatro divisas. Para esto resultaron fundamentales los conocimientos sobre derivados financieros adquiridos en la Sorbona. 



El apoyo del gobierno de Belisario Betancur fue decisivo para contratar la construcción y financiación del Metro de Medellín, pero también permitió que se incurriera, por la premura, en errores garrafales y vacíos contractuales en cuanto al monto de la financiación, plazos, fuentes de pago y otros compromisos de la contraparte nacional, todo lo cual llevó a la suspensión de las obras en 1991.

Prácticamente todo 1992, el primer año de vida de su primer hijo, la Financiera se la pasó en Europa, en compañía de altos funcionarios del Gobierno Nacional, renegociando con el Consorcio las condiciones de un nuevo contrato que permitiera reanudar los trabajos de lo que amenazaba convertirse en elefante blanco.

El nuevo contrato y la aprobación de la Ley de Metros, en cuya conceptualización la Financiera jugó un papel fundamental, permitieron la continuación de los trabajos y la terminación del Metro; cuya inauguración no disfrutó pues se retiró un año antes para asumir la Gerencia Financiera del Grupo Sanford en Bogotá. 

Olvidaba decir que la Financiera es Gloria Cecilia Tamayo Ortiz, madre de mis hijos, Sara Helena y Juan Felipe, y compañera de mi vida.   

LGVA

Diciembre de 2025

jueves, 4 de diciembre de 2025

Cepeda: el estalinista

 

Cepeda: el estalinista

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

“Estas ideas totalitarias tienen un extraño influjo y ejercen una extraña fascinación sobre muchas personas (…) ejercen una gran atracción sobre quienes se sienten disconformes e insatisfechos en una sociedad libre, abierta y competitiva”

(Karl Popper)

 

Hijo de padre y madre comunistas, militante de la JUCO desde los 13 años y del PCC[1] durante la mayor parte de su vida adulta. Se formó en filosofía marxista en Bulgaria, cuando ese país estaba gobernado por el estalinista Todor Zhiykov. Amigo público de las FARC y sus supuestas disidencias y defensor oficioso de criminales como Iván Márquez y Jesús Santrich. Este es, en síntesis, Iván Cepeda Castro.

Cuando se revelaron los crímenes de Stalin y después de la invasión soviética a Hungría en 1956 y a Checoeslovaquia en 1968, los partidos comunistas de Europa Occidental empezaron a alejarse del comunismo soviético y del modelo de gobierno unipartidista, antidemocrático y dictatorial de prevaleciente en la Unión Soviética y en los países de Europa Oriental. En 1977 los partidos comunistas de Francia, España e Italia lanzaron el movimiento del Eurocomunismo que renunciaba a las ideas de partido único y dictadura del proletariado y proclamaba que el socialismo debía construirse sobre una base democrática, pluralista y multipartidista.

El Partido Comunista Colombiano, el partido de Cepeda, se mantiene en la más pura tradición estalinista. En su programa se lee lo siguiente:

“El proyecto político de los comunistas se fundamenta en las experiencias de organización, de lucha y de construcción de una nueva sociedad de los proletarios del mundo, reconoce que en la revolución bolchevique de octubre de 1917 y en otras experiencias de Europa Oriental y algunos países asiáticos, así como en Cuba, actualmente, se han dado los más serios intentos -conocidos hasta el momento- de construir una sociedad alternativa al capitalismo y de emprender la construcción socialista a escala universal”[2]

Países como China y Vietnam, gobernados por comunistas, han aceptado el mercado, la propiedad privada y la ganancia para impulsar el crecimiento económico.  El Partido Comunista Colombiano, el partido de Cepeda, no ha renunciado a la planificación centralizada que ha fracasado do quiera que se ha implantado. En su programa se lee lo siguiente:

“La propuesta alternativa establecerá una planificación económica, científica, democrática, flexible a nivel local, regional y nacional, mediante la participación y representación de las fuerzas sociales populares, las fuerzas políticas revolucionarías, democráticas y progresistas en todos los organismos de planificación que permitan capacidad de decisión y control sobre los instrumentos y mecanismos de dicha planificación, incluido el presupuesto nacional”[3].

