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domingo, 29 de septiembre de 2013

Aritmética electoral: elecciones para senado de 2014


Aritmética electoral: elecciones para senado de 2014

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez
Economista, Docente Universidad EAFIT

 

La presentación de la lista del movimiento Centro Democrático liderado por el ex – presidente Alvaro Uribe ha desatado las conjeturas sobre el número de curules que dicha lista podría obtener. El senador Roy Barreras habla de 10; en tanto que Rafael Nieto, en su columna dominical de El Colombiano, estima que obtendría entre 15 y 35. Ninguno de ellos explica las bases de sus pronósticos. Como contribución al delicioso deporte de las cábalas electorales presento mis propias conjeturas basadas en la consideración de dos variables fundamentales: el desempeño electoral del ex – presidente Uribe y la votación total para el senado.

Al optar por una lista cerrada e integrada por personas sin experiencia electoral, el ex – presidente Uribe le está apostando a trasladar su caudal electoral propio a la lista en cuestión. Asumo como indicador más adecuado de ese caudal los votos alcanzados por el ex – presidente en las elecciones presidenciales de 2002 y 2006, en las que respectivamente obtuvo 5.862.655 y 7.397.835 votos.

La segunda variable a ser considerada es la votación total para senado. En las tres últimas elecciones para senado se registraron el total de votos válidos que se indica en la tabla 1. La votación para senado ha estado entre un 30% y un 35% del censo electoral.

Tabla 1
 
Basta entonces con hacer dos conjeturas: la votación alcanzada por la lista del ex – presidente Uribe y la votación total para el senado en 2014. La primera puede estimarse como un porcentaje de los votos alcanzados por Uribe en las elecciones de 2002 y 2006 y la segunda como un porcentaje del censo electoral.

La Registraduría estima el censo electoral en 32.184.672 votantes potenciales. Para la fecha de las elecciones debe incrementarse algo. Asumiremos que en 2014 llega, en números redondos, a 32.500.000 votantes potenciales. Suponiendo que la votación para senado sea, conforme a las cifras históricas, equivalente a un 35% del censo electoral, en 2014 se tendría para dicha cámara una votación de 11.700.000. A esto hay que descontarle los votos nulos y los que se pierden por la aplicación del umbral que aproximaremos a un 3%. Con esto queda, para el cálculo de la cifra repartidora, un total de 11.349.000 votos válidos.

Como se sabe la cifra repartidora se obtiene dividiendo sucesivamente las votaciones de todos los partidos por 1, 2, 3...N, donde N es el número de curules. Se obtiene así un número de cocientes igual al producto del número de partidos por el número de curules. Esos cocientes se ordenan de mayor a menor y el enésimo – el centésimo en el caso del senado - es la cifra repartidora. Este procedimiento de cálculo resulta dispendioso pues supone hacer conjeturas sobre el número de listas y los votos que obtendrá cada una de ellas. Afortunadamente es inncesario pues la cifra repartidora es prácticamente igual al cociente electoral simple que resulta de dividir el total de votos válidos por el número de curules a proveer[1]. Así las cosas, en las elecciones para senado de 2014, la cifra repartidora sería aproximadamente de 113.490 votos.  

La conjetura sobre la votación de la lista del ex – presidente Uribe es mucho más compleja. Hay dos variables involucradas: lo que se considera el caudal electoral propio del ex – presidente Uribe y el porcentaje de ese caudal que puede ser arrastrado o endosado a la elección del senado. Puede decirse que la verdadera votación “propia” de Uribe es la de 2002 y que el porcentaje de endoso o arrastre es de 20%. En ese caso la lista del Centro Democrático obtendría 10 curules, como pregona el senador Roy Barreras. Si se cree que el indicador del caudal de Uribe es la votación de la elección presidencial de 2006 y que el porcentaje de arrastre es de 60%, el Centro Democrático obtendría 39 curules, cifra mayor que el máximo indicado por Rafael Nieto.

Tabla 2
 
La tabla 2 se ha construido con una sola hipótesis sobre la votación total del senado que se mantiene inalterada. Se asumen tres escenarios de caudal electoral uribista: los de las presidenciales de 2002 y 2006 y el promedio de ambos. Finalmente, esos escenarios se combinan con 6 escenarios de arrastre o endoso. Resultan así 18 escenarios de curules alcanzables por el Centro Democrático. Pueden construirse más, aumentando o disminuyendo a voluntad el porcentaje de arrastre. Hay escenarios para todos los gustos o todos los disgustos.

 
LGVA
Septiembre de 2013.




