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lunes, 14 de octubre de 2024

Después de Petro

 

Después de Petro

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Es cada vez menos probable que Petro y su partido puedan permanecer en el gobierno más allá de 2026: su fuerza electoral y su capacidad de movilización están muy menguadas y no se avizora nada que pueda contrarrestar su declive, todo lo contrario[1]. El santismo, sin cuyo soporte no habría ganado en 2022, buscará la presidencia con su propio candidato, pues la deuda, por el apoyo decisivo del petrismo en la segunda vuelta de 2014[2], ha quedado saldada[3].

Los colombianos tendrán que escoger en 2026 entre dos modelos de desarrollo, a saber:

·         El intervencionismo proteccionista, agrarista y asistencialista que, con diferentes énfasis y pocas excepciones, ha caracterizado la política económica de sucesivos gobiernos, prácticamente desde el primero de López Pumarejo, en los años 30 del siglo pasado.

·         El liberalismo económico radical que vuelque la economía hacia el mercado internacional, atraiga la inversión extranjera masiva y retenga la nacional con bajos impuestos, equilibrio fiscal, moneda sana, libertad cambiaria y financiera, mercado laboral libre y un gobierno austero que garantice seguridad y orden.

Votar por el primer modelo - cuya expresión política será una coalición de santistas de todos los partidos que ya está en construcción[4] – conduce a la perpetuación de una economía mediocre, atrapada en la trampa del ingreso medio por una fiscalidad agobiante y un sistema asistencialista de subsidios masivos, de empleo burocrático y corrupción legalizada, bajo la amenaza continua de perder totalmente la libertad y la democracia.

Está probado que los países con mayor libertad económica son más prósperos, sus habitantes gozan de mayor bienestar económico y social y de un medio ambiente más sano. En menos de tres décadas, Polonia y los países bálticos salieron de las garras del socialismo y saltaron a la liga de los países de ingreso medio-alto, aplicando la misma fórmula que en los años sesenta del siglo pasado siguieron los llamados Tigres Asiáticos (Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Hong-Kong), economía volcada a la exportación y abierta a la inversión,  mientras que Colombia, al igual que los demás países de América Latina, optaron por la fórmula agrarista y proteccionista de la CEPAL y la hostilidad a la inversión extranjera.

Es necesario construir una coalición política alrededor de la defensa sin ambages de la libertad económica radical entendida como el derecho fundamental de todos los seres humanos de controlar su propio trabajo y su propiedad; de trabajar, producir, consumir e invertir de la forma que deseen; regidos por una constitución y unas leyes que protegen y amplían las libertades, en consonancia con los avances de la ciencia y la tecnología, y unos gobernante que permiten que el trabajo, el capital y los bienes se muevan libremente.

La libertad es una e indivisible porque en todas sus formas reposa sobre el mismo principio: el dominio de cada ser humano sobre su propia persona. El papel del gobierno es preservarla en todas sus formas y buscar su ampliación. La libertad es el objetivo político supremo y, más que utilitarista, su defensa debe ser rotunda y apasionada.

LGVA

Octubre 14 de 2024.



[1] Dudo de que Petro trate de mantenerse en el gobierno recurriendo a la fuerza o a procedimientos contrarios a la constitución.

En primer lugar, porque carece de la fuerza requerida para lograrlo mediante la movilización masiva con apoyo paramilitar armado.

En segundo lugar, porque le ha sacado gusto a ser una vedette consentida de la izquierda internacional que adora su palabrería y eso no sería posible hacerlo en el futuro si, con una intentona de golpe o cualquier procedimiento abiertamente antidemocrático, se convierte en un paria como Maduro, Ortega o Diaz Canel.    

 

[2] En su autobiografía, Petro escribe:

“…cuando nos metimos en la actividad electoral para ayudar a Santos en la segunda vuelta …”

Más adelante: “El rol que jugamos en la victoria de Santos nos convirtió en un factor determinante para la política colombiana”.

Luego, hablando del plebiscito: “…siempre he creído que la coalición Santos-Petro debió haberse expresado en ese momento”.

El fuerte electoral de Petro en 2014 era Bogotá. En la primera vuelta Zuluaga obtuvo en la capital 542.432 votos y Santos 444.051, para una diferencia de 98.381 a favor de Zuluaga. En la segunda vuelta Santos alcanzó 1.337.249 y Zuluaga 1.075.638, para una diferencia de 261.711, a favor de Santos, equivalente al 28% del total de votos, 992.341, con los que Santos superó a Zuluaga.     