Y esta otra sobre la propiedad social:

“La meta del Partido Comunista Colombiano es el socialismo. Bajo las condiciones de la propiedad social de los medios de producción y de la planificación social general de la economía, puede formarse, en un proceso histórico largo, un nuevo orden de convivencia de los seres humanos”[4]

El Partido Comunistas Colombiano, el partido de Cepeda, es un partido estalinista partidario de la planeación centralizada y de la dictadura del proletariado.

LGVA

Diciembre de 2025.

 



[1] JUCO: Juventud Comunista; PCC: Partido Comunista Colombiano.

 

[2].https://pacocol.org/wp-content/uploads/2022/07/Programa-Personeria-.pdf.

Programa del Partido Comunista Colombiano, aprobado en el XXI Congreso Nacional y ratificado en el XXII Congreso Nacional, realizado entre el 13 y el 17 de julio de 2017, en la ciudad de Bogotá, D.C. Página 17.

[3] Ídem. Página 22.

 

[4] Ídem. Página 41.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

El problema estructural de la financiación de las universidades públicas

 

El problema estructural de la financiación de las universidades públicas

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Las universidades son asociaciones de profesionales de la enseñanza superior, la investigación científica, la consultoría y los servicios profesionales – también de la retórica, la oratoria y la sofistica- que se reúnen para ofrecer de forma conjunta sus servicios porque, eventualmente, esto les resulta más provechoso – complementariedad, economías de escala, poder de mercado, etc. – que hacerlo de forma individual. Su origen se remonta a esos extraordinarios empresarios de la educación superior que fueron Platón y Aristóteles quienes, con sus maravillosas creaciones de la Academia y el Liceo, respectivamente, superaron las deficiencias del modelo educativo atomista, peripatético e itinerante del maestro del primero, Sócrates, hombre sabio, pero poco práctico en asuntos de dinero.

Las universidades públicas tienen, sobre sus competidoras privadas, la ventaja extraordinaria de que la mayor parte de su ingreso operativo es pagado con impuestos, en una cuantía que es independiente de su nivel de actividad. Esto les permite a las 32 instituciones privilegiadas de la ley 30 de 1992 ofrecer sus servicios – la educación de pregrado en particular – a unos precios muy por debajo de los costos, lo cual les garantiza una demanda ilimitada, proveniente de las familias de más bajos ingresos que no pueden pagar las matrículas de las universidades privadas, las cuales deben fijarlas a un nivel que les permita la cobertura plena de sus costos.

El programa “Ser pilo paga” puso en evidencia que la supervivencia de las universidades públicas depende de la existencia del mercado cautivo de los chicos de familias de bajos ingresos, garantizado por el sistema de subsidio a la oferta de la Ley 30 de 1992. Cuando se les dio la libertad de elegir, la inmensa mayoría de los jóvenes beneficiarios, sin pensarlo dos veces, optaron por las universidades privadas. Ese experimento social sugiere que, de tener la oportunidad, los miles de chicos que marchan en “defensa de la universidad pública” se precipitarían en masa hacia las privadas. Por encima de la retórica, la dura realidad es que las universidades públicas no resistirían la prueba del mercado si se vieran despojadas de la porción de los impuestos que reclaman como propia.

Hasta los años 90 las universidades públicas colombianas eran, básicamente, universidades de docencia. Unos pocos profesores hacían investigación y publicaban en alguna de las escasas revistas existentes. Los docentes de esa época se quejaban incesantemente de la falta de “condiciones objetivas para investigar”. Entonces, apareció el decreto 1279 de 2002 y se desencadenó una “revolución silenciosa” en todas las universidades, las cuales se fueron llenado de prolíficos profesores que escribían y publicaban artículos en revistas que surgían como hongos en todas las escuelas y facultades.

En su afán de estimular la investigación, el decreto 1279 estableció un generoso sistema de recompensas que privilegia al profesor-investigador (research-professor) en detrimento del docente (teaching-professor). El más modesto artículo en la más humilde revista incrementa de forma permanente el ingreso del primero mientras que el segundo puede dictar la mejor cátedra del mundo sin que eso le haga ganar ni un solo punto en la escala salarial. Los profesores de tiempo completo se volcaron pues hacia la investigación y la escritura y, hasta donde pudieron, abandonaron la docencia que progresivamente se vio transformada en una actividad secundaria, carente de glamour académico y, al parecer, indigna de ser desempeñada por un “research-professor”. Como había que suplir la docencia de pregrado que no podían impartir los profesores de tiempo completo, los cuales en número creciente se beneficiaban de la “descarga académica” para aumentar su “productividad académica”, las universidades públicas se fueron llenado de profesores de cátedra.