[1] En la práctica la diferencia más importante del método de D´Hont o cifra repartidora frente al método de Hare o cociente electoral es la eliminación de la asignación de curules por residuo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

¿Qué responsabilidad les cabe a los TLC en la crisis del campo?


¿Qué responsabilidad les cabe a los TLC en la crisis del campo?

 

Luis Guillermo Vélez Álvarez

Economista, Docente Universidad EAFIT

(Nota: El periódico El Tiempo me invitó a responder la pregunta que titula este escrito. Esta es mi respuesta).

El principal problema del sector agropecuario es su baja productividad. Ese es un problema viejo que sólo por ignorancia o prejuicio puede atribuirse a los TLC. El valor agregado por trabajador es una medida usual de la productividad. La gráfica 1 muestra el Valor Agregado Agrícola (VAA) por trabajador en Colombia. Ha venido creciendo, justamente en la época de los “nefastos” TLC, pero aún es muy bajo.

Gráfica 1
 El VAA por trabajador de Colombia es extremadamente bajo en el contexto internacional. Es inferior al de Argentina, Uruguay, Venezuela, Chile, Costa Rica, Brasil, México y al promedio de la región. La comparación con los países del mundo desarrollado es aún más dramática. Estamos, gran consuelo, por encima de China, India y Bolivia. Esto se muestra en la gráfica 2.


Gráfica 2
 
La baja productividad se traduce en bajos ingresos para los trabajadores del campo. Más en el caso de los pequeños propietarios que en el de los trabajadores agrícolas asalariados. La gráfica 3 muestra el empleo agrícola como porcentaje del empleo total en los mismos países de la gráfica 2. En países que son grandes productores y exportadores de productos agropecuarios – Argentina, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Holanda – el empleo agrícola es bajo con relación al empleo total. Los países más pobres – de más bajo PIB por habitante y de más baja productividad – tienen mucha gente trabajando en el campo.

 Gráfica 3
 
La gráfica 4 relaciona el VAA por trabajador con el porcentaje de empleo agropecuario con relación al empleo total para una muestra de 88 países. En el eje vertical está el VAA y en el horizontal el empleo agrícola. El signo del desarrollo es un campo altamente productivo que permita que unas pocas personas produzcan lo requerido para el sustento de muchas.

 Gráfica 4
 
La mejora del ingreso de los productores agropecuarios pasa por entender que los agricultores marginales serán desplazados inexorablemente por los más productivos y que deben ser por lo tanto reubicados en actividades urbanas de mayor productividad, como lo planteó hace más de 50 años Lauchin Currie, en su denostada Operación Colombia. Vale la pena recordarlo:

“Aunque el enfoque de este programa puede aparecer un tanto novedoso, lo que en realidad persigue es una considerable aceleración deliberada de las fuerzas naturales que están actualmente en operación. La población urbana está aumentando en relación a la rural, las tierras y los agricultores más productivos están desplazando a los agricultores marginales; tarde o temprano se iniciarán exportaciones de carne y de otros artículos; la salud urbana ha ido mejorando; más niños tendrán oportunidad de más años de escuela en las universidades; pero las fuerzas naturales se desenvuelven lentamente, y encuentran resistencia y causan sufrimientos. Y no hay tiempo. La única cosa nueva de este programa es la de que es un intento planificado, consciente y deliberado de acelerar los resultados de las fuerzas naturales y de canalizar la mayor parte de los primeros incrementos de la producción para el mejoramiento del nivel de vida de los grupos de más bajos ingreso” (Operación Colombia: un programa de desarrollo económico y social. Bogotá: Sociedad Colombiana de Economistas. 1961pp. 142 – 143).

El modelo que proponemos para Colombia no es el de una nación llena de campesinos propietarios laborando sus pequeñas propiedades con herramientas de mano, sino más bien el de un país como el Canadá o los Estados Unidos en donde un número reducido de hacendados propietarios cultivando la mejor tierra y empleando técnicas modernas y mucha maquinaria, han alcanzado enormes progresos en la productividad agrícola, con el consecuente bienestar para sus países. La escogencia entre estos dos modelos será decisiva para el futuro de Colombia. (Operación Colombia: un programa de desarrollo económico y social. Bogotá: Sociedad Colombiana de Economistas. 1961, p. 37).

Increíblemente el país se debate aún en el dilema de Currie y todo parece indicar que prevalecerá, con el más absoluto desdén de la teoría y los hechos económicos, la visión de los apologistas de la pequeña propiedad o de la supuesta propiedad comunitaria que condenan a la miseria y al atraso a los campesinos que dicen defender.

LGVA

Septiembre de 2013.