 

[3] Desde el inicio de la campaña presidencial de 2022, Santos materializó su apoyo decidido a Petro poniendo a su disposición a gente de su entraña, Roy y Benedetti, los más especializados en clientelismo electoral. Luego engalanó el gabinete de Petro con varios de sus ex ministros y amigos políticos: Gaviria, Lizcano, Prada, Velasco y Cristo, entre otros. También Fajardo ha tenido importante representación en el gabinete de Petro con Ocampo y Murillo.  

 

[4] Esa es la misión encomendada a Juan Fernando Cristo Burgos. Más que para ayudar a Petro en el trámite de su averiada agenda legislativa, su objetivo en el Ministerio de Gobierno es armar el Pacto Nacional del próximo gobierno, que sueña con encabezar. Se podría estar configurando el Frente Nacional Santo-Petrista, del cual podrían hacer parte los partidos Conservador, Liberal, Cambio Radical, de la U y los Verdes. 

sábado, 12 de octubre de 2024

El gran reto de la sociedad venezolana

 

El gran reto de la sociedad venezolana

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

La obligación de velar por su interés personal y el de sus seres queridos, disciplina a las personas en los hábitos de la regularidad, la moderación, la previsión y la confianza en sí mismas. Esto no ocurre, en general, por voluntad propia consciente sino por la fuerza de la costumbre.  Cuando las personas están obligadas a tomar sus propias decisiones y a mantenerse con su propio trabajo, son más esforzadas, constantes, ahorrativas, sobrias y menos exigentes.  Habituar a la gente a depender de las ayudas o los empleos poco demandantes del gobierno tiene un efecto deletéreo sobre esos hábitos.

Todas las personas, incluidas las pobres, responden a incentivos. El asistencialismo corrompe a las personas, no solo a los políticos. Esa dependencia moldea también las actitudes políticas. El pueblo venezolano – habituado a los servicios públicos gratuitos, gasolina a precios irrisorios y a toda clase de ayudas sociales - se lanzó en brazos de Chávez cuando la caída en el precio del petróleo hizo inviable el asistencialismo desplegado en forma masiva por los gobiernos de Pérez, Caldera, Herrera-Campins y Lusinchi en la bonanza petrolera de los años 70 y 80 del siglo XX.

Chávez consiguió hacerle creer a la población que la reducción de las transferencias gubernamentales era decisión de una oligarquía perversa deseosa de martirizar al pueblo y que él era el ungido para defenderlo y reestablecer sus derechos. Chávez tuvo la fortuna de montarse en la fase alcista de los precios del petróleo pudiendo de nuevo repartir dinero a espuertas – las Misiones Bolivarianas o Misiones de Cristo - a una población con arraigados hábitos de rentista. Y Venezuela pudo mantener el festín, como lo denominara Arturo Uslar Pietri, hasta que los precios comenzaron a caer y sobrevino la pavorosa catástrofe económica y social que el mundo contempla con estupor.

Naturalmente, los responsables directos de esa tragedia son Chávez, Maduro y la banda de delincuentes que los acompañan; pero, los responsables indirectos son Pérez, Caldera, Herrera-Campins, Lusinchi y todos los políticos adecos y copeyanos que con su asistencialismo desaforado corrompieron la sociedad venezolana allanado así el camino de Chávez y Maduro.

Sin pretender desconocer la heroica lucha del Maria Corina Machado y su movimiento Vente, campaña arrolladora y su muy segura victoria es resultado del colapso del sistema asistencialista de subsidios masivos, de empleo burocrático y corrupción legalizada montado a partir de la renta petrolera que se extinguió. Para decirlo brevemente, Edmundo González, el ungido de Machado, triunfa hoy por la misma razón que triunfó Chávez hace un cuarto de siglo: la caída de la renta petrolera.

Después de la victoria electoral, el gran reto de los liberales demócratas venezolanos es la reconstrucción de la sociedad sobre la base de una economía basada en una actividad privada vigorosa y un estado centrado en proveer seguridad, orden y justicia; todo lo cual es extremadamente difícil con un ejército corrompido, la presencia de múltiples economías criminales y una población acostumbrada al asistencialismo.