Hasta hace unas dos o tres décadas, los cursos de pregrado de las universidades públicas eran dictados por profesores de tiempo completo. Los profesores de cátedra eran excepcionales y usualmente se trataba de personas dedicadas fundamentalmente al ejercicio exitoso de su profesión, razón por la cual impartían sus cursos en horarios extremos y sin importarles la remuneración: de verdad lo hacían por amor a la cátedra. Hoy la situación es completamente distinta y ha aparecido una nueva categoría de profesional, la del docente de cátedra especializado en eso, en ser docente de cátedra en los programas de pregrado, fundamentalmente. Se cuentan por cientos, incluso por miles. Estos profesores responden por una gran parte de la carga docente de las universidades públicas. En la Universidad de Antioquia, en la sede de Medellín, el 63% de los planes de estudio de pregrado son ejecutados por estos docentes. En las regionales, ese porcentaje es cercano al 100%.  

Las universidades desarrollan actividades de investigación, docencia y extensión. Según el énfasis puesto en las dos primeras, se tienen universidades de investigación, universidades de docencia e investigación y universidades de docencia. Con todo lo que ello implica, las grandes universidades públicas están dejando o dejaron de ser universidades de docencia y se están transformando o se transformaron ya en universidades de investigación. Ahora bien, su esquema de financiamiento, ley 30 de 1992, corresponde a un sistema de universidades de docencia; su esquema de remuneración, decreto 1279 de 2002, a uno de universidades de investigación. Esta es la raíz del conflicto recurrente sobre la financiación de las universidades públicas y, aún más importante, sobre lo que es o debe ser su verdadera misión. Este es un debate que debe encarar el País.  

Los jóvenes de las universidades que marchan periódicamente y protestan por la falta de ón financiación, lo hacen con la creencia de estar defendiendo su “derecho a la educación”. Los profesores y directivos que los incitaron están defendiendo las ventajas que les otorga el decreto 1279 para investigar, escribir y publicar, libres de la “carga docente” y sin preocuparse de que el mercado valide la relevancia de sus investigaciones y sus escritos.

Hoy, para decirlo crudamente, en las grandes universidades públicas del País coexisten dos universidades, la glamurosa, dedicada a la investigación y a los estudios de posgrado, integrada por profesores de tiempo completo, con doctorado o maestría, estabilidad laboral garantizada y relativamente bien remunerados. La otra, más pedestre, es la universidad de los pregrados, a la que asisten los miles de jóvenes marchantes, atendida por docentes de cátedra menos capacitados, sin estabilidad laboral y tan mal o peor remunerados como los de las universidades de garaje, a las cuales, por supuesto, también prestan sus servicios para completar su congruo ingreso. Más pronto que tarde, el problema de estos docentes informales le reventará en la cara a las autoridades educativas del País, pero esa es otra historia

LGVA

Noviembre de 2025

sábado, 8 de noviembre de 2025

La Argentina de Milei y la Colombia de Cabal

 

La Argentina de Milei y la Colombia de Cabal

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Según estimaciones del FMI, la economía argentina crecerá 4,5%, en 2025, y 4,0%, en 2026. Para esos mismos años se pronostica un aumento de 41% y 16 % del nivel general de precios y tasas de desempleo promedio de 7,5% y 6.6%, respectivamente. En 2024 la economía se contrajo 1,6% por el drástico juste fiscal y monetario requerido para yugular la hiperinflación que en poco más en un año eliminó por completo el déficit fiscal y generó un superávit de 0,46% del PIB.

Los determinantes claves de este resultado son el drástico recorte del tamaño del gobierno - con la supresión de la mitad de los ministerios en el primer decreto y la disolución, transformación o fusión de al menos 101 entidades públicas en los primeros 12 meses de gestión - y la desregulación de la actividad económica que solo en diciembre de 2023 supuso la derogación de 300 normas que obstaculizaban la actividad privada, el funcionamiento del mercado laboral, el comercio exterior, los alquileres, la inversión, etc. El proceso de desregulación ha continuado desde el Ministerio de desregulación y transformación del Estado, dirigido por Federico Sturzenegger, quien en agosto de 2025 presentó el siguiente balance: 418 normas de desregulación, con 1.246 normativas modificadas o eliminadas y 8.935 artículos modificados o eliminados.

Todos los candidatos y precandidatos quieren parecerse un poco a Milei, pero ninguno de ellos, excepción hecha de Maria Fernanda Cabal Molina, ha presentado una propuesta en la que claramente se articulen la reducción del tamaño del estado y la desregulación económica en una estrategia de crecimiento catalizada por la acción del estado, pero liderada por la inversión privada nacional y extranjera.

La MEGA 2040 no es una meta gubernamental, no es el estado el llamado a enriquecer a Colombia, son los empresarios, los trabajadores y los ciudadanos en general quienes aprovechando su inventiva y usando su libertad llevarán el país al desarrollo alcanzando un PIB per cápita de 15.000 dólares.

La primera tarea del gobierno de Cabal, que no tuvo que enfrentar Milei, será reestablecer el control sobre todo el territorio para brindar seguridad material a personas y propiedades. En condiciones más adversas desde el punto de vista militar, Uribe reestableció el orden en los primeros 100 días de su primer gobierno.

Sobre el recorte del estado la segunda ruta de la MEGA 2040 plantea redefinir el rol de la rama ejecutiva y enfocarla en sus funciones esenciales, eliminando estructuras que distorsionan el gasto y alientan la corrupción. Podrían eliminarse hasta 10 ministerios.

La desregulación es la tercera ruta de la MEGA: “Expedir un decreto y radicar un proyecto de ley, concertados con los gremios de la producción, para eliminar todo tipo de trámites y barreras institucionales que limitan la inversión y restringen el libre uso de la propiedad y toda clase de activos productivos, materiales e inmateriales”.

Cada oficina pública y cada trámite son una oportunidad de corrupción. Por ello, la reducción del estado y la desregulación son el principal remedio contra este flagelo.

LGVA

Noviembre de 2025

sábado, 1 de noviembre de 2025

La sospechosa consulta de la extrema izquierda

 

La sospechosa consulta de la extrema izquierda

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Finalmente, la extrema izquierda obtuvo 2.7 millones de votos en su consulta del 26 de octubre, cifra equivalente al 7% del censo electoral. En 2022 había obtenido 5.8 millones, 15% del censo de ese entonces. No es un éxito, pero tampoco un mal resultado. Pero lo especialmente llamativo, sospechoso e inquietante fue el anuncio de los resultados del preconteo de votos. Veamos:

El avance 3 reporta 1600 mesas con 20047 votos, es decir, 13 votos por mesa. El avance 6 reporta 4088 mesas, 20% del total, con 86724 votos, para un promedio 21 votos por mesa. Las 2488 mesas nuevas entre los avances 3 y 6 arrojan 66677 votos incrementales, es decir, 27 votos por mesa. El avance 11 reporta 10410 mesas, 52% del total, con 561644 votos, lo que arroja 54 votos por mesa. Las cosas empiezan a tornarse inquietantes pues las 6322 mesas adicionales entre los avances 6 y 11 rindieron 474920 votos, es decir, 75 votos por mesa.

A medida que avanza el conteo el voto promedio aumenta jalonado por un vertiginoso crecimiento del voto promedio de las mesas incrementales. En el avance 17, el voto promedio mesa es ya 90 y el incremental con relación al avance 13 es 191. Para el avance 23 cifras respectivas son 109 y 270 y para el último avance, el 69, son 270 y 407.



Otra forma de ver las cosas, igualmente sorprendente, es indicar que a las 13257 mesas contabilizadas en el avance 13, 67% del total de mesas, rindieron 912649 votos, 33% de total, y las 6626 mesas adicionales entre el avance 13 y el 69, 33% del total de mesas, rindieron 1841089 votos, es decir, 67% del total. Nótese bien: 67% de las mesas dan el 33% de los votos y el 33% dan el 67%. ¡Háganme el favor!