LGVA

Octubre de 2024

miércoles, 9 de octubre de 2024

Docencia e investigación en la U de A

 

Docencia e investigación en la U de A

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Según la Vicerrectoría de docencia, los profesores de planta de la Universidad de Antioquia dedican a la docencia directa el 13.8 % de su tiempo. Algo similar ocurre en la Nacional y en la del Valle. El grueso de la docencia recae sobre legiones de profesores de cátedra laboralmente precarizados.



Esta situación es el resultado de la aplicación durante más de 20 años del decreto 1279 de 2002, en particular del artículo 10, donde se establecen los puntajes para ascenso en el escalafón por productividad académica. En su momento, fue buena medida para incentivar la investigación y la producción científica. Con el paso del tiempo, como ocurre usualmente con normas que buscan modificar la conducta humana, el incentivo se pervirtió y empezó a producir efectos indeseados.

El decreto 1279 tiene un marcado sesgo a favor de la producción de artículos y en contra de la actividad docente. Los “trabajos, ensayos y artículos de carácter científico, técnico, artístico, humanístico o pedagógico” permiten obtener entre 3 y 15 puntos de ascenso en el escalafón, según la clasificación de la revista en el índice de COLCIENCIAS. Existe también la modalidad de “comunicación corta” que da derecho al 60% del puntaje otorgado y la “revisión de tema” o la “carta al editor” que dan el 30%.  Hasta tres autores pueden obtener igual puntaje por el mismo artículo y, si son más, se distribuyen un puntaje incrementado entre todos ellos.

Parece un chiste, pero es verdad: al profesor “destacado” en docencia y extensión se le otorgan 2, 3, 4 ó 5 puntos anuales según sea auxiliar o instructor, asistente, asociado o titular. Si, como subproducto de su ejercicio docente, escribe un libro de texto, el profesor recibe 15 puntos. Finalmente, por una patente se otorgan 25 puntos.

La gente responde a incentivos. Por eso es comprensible que ningún profesor de tiempo completo quiera ejercer la docencia y que todos se hayan convertido en impenitentes escritores que publican hasta en las más ignotas hojas parroquiales, que se apuntan los unos a los otros en sus artículos, los que se aceptan entre ellos en la multitud de revistas académicas que proliferan como hongos en la humedad. No sobra decir que los artículos se cuentan por cientos y que sobran dedos para contar las patentes.

Cuando estudié economía en la U de A la inmensa mayoría de mis profesores era de tiempo completo. Casi todos trabajaban en investigación, publicaban artículos, dirigían tesis y participaban en eventos académicos. Eso no les impedía la docencia en pregrado y postgrado. En la Universidad de París X Nanterre, donde hice mi doctorado, todos los profesores, algunos reconocidos como los mejores economistas de Francia, escribían libros, publicaban artículos, dirigían tesis e impartían docencia. 

NB. Es curioso que los alumnos de los programas de pregrado de la Facultad de Ciencias Exactas, donde están los PHD que más publican en revistas académicas internacionales de primer nivel, tengan un desempeño más bien mediocre en las pruebas de estado.

LGVA

Octubre de 2024.

 

lunes, 30 de septiembre de 2024

El mito de la propiedad pública y la destrucción de Ecopetrol

 

El mito de la propiedad pública y la destrucción de Ecopetrol

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

El desastroso manejo que los agentes del gobierno Petro han dado a Ecopetrol ha puesto de presente con claridad palmaria el mito de la propiedad gubernamental como propiedad pública o, como creen algunos ilusos, propiedad de todos.



Para afirmar que algo es propiedad de alguien, se deben contestar positivamente dos preguntas:

1.       ¿Puede venderlo?

2.       ¿Puede decidir sobre su uso?

El gobierno nacional es propietario del 88,49% de las acciones de Ecopetrol y el restante 11,51% es propiedad de unos 250.000 accionistas, entre personas naturales y jurídicas. Estos accionistas pueden vender sus acciones cuando así lo deseen y pueden votar en la Asamblea General sobre asuntos de competencia de ese órgano y participar en el nombramiento de la junta directiva de acuerdo con su participación accionaria. Ellos son propietarios.

Es diferente el caso los demás colombianos que se supone son dueños del 88,49%, pero que evidentemente no pueden vender ni una de esas acciones y tampoco decidir sobre nada de la empresa pues no asisten a la Asamblea General ni participan en el nombramiento de su Junta Directiva.  Ningún colombiano de a pie es dueño de Ecopetrol.

El titular de las acciones del gobierno es el Ministerio de Hacienda y, en un momento dado, el ministro en ejercicio es quien nombra, con la muy segura anuencia del presidente, a la mayoría los miembros de la junta directiva que actuarán siguiendo las orientaciones del gobierno de turno.   

La propiedad de un activo o de una empresa da a su titular el derecho al flujo de ingreso que produce el activo o la empresa en cuestión y, al mismo tiempo, le impone la obligación de preservar e incrementar el valor del activo y de asumir los riesgos inherentes a la actividad productiva. Cuando el derecho y la obligación recaen sobre la misma persona, las consecuencias nefastas de la explotación desmedida del primero y el incumplimiento extralimitado de la segunda, recaen exclusivamente sobre ella. Por supuesto, también cosecha los frutos de la moderación en el uso y el cuidado prudente del activo.

La propiedad gubernamental es problemática porque permite escindir, con notable grado de impunidad para quien lo hace, el derecho y la obligación. Un gobernante corrupto o, incluso, uno que no lo es, puede buscar maximizar la renta en su período de control del activo siendo negligente con las obligaciones de preservación, en especial si los daños emergentes se manifiestan más allá de la próxima fecha electoral.

Las reglas de gobierno corporativo para empresas estatales buscan impedir, mediante normas imperativas y prohibiciones expresas, que se produzca el desacople entre el interés de corto plazo de maximización de la renta, el del político, y el interés de largo plazo de preservación e incremento del activo, que se supone es el de la sociedad.   

Cuando los partidos que se alternan en el poder respetan la propiedad privada, la economía de mercado y la alternancia democrática; los malos manejos de las empresas estatales e, incluso, la corrupción, son inconvenientes temporales que, aún si son graves, pueden remediarse con el cambio de los administradores por otros más competentes y honrados.

Cuando llegan al poder enemigos de la propiedad privada, la economía de mercado y la alternancia democrática; la existencia de un amplio sector empresarial de propiedad estatal se convierte en un grave riesgo para la libertad pues su control por el gobierno facilita el avance hacia la mayor estatización de la economía y el totalitarismo político. El sector estatal empresarial en Colombia no es muy grande por número de empresas, pero si es significativo por el tamaño de las mismas y la importancia estratégica de las actividades en que está presente. Por eso no está exento de riesgo.

Dentro de las cien empresas más grandes del país del sector real hay solo 11 estatales – 6 del orden nacional y 5 territoriales – que representan el 33% de los ingresos y el 51% de los activos, en 2023. Solo Ecopetrol y sus filiales – REFICAR, CENIT y Oleoducto Central – son el 25% de las ventas y el 33% de los activos. Las empresas de orden local son EPM, Grupo Energía de Bogotá, Acueducto de Bogotá, EMCALI y Savia. También el gobierno tiene, por intermedio de Ecopetrol, la mayoría accionaria en ISA, cuya filial XM se encarga de la operación del sistema interconectado y de la administración del mercado eléctrico.  El gobierno nacional, en el sector eléctrico, es dueño, además de GECELCA, Urrá y las electrificadoras departamentales de Meta, Caquetá, Huila, Nariño, Tolima, Chocó y San Andrés y Providencia. También son del gobierno nacional Nueva EPS, COLPENSIONES, SATENA y FINDETER.

El inmenso daño que le gobierno le ha hecho al sector energético y a la economía en general habría sido, sino imposible, más difícil y mucho menor, si ECOPETROL fuese una empresa privada pues no habría tenido forma de apoderarse de su alta dirección.  A pesar de los desafueros del gobierno, es muy probable que la propuesta de privatizar ECOPETROL encuentre resistencia en todos los partidos y amplios sectores de la población. Esa resistencia se basa en el mito de que la importancia estratégica del sector hace necesaria la presencia, sino el control, de una empresa de propiedad del gobierno.

Las empresas estatales corporatizadas deben comportarse como lo hacen las privadas lo cual significa que los consumidores nacionales no tendrán ningún privilegio en términos de precios o garantía de abastecimiento.  Esta es la situación de Ecopetrol cuando abastece el mercado nacional al precio de paridad de exportación.