En el mercado electoral se intercambian votos por promesas y también votos por dinero. En el mercado monetario del voto hay un mercado a término, en el que se contratan anticipadamente los votos de las mesas a un precio que se paga contra resultado. Hay también un mercado spot o de contado al que concurren los políticos a comprar los faltantes. Todos los políticos clientelistas saben cuáles son los municipios donde opera dicho mercado y quiénes son los dueños de los votos. En los municipios del mercado spot, la votación se concentra entre las 2 y 4 de la tarde.

 En la mañana del 26 de octubre la soledad reinaba en los puestos de votación. Hacía el medio día los dirigentes del Pacto Histórico empiezan solicitar la extensión del horario de votación pues, supuestamente, en muchos puestos se registraban largas filas de votantes. Interviene entonces el señor registrador anunciando que se permitirá el voto de todos los ciudadanos que a las 4 de la tarde estén con cédula en mano en su puesto de votación. Esa parece haber sido la campana para poner en marcha el mercado spot.

LGVA

Noviembre 2025

martes, 28 de octubre de 2025

Austeridad expansiva

 

Austeridad expansiva

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

El editorial de La República del 25/10/25 comienza así: “Colombia es un país donde muy pocos pagan un puñado de impuestos…”. Más adelante se refiere a: “…el raquítico sistema tributario…”

Esas afirmaciones son falsas:

En Colombia todo mundo paga impuestos, pues, excepción hecha de unos cuantos ítems de la canasta familiar, todo está gravado con el IVA y es imposible encontrar a alguien que no compre nada. Esto sin mencionar el problema de la real incidencia del impuesto que está determinada por el poder de mercado de algunos agentes económicos que les permite trasladar su carga tributaria a sus demandantes o a sus proveedores. Finalmente, los gravámenes sobre los combustibles y la energía, insumos de todos los bienes y servicios, inciden en todo el sistema de precios.

La carga tributaria total se acerca ya al 32% del PIB: 19% de impuestos nacionales, 6% de impuestos territoriales, 3% parafiscales de nómina, 0,8% parafiscales de servicios públicos y transferencias del sector eléctrico, aportes patronales a la seguridad social por 2,5% y regalías minero energéticas 1%.

Esto está lejos de ser una carga tributaria “raquítica” para un país con un PIB per cápita de US$ 7.000 anuales y que para eliminar la pobreza extrema y reducir sustancialmente la desigualdad necesita crecer al 5% anual durante muchos años.

Ese crecimiento solo es posible de forma sostenida si el País alcanza un coeficiente de ahorro de 30% para lo cual es preciso impulsar la inversión con una drástica reducción de la carga tributaria a las empresas.

La tributación no puede ser vista exclusivamente como el medio de conseguir dinero para financiar el siempre creciente gasto del gobierno, sin considerar las condiciones económicas generales y sus efectos sobre la conducta de las personas.   En la concepción prevaleciente en Colombia, que llamaré colbertiana, la imposición se considera exclusivamente como el medio de encontrar dinero para financiar el gasto del gobierno, siempre creciente – ley de Wagner. Se parte de un gasto por financiar definido por inercia – tanto para burocracia, tanto para gasto social, etc. – y el problema es cómo obtener esa suma provocando el menor descontento. O como decía Colbert, cómo desplumar el ganso provocando el menor número de alaridos.

La otra concepción, completamente olvidada, parte, en primer lugar, del tipo de sociedad que se quiere y, en segundo lugar, de las condiciones económicas totales prevalecientes y deseadas. Aquí la imposición deja de estar regida exclusivamente por las consideraciones financieras del estado y tiene en cuenta sus efectos la conducta de las personas y las empresas, es decir, los incentivos al ahorro, a la acumulación, al trabajo.



Por eso, contrariamente la vulgata social-keynesiana dominante en la academia y en consultoría económica colombiana, se trata de estimular la economía no incrementando el gasto público sino reduciéndolo para dejar dinero en las tesorerías de las empresas y los bolsillos del consumidor para impulsar la demanda de inversión y el consumo privado. Austeridad expansiva es la base de la estrategia de crecimiento de largo plazo de la MEGA 2040 de María Fernanda Cabal.

LGVA

Octubre 2025