Las empresas estatales de petróleo son usuales en países autocráticos (Arabia Saudita, Rusia, China, Irán, Kuwait y Abu Dhabi) o contaminados de nacionalismo antimperialista (México y Venezuela).   Los países capitalistas avanzados, donde operan las grandes multinacionales petroleras (ExxonMobil, Chevron, Royal Dutch Shell, British Petroleum, Total Energie) se encuentran siempre bien abastecidos, aunque no libres, como ningún otro, de las coyunturas de precios altos que pueden presentarse en el mercado. Otros países europeos – Italia, Grecia, Suecia y Noruega- tienen empresas mixtas.

En el mundo de las empresas petroleras coexisten todas las modalidades de propiedad, pero en países como Brasil, México, Venezuela y Colombia, expuestos todavía al canto de sirenas de socialismo, la más adecuada es la empresa totalmente privada, de preferencia de capital extranjero, porque es la que salvaguarda más de la corrupción, la incompetencia y los delirios ideológicos de los gobiernos de izquierda.

LGVA

Septiembre de 2024.

Israel

 

Israel

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En discurso ante Asamblea General, el embajador de Israel en la ONU, Danny Danon, puso al desnudo la hipocresía de esa organización que ha renunciado a sus valores fundacionales para terminar convertida en cómplice del terrorismo de Hamas y Hezbollah. Nosotros no iniciamos esta guerra, dijo el embajador, como no han iniciado ninguna de las que ha debido enfrentar Israel desde su creación en 1948.     

El 15 de mayo de 1948, un día después de su declaración de independencia, Israel fue invadido por Egipto, Siria, Jordania, Irak y Líbano. Tras diez meses de lucha, con un ejército mal armado y en inferioridad numérica, Israel expulsó a los invasores y conquistó territorios, expandiendo sus fronteras.

En 1956, cuando nacionalizó el Canal de Suez, Egipto bloqueó el estrecho de Tirán, que separa las penínsulas Arábiga y del Sinaí, impidiendo la salida de Israel al Mar Rojo. En respuesta, el ejercito de Israel lanzó una ofensiva sobre el Sinaí, derrotando a los egipcios y obligando a la apertura del estrecho. 

Luego vino, en 1967, la épica Guerra de los seis días, desatada por un nuevo bloqueo del estrecho de Tirán y la movilización simultánea de tropas egipcias, sirias y jordanas. En solo seis días, Israel derrotó abrumadoramente a sus enemigos, tomando posesión de Cisjordania, Jerusalén Este, la Franja de Gaza, los Altos del Golán y la península del Sinaí.

En 1973, Israel enfrentó otra prueba existencial con la Guerra del Yom Kipur, que lideró como primera ministra la gran Golda Meir. Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresa durante el Yom Kipur, el día más sagrado del calendario judío, con el objetivo de recuperar los territorios perdidos en 1967. A pesar del éxito inicial de los agresores, Israel logró repelerlos y asegurar sus fronteras. La película Golda, protagonizada por Helen Mirren, muestra esa guerra. 

En 1982, Israel devolvió el Sinaí a Egipto, por el tratado de Camp David, y, en los Acuerdos de Oslo, reconoció a la Autoridad Nacional Palestina y le permitió establecer un autogobierno en Cisjordania y Gaza. En 2005, en lo que ahora parece un imperdonable error, Israel se retiró unilateralmente de la Franja, desmantelando sus asentamientos y bases militares.

A la gente han querido hacerle creer que Gaza es una especie de prisión al aire libre: nada más lejos de la verdad. La Franja mide 365 km², casi tanto como Medellín, en cuyos 382 km², vivimos, estudiamos, trabajamos y prosperamos 2,5 millones de medellinenses. Los gazatíes son menos de dos.  Hamas asumió el control de Gaza desde 2006, pero en vez de desarrollarla dedicó los miles de millones de dólares de ayuda internacional recibida desde entonces a preparar la agresión a Israel.

La comunidad internacional calla frente a esa agresión, como calla frente a los ataques de Hezbollah que han provocado el desplazamiento de 100.000 israelís que habitaban el norte del país en la frontera con el Líbano. 

Ignoro si Israel es o no el pueblo elegido, pero no me cabe la menor duda de que merece serlo.

LGVA

Septiembre de 2024.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Por la libertad de Venezuela

 

Por la libertad de Venezuela*

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

Agradezco a los organizadores por invitarme a decir unas palabras.

El 10 de enero voy a estar en Caracas asistiendo a la posesión del doctor Edmundo González Urrutia como presidente de Venezuela y agradeciéndole a él y a la infatigable luchadora de la libertad, María Corina Machado, por estar marcando, con la liberación de Venezuela de la ominosa dictadura de Maduro, el camino a seguir por Colombia y toda América Latina para escapar del proyecto totalitario del socialismo del siglo XXI.

Al igual que hace doscientos años, cuando nuestros antepasados buscaban la independencia de España, nuestro proyecto libertario tiene una dimensión continental y se nutre con los aportes en las ideas y la acción política de los grandes defensores de la propiedad y la libertad de todos nuestros países:  Javier Milei en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil, José Antonio Kast en Chile, Luis Lacalle Pou en Uruguay, Guillermo Lasso en Ecuador, Hernando de Soto en Perú, Ricardo Anaya en México, Álvaro Uribe en Colombia y, la más valerosa, Maria Corina Machado, porque ha enfrentado a la dictadura más brutal por momentos casi sola. Hubo una época en que parecía que los únicos opositores a Chávez eran Maria Corina y el valiente Franklin Brito.



Tenemos que juntarnos, asociarnos, organizarnos, apoyarnos en una gran alianza multinacional y pluripartidista alrededor de nuestros valores fundamentales – el individuo con su libertad y su responsabilidad, con sus propiedades legitimas, con el mercado para colaborar en lo económico y la democracia para la asociación política – como lo está promoviendo el Foro de Madrid.  Porque la izquierda ha tenido vocación internacionalista desde siempre. El Foro de Sao Paulo – fundado por Lula y Castro – es la internacional comunista de América creada en respuesta el derrumbe del socialismo en Rusia y Europa Oriental.

Tenemos que entender por qué nos pasó los que nos pasó para que no vuelva a pasarnos.  Por qué los cubanos celebraron a Castro y sus guerrilleros en su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero de 1959, cuando tenían el ingreso más alto y eran los más alfabetizados y sanos de América Latina; por qué los venezolanos plebiscitaron a Chávez, a pesar de tener un ingreso elevado y bajos niveles de pobreza; por qué los chilenos votaron por Allende, primero,  y por Boric, después,  rechazando una y otra vez la economía de mercado que les trajo progreso y estabilidad;  por qué los uruguayos eligieron un guerrillero tupamaro responsable de múltiples crímenes, en la época dorada en que su país era reconocido como la Suiza de Latinoamérica;  por qué los colombianos elegimos un desaforado demagogo de indecible patanería cuando la economía avanzaba y mejoraba la condición de los pobres; y, la más notable, por qué los argentinos llevaban décadas votando por gobernantes empeñados en acabar con los logros del capitalismo liberal que llevó a su país a ser uno de los más ricos del mundo a principios del siglo XX.  

Tenemos que entender qué pasó para que la democracia vuelva a ser el método idóneo para deshacernos de los malos gobernantes sin derramamiento de sangre y no la maquinaria tortuosa mediante la cual esos malos gobernantes buscan legitimar su permanencia espuria en el poder. 

Nuestros amigos venezolanos nos agradecen nuestra presencia, pero somos nosotros quienes debemos estar más agradecidos. Nos han enseñado con su sufrimiento a valorar la libertad y hoy nos enseñan, con Edmundo y Maria Corina, a luchar por ella de forma inteligente y apasionada.

Muchas gracias Maria Corina y Edmundo, muchas gracias amigos venezolanos por vuestra lucha pues si Maduro y compinches caen en 2024, Petro y los suyos caerán en 2026.

Viva la libertad de Venezuela, Viva la libertad de Colombia, viva la libertad de América Latina.

LGVA

Septiembre de 2024.



* Texto de la intervención leída en mi nombre en el Plantón por la libertad de Venezuela del 28 de septiembre de 2024 en Medellín, al que no pude asistir por problemas de salud.

domingo, 22 de septiembre de 2024

¿La letra con sangre entra?

 

¿La letra con sangre entra?                    

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista

En 1982, Gerardo Molina, el candidato presidencial de la izquierda, refinado intelectual y hombre educado, obtuvo 82.858 votos, 1% del total. Cuarenta años más tarde, en 2022, Gustavo Petro, desaforado demagogo de indecible patanería, triunfó en la primera vuelta con 40,34% y se hizo a la presidencia en la segunda con 50,44%. La estrechez del margen y la muy probable incidencia del fraude en el resultado final no pueden ocultar el formidable crecimiento de la fuerza electoral de la izquierda, que ha persistido a pesar se sus fracasos reiterados en el gobierno de Bogotá, su principal bastión.  



 

Ese crecimiento no está asociado a la miseria creciente de una población que se levanta contra la injusticia social; por el contrario, se produce un período de gran crecimiento económico y mejoras sustanciales en el bienestar: el PIB per cápita se multiplica por 2,5 y la pobreza se reduce sustancialmente; se masifica el acceso a la educación, la salud y los servicios públicos domiciliarios; la esperanza de vida aumenta en 10 años y la mortalidad infantil cae drásticamente.

Teóricos del desarrollo – Arthur Lewis, W.W Rostow, etc.  – han señado el siguiente fenómeno: en una economía en expansión, las expectativas de bienestar crecen más rápidamente que la capacidad de satisfacerlas, razón por la cual, en muchas personas, surge un sentimiento de envidia y frustración frente a la condición de aquellos que aprovechan mejor las oportunidades del mercado. Esto tiene un gran impacto sobre la situación política pues esos sentimientos son el caldo de cultivo del discurso del demagogo. Esto entraña grandes riesgos si las economías son incapaces de escapar a la trampa del ingreso medio que pone en aprietos todo el régimen político.  

En efecto, la democracia, en especial la de sufragio universal, es un sistema extremadamente riesgoso porque la gente poco ilustrada puede ser fácilmente seducida por las fantasías de los demagogos. Desde Aristóteles, pasando por Stuart Mill y culminando con el gran Ortega y Gasset, ese riesgo ha sido advertido por todos los filósofos políticos. América Latina ilustra dramáticamente esos riesgos con múltiples experiencias

La de los chilenos que, en 1970, eligieron a Allende, cuando tenían un PIB per cápita entre los más altos del continente y que triplicaba el de los colombianos de la época. La de los cubanos, que celebraron a Castro y sus guerrilleros en su entrada triunfal en La Habana el 8 de enero de 1959, cuando tenían el ingreso más alto y eran los más alfabetizados y sanos de América Latina. Similar situación la de los venezolanos que plebiscitaron a Chávez, cuando la caída del precio del petróleo hizo inviable el inmenso aparato asistencialista; la de los chilenos que votaron por Boric, rechazando un marco constitucional que las trajo progreso y estabilidad;  la de los uruguayos que eligieron un guerrillero tupamaro responsable de múltiples crímenes, en la época dorada en que su país era reconocido como la Suiza de Latinoamérica y, la más notable, la de los argentinos que llevan décadas votando por gobernantes empeñados en acabar con los logros del capitalismo liberal que llevó a su país a ser uno de los más ricos del mundo a principios del siglo XX.

El capitalismo es un sistema tan maravilloso que funciona, aunque incluso muchos de quienes debieran – empresarios, economistas, políticos, etc. - no comprendan cómo lo hace y muchos de los que se benefician de sus frutos se obstinen en destruirlo. En América Latina, el capitalismo liberal es una especie del árbol silvestre sometido a violentas sacudidas, a lluvias de pedradas y a incesantes golpes de varas por parte de quienes quieren hacer caer sus frutos, creyendo que fructifica a causa de las sacudidas y no a pesar de ellas.

Petro y su Pacto sintetizan de forma exacerbada las ideas de los sacudidores del árbol: la teoría de la dependencia, el proteccionismo cepalino, el agrarismo, el indigenismo, el imperialismo y la leyenda negra. Esto es lo que se encuentra sintetizado en Las venas abiertas de América Latina, el ensayo sociológico más influyente del continente el siglo pasado. Pero también está en la obra y la acción Raúl Prébisch, Henrique Cardoso y, por supuesto, Carlos Lleras.

El árbol se sacude con la acción de un estado fuertemente intervencionista con elevados impuestos, tributación progresiva, propiedad gubernamental, reformismo agrario, asistencialismo, proteccionismo y regulación de la actividad económica. Aunque desde los años treinta estas son prácticas corrientes en Colombia, con Petro afloran de manera superlativa los resultados inevitables a los que conducen: clientelismo, burocratización y corrupción desaforadas y, sobre todo, autoritarismo y supresión de la libertad. ¿Aprenderemos?  

LGVA

Septiembre 